Arqueo Aegyptos

Grandes Nombres Del Antiguo Egipto

Jaemwaset

El Primer Egiptólogo De La Historia


 

 

Texto por Amenofhis III

 

Jaemwaset es, sin ninguna duda, uno de los nombres más importantes del Antiguo Egipto, puesto que gracias a su obra y talento, muchos de los monumentos que en sus días se hallaban precarios, han podido sobrevivir durante muchas generaciones más. Era el cuarto hijo de Ramsés II, y uno de sus preferidos. Muy posiblemente, Jaemwaset vino al mundo antes de que su padre fuese coronado Faraón de Egipto, y su madre era Isetnofret, la segunda esposa de Ramsés II.  Desde su más tierna infancia, Jaemwaset destacó de entre los alumnos de la corte real.  Algunos egiptólogos opinan que, de haber sobrevivido a su padre, el reinado de Jaemwaset habría sido mucho más fructífero que el de Merenptah.

Los talentos que el príncipe real afloraron en su infancia, y poseía una increíble capacidad para aprender la escritura y devorar antiguos textos. Su hambre de conocimiento no permitió que desatendiese otras labores, casi obligatorias para un príncipe de Egipto, el ejército. Así, Jaemwaset y su hermano Amónherjopeshef se embarcan en varias misiones en la zona asiática, de las que traen grandes e importantes victorias. Sin embargo, el horizonte de Jaemwaset miraba más allá de las armas y del trono real, y así, siendo aún muy joven, alcanza su primer gran triunfo como Sacerdote Sem del Santuario de Ptah, en Menfis.

"El hijo más grande y querido de los maestros artesanos, el sacerdote Sem, el hijo del rey Jaemwaset". Así describieron sus contemporáneos al joven, el cual había logrado toda una hazaña al convertirse tan joven en sacerdote Sem, un título de gran importancia y que había existido desde el inicio de la civilización del Nilo. Sus funciones eran múltiples, todas ellas conectadas con los rituales, los ritos funerarios y el culto a Osiris. Es muy posible que cuando accedió al cargo supremo del santuario de Menfis aún no tuviese los veinte años de edad. Sin embargo, con poco más de veinticinco años, Jaemwaset se convierte en Alto Sacerdote del Santuario de Ptah, un título que había creado Amen-Hotep III y que se mantuvo vigente varias dinastías más tarde. Lo que buscaba el Faraón del Sol Amen-Hotep era un equilibrio ante la creciente acumulación de poder que ostentaban los sacerdotes de Amón, y aprendiendo de los errores cometidos por Ajenatón, aún con una causa en su favor, Ramsés II  nombró a su hijo como garante de ese equilibrio, que en los días del Gran Ramsés, se inclinaba demasiado en favor de Karnak y en detrimento de otros importantes centros como eran Menfis ó Heliópolis. Al ser nombrado Alto Sacerdote del Santuario de Ptah, Jaemwaset se vio sumido en un mundo de responsabilidades, pero también un mundo mágico. Sus conocimientos eran tales que no le supuso problema alguno ejecutar los ritos de Soqaris, Osiris, Ra, Apis, Ptah, Bastet y otras divinidades. Él mismo preparó y dirigió las obras más importantes de Ramsés. Erigió el Rameseum, supervisó a los artesanos que elaboraron la sala hipóstila de Karnak y el Gran Santuario de Ptah, en Menfis. Llegado el momento, Jaemwaset dirigió la mayor parte de las obras en la construcción de Per-Ramsés.

Con los conocimientos que tenía de la historia de su país, Jaemwaset cayó en la cuenta de que muchas de las edificaciones de las primeras dinastías necesitaban una reforma. Su huella la vemos en infinidad de pirámides, santuarios ó moradas para la eternidad. Él mismo escribió una cita en la base de una estatua "Amo a la antigüedad tanto, y a la gente que vivió en esos años..."  La puerta que le abrieron sus títulos honoríficos fue la de la búsqueda. Los textos mágicos fueron su gran pasión. No solo se limitó a la búsqueda del saber que el dios Thot dio al hombre en el comienzo de los tiempos, sino que estudió a fondo las enfermedades del cuerpo y del alma.

En Menfis, Jaemwaset supervisó las obras de una gran empresa, el Serapeum. Y es que los toros Apis eran una encarnación del dios, que tras la muerte, se convertían en Osiris-Apis, también llamados Osirapis. La importancia que alcanzaban estos animales era tal que recibían el mismo trato que un ser humano, y tras los setenta días de momificación, sus funerales eran dignos de un rey. El propio Ramsés asistió a varios de ellos, y efectuó la búsqueda de los sustitutos, que debían tener un aspecto y unas marcas determinadas. Se decía que el toro Apis al morir, se encarnaba nuevamente en otro animal, que tan solo se podía identificar por esas marcas específicas. Durante siglos, los toros Apis eran enterrados de forma individual, pero el Serapeum era un complejo de galerías subterráneas con sarcófagos enormes. El Serapeum es comparable tan solo a la Kv 5 del Valle de los Reyes, por su gran número de galerías, cámaras y pasillos.

Sin embargo, las tareas de Jaemwasete no terminaban aquí. Preparó los ritos de la Heb Sed cuando su padre Ramsés llegó a cumplir su trigésimo año de reinado. Tras este primer jubileo real, Jaemwaset preparó los siguientes festejos en un intervalo de tres años, llegando a completar una lista de nueve, de los catorce que Ramsés llegó a celebrar. Con motivo de la primera Heb-Sed, Jaemwaset escribió:

"Año 30 del reinado de las Dos Tierras, Usermaatre Setepenre (que viva eternamente). Su Majestad ordenó que la festividad de su Heb-Sed se proclame en la tierra entera. El hijo del rey, el sacerdote Sem Jaemwaset "

Las empresas de restauración tuvieron al príncipe ocupado durante casi toda su existencia. Cuando llegó la hora de la muerte, Jaemwaset era ya un hombre muy entrado en su madurez. En el año 54 del reinado de Su Majestad Usermaatre Setepenre Ramsés, ascendió al cielo el hijo de Horus, Jaemwaset justificado. El lugar donde se halla su morada para la eternidad no se ha concretado todavía, aunque es más que posible que se hiciese enterrar en su amado Serapeum. Cuando Auguste Mariette desenterró esta necrópolis de los Apis, en 1851 halló la momia de un hombre viejo. Llevaba puesta una máscara funeraria, collares de piedras preciosas y toda una cohorte de amuletos mágicos. El ajuar funerario era exquisito, casi de carácter real, por lo que se ha deducido que fuese ésta la momia de Jaemwaset. Alrededor del recinto del Serapeum se desenterraron un total de 2.500 bloques de piedra, y que eran parte de un edificio que Jaemwaset ordenó levantar. Sus títulos y representaciones están esculpidos en casi todos ellos, y el aspecto que tenía en la antigüedad era muy similar a los erigidos durante el Imperio Antiguo. Para los egiptólogos la duda reside en saber si nos hallamos ante un Santuario para ofrendar al Ka de Jaemwaset ó se trata de su morada para la eternidad. Más de mil años después, Jaemwaset fue honrado y ofrendado como uno de los sabios más grandes de Egipto, y como uno de los magos más poderosos de todo el reino.

 

 
 

© 2005, Amen-Hotep III (Luis Gonzalez Gonzalez) Amenofhis_29@hotmail.com