Conducta anormal y diferencial

Esta página se desarrolló con el fin de apoyar el aprendizaje del curso "Conducta Anormal y Diferencial", de la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Colombia, coordinado por el profesor César Armando Rey Anacona, Ph. D. ( Reseña curricular del profesor / Página personal)

 

Vínculos a páginas Web sobre psicopatología, psicología clínica y psicología en general

Google



Cine  club "El experimento"

De forma exitosa concluyeron las presentaciones de películas del cine club "El experimento", correspondientes al primer semestre de 2005. Se espera que exhiba el mismo éxito el próximo semestre. Estaremos informando oportunamente sobre el mismo.

Para una información más completa sobre el cine club haga clic aquí.


Artículos sobre los principales trastornos del comportamiento

En este espacio se publican los artículos sobre los principales desordenes psicológicos, realizados por los estudiantes del curso.

Para una información más completa (guía), haga clic aquí.

Trastorno antisocial de la personalidad
Amnesia disociativa
Trastorno esquizoafectivo
Trastorno narcisista de la personalidad
Trastorno paranoide de la personalidad
Trastorno dependiente de la personalidad

Vínculos a páginas Web sobre psicopatología, psicología clínica y psicología en general

Información General sobre Trastornos del Comportamiento de OPS

http://www.noah.cuny.edu/sp/illness/mentalhealth/cornell/conditions/spconductd.html

 

Revista de Psicología Clínica de Iztclala. México.

http://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/principal.html

 

Artículos sobre salud mental

http//www.latinhealth@educativos/saludmental//artículosvarios.com

 

Revista electrónica de Psiquiatría.  España

http://www.psiquiatria.com/psiquiatria/index.htm

 

Publicaciones de la asociación psiquiátrica argentina.

http://www.drwebsa.com.ar/aap/alcmeon/

 

Portal de consulta de títulos en base de datos de Psylit

http://www.healthgate.com/HealthGate/behavior/psycinfo.html

 

Pagina de la Organización Mundial de la Salud.

http://www.who.int/whosis/

 

Pagina de cátedra sobre Historia de la Psicología. Chile

http://expage.com/page/histopsic

 

Pagina sobre temas de psicología y psicoanálisis. Argentina

http://psiconet.com/

 

Pagina de la Red de Solidaridad Social, tema desplazamiento. Documentos. Colombia

http://www.red.gov.co/DesplazamientoForzado/index.html

 

Pagina de la OPS sobre desplazamiento. Documentos.

http://www.disaster-info.net/desplazados/default640x480.htm

 

Pagina sobre temas de Psicología.  Argentina.

http://www.PsicoActiva.com

 

Enlace a Clasificación Internacional de Enfermedades CIE-10

http://www.PsicoActiva.com/cie10/cie1.htm

 

Pagina de enlaces en psicología. EEUU

http://www.abacon.com

 

Pagina sobre atención en crisis. México

http://www.amamecrisis.com.mx/ac.php

 

Enlaces en psicología.

http://www.psicologia-online.com

 

Enlaces en psicología. España

http://www.infomed.es   /  http://galeon.hispavista.com/pcazau

 

Página de la Facultad de Psicología de la Universidad de Salamanca

http://psicologia.usal.es/fuentes.html

 

Página de la Asociación Psicológica Americana

PsycoINFO

 

Base de datos del Colegio de Psicólogos de Madrid, España: Psicodoc


 

EL TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD

 

Alfonso, A,. Medina, A., Neisa, D., Paternina, E.

Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Colombia

 

El trastorno antisocial de la personalidad se caracteriza por un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás, las principales reglas o normas sociales apropiadas para la edad, sin ningún tipo de remordimiento, generalmente comienza en la infancia o el principio de la adolescencia y continúa en la edad adulta. Los comportamientos característicos específicos del trastorno antisocial forman parte de una de estas cuatro categorías: agresión a la gente o los animales, destrucción de la propiedad, fraudes o hurtos, o violación grave de las normas (Asociación Psiquiátrica Americana [APA], 1995). En su descripción general, quien padece este trastorno carece de conciencia y empatía, toma en forma egoísta lo que desea y hace lo que le place (Barlow &  Durand, 2001).

Los criterios diagnósticos del Trastorno antisocial de la personalidad según el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales texto revisado; están divididos en tres criterios. El Criterio A afirma que el trastorno antisocial de la personalidad es un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la edad de 15 años, como lo indican tres (o más) de los siguientes ítems: 1) fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención., 2)deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer., 3) impulsividad o incapacidad para planificar el futuro., 4) irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones., 5) despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás., 6) irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas., y 7) falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros. El Criterio B indica que el sujeto tiene al menos 18 años; pero a la vez se debe tener en cuenta que para el diagnóstico del trastorno de personalidad antisocial, deben existir pruebas de un trastorno disocial que comienza antes de la edad de 15 años; y el Criterio C establece que el comportamiento antisocial no debe aparecer exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia o un episodio maníaco (APA, 1995).

De manera asociada a este trastorno se pueden presentar trastornos de ansiedad, trastornos depresivos, trastornos relacionados con sustancias, trastorno de somatización, juego patológico y otros trastornos del control de los impulsos. Los sujetos con trastorno antisocial de la personalidad también tienen frecuentemente rasgos de personalidad que cumplen los criterios para otros trastornos en este aspecto, en especial los trastornos límite, histriónico y narcisista. (Clark, Vanyukov & Cornelius, 2002).

