FINAL DE MI "AUTOHIPNOSIS" Y DE MI FARSA:
SE PREPARA LA OPERACIÓN REVELADORA
En ese año 95 que vendrá, estaré
ocupado con mi anterior función restablecida, de revelar viejos
secretos de la historia del mundo, capaces de cambiar el futuro. Hay una
misión, que propone revelar históricos ocultamientos de tramas
maléficas contra los seres vivientes en esta esfera. Hubo una
omisión de mi parte, al mantener silencio al respecto durante
mucho tiempo.
Pero esto debo aclararlo: durante buena parte de
estos años, he cumplido eficientemente con un secreto plan de
infiltración en las líneas del bando acuariano. A sus
militantes les hablé no siempre creyendo en lo de ellos, pero haciéndoles
creer que estaba en lo mismo. No es que se los hiciera creer con palabras
engañadoras, sino con silencios: yo omitía mis diferencias
con ellos, y hablaba de mis coincidencias. Y ellos mismos se pensaban que
eso era todo, que yo pensaba igual que ellos, que yo estaba en lo mismo.
Cosa que nunca les dije. Ser farsante no consiste sólo en decir
mentiras, sino en decir la mitad de la verdad. Gracias a esta farsa,
hice amistades, neutralicé eventuales enemigos ideológicos,
me introduje en sus reductos. Hablé, selectivamente, sobre mi verdadero
pensamiento, con ciertas personas que rondaban esos lugares sin estar muy
convencidas de lo que allí se decía. Establecí una
potencial
red de retransmisores de lo que sea que yo escriba. Yo iba publicando
todo aquello que, definiéndome como un pro-acuariano más,
me daba aceptación. Pero luego de que hubiera logrado instalarme
entre sus líneas y que lo que yo publicara fuera motivo de interés,
por el sólo hecho de haber publicado cosas interesantes que me daban
cierta imagen; luego de esta estratégica difusión de lo que
los demás aceptarían, quedaría listo mi terreno para
decir lo que yo verdaderamente quería.
Por eso mi alejamiento de años con respecto
a la misión de difundir aquellas verdades, me demostró que
replegarme en ese sentido, era lo más estratégico para incursionar
en campo contrario miméticamente. Hasta he llegado a pensar que
fui desviado a propósito por aquellos seres de los cuales recibí
el conocimiento y que me pusieron en el planeta. Llegué a pensar
que ellos mismos me fueron poniendo señales para desviarme hacia
mi vinculación a la New Age, porque desde ahí les sería
más útil que desde mi anterior posición de enfrentamiento
a todo eso. Aunque eso significara que transitoriamente yo los negara y
hasta combatiera a la misión dentro de la cual se me envió
a este cuerpo. Tránsito que, si ellos sabían cuánto
podía durar allí crédulamente, no les preocuparía,
sabiendo cómo reaccionaría con el tiempo mi mente ya preparada
por ellos para otra cosa.
Se acaba, entonces, mi simulado papel de "new
ager", y se acaba el secreto que les estoy preparando a todos: se
acaba como secreto porque empieza su revelación. Habrá
una operación, por la cual este secreto será mostrado
y demostrado. Será demostrado por una conjunción de voces
y argumentos que hasta ahora en forma dispersa, no han podido resonar como
lo harán en reunión. En la recopilación que se prepara,
y que llevo más de diez años organizando.
La operación de divulgar lo que fue transmitido
desde el cosmos por aquellos que me hicieron venir, y lo que otros
han dicho en consonancia, estará en marcha bajo mi comando. Luego,
cuando la marcha de esa divulgación opere en red, podré morir,
ser eliminado, pasar a cuarteles de invierno, dedicarme a otra cosa, o
seguir con todo esto, pero mi participación o no ni facilitará,
ni dificultará el logro del objetivo: la operación ya no
será comandada por mí, sino que ella misma adquirirá
entidad
para
autocomandarse y comandar su propia expansión.
Por lo pronto, en tanto las cosas dependan de mi
función, una cosa evitaré, y es ser nuevamente un "Rantés"
a cara descubierta, expuesto a la burla de los ignorantes y a las puertas
cerrándose. El enemigo merecerá que le juegue como él
juega su estrategia: con el ocultamiento. Por eso los suyos no conocerán
ni mi rostro, ni mi nombre para atacarme fuera de los campos de batalla,
en los que me presentaré encapuchado. Y estaré entre
ellos, paseándome por su mundo a cara descubierta, irreconocible,
como uno más. Hablándoles de las modelos, de cine, de música.
Hablándoles de fútbol, de política y de religión,
los tres temas de discusión que se recomienda evitar, y que yo recomiendo
tratar, pues quien sepa discutir bien sobre eso, sabrá vivir en
paz con todos. Y sin saber que seré yo ése mismo al cual
verán encapuchado en televisión; sin saber que seré
ése del cual se burlarían u ofenderían, estarán
charlando gustosamente conmigo. Y el enemigo, aquél que los usaría
para dificultarme mi vida diaria, los verá facilitándome
mi existencia.
Si mi nombre y fotos mías de archivo de diarios
y revistas, o si notas televisivas de archivo se publicaran por quienes
desearan terminar con éste mi derecho al anonimato, que estará
en contradicción con la libertad de prensa, quizá se vea
disminuida mi posibilidad de ser uno más perdido entre la gente
en las calles. Pero no quepa duda de que, de ser así, ni sentiré
venírseme el mundo encima, ni dejaré de pasearme por los
mismos lugares: mi preparación para este combate es absoluta,
y la indiscreción amarillista estará lejos de interferir
en mi propósito.
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Parte II UNA PRINCESA CÓSMICA |
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