Compositores Venezolanos
Por los años veinte de este siglo, se inició en Venezuela un importante proceso de renovación musical animado en gran parte por un ideal nacionalista de restauración. En él participaron activamente músicos como Juan Bautista Plaza, Vicente Emilio Sojo y José Antonio Calcaño, quienes se dedicaron con denuedo a la recopilación de nuestro acervo musical y folklórico, así como al rescate de la institución de la enseñanza musical. El movimiento musical que germinó entonces, tuvo sus raíces en la Escuela de Música y Declamación, hoy Escuela de Música "José Angel Lamas". Como el antiguo edificio que ha servido de sede durante muchos años a la enseñanza musical en Caracas está ubicado en la esquina de Santa Capilla, a los compositores que ahí se formaron se les ha agrupado bajo la denominación "Escuela de Santa Capilla"; se trata del movimiento musical más coherente y completo desplegado en el país desde la Escuela de Chacao, músicos venezolanos que no sólo se destacaron como creadores de gran talento, sino también por su fuerza emprendedora: fundaron instituciones que han sido decisivas en la vida musical venezolana y supieron imprimir a los ritmos y melodías nacionales un extraordinario vigor y una incomparable belleza.
En los primeros años del siglo XX, el país mostraba una imagen desoladora en lo concerniente a las actividades musicales. Exceptuando los bailes, algunas representaciones de óperas y zarzuelas y ciertas iniciativas particulares dirigidas a la interpretación de música de cámara, no existía en Venezuela vida musical. En ese ambiente social se soñaba con una orquesta sinfónica estable y permanente para la capital. Hacia los años veinte, comenzaron los primeros intentos que llevaron a la creación de la Orquesta Sinfónica Venezuela. Curiosamente, el surgimiento de esta orquesta permanece vinculado a la Iglesia Católica, lo mismo que el rico movimiento musical de la colonia venezolana.
Monseñor Ricardo Bartoloni, sacerdote italiano, Secretario de la Nunciatura Apostólica venezolana, era amigo y colaborador de Lorenzo Perosi, Director de la Capilla Sixtina del Vaticano. El año 1921 emprendió el montaje en Caracas de cuatro obras sacras de Perosi: el oratorio La Resurrección de Lázaro, la Misa Pontificial, la Misa Eucarística y la Misa de Requiem. De éstos, el primero de ellos, el del oratorio La Resurrección de Lázaro, es de suma importancia en la historia de la música venezolana porque hubo que reunir un coro de sesenta voces y una orquesta con igual número de instrumentistas. En esta tarea trabajaron, junto a Monseñor Bartoloni, el profesor Vicente Martucci y Monseñor Nicolás E. Navarro. El éxito alcanzado en el montaje del oratorio de Perosi, instó su repetición el día de la celebración del Papa. Para la época, fue realmente una hazaña reunir los músicos suficientes para realizar estos montajes. Este triunfo fue el impulso que aprovechó el Maestro Martucci para intentar fundar una orquesta estable en la ciudad de Caracas. Esta iniciativa fue consolidada el 11 de febrero de 1922 con la constitución de la orquesta de la Unión Filarmónica de Caracas, germen de lo que después, en 1930, sería la Orquesta Sinfónica Venezuela.
Acompañaban a Vicente Martucci en esta gesta, el ilustre violinista y compositor doctor Manuel Leoncio Rodríguez y el violoncelista Andrés Añez. En 1926, después de los loables esfuerzos de sus miembros por mantenerse, la Sociedad, lamentablemente fue disuelta por decisión de sus propios integrantes.
