Arqueo Aegyptos

Grandes Nombres Del Antiguo Egipto

Auguste Mariette

El Fundador Del Museo  Egipcio


 

 

Texto por Amenofhis III

Augustte Mariette nace en el año 1821 en una localidad francesa de nombre Bologne sur-Mer. Era hijo de una familia acomodada de la zona, y su infancia transcurre tranquila y apacible en su localidad natal, hasta que en 1838 se desplaza a Inglaterra, donde trabajará como dibujante y profesor de francés. En el año 1841 regresa a Francia, dispuesto a completar su educación. Pero sus planes sufren un cambio rotundo en 1842, cuando su primo Nestor L'Hôte le encarga un trabajo. El caso era que L'Hôte había viajado con Champollión a Egipto como dibujante, y necesitaba que Mariette organizase y clasificase las fichas y apuntes de la expedición.  A medida que Augustte realizaba el encargo, asentado en Boulogne, el espíritu del joven francés comenzó a surcar los cielos del Valle del Nilo, soñando con aquellas maravillas que acababa de descubrir. Entonces, Mariette lo tuvo muy claro, aquel era su destino. Entre los años 1842 y 1849 se dedica plenamente en aprender la escritura jeroglífica, gracias al diccionario que Françoise Champollión había redactado. Aquellos signos que parecían vivos en el interior de las láminas obsesionaban a Mariette de una forma fuera de lo normal. 

Llegó el año de 1849, y Augustte Mariette comienza a introducirse de pleno en el mundo de la naciente egiptología. Ingresa en la plantilla de El Louvre, es el encargado de inventariar todas las inscripciones jeroglíficas que se encuentran en el Museo. El resultado de ese trabajo es encomiable, y la fama de Mariette aumenta en el seno del Museo del Louvre. Sus dirigentes ven en el joven francés a la persona ideal para la nueva apuesta que el Museo desea llevar a cabo: viajar a Egipto a la caza de papiros y textos antiguos.

En el año 1850 Augustte Mariette pone los pies en El Cairo. La sensación que produjo el país en aquel joven de veintinueve años es impresinante. Todas y cada una de las maravillas que ve a cada paso que da, cautiva profundamente su corazón. Y así, Augustte Mariette llega a Saqqara, con una misión por delante. Sin embargo, se dedica a excavar, gracias a un permiso obtenido del gobierno egipcio. Los resultados no tardan en llegar. El 11 de septiembre de 1851, Augustte Mariette saca a la luz unos restos de gran importancia, era el Serapeo. Cuando Mariette se adentra en el interior, a la luz de unas antorchas, recorre los oscuros pasillos y se encuentra con veinticuatro estancias donde se hallaban los sarcófagos de los sagrados toros Apis. Aunque todo rastro de las momias ó objetos había desaparecido, Mariette halla un gran sarcófago que todavía tiene la tapa sellando el interior. Augustte Mariette, como los demás personajes de ésta época, es hijo de su tiempo, y a golpe de dinamita hace saltar la tapa del sarcófago.  Lo que sí halló Mariette fue la momia de un hombre anciano, y que se atribuye a Jaemwaset, el hijo de Ramsés II y artífice de levantar el mausoleo que honra a los toros Apis.  En algunas de las galerías subterráneas halla numerosas ofrendas votivas y varios cientos de estelas conmemorativas. Envía algunas de ellas al Museo del Louvre. Con estos hallazgos, es nombrado por el Virrey de Egipto Said Bajá Conservador del Servicio de Antigüedades el 1 de junio de 1858. Mariette, con este cargo, comienza a tener conciencia de la gran cantidad de tesoros que se escapan de Egipto de forma injusta. Debe hacer algo al respecto, y pone en proyecto la construcción de un museo nacional egipcio, en la zona portuaria de Bulaq, en El Cairo.

Gracias a la financiación que el Virrey otorga  a Mariette,  las excavaciones se reproducen sin cesar. Excava en Saqqara a un gran nivel, descubriendo gran número de mastabas y edificaciones. En Meidum, Augustte Mariette pone al descubierto a los magníficos Rahotep y su esposa Nofret, una auténtica obra de arte no solo del Antiguo Egipto, sino del Mundo Entero. En su estancia en Gizeh, Mariette rescata de las arenas el Santuario del Valle del faraón Jafre y restos de varias efigies del soberano de la IV Dinastía. Entra en su pirámide y realiza investigaciones en el interior. Rescató la Estela del Viaje a Punt de la reina Hatshepsut, así como la gran estela de Thutmosis III; liberó de las arenas a los santuarios de Abydos, Dendera y Edfú. La mano de Augustte Mariette se extendió en Dra Abú el-Nagah y liberó del olvido a la gran reina Iah-Hotep, la que había sido una valerosa princesa tebana que en tiempos de los hicsos había iniciado toda una revolución: planificar y entrenar un ejército egipcio que condujese al país de las Dos Tierras a una época de esplendor bajo la bandera de la libertad. Del ajuar funerario que la reina Iah-Hotep albergó en su magnífica morada para la eternidad, había joyas, amuletos, moscas de oro, así como todo tipo de enseres maravillosos que formaron parte de una serie de exposiciones que recorrieron Londres y París entre los años 1862 y 1867. Mariette viajó hasta Nubia, donde halló numerosas estelas de reyes etíopes

Augustte Mariette cruzó el Nilo hacia la orilla Occidental en 1881. Tras él, una increíble gesta, el intentar exterminar el tráfico de objetos antiguos, que se había convertido en una auténtica lacra. Es enterrado en un sarcófago de granito, como los grandes reyes del pasado, y  depositado en su amado museo de Bulaq. Más tarde, pasaría a recibir a todos los visitantes que hoy inundan el Museo de El Cairo, donde se le puede hallar en pie, con su imagen monolítica de un sarcófago auténticamente faraónico.

 

 
 

© 2005, Amenhotep III (Luis Gonzalez Gonzalez) Amenofhis_29@hotmail.com