Los primeros
sellos de Egipto derivan de la época
pre-dinástica. En su interior se
comenzaron a inscribir textos jeroglíficos y su utilidad era sobre todo
administrativa, y mantenía el control de los productos facilitando así
las tareas del escriba. Los primeros sellos reales tenían forma
cilíndrica. Con el tiempo, se añadieron diversos motivos y objetos,
pasando a convertirse los sellos en complementos de las piezas de arte.
Los grandes dignatarios que poseían grandes empresas, como plantaciones
de papiros, ligadas el eje del poder real, tenían su propio sello, lo
cual era muy útil para llevar a cabo una buena administración de su
hacienda.

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Los sellos se
utilizaban como llaves y eran colocadas a las puertas de los graneros,
almacenes ó cualquier otra propiedad que tenía su paso restringido,
como es el caso de las moradas para la eternidad. Así, si el sello
estaba intacto, significaba que nadie había profanado el interior sin
su debido permiso. El sello real, un símbolo
importante del faraón, tuvo su origen en los serej, una forma cuadrada
ó rectangular donde se inscribían los títulos
y nombres del soberano. El cartucho real fue una forma ovalada y anudada
en su parte inferior, que apareció alrededor de la IV Dinastía. En su
interior se inscribían el nomen y el pronomen del rey.

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Los sellos se
utilizaron también en forma de anillo. El faraón y los cortesanos más
allegados a él que ocupaban cargos importantes, como podía ser el visir,
tenían su propio sello, que estampaban en los documentos
administrativos para dar una calidad de documento oficial al texto en
cuestión. Los primeros sellos, que aparecen en Mesopotamia y Egipto,
nos legan en la actualidad, importantes tareas. Nos aseguran la validez
de un documento, ó que una carta no ha sido abierta. Su diseño
varía según su función, pero la forma de usarlo no ha variado con el
paso de los siglos. Es la prueba de validez materializada en un
producto. |