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LA GRAN GUERRA (1914-1918) "La guerra que vendrá no será la primera..." escribía Bertolt Brecht al recordar los primeros años del s. XX, caracterizado para muchos por una serie de acontecimientos que suponían el final de un mundo y el nacimiento traumático de otro diferente. Para muchos historiadores, el año de 1914 supone una aceleración vertiginosa del ritmo histórico con cambios tan sustanciales que debe considerarse el punto de ruptura con los periodos históricos precedentes. De igual modo, las dimensiones de lo ocurrido entre 1914 y 1918, de unas dimensiones hasta entonces desconocidas, inclinan a denominarlo como "La Gran Guerra", denominación preferida a la de "Primera Guerra Mundial", empleada por la historiografía posterior a 1939, que veía a tal conflagración como la primera parte del conflicto que se estaba desarrollando por entonces. Roto el viejo sistema de equilibrio construido por Bismarck, las relaciones internacionales desde el último decenio del s.XIX evolucionan bajo un ambivalente signo. De una parte, resulta incuestionable el predominio de Europa en el mundo (ver mapa). En dicha expansión imperialista la voz cantante la llevan las viejas potencias europeas (Inglaterra, Francia, Alemania,...), a las que se han unido nuevos países competidores deseosos de participar en los repartos al hilo de su expansión demográfica y económica. Todo ello va a ir acompañado de un notable incremento de las disputas entre las potencias, preocupándose desde entonces por reforzar su seguridad con el establecimiento de alianzas diplomáticas y militares que sólo sirvieron para agudizar antagonismos y recelos. |
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Pero también la dinámica interior de los países va a sufrir una gran transformación debido a la consolidación de la 2ª Revolución Industrial que, además de internacionalizar las relaciones económicas, pone en evidencia el anquilosamiento de los sistemas políticos. El avance tecnológico de las sociedades más desarrolladas va a contribuir, por tanto, a alterar el equilibrio de poder y la naturaleza del Estado dentro de un contexto general de creciente incertidumbre. |
A la vista de todo esto, resulta chocante la perplejidad con que muchos recibieron el estallido de la guerra en el verano de 1914. Creyendo en la convivencia y en el progreso, no querían aceptar el hecho de una realidad dominada por la insolidaridad, la escalada de la tensión, las rivalidades entre las potencias y la desbocada carrera de armamentos. Lo que sí constituye una sorpresa es el grado de destrucción alcanzado durante el conflicto. Frente a los cálculos esperanzados de "en Navidad todos en casa" que escribió Galtier-Boissière, nos encontramos con cuatro años interminables de pesadilla y penalidades. Las nuevas formas de lucha (gases tóxicos, tanques, bombardeos aéreos,...) alteran los escenarios habituales de combate en la historia. De igual modo, en lugar del avance arrollador de los ejércitos, durante la guerra las posiciones de ambos bandos apenas van a variar gracias a la nueva táctica de las trincheras. Así, la victoria en la guerra se centra más en la tenacidad de la población y en la superioridad de los medios materiales disponibles que a las tácticas militares. Y sorprende también por sus consecuencias, tanto las inacabables pérdidas humanas y materiales inmediatas como las secuelas a corto y medio plazo. Dos datos esenciales a recordar: la guerra va a suponer el final del dominio hegemónico de Europa, y por tanto el nacimiento de un nuevo orden mundial donde empiezan a surgir como piezas preeminentes los Estados Unidos y la recién nacida URSS. Causas Para conocer las causas del conflicto tenemos que tener en cuenta diferentes aspectos:
El detonante: Sarajevo El archiduque Francisco Fernando, sobrino del emperador Francisco José y heredero al trono austro-húngaro, es asesinado junto a su esposa el 28 de Junio de 1914 en Sarajevo, donde había asistido a unas maniobras militares justo en el mismo día de la fiesta nacional de la vecina Serbia, por lo que el viaje había sido tomado como una provocación. |
En el curso de las investigaciones aparecen algunas pruebas que implican en el magnicidio a Serbia, y por extensión a todo el nacionalismo eslavo. Por ejemplo, el hecho de que el asesino, Princip, perteneciese a "La Joven Bosnia", sociedad secreta filial de "La Mano Negra"; las presuntas implicaciones del coronel Dimitrievich y otros altos cargos en la preparación del atentado, o las sospechas sobre complicidad aduanera y entrega de armas y dinero a los terroristas por parte de funcionarios serbios. Lo que nunca se llegó a probar fue la participación del gobierno serbio en los hechos, al igual que quedan en el aire controvertidas versiones respecto a la auténtica valoración política en el Imperio de la trágica muerte de su heredero. |
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Esta nueva crisis balcánica nos va a conducir, en tres meteóricas fases (conflicto austro-serbio, conflicto austro-ruso y conflicto europeo) a la guerra. Pero veámoslo con más detalle. A instancias del ministro Berchtold y una vez sondeada la opinión del kaiser alemán Guillermo II, el gobierno austriaco envía el 23 de Julio un ultimátum a Serbia en unos términos inaceptables por cuanto la premisa inicial era su connivencia en el atentado y, a partir de ahí, un largo pliego de exigencias consecuentes. La habilidad serbia de presentarse ante el mundo como un pequeño país que pretende ser devorado por una gran potencia molesta a los austriacos , y el 28 de julio la monarquía dual declara la guerra. El zar Nicolás II cede a las presiones de sus consejeros y decide movilizar a las tropas. Lo mismo decido Alemania el 1 de Agosto para, después de remitir el correspondiente ultimátum a Francia, declare el día 3 la guerra. La inminente invasión de Bélgica por tropas alemanas, en aplicación del diseño estratégico del PLAN SCHLIEFFEN, va a suponer la entrada en conflicto de Gran Bretaña. La guerra está servida. |