 Una especificación más que se da del trastorno antisocial de la personalidad afirma que el trastorno antisocial es un trastorno de la personalidad que normalmente llama la atención debido a su gran disparidad entre las normas sociales prevalecientes y el comportamiento, caracterizado por: a). Cruel despreocupación por los sentimientos de los demás y falta de capacidad de empatía, b). Actitud marcada y persistente de irresponsabilidad y despreocupación por las normas, reglas y obligaciones sociales, c). Incapacidad para mantener relaciones personales duraderas, d). Muy baja tolerancia a la frustración o bajo umbral para descargas de agresividad, dando incluso lugar a un comportamiento violento, e).Incapacidad para sentir culpa y para aprender de la experiencia, en particular del castigo y finalmente  f). Marcada predisposición a culpar a los demás o a ofrecer racionalizaciones verosímiles del comportamiento conflictivo (Organización Mundial de la Salud [OMS], 1992).

Además de lo mencionado anteriormente hay que recalcar que; algunos aspectos importantes para el desarrollo del trastorno antisocial de la personalidad en la vida adulta aumentan si el sujeto presenta un trastorno temprano disocial (antes de los 10 años) (OMS, 1992).

Según la APA, (1995) “el maltrato o el abandono en la infancia, el comportamiento inestable o variable de los padres o la inconsistencia en la disciplina por parte de los padres permiten la evolución del trastorno. Así mismo, este trastorno tiene un curso crónico, que puede disminuirse a medida que el sujeto se va haciendo mayor; si bien esta remisión suele ser más clara por lo que respecta a involucrarse en comportamientos delictivos, también es probable que disminuya el consumo de sustancias”.

De otro lado, según la APA (1995), la prevalencia total del trastorno antisocial de la personalidad en las muestras de población general estadounidense es aproximadamente del 3 % en varones y del 1 % en mujeres. Las estimaciones de la prevalencia en poblaciones clínicas han variado entre el 3 y el 30 %, dependiendo de las características predominantes de las muestras. En los lugares de tratamiento de abuso de sustancias y en la cárcel o en el marco forense, se han encontrado cifras de prevalencia incluso más elevadas.

En lo que respecta a las teorías explicativas del trastorno antisocial de la personalidad se plantean tres posibles explicaciones: La primera es la teoría genética; que se basa en los estudios gemelares, las cuales destacan una elevada concordancia diagnóstica, con trabajos que plantean algunos problemas metodológicos; buscando así, la asociación entre la conducta agresiva y el cariotipo XYY, expresada en torno a un 3% de los casos (Willem, Martens & Diling, 2001). La segunda es la teoría neurobiológica que plantea tres hipótesis: una explicada desde la patología en la maduración cerebral, resultado de anomalías neuropsicológicas o retrasos en el desarrollo del cerebro, lo cual conlleva a anomalías en el EEG, particularmente el exceso de ondas lentas del tipo theta, de 3-5 ciclos por segundo, en regiones temporales posteriores; estos niveles anormalmente bajos de excitación cortical son la principal causa de sus conductas antisociales  y arriesgadas; con ella estos individuos buscan la estimulación a fin de incrementar sus niveles de excitación crónicamente bajos. Otra es la hipótesis de la audacia, en la cual la persona posee un umbral muy alto de experimentación de temor; en otras palabras cosas que aterran a casi todos surten poco o ningún efecto en el psicópata, finalmente, algunos autores especulan con la existencia de un trastorno a nivel del sistema activador ascendente (SARA) o del sistema límbico (Barlow & Durand, 2001)

La tercera y última es la teoría del aprendizaje que indica que se han aprendido conductas "oposicionistas", de tal modo que los castigos físicos y la desaprobación social en vez de surtir el efecto deseado provoca justamente el opuesto; de hecho, se dice que la conducta oposicionista en el niño, es el mejor predictor de psicopatología adulta. De aquí que se pueda establecer que las personas con este trastorno parecen mostrar un defecto constitucional en el sistema de respuestas ante el castigo, que implica haber aprendido a no responder ante determinadas circunstancias o a dar respuestas oposicionistas en otras y han perdido o nunca han adquirido la capacidad de responder a la retroalimentación social (alabanza o condena social). Desde ésta misma teoría se han propuesto cuatro posibles procesos para el desarrollo de las conductas antisociales, que son: La existencia de un aprendizaje normal pero con la adquisición de conductas opuestas a las normas, al desarrollarse el sujeto en una familia antisocial, la imposibilidad de aprender conductas prosociales y normales al no haber estado sometido el sujeto a reglas consistentes en la familia, el aprendizaje de la conducta antisocial como medio de compensar algún problema emocional (p. ej., sentimientos de inferioridad) y un proceso de aprendizaje anormal; en éste supuesto tendría interés el punto de vista inicial de Eysenck respecto a que los trastornos de conducta son más probables en sujetos difícilmente condicionables. Una explicación de este último, sin embargo no aclara suficientemente por qué los sujetos antisociales pueden aprender adecuadamente ciertos comportamientos normales (Clark, Vanyukov & Cornelius, 2002)

 
 

Referencias

 

Asociación Psiquiátrica Americana (1995). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales: Madrid: Masson.

Barlow, D. & Durand, M. (2001) Psicología anormal: Un enfoque integral. Segunda edición. México. Thomson Learning . 441 – 450.

Clark, D., Vanyukov, M. & Cornelius, J (2002). Childhood antisocial behavior and adolescent alcohol use disorders. Alcohol Research and Health, 26 (2), 109 - 116.

Organización Mundial de la Salud (1992). Décima revisión de la clasificación internacional de las enfermedades: Trastornos mentales del comportamiento. Madrid: Meditor.

