GRAU  El peruano del milenio

Reynaldo Moya Espinosa

Carátula

Contenido

Prólogo

Capítulo I

Capítulo II

Capítulo III

Capítulo IV

Capítulo V

Capítulo VI

Capítulo VII

Capítulo VIII

Capítulo IX

Capítulo X

Capítulo XI

Capítulo XII

Capítulo XIII

Capítulo XIV

Capítulo XV

Bibliografía

Biografía de R. Moya E.

 

CAPÍTULO IX:

EL ASCENSO DE GRAU

1.- Jubiloso recibimiento en Arica

2.- La propuesta del congreso

3.- Grau declina el almirantazgo

 

2.- La propuesta del Congreso  

Pero veamos como habían pasado las cosas en Lima, semanas antes. La iniciativa del ascenso debió haber  partido del Poder Ejecutivo. Fue así como el Congreso tomando en cuenta las acciones de Grau y el  «Huáscar» elevó una propuesta de ascenso  para Grau. Por esos momentos el Congreso aún ignoraba el ataque de Grau a Antofagasta. 

 La propuesta aprobada decía lo siguiente: 

 Artículo 1ª.- El Congreso declara digno de ser elevado a la alta clase de  contral-mirante de la escuadra nacional al capitán de Navío D. Miguel Grau y  recomienda  al  Ejecutivo para que lo proponga conforme a la Constitución. 

Artículo 2ª.- Recomienda igualmente a los demás jefes, oficiales y tripulantes del monitor «Huáscar» para que los premie conforme con sus atribuciones y en vista de los partes que ha debido de elevar el comandante de esa nave, sobre los hechos gloriosos del 21 de mayo y el 10 de julio.  

La Secretaría del vicepresidente general La Puerta, encargado de la presidencia, contestó: 

Señores .-

Secretarios de la Honorable Cámara de Diputados SS.SS. 

Su Excelencia, el primer vicepresidente, encargado del Poder Ejecutivo, ha dictado la comunicación siguiente: 

SS.SS. El gobierno ha recibido la recomendación que le ha dirigido el Congreso a favor de capitán de navío D. Miguel Grau, para que se le proponga de contralmirante de la armada nacional.  

Como dicha recomendación la cree atendible el Gobierno, por cuanto el referido jefe es acreedor del ascenso, no ha trepidado en hacer la propuesta, complaciendo así a la representación nacional, en un asunto bajo todos los aspectos justo.  

Con tal motivo cree Su Excelencia que es llegada la vez de que manifieste la opinión que siempre ha profesado sobre ascensos en el Ejército, sin traer a consideración el encono que pueda acarrearse de algunos que están acostumbrados a adquirir ascensos sin merecimientos, y sólo debido al favor o a la instancia de ellos mismos; pues a su conciencia de hombre honrado  no puede retraerle esa pequeñez de cumplir con lo que es un deber imprescindible. 

Gran parte ha tenido en continuos trastornos, la facilidad con que se ha obtenido ascensos; pues ha habido veces que poco se han cuidado quienes los concedían de inquirir si los agraciados tenían servicios, antigüedad, conocimientos militares y buena conducta. El mérito no siempre ha sido atendido. De eso resulta que algunos que lo tienen, han sido postergados por los que carecen de él. 

Prácticamente ha probado Su Excelencia en tres ocasiones que no tiene la errónea opinión, de que se deben otorgar ascensos inmerecidos en el ejército, pues que él no ha buscado prosélitos concediéndolos a quienes no lo merecen, dañando así la moral militar, creando rivalidades y haciendo sin justicia ni necesidad, más pesada la carga del Erario. El año 1855 fue Ministro de Guerra y Marina 8 meses y sólo consintió  en autorizar dos despachos de capitanes de artillería de dos tenientes y uno de teniente coronel a favor de D. Simón García, que a su mérito unía la rara circunstancia de tener la antigüedad de 22 años de sargento mayor. 

En 1857, estuvo Su Excelencia, encargado del gobierno supremo y sólo ascendió a un capitán a sargento mayor, y a dos sargentos mayores con grado de teniente  coronel, a tenientes coroneles efectivos, y a un subteniente llamado Rondón a teniente, por haber vencido a una montonera; y últimamente en tres meses que van corridos que ejerce el gobierno supremo, no ha ascendido a ningún jefe, ni dado el grado siquiera y sólo ha nombrado subtenientes por la carencia que había de ellos, para el numeroso ejército que se ha improvisado. 

 Estos recuerdos tienen por objeto que el Congreso se penetre de que cuando el Gobierno en ejercicio de sus atribuciones, da ascensos en el Ejército del Sur, en él de reserva y en la marina, antes o después de la victoria que obtendremos, y proponga para los que no tienen facultad de acordar, serán muy merecidos y con solo  la mira de que los agraciados recuerden siempre que la Patria, a la que tienen el deber de servir y sacrificarse por ella, sin derecho a recompensa alguna, ha quedado satisfecha del exacto  cumplimiento de la obligación del ciudadano.  

La propuesta fue la siguiente: 

Ministerio de Guerra y Marina. 

Señores Secretarios de la Honorable Cámara de Diputados. 

Su Excelencia el primer Vicepresidente de la República, encargado del Poder Ejecutivo, en ejercicio de la facultad que le concede el inciso 13) del artículo 49 de la Constitución, ha resuelto proponer al cuerpo legislativo para el ascenso al empleo de Contralmirante de la Armada, al capitán de navío don. Miguel Grau en justa  atención a sus servicios en la presente guerra y a los que  constan en la adjunta libreta. 

Me es honroso dirigirme a Ustedes en cumplimiento de dicho acuerdo del Poder Ejecutivo, para que se dignen Uds. dar cuenta a esa Honorable Cámara de esta propuesta a fin de que obtenga la aprobación constitucional que corresponde. Dios Guarde a Ustedes. Manuel de Mendiburu.  

El General Manuel Mendiburu era Ministro de Guerra y Marina.