ARQUEO AEGYPTOS

El Egipto Militar

Los Hicksos

 

 
 
ll Período Intermedio  
 
 

Con la llegada de la XIII Dinastía, se constata en las fronteras de Egipto una masiva presencia de asiáticos. La situación tornó peligrosa bajo el reinado de Sobekhotep IV. Cuando sobre el trono de Egipto se sentaba el rey Neferhotep II, ya no había marcha atrás. El caos cubrió la Tierra Negra, dando paso así a la XIV y XV Dinastía, el reinado de los Hicsos. Neferhotep II era el heraldo de los pobres intentos que hizo Sobekhotep IV por proteger las fronteras.  Todos los esfuerzos y reformas que habían impuesto  Senwosret III y Amenemhat III no sirvieron de nada. Si Amenemhat III había desposeído a los nomarcas de todos sus títulos y privilegios, la ambición de estos jefezuelos locales, llevó a la crisis a Egipto por segunda vez. Cuando la invasión hicsa se produce, comienza el II Período Intermedio.

Para explicar este hecho sin precedentes, se piensa que hubo un gran desplazamiento  en el Antiguo Oriente a causa de un cambio climático. Pueblos como los hititas ó los hurritas, se establecieron en las zonas canaenas. Cuando se produce en Egipto la invasión asiática, nos hallamos ante una serie de clanes de diversas etnias y procedencias. Los antiguos egipcios nos han legado una clave importante, y es el nombre "Hicso", el cual significa príncipe de las tierras extranjeras. El historiador egipcio Manetón de Sebenitos escribió acerca de este período. Su obra nos ha llegado en fragmentos de otros autores greco-romanos.  Manetón nos relata el momento en el que Salitis, el primer rey de la XVI Dinastía comenzó su reinado de terror, imponiendo la nueva ley por la fuerza.

Los hicsos habían superado a las milicias del faraón, dejando  a los egipcios fuera de lugar. Un factor influyente fue esa burbuja en la que Egipto se sumió durante toda su historia. Así pues, se produce la victoria, de  los hicsos, cosa que no habían sido soñada nunca por ningún habitante de la Tierra Negra.  A menudo, en el ámbito egiptológico, se suele argumentar la falta de pruebas que indiquen una resistencia egipcia ante la invasión de los hicsos. Si bien, como muchos apuntan, no hay indicios de grandes luchas, otras personalidades sugieren que esto acontece ante la falta de un ejército planteado como tal, puesto que el país se hallaba sumido en una profunda anarquía. Algunos egiptólogos señalan un indicio importante, al menos digno de ser considerado. Se achaca a los hicsos una conquista fácil gracias a la revolución militar que emplearon, el carro y el caballo. Sin embargo, según los estudios de estos egiptólogos, nos hallamos ante una leyenda, puesto que los hicsos tan solo poseían soldados de infantería. Para esta tesis, se apoyan en los argumentos de su procedencia. El término Hicso, que significa "jefe de las tierras extranjeras" era el nombre con el que denominaban a los clanes de beduinos durante el Imperio Medio, y que por lo tanto no podían tener una sofisticación como país heraldo de una cultura guerrera, sino más bien de supervivencia.  Sea como fuere, tenemos constatado que este pueblo, ó un conjunto de pueblos asilados y coaliados entre ellos, invade Egipto por el Delta, tomando el dominio de todo el Bajo Egipto.  Así pues, Salitis colocó guarniciones en toda esta zona. Los santuarios fueron profanados y descuidados. Los impuestos sumieron a los campesinos en la miseria más absoluta. Con el tiempo, la opresión se hizo insoportable. Y esto dio lugar al arrinconamiento del Alto Egipto. La gran mayoría del Alto Egipto se hallaba sumido en un dominio hicso. Nos hallamos ante nobles que, ante lo que los nuevos señores les ofrecen, prefieren rendirse y seguir viviendo lujosamente, antes de iniciar una batalla por la reconquista. No está muy claro que ocurre con el personal militar que está a cargo de los nomarcas. Es muy posible, según unos, que estos nomarcas, viendo incrementado su estatus social y económico, prefieran extender su mano y recoger los frutos de tan vil traición. Avaris, la ciudad del Delta, se convierte en la capital económica del nuevo Egipto. Adoptan la divinidad de Seth como el Baal asíatico, y lo convierten en Sutej. No persiguieron al resto del panteón egipcio, se limitaron a ignorarlos y olvidarlos.  Sin embargo, parece ser que los sacerdotes de estos dioses, fueron exterminados.