Willem, H. J., MartensH. & Diling (2001). Comportamiento suicida como característica de diagnóstico esencial del desorden antisocial de la personalidad.. Psychopathology, 34 (5),  274 - 277.


LA AMNESIA DISOCIATIVA

 Real G. Gissela & Vásquez Q. Anyela

Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Colombia 

La amnesia disociativa se presenta cuando un individuo es incapaz de recordar detalles y experiencias personales importantes, por lo general asociado con eventos traumáticos o muy estresantes. Existen varias clases de amnesia disociativa, que se diferencia por su ocurrencia y síntomas. Para abordar este trastorno es importante realizar un breve recorrido sobre los trastornos disociativos, de donde se deriva la amnesia disociativa.

Los trastornos disociativos, involucran ansiedad o conflictos severo que parte de la personalidad del individuo, desplegándose de su funcionamiento consciente. La persona con un trastorno disociativo experimenta una alteración temporal de la conciencia, incluyendo una perdida de la identidad personal, poca conciencia de lo que lo rodea y movimientos extraños (Halgin & Whitbourne, 2003).

 Los psicólogos han aprendido señales fascinantes para comprender el funcionamiento de la personalidad normal, a partir del estudio de individuos con trastornos disociativos. Por lo general, damos por un hecho la idea de que dentro de un cuerpo de un individuo solo puede existir una personalidad. Sin embargo, los trastornos disociativos muestran que esta suposición acerca de la naturaleza humana no aplica para todos (Halgin & Whitbourne, 2003).  

 Los trastornos disociativos incluyen el trastorno de identidad disociativa, fuga disociativa, trastorno de despersonalización y amnesia disociativa, unos mas dramáticos que otros.

La amnesia disociativa es un componente tan común en los trastornos disociativos que podría considerarse un diagnostico redundante, sin embargo, hay casos en los que esta amnesia es la característica predominante y, por tanto, constituye el diagnostico principal (Tyler, 1989).

La mayor parte de las veces, la amnesia disociativa consiste en uno o más episodios de imposibilidad para recordar acontecimientos de la vida del individuo (Asociación Psiquiátrica Americana [APA], 2002).

La extensión y alcance de la amnesia varia a menudo de día en día y según quien explore al enfermo, pero hay un núcleo común persistente que no puede ser recordado en estado de vigilia (Organización Mundial de la Salud [OMS], 1992).

Las personas con una amnesia disociativa habitualmente tienen una o más lagunas de memoria que se extienden desde unos pocos minutos a unas pocas horas o días. Sin embargo, se han documentado lagunas de memoria que abarcaban años. Usualmente los períodos lindantes con la laguna de memoria suelen ser claros. En general, las personas son conscientes de que han “perdido algún tiempo”, pero algunos amnésicos disociativos sólo son conscientes del tiempo perdido cuando se dan cuenta o se les enfrenta con la evidencia de que han hecho cosas que no recuerdan. Algunas personas con amnesia olvidan algunos, pero no todos los acontecimientos de un período de tiempo; otras no pueden recordar nada de su vida anterior u olvidan las cosas conforme van ocurriendo .

El diagnostico de amnesia disociativa se aplica cuando existe una perdida de memoria personal que no puede explicarse con base al olvido normal ni es debido a enfermedad o daño cerebral  (Belloch, Sandin & Ramos, 1995).

   Janet propuso cuatro categorías para describir las distintas formas en que podrían manifestarse esta anomalía (Turner & Hersen, 1984). En la amnesia localizada el individuo no puede recordar los acontecimientos que se han presentado durante un periodo de tiempo circunscrito, por lo general las primeras horas que siguen a un acontecimiento profundamente perturbador o doloroso, como un accidente automovilístico, un incendio o un desastre natural. En la amnesia selectiva el individuo puede recordar algunos (aunque no todos) acontecimientos que se han presentado durante un periodo de tiempo circunscrito. El sobreviviente de un incendio puede recordar el viaje en ambulancia al hospital, pero tal vez no recuerde haber sido rescatado de la casa en llamas. En la amnesia generalizada, la imposibilidad de recordar todos los recuerdos previos de su vida. Las personas con ese extraño trastorno acuden generalmente a la policía, al servicio de urgencias, o al hospital general. Y suele presentarse en el trastorno de personalidad múltiple (APA, 2002; Belloch et al., 1995). La amnesia continua, la forma menos común de amnesia psicógena, se define por la incapacidad para recordar acontecimientos que ha tenido lugar desde un momento determinado hasta la actualidad (APA, 2002; Sue, Sue & Sue, 1996).

Un ejemplo de ello es; un veterano de guerra puede recordar su infancia y juventud, hasta el momento en que entro a los servicios armados, pero pudo haber olvidado todo lo que sucedió después de su primer viaje de combate (Halgin & Whitbourne, 2003).

Por su parte Nemiah (1979) distingue tres tipos de amnesia psicógena: a) La amnesia localizada, que afecta a un periodo de tiempo que va desde horas hasta semanas, b) la amnesia sistematizada es una perdida de memoria para ciertos tipos de información, como los recuerdos relacionados con la propia familia o alguien en particular y c) la amnesia generalizada, qué implica una perdida transitoria de memoria de la vida completa del individuo.

De acuerdo a lo anterior la amnesia disociativa es muy difícil de diagnosticar, debido a que existen muchas causas posibles de la perdida de la memoria.  La amnesia puede ser causada por una disfunción física debido a un daño cerebral, al abuso de sustancias psicoactivas o a la epilepsia (Halgin & Whitbourne, 2003).