No obstante, los músicos caraqueños de la época siguieron persistiendo en el proyecto de dotar a la ciudad capital de una orquesta sinfónica. El 15 de enero de 1930, se reunió un grupo de músicos, muchos de los cuales habían sido integrantes de la "Unión Filarmónica", y constituyeron la "Sociedad Orquesta Sinfónica Venezuela". Como presidente de esta institución, resultó elegido Vicente Emilio Sojo, pero en vista de que éste no aceptó el cargo y se le concedió a Vicente Martucci. El 24 de junio de ese mismo año, día en que se celebraba la Batalla de Carabobo, se llevó a efecto el primer concierto de esta orquesta en el Teatro Nacional. Al igual que la "Unión Filarmónica", la Orquesta Sinfónica se sostenía con los aportes de sus afiliados, músicos ejecutantes. No es sino hacia el año 1947 cuando, gracias a las influencias políticas de Sojo, la Sociedad Orquesta Sinfónica Venezuela fue incluida en los renglones del presupuesto del Ministerio de Educación, logrando por fin una asignación económica. Desde entonces, sus integrantes percibirían sueldos y asignaciones mensuales por sus labores en la orquesta, por ello sólo podían permanecer en ella artistas de nivel profesional. Quedaron vacantes un 40% de las sillas y el Profesor Pedro Antonio Ríos Reyna fue comisionado para buscar en Europa músicos profesionales idóneos. Fueron contratados entonces un total de 32 profesores ejecutantes extranjeros. Alcanzaba la Orquesta Sinfónica su madurez y podía enfrentar ahora partituras de gran exigencia con gran fidelidad.
La Orquesta Sinfónica Venezuela fue una de las instituciones centrales en la actividad musical del país durante las décadas de los treinta y de los cuarenta. Otra institución fundamental en esa época, cuando el movimiento musical moderno comenzaba a desarrollarse en el país, fue el Orfeón Lamas. Con el Orfeón Lamas se inicia el actual movimiento coral venezolano. Antes no existía en Venezuela ninguna agrupación coral estable. Sorprende saber que esta agrupación, clave dentro de nuestro movimiento musical, tuvo su origen en las "carnestolendas" de enero de 1928, cuando un grupo de músicos, todos disfrazados de ucranianos, salió por las calles caraqueñas, yendo de una residencia a otra de la ciudad cantando con voz timbrada y excelente afinación, sorprendiendo por su maravillosa musicalidad. Ese grupo de jóvenes y alegres músicos estaba formado por Vicente Emilio Sojo, los hermanos Emilio y José Antonio Calcaño, Juan Bautista Plaza, Miguel Angel Calcaño y William Werner. La idea de cantar a coro se les había ocurrido después de entrar en contacto con una agrupación vocal de Ucrania que se había presentado en el Teatro Municipal de Caracas a finales de 1927. Esa alegre unión de músicos fue el germen de lo que sería el Orfeón Lamas: en marzo de 1929 comenzó a reunirse en la residencia de José Antonio Calcaño un grupo de músicos, algunos aficionados, para ensayar piezas de compositores venezolanos; después de unos meses, se agregó a este grupo otro de voces femeninas, completándose así la agrupación coral y constituyéndose un orfeón. Después de un año de ensayo y trabajo arduo, el Orfeón Lamas ofreció su primera presentación en el Teatro Nacional el 15 de julio de 1930.
El repertorio del Orfeón Lamas estuvo constituido por obras de los compositores venezolanos de la Escuela de Santa Capilla, discípulos de Sojo, y por obras sacras de compositores venezolanos de la Colonia. Muchas de las obras coloniales sólo existían como antiguos manuscritos en mal estado de conservación y tuvieron que ser reconstruidas parcialmente. Los conciertos sacros del Orfeón Lamas exigieron y propiciaron una incomparable labor de rescate y difusión de ese repertorio.
La Orquesta Sinfónica Venezuela acompañó siempre al Orfeón Lamas en los famosos Conciertos Sacros iniciados por Sojo en el año 1933, y, desde entonces, se llevaron a cabo con regularidad durante varios años, bajo la batuta de este insigne maestro, todos los Viernes de Concilio en el Teatro Municipal. Es memorable, por ejemplo, el concierto sacro realizado el 31 de marzo de 1933 en el Teatro Municipal, donde participaron aproximadamente cien coralistas y la Orquesta Sinfónica Venezuela; este concierto fue transmitido en vivo a través de la "Broadcasting Caracas" al interior y exterior del país. En 1938, el Orfeón Lamas fue invitado a las celebraciones del IV Centenario de la fundación de la ciudad de Bogotá. Ofreció en aquella ocasión tres exitosos conciertos en el Teatro Colón de la Capital colombiana.
Revisando la historia de estas dos agrupaciones, el Orfeón Lamas y la Orquesta Sinfónica Venezuela, encontramos como pilar fundamental de ellas la vigorosa personalidad de Vicente Emilio Sojo. Lo mismo podemos decir de la enseñanza de la composición musical en el país: la Escuela de Santa Capilla cuyo eje fue este maestro, quien también fue durante años titular de la Cátedra de Composición de la Escuela de Música y Declamación, luego Escuela Superior de Música "José Angel Lamas".