Nos hallamos pues, ante un Egipto totalmente dividido. En el Bajo Egipto, reinan los hicsos. En el Alto Egipto, posiblemente los príncipes de las ciudades más importantes no podían unirse entre ellos. No había un hombre con el carisma suficiente como para imponer el orden, Maat. No existía la persona del faraón, posiblemente porque los hicsos no lo permitían. Con el Alto Egipto totalmente desintegrado, y con la tierra de Nubia totalmente independiente, esta mitad del país estaba condenada a la sumisión. Aquí es donde se interpretan los textos de Manetón. Muchos egiptólogos sugieren que cuando el historiador egipcio hablaba de caos y destrucción, se refería a su propio pueblo, a la ausencia de ese ser divino que había regido, durante casi dos mil años, los destinos del Valle del Nilo. Estas devastaciones, las matanzas y demás actos, se deben a la división del país, antaño un solo ser.

Sin embargo, sabemos que los hicsos, por su parte, adoptaron costumbres egipcias. No solo se autoproclamaron faraones, sino que sus nombres eran totalmente egipcios. La tensión, y la destrucción, llega con el nacimiento de unos príncipes tebanos. Es, con la gran reina Iah-Hotep, cuando se inicia la revuelta, la guerra y la reconquista. Seguramente, en estos días de lucha, sí hubo incendios, sí hubo prisioneros y exterminios, y como en todas las guerras, hubo gran cantidad de muertos por ambos bandos. Estamos, aproximadamente, en el año 1640 ó 1650, con la XVII Dinastía tebana, que reina en conjunto con la dinastía hicsa. Muchas provincias del sur se agrupan en torno a los príncipes tebanos. Se forma, por fin en muchos años, la dualidad de una Pareja Real. El Rey Seqenenre Taa'O II y su Gran Esposa Real Iah-Hotep. Estos nuevos monarcas, formarán un ejército aprovechando las innovaciones que el invasor les ha proporcionado, tales como la llegada del puñal,  espadas de bronce, arcos de mejor diseño y la idea de colocar aquellas cajas de madera con ruedas a los  caballos (no se sabe a ciencia cierta si los hicsos utilizaron los carros en la invasión ó por el contrario, el sistema se ideó una vez entrados en Egipto). Aquellos animales robustos y más altos que un hombre sí eran una total novedad.

Pero, la rueda ya era conocida en Egipto, como así lo vemos en algunos relieves de la V Dinastía, pero por alguna razón, los egipcios no consideraron el uso de la rueda como una revolución. Así nos lo atestigua la morada para la eternidad de Jaemhesit, donde vemos en una de las paredes la representación de una escalera alzada sobre dos ruedas y sujetada  por unos hombres. Uno de ellos, se halla calzando las ruedas con una palanca. Nos hallamos pues, ante un personaje de la V Dinastía que retrasa la aparición de este gran invento, al menos 1000 años antes de la llegada de los hicsos. La arqueología nos ha legado objetos de corte similar, y que datan del Imperio Medio. Una vez se ha llegado a este punto en el que al fin existe una Doble Pareja Real y que está dispuesta a iniciar una lucha, que será gloriosa y llevará al país de las Dos Tierras a una nueva edad de oro, el Imperio Nuevo.

 
 
 
© 2006, Amenofhis III (Luis Gonzalez Gonzalez) amenofhis_29@hotmail.com