También se puede confundir cuando una persona esta fingiendo para ciertos beneficios, en cuanto a reducción de pena por homicidio y demás delitos según la ley.

 Es importante tener en cuenta, respecto a estadísticas que La disociación es un fenómeno clásico en el psicopatología que se ha estudiado bien por muchas décadas. Los investigadores distinguen patológico de formas no-patológicas de disociación para subrayar que algunos individuos pueden tener una capacidad única de disociar bajo circunstancias especiales; por lo tanto, éstos no son siempre síntomas de un desorden mental sino pueden ser normativos en algunas culturas. Los fenómenos disociativos pueden tener raíces biológicas fuertes, con la contabilidad genética de las influencias para el cerca de 50% de la variación en estudios del gemelo (Jang, Zweig & Livesley, 1998).

Los desórdenes disociativos en el DSM-IV incluyen amnesia disociativa, la fuga disociativa, el desorden del de personalización y el desorden disociativa de la identidad (desorden múltiple de la personalidad [MPD]). La última diagnosis es muy polémica, con menos el de 40% de los siquiatras de Estados unidos examinados apoyando su inclusión en la nomenclatura y menos de una mitad atestiguando a su validez de diagnóstico (Jang, Zweig & Livesley, 1998).

Características diagnosticas: La característica esencial de la amnesia disociativa consiste en una incapacidad para recordar información personal importante, generalmente de naturaleza traumática o estresante, que es demasiado amplia para ser explicada por el olvido ordinario (Criterio A). La alteración no se presenta exclusivamente en el transcurso de u trastorno de identidad disociativa, de la fuga disociativa, el trastorno por estrés post traumático o el trastorno por estrés agudo, y no es debido a los efectos fisiológicos de alguna sustancia (Criterio B). Los síntomas deben provocar malestar clínico significativo o deterioro social, laboral o de otro tipo (Criterio C) (APA, 2002).

Causas: La amnesia disociativa parece estar causada por el estrés (la experiencia o la visión de experiencias traumáticas, situaciones de estrés graves en la vida o graves conflictos internos). Los episodios de amnesia pueden ser precedidos de abusos físicos o experiencias sexuales y situaciones emocionalmente abrumadoras en las cuales existe amenaza, lesión o muerte (como una violación, una guerra o un desastre natural como un incendio o una inundación). Las situaciones de mayor estrés en la vida incluyen el abandono, la muerte de un ser querido y la ruina financiera. También pueden conducir a la amnesia la inquietud por impulsos de culpabilidad, dificultades aparentemente insolubles o conductas criminales. De un modo general se acepta que algunas personas, como las que son fácilmente hipnotizadas, son más propensas a desarrollar amnesia que otras.

Síntomas y trastornos asociados: Algunos individuos que padecen amnesia disociativa presentan síntomas depresivos, despersonalización, estados de trance, analgesia y regresión. Cuando se les pide que sumen dos más dos responden cinco, es decir, las respuestas que dan suelen ser aproximadas e inexactas, al igual que sucede en el síntoma de Ganser (APA, 2002).

Los estados afectivos que acompañan a una amnesia psicógena son muy variados, pero es rara una depresión grave. Puede presentarse perplejidad, angustia y diversos grados de un comportamiento de búsqueda de atención, pero a veces es sorprendente una tranquila aceptación del trastorno (OMS, 1992).

Síntomas dependientes de la edad: Es especialmente difícil diagnosticar este trastorno de la niñez, ya que puede confundirse con ansiedad, inatención, comportamientos de oposición, trastornos de aprendizaje, alteraciones psicoticas y amnesia infantil propia del desarrollo (APA, 2002).

Curso: Este trastorno se puede presentar a cualquier edad, desde la infancia hasta la edad adulta. La manifestación primordial en la mayoría de los individuos es la presencia de algunas en memoria retrospectiva, la duración de los episodios de amnesia puede comprender desde minutos hasta años. El individuo puede explicar un solo episodio de amnesia, aunque frecuentemente suelen ser dos o más (APA, 2002). 

Referencias

Asociación Psiquiátrica Americana (1995). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales: Madrid: Masson.

Belloch, A., Sandìn, B. & Ramos, F. (1995). Manual de psicopatología. Madrid: McGraw-Hill.

Escobar, J. (2004). Aspecto trascultural de los trastornos disociativos y somatomorfos. Psychiatric Times. 21 (5), 10.

Halgin R & Whitbourne S. (2003). Psicología de la   Anormalidad. (Perspectivas Clínicas sobre desordenes psicológicos). México. McGraw Hill.

kilolitro, J.; Zweig-Franco, H. & Livesley WJ. (1998). Estudio Del gemelo de la experiencia dissociative. J Nerv Ment Dis186 (6):345-351.

Nemiah, J. C. (1979). Amnesia disociativa: Una reconstrucción clínica y teórica. En J. Kihlstrom y F. Evans (Eds), Desordenes funcionales de la memoria. Nueva Jersey: LEA.

Organización Mundial de la Salud (1992). Décima revisión de la clasificación internacional de las enfermedades: Trastornos mentales del comportamiento. Madrid: Meditor.

Sue, D. Sue, D. Sue, S. (1996). Comportamiento Anormal. Cuarta edición. México. McGraw – Hill/Interamericana. Pág.190-192.

Turner, S. & Hersen, M.  (1984).  Adult Psychopathology. Nueva York: Wiley.

Tyler, P. (1989). Clasificación de la neurosis. Nueva York: Wiley.

