GRAU  El peruano del milenio

Reynaldo Moya Espinosa

Carátula

Contenido

Prólogo

Capítulo I

Capítulo II

Capítulo III

Capítulo IV

Capítulo V

Capítulo VI

Capítulo VII

Capítulo VIII

Capítulo IX

Capítulo X

Capítulo XI

Capítulo XII

Capítulo XIII

Capítulo XIV

Capítulo XV

Bibliografía

Biografía de R. Moya E.

 

CAPÍTULO IX:

EL ASCENSO DE GRAU

1.- Jubiloso recibimiento en Arica

2.- La propuesta del congreso

3.- Grau declina el almirantazgo

 

1.- Jubiloso recibimiento en Arica 

En el Congreso Extraordinario celebrado en Lima, se trató el 31 de julio de los éxitos de Grau e interpretándose el sentir general de la opinión fue propuesto su ascenso para Contralmirante. Pero el procedimiento constitucional, era que la iniciativa debía de partir del Poder Ejecutivo, por cuyo motivo el 26 de agosto de 1879 se aprobó la propuesta y se envió al Ejecutivo.  

Pronto, la noticia del ascenso de Grau llegó a Arica y de aquí por  telégrafo a Iquique y en todos los lugares causó general beneplácito. Por eso cuando el  «Huáscar» llegó el 29 de agosto a las 5.15 de la tarde a Iquique, una abigarrada multitud aglomerada en el muelle con una banda de músicos, lo recibió entusiasta- mente. Fue de esa forma que Grau tuvo conocimiento de su ascenso, lo que causó alegría entre jefes, oficiales y demás tripulantes del «Huáscar» que congratularon a su jefe y le dieron muchas muestras de sincero aprecio, sin pensar que a ellos nada les había tocado. 

El día 30 también a las 5 de la tarde el  «Huáscar» ingresaba al puerto de Arica. Allí lo esperaba una gran multitud, estimada en 2.000 personas que entusiastamente lanzaban vivas al Almirante Grau, al Perú y Bolivia y agitaban banderitas de los dos países. En primera fila en el muelle, se encontraba su camarada y paisano contralmirante Montero, jefe de la plaza de Arica. Hasta allí llegó también una delegación de altos jefes bolivianos portadores de los saludos y felicitaciones del Presidente Daza, Junto con Montero se encontraban altos jefes y marinos, pero a lo lejos se pudo observar que el  «Huáscar» no tenía al tope la insignia  de almirante, sino que  siempre, había venido usando la de  monitor. Ante la sorpresa general,  Grau desembarcó exhibiendo siempre sus insignias de capitán de navío y no las charreteras de almirante. El primer abrazo y saludo que recibió Grau fue el de su amigo el contralmirante Montero, al cual casi de inmediato le preguntó ¿cuándo llegan las granadas Palliser? lo que por lo visto se había convertido en una obsesión para Grau. El tiempo le daría la razón. Las calles de Arica estaban apretujadas de gente que lo aclamaba, Entre ellos estaba saludándolo con aire triste el Dr. Arturo de los Heros, padre del marino muerto en el combate de Antofagasta. Grau fue llevado por Montero, a la casa donde despachaba el Presidente Prado, que lo recibió en la puerta con un abrazo, luego con el contralmirante Montero pasaron a la terraza donde los tres hombres conferenciaron.

Posteriormente, cuando con Montero conversaban sobre el entusiasta recibimiento que se le había hecho, Grau decía. Todo esto está bien, pero ¿cuándo llegan las granadas Palliser?. 

 Grau, envió el 4 de septiembre en Arica a su superior inmediato. una comunicación en la que elogió el comportamiento valeroso, la distinguida conducta, su puntualidad en el servicio y la resignación con que habían venido sobrellevando las fatigas que les había impuesto la campaña, jefes, oficiales y tripulantes.  Luego pidió el ascenso a la clase inmediata a los jefes y oficiales y el título de guardias marinas para los aspirantes y tripulación del monitor