Desde 1940 hasta el año 1964 dominaron la escena musical caraqueña los músicos de la Escuela de Santa Capilla, es decir, los que realizaron estudios en la hoy llamada Escuela José Angel Lamas, ubicada justamente en la caraqueña esquina de Santa Capilla y que fueron discípulos de Sojo. Con estos compositores el Nacionalismo musical venezolana alcanza su máxima expresión. Son artistas de gran sensibilidad social y fieles a los valores espirituales de su pueblo. La elevada calidad que ha dado a sus composiciones una reconocida universalidad, nunca entró en conflicto con el gusto popular del venezolano. Como la música de los compositores de la Escuela de Chacao, las creaciones de los músicos de la Escuela de Santa Capilla han alcanzado gran popularidad, llegando a arraigarse en el recuerdo como rico patrimonio espiritual de la nación.
En noviembre de 1949, Vicente Emilio Sojo se separó definitivamente de la Orquesta Sinfónica Venezuela. En 1951, esta agrupación realizó su primera gira al exterior; viajó a Lima para participar en las festividades conmemorativas del Cuarto Centenario de la Universidad de San Marcos. En esa ocasión se ejecutaron obras de compositores venezolanos como Antonio Estévez y Evencio Castellanos. El siguiente viaje fue en 1953 a La Habana para celebrar el centenario de José Martí.
Desde su creación, sobre todo a partir de 1950, han pasado por la Orquesta Sinfónica Venezuela, como músicos invitados, insignes directores y solistas de fama internacional. Es memorable la participación de esta agrupación en el Primer Festival de Música Latinoamericana, realizado en Caracas en 1954, donde se reunieron por vez primera los principales músicos latinoamericanos de la época para hacer escuchar su mensaje. Hasta la década de los ochenta, la actividad musical del país se centró fundamentalmente en esta orquesta. Luego han surgido numerosas agrupaciones orquestales en Caracas y en el interior del país, muchas de ellas gracias al empeño del doctor José Antonio Abreu a través de su proyecto de Orquestas Juveniles siendo la actual Orquesta Sinfónica Simón Bolívar su mejor fruto.
El Orfeón Lamas, por otro lado, a partir de la década de los cincuenta experimentó un proceso de decadencia que lo condujo paulatinamente a su total desaparición aproximadamente a comienzos de los años sesenta. Afortunadamente, su presencia había animado la creación de otras agrupaciones similares. En 1942 se fundó en la Universidad Central de Venezuela, por iniciativa de Antonio Estévez, el Orfeón Universitario; al año siguiente, en 1943, Ángel Sauce fundó el Orfeón Juan Manuel Olivares, coral obrera auspiciada por el Ministerio de Educación y de la cual surgió luego la Coral Venezuela. Ambas agrupaciones todavía realizan una loable labor en pro de la cultura nacional. También hay que recalcar que tanto Estévez como Sauce fueron discípulos de Sojo y formaron parte de la primera promoción de maestros compositores formados en el país.
En marzo de 1954, durante el gobierno del general Marcos Pérez Jiménez, se efectuó en Caracas la X Conferencia Interamericana. Para esa ocasión, se construyeron en el país grandes obras de infraestructura como la autopista Caracas - La Guaira, la Avenida Rafael Urdaneta, el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela. Esta última fue sede de tan importante evento. En la misma semana se inauguró el Anfiteatro "José Ángel Lamas", mejor conocido como la Concha Acústica de Bello Monte. Este local fue construido para ser la sede permanente de la Orquesta Sinfónica Venezuela. El acto de inauguración fue un importante acontecimiento que contó con la asistencia del presidente de la República, miembros del gabinete, cuerpo diplomático y delegados a la X Conferencia Interamericana; se efectuó un concierto con la Orquesta Sinfónica Venezuela que en su primera parte fue dirigido por el maestro Vicente Emilio Sojo, y en la segunda parte, por el maestro Wilhelm Fürtwangler, entonces director de la Orquesta Sinfónica de Berlín.
En noviembre de este mismo año se celebró en Caracas el I Festival de Música Latinoamericana, evento donde por prmera vez se dieron cita compositores de diversas regiones del continente.