 


 

TRASTORNO ESQUIZOAFECTIVO

 

Yina Arias, Johana Cortés, Francy Morales y Diana Rincón

 

Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Colombia

  

 Los estudios sobre la esquizofrenia han llevado a conocerlo como una forma crónica de comportamiento anormal, que se compone de diferentes síntomas que pueden perturbar  la percepción (escuchar voces que no hay), pensamiento (expresar ideas absurdas), el habla (comentarios que son difíciles de entender) y el movimiento de un individuo (Emery & Oltmanns, 1998).

Teniendo en cuenta lo anterior, en el Manual Estadístico y  Diagnóstico de las Enfermedades Mentales, cuarta versión, texto revisado  ([DSM-IV-TR], Asociación Psiquiátrica Americana [APA], 2002) se vio en la necesidad de redefinir los límites del desorden ya que anteriormente se excluían a pacientes con ciertos tipos de síntomas psicóticos del desorden esquizofrénico, creando así un tratado dedicado sólo a esquizofrenia  y otros trastornos psicóticos; entre los cuales se encuentra el trastorno esquizoafectivo (Emery & Oltmanns, 1998).

Antes de entrar en la explicación de este trastorno, es conveniente comprender lo que se entiende por psicosis. Este término se refiere a los tipos de desórdenes mentales severos en los que la persona está fuera de contacto con la realidad, presentando alucinaciones e ideas delirantes (Emery & Oltmanns, 1998).

Ya teniendo claro el concepto anterior, el trastorno esquizoafectivo, según el Clasificación Internacional de Enfermedades Décima Versión (CIE-10), es definido como un “trastorno episódico en el que tanto los síntomas afectivos como los esquizofrénicos son destacados y se presentan durante el mismo episodio de la enfermedad, preferiblemente de forma simultanea o al menos con pocos días de diferencia entre unos y otros (Organización mundial de la salud [OMS], 1992).

A esta definición cabe agregarle  la característica que da el DSM-IV-TR (APA, 2002) sobre este trastorno: menciona que es un período continuo de enfermedad durante el que se presenta en algún momento un episodio depresivo mayor, maniaco o mixto, además síntomas que cumplen el Criterio A para la esquizofrenia. Estas diferencias dadas por el CIE-10 y el DSM-IV difieren respecto a la relación del estado de ánimo con los síntomas psicóticos.

Frente a los síntomas del trastorno esquizoafectivo, se suelen presentar de una manera simultánea o de forma recurrente dentro de los mismos episodios que se van presentando en el individuo durante el transcurso de su enfermedad. Se ha llegado a mencionar que las personas que tienen este tipo de trastorno, en algunos casos padecen de depresión tras los episodios psicóticos que se les presentan, teniendo en cuenta esto se ha llegado a mencionar que los enfermos de trastorno esquizoafectivo pueden presentar sus episodios de manera repetida, los cuales se les puede denominar maníaco, depresivos o mixtos. Aunque cabe destacar que en algunas personas se puede llegar a presentar uno o dos episodios esquizoafectivos de manera que sea intercalado entre episodios maniacos o depresivos, esto se puede llegar a confundir ya que al presentarse el trastorno esquizoafectivo de manera ocasional no invalida el diagnostico de otro trastorno como el bipolar o depresivo (OMS, 1992).

Como anteriormente se mencionó los subtipos del trastorno esquizoafectivo, a continuación se hará énfasis en cada uno de ellos. En primer lugar se menciona el trastorno esquizoafectivo de tipo maníaco; este presenta ciertos criterios diagnósticos que en el CIE-10 hacen referencia a los patrones de conducta esquizofrénicos y maníacos que se presentan de manera simultánea, en si los síntomas que se pueden presentar a nivel de comportamientos es la alteración del humor que se manifiesta por medio de la euforia y a la vez puede ir acompañada de ideas de grandeza, aunque en algunos casos es mas evidente la irritabilidad presentándose también ideas de agresividad o persecución (OMS, 1992).

En segundo lugar se encuentra el trastorno esquizoafectivo de tipo depresivo, éste puede llegar a presentar síntomas esquizofrénicos, como depresivos durante el transcurso de   la enfermedad.  Este tipo de  depresión del humor puede ir acompañado de varios síntomas característicos  como son la inhibición psicomotriz, insomnio, pérdida de vitalidad, de apetito o de peso, reducción en los intereses habituales, dificultades de concentración, sentimientos de culpa, de desesperanza e ideas de suicidio. Del mismo modo, en el episodio se presentan síntomas típicos de la esquizofrenia como por ejemplo manifestaciones de ideas o pensamientos  confusos, o que esta siendo dominado por una fuerza ajena a él, puede llegar también a oír voces que atentan  contra su vida o que simplemente hablan de él (OMS, 1992).

El trastorno esquizoafectivo de tipo depresivo puede llegar a ser menos incidente y alarmante que los episodios esquizoafectivos de tipo maníaco, pero el pronóstico de los pacientes que presentan este último es desfavorable. La gran mayoría de pacientes tienden a recuperarse complemente, pero algunos casos llegan a desarrollar con el paso del tiempo un deterioro esquizofrénico (OMS, 1992).

Dentro de las pautas  para el diagnostico de  este trastorno se encuentra que en éste debe aparecer  un estado de animo depresivo y debe ir acompañado por lo menos de dos síntomas más característicos de un episodio depresivo, junto a los anteriores, debe hallarse por lo menos uno de los síntomas típicamente esquizofrénicos (OMS, 1992).

