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Los
faraones del Imperio Nuevo incorporaron a la lista de Textos
Sagrados algunos elementos novedosos, que intentaban
explicar de alguna forma ciertos parámetros que regían su vida
cotidiana. En el caso de los Textos de la Vaca Divina, no se nos
presenta una guía para acceder al Más Allá, ó repeler sus
más temerarios enemigos; sino que nos presenta una de las
historias más fascinantes de la mitología egipcia, y que
traspasó los límites del
Nilo y se asentó, con el tiempo, en
lo que es ahora una de las religiones más predominantes del
planeta.
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La historia
comienza cuando el dios Ra, viejo y cansado, descubre que los
hombres están tramando una conspiración para despojarlo de sus
cetros de poder y expulsarlo del trono real. Ra, triste y
dolorido por los actos de sus hijos, reúne a la Enéada y a los
dioses de los rincones más alejados del reino de Kemet. Allí,
los reúne en la Gran Morada de Iunu, donde en secreto, se
celebra la reunión. La conclusión de tan divina congregación
no es sino la decisión firme del dios creador, de encargar a su
hija Hathor la exterminación de toda la humanidad. Sin embargo,
cuando la leona Sejmet-Hathor llevaba casi la consumación de su
terrible tarea, Ra se arrepiente y decide condonar a la
totalidad de sus hijos. La tarea de evitar que El Ojo Del Sol
continúe su sangrienta tarea, no será fácil.
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La
primera versión de estos textos aparece en la morada
de eternidad de Tutankhamón, en el Valle de los Reyes. Las
versiones más completas se hallan en las de Seti
I ó Ramsés
II. Lo que se refiere a la primera parte del texto, encierra
un paralelismo increíble con el castigo que dios dirige hacia
los hombres provocando así el Diluvio Universal, tema, por otro
lado, presente en cientos de antiguas culturas sobre todo
asiáticas. En el año 1876 se publica la versión de Edward
Naville en francés. El Antiguo Egipto, una vez más, surte con
su rica historia a los herederos de su cultura milenaria.
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