Para finalizar lo que respecta a los tipos de este trastorno, se conoce que los síntomas del trastorno esquizoafectivo de tipo mixto son similares a los que se presentan en un trastorno bipolar, episodio actual mixto según lo planteado por la CIE-10 (OMS, 1992).

Recopilando la información anterior, se concluye que para diagnosticar el trastorno esquizoafectivo, es necesario que se presenten síntomas psicóticos (alucinaciones, ideas delirantes, lenguaje desordenado, comportamiento catatónico y síntomas negativos) pero estado de ánimo normal, durante por lo menos dos semanas. Además los síntomas que cumplen con los criterios para un episodio de alteración del estado de ánimo, se presentan durante una parte sustancial del total de la duración de las fases activa y residual (APA, 2002)

Al conocer los síntomas de los subtipos de trastornos esquizoafectivos, es importante hacer énfasis en las causas, incidencia y los factores de riesgo que este trastorno puede presentar.

           En este trastorno es difícil especificar las causas  ya que exactamente se desconocen,  aunque se tiene en cuenta los factores que afectan el desarrollo tanto de la psicosis como del trastorno del estado de ánimo que puede llegar a jugar un papel importante en éste. Estos factores se pueden dar de acuerdo a un componente genético y en algunos casos a factores bioquímicos.

Con respecto a lo anterior, Szeszko,  Ardekani, Ashtari y Kumra (2005) encontraron que los pacientes que experimentan un primer episodio de este trastorno exponen un desorden más bajo en la materia blanca del cerebro.  Asocian esta anomalía a las alteraciones micro o macroestructurales  que implican la envoltura de mielina y/o la coherencia direccional de las zonas de la fibra. Además mencionan que los pacientes crónicos esta anormalidad es más pronunciada, esto permite concluir que a medida que avanza este trastorno la materia se va deteriorando.

          Sobre el grado de incidencia de este trastorno, se dice que es menor en comparación con la esquizofrenia u otros trastornos del estado de ánimo, ya que no se tiene una cifra exacta de la presentación del trastorno. A nivel de síntomas específicos del trastorno esquizoafectivo estos varían de diferente manera en cada persona ya que se presentan diferentes comportamientos, tanto para la depresión como para la psicosis. También se ha destacado que los pacientes que son sometidos a tratamientos médicos con esteroides o aquellas personas que consumen sustancias psicoactivas tienen mayor prevalencia de presentar esquizofrenia concurrente y algunos síntomas de trastornos del estado de ánimo.  Con relación a otros síntomas Rodríguez y Sánchez (2004) señalan que en su estudio los pacientes  esquizoafectivos y los psicóticos no se diferencian entre ellos, lo que los lleva a concluir que las características del trastorno esquizoafectivo, se acercan más a lo que corresponde al trastorno esquizofreniforme.

El tratamiento que se les brinda a las personas que presentan trastorno esquizoafectivo involucra aspectos importantes, que estabilizan el estado de animo, y tratan los síntomas psicóticos.  Dentro de los medicamentos que se les formula encontramos los neurolépticos, los cuales se utilizan para tratar los síntomas psicóticos. También se formula el litio, que acentúa el trastorno maníaco y estabiliza el estado de ánimo.  Los medicamentos anticonvulsivantes, como el ácido valproico y la carbamazepina, brinda estabilidad afectiva el estado de ánimo. Estos medicamentos pueden demorar hasta tres semanas para aliviar los síntomas. Generalmente, la combinación de medicamentos antipsicóticos y estabilizadores del estado de ánimo controlando tanto los síntomas depresivos como los maníacos, pero es posible que en algunos casos sea necesario utilizar antidepresivos. Para finalizar se dice que el trastorno esquizoafectivo tiene un pronostico favorable, ya que hay una mayor probabilidad de volver a un nivel de funcionalidad optimo a comparación de otros pacientes que presentan trastornos psicóticos. Sin embargo es necesario un tratamiento a largo plazo presentándose diferentes resultados en cada individuo.  

De todo lo anterior se concluye que existe poca información que da explicación acerca de las posibles causas del trastorno esquizoafectivo, lo que motiva a generar investigaciones sobre ello y que además desde lo que corresponde a la Psicología, no ha establecido tratamientos sobre este tipo de trastorno, no se da evidencia distinta a los medicamentos como tratamiento para el trastorno esquizoafectivo.

 

Referencias

 

Asociación Psiquiátrica Americana (2002). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales,  

          texto revisado. Barcelona: Masson.

Emery, R. y Oltmanns, T. (1998). Abnormal psychology. Estados Unidos: Prentice Hall.

Organización Mundial de la Salud. (1992). CIE-10: Décima revisión de la clasificación internacional de las enfermedades, trastornos del comportamiento. Madrid: Meditor.

Rodríguez, J. & Sánchez, R. (2004). La sintomatología afectiva en el trastorno esquizoafectivo. Evaluación con un instrumento de autorreporte: implicaciones para el diagnóstico. Revista de neuropsiquiatría, 67, 52-63.

Szeszko, P., Ardekani, B., Ashtari, M. & Kumra, S. (2005). White matter abnormalities in first episode schizophrenia or schizoaffective disorder a diffusion tensor imaging study. The American Journal of Psychiatry. 162, 602.

 


 

 EL NARCISISMO COMO TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD

 

O. Garrido, N. Mora, P. Quintero & A. Zárate

 

Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Colombia

 

 

Chad es un hombre de 26 años que ha tratado con desesperación tener éxito como actor. Sin embargo, solo ha obtenido pequeños trabajos como actor y se ha visto obligado a mantenerse trabajando como mesero. A pesar de su falta de éxito presume a los demás acerca de los papeles que rechaza debido a que no son los suficientemente buenos para él. Tratando de incursionar en la actuación, ha sido egoísta y explota a cualquier persona que considera una conexión posible. Tiene un gran resentimiento con los amigos que han obtenido papeles de actuación y evalúa sus logros al comentar que solo tienen “suerte”; no obstante si alguien trata de hacer una crítica constructiva reacciona con ira, y se rehúsa hablar con la persona durante semanas. Debido a lo que él considera  su “estupenda” apariencia, piensa que merece un trato especial por parte de los demás, molesta a los demás, debido a que siempre busca que elogien su cabello, su ropa, su inteligencia y su ingenio. Esta tan atrapado en sí mismo que casi no nota la existencia de las demás personas y es muy poco sensible a las necesidades y problemas de los demás (en Halgin & Whitbourne, 2004).

 

Todo organismo sufre un proceso de desarrollo de la estructura biológica a partir del momento de la concepción hasta alcanzar la madurez. En cualquier época, factores nocivos pueden perjudicar el crecimiento del organismo, producir malformaciones o limitar el funcionamiento de un órgano o de todo el cuerpo. Ambientes en los cuales el estímulo social se encuentra restringido o escaso, tenderán a limitar el crecimiento del cerebro y el desarrollo de la personalidad. A través de una prolongada serie de experiencias sociales, las actitudes, creencias, deseos, valores y patrones de adaptación más o menos duraderos y coherentes se incrementan, estableciendo a cada individuo con características que lo diferencian de las demás personas. El conjunto distintivo constituido por los patrones y tendencias comportamentales relativamente permanentes de un individuo, es conocido como su personalidad (Kimble, 1991).

Existen una serie de criterios que se encuentran relacionados con la aparición de trastornos de la personalidad,  según el Manual Estadístico y  Diagnóstico de las Enfermedades Mentales, cuarta edición [DSM–IV] de la Asociación Psiquiátrica Americana (1997) son: Patrón persistente e inflexible de vivencia íntima y comportamiento desviado acentuadamente de la cultura del individuo y que se manifiesta en las siguientes áreas: cognición, afectividad, relacionamiento interpersonal y control de los impulsos; patrón persistente e inflexible, alcanzando una amplia franja de situaciones sociales y personales;  el patrón persistente provoca un sufrimiento clínicamente significativo o perjuicio al funcionamiento social, ocupacional o a otras áreas importantes para el individuo; el patrón es estable y de larga duración, pudiendo iniciarse en la adolescencia o en el comienzo de la vida adulta y el patrón persistente no es mejor explicado como manifestación o consecuencia de otra dolencia mental, abuso de psicotrópicos o de una condición médica general.

Los trastornos de personalidad están reunidos en tres grupos que se basan en las similitudes de sus características. En el grupo A, se encuentra, el trastorno paranoide de la personalidad, el trastorno esquizoide de la personalidad y el trastorno esquizotípico de la personalidad. Los individuos con estos trastornos suelen ser raros o excéntricos. En el grupo B se encuentra, el trastorno antisocial de la personalidad, el trastorno límite de la personalidad, el trastorno histriónico de la personalidad y el trastorno narcisista de la personalidad. Los individuos con estos trastornos suelen ser dramáticos, emotivos o inestables y en el grupo C se pueden encontrar, el trastorno de la personalidad por evitación, el trastorno de la personalidad por dependencia y el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad. Los sujetos con estos trastornos suelen parecer ansiosos o temerosos (Lion, 1978).

A partir de esta clasificación, se desarrollaran los diferentes aspectos relacionados con el trastorno narcisista de la personalidad, el cual tiene como característica esencial, la búsqueda de admiración, debido a que estas personas presentan bajo concepto o baja autoestima  y por ello necesitan continuamente sentirse admirados y valorados, al igual que tienen un pensamiento egocentrista, carecen de empatía, no tienen interés por los aspectos que conciernen a las demás personas, porque están preocupados por despertar la atención y admiración entre las personas que los rodean, con el fin de reflejar una imagen positiva de ellos (Belloch, Sandin & Ramos, 1995).

Debido a la gran preocupación que sienten por la opinión que tienen las personas sobre ellos, se caracterizan por ser unas personas débiles a la crítica y esto se encuentra relacionado con el concepto de autoestima que tienen. Teniendo en cuenta todos estos factores y conductas, las personas con trastorno narcisista de la personalidad les es muy difícil establecer lazos afectivos con otras personas, ya que sus conversaciones giran en si mismos, y lo único que les importa de otras personas es lo que estas le puedan aportar (Millon & Everly, 1994).

Son personas frías, distantes, no son sinceros, ni se muestran como realmente son por miedo a que los demás dejen de sentir admiración por ellos; por todos estos aspectos se considera que es muy difícil que mantengan una relación de pareja, ya que ellos no ven el conquistar a una persona como un logro o una obtención de algo bueno, sino que por el contrario lo ven como una forma de reafirmarse en su valía y mejorar sus autoestima, es una prueba cumplida y debido a esto algunos narcisistas suelen humillar e infravalorar a su pareja, otros presentan desviaciones sexuales como exhibicionismo y tienen una tendencia exagerada a utilizar a los demás.

La terapia de pareja para el manejo del trastorno narcisista de la personalidad, sugiere tres factores dentro del individuo y de los pares. Estos factores son: a) la capacidad de acortar actuar hacia fuera: este hace referencia a la forma como las personas narcisistas, son capaces de manejar sus niveles de agresividad, b) la defensividad narcisista y vulnerabilidad del individuo: hace referencia a la grandiosidad que manejan las personas narcisistas en forma de defensa contra las deficiencias en la autoestima y las convicciones que otras personas no valoran, y  c) la complementariedad de la satisfacción dentro de los pares:  hace referencia a que los pares son mas acertados, si los problemas de la persona narcisista se resulten  con la relación (Ronningstam, Gunderson & Lyons, 1995). 

Según el DSM IV y CIE 10 para que una persona sea diagnosticada con trastorno narcisista, primero debe cumplir los criterios generales de personalidad y segundo debe cumplir al menos cinco de los siguientes criterios: a) tiene un grandioso sentido de auto importancia (p. Ej., exagera los logros y capacidades, espera ser reconocido como superior, sin unos logros proporcionados), b) Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginario, c) Cree que es «especial» y único y que sólo puede ser comprendido por, o sólo puede relacionarse con otras personas (o instituciones) que son especiales o de alto status, d) Exige una admiración excesiva, e) Es muy pretencioso, por ejemplo, expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que se cumplan automáticamente sus expectativas, f) Es interpersonalmente explotador, por ejemplo, saca provecho de los demás para alcanzar sus propias metas, g) Carece de empatía: es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás, h) frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él y i) Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbios.

Los trastornos de personalidad son patrones de comportamiento duraderos que ocasionan problemas en las relaciones interpersonales y el trabajo. La prevalencia del trastorno de personalidad narcisista en la población se desconoce, pero en la práctica médica se encuentra en un 1%. El narcisismo generalmente comienza a principios de la edad adulta y está marcado por el descuido de los sentimientos de los demás, la afectación, el interés obsesivo en sí mismo y la persecución de metas principalmente egoístas, una teoría propone que las experiencias de la niñez pueden hacer que se desarrolle este trastorno (Ronningstam et al., 1995).

Millon y Everly (1994) proponen la existencia de tres aspectos básicos que se encuentran relacionados con la aparición del trastorno narcisista, el primero hace referencia a la indulgencia parental y sobrevaloración, el segundo se encuentra relacionado con las conductas explotadoras aprendidas en la niñez y el tercero, a establecer a la persona en la niñez en un estatus de un hijo único.

A partir de lo anterior se puede concluir que la aparición del trastorno narcisista no se encuentra tan relacionado con algún factor fisiológico sino que depende de patrones de crianza o por manejos de estilos de vida que hacen de la persona más vulnerable a desarrollarlo.

 

Referencias

 

Asociación Psiquiátrica Americana (1995). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Cuarta edición. Barcelona: Masson.

Belloch, A., Sandìn, B. & Ramos, F. (1995). Manual de psicopatología. Madrid: McGraw-Hill.

Halgin, R & Whitbourne, R. (2004). Psicología de la anormalidad. México: McGraw Hill.

Kimble, G. (1991). Fundamentos de la psicología general. México: Limusa

Lion, J (1978). Trastorno de la personalidad: Diagnóstico y tratamiento. Barcelona.

Millon, T. & Everly, G. S. R. (1994). La personalidad y sus trastornos. Barcelona: Martínez Roca. (Publicación original, 1985)

Organización Mundial de la Salud (1992).Trastornos mentales y del comportamiento. Descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico (1992). Organización Madrid: Meditor.

Ronningstam, E., Gunderson J. G. & Lyons, M. (1995). Cambios en narcisismo patológico. Diario americano de la psiquiatría, 152, 253 -257.

 


 

TRASTORNO PARANOIDE DE LA PERSONALIDAD

 

Yazmín Vela, Renata Martínez & Karen Castrillón

 

 Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Colombia

 

 

A continuación se presenta un caso que ilustra el trastorno paranoide de la personalidad:

El Sr. P. Era un hombre de 41 años de edad con el trastorno de personalidad paranoide que había estado bajo observación de manera repetida por un periodo de cerca de 8 años. El Sr. P. Creció en una familia con un padre psicótico, y en la secundaria se advirtió que era desconfiado, buscapleitos y buscaba pelea. Se enroló y fue a Vietnam en donde su desconfianza y ataques a los civiles vietnamitas le ganaron reprimendas. A su regreso a Australia, permaneció poco estable, pasando de un trabajo a otro porque los compañeros de trabajo, según  decía, solían “tenerla tomada contra mí”. Empezó a recibir atención pues había sido encarcelado por agredir sexualmente a una niña que había rechazado sus insinuaciones. Se informó que, aun cuando el Sr. P. Había permanecido trabajando, era arrogante, desconfiado y resultaba  muy difícil ayudarlo, aparte de las contadas ocasiones en que aceptaba ayuda para sus sensaciones de depresión. (Tomado de Halgin & Whitbourne, 2003, p. 437).

Como se puede observar, el trastorno paranoide de la personalidad se puede definir como una tendencia generalizada e injustificada a interpretar las acciones de las personas como intencionadamente perversas.

Sus criterios diagnósticos, según el Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales Cuarta Edición Texto Revisado (Asociación  Americana de Psiquiatría, 2001), son: (A) Desconfianza y suspicacia general desde el inicio de la edad adulta, de forma que las intenciones de los demás son interpretadas como maliciosas, que aparecen en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los siguientes puntos (1) sospecha, sin base suficiente, que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer daño o les van a engañar; (2) preocupación por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de los amigos y socios; (3) reticencia a confiar en los demás por temor injustificado a que la información que compartan vaya a ser utilizada en su contra; (4) en las observaciones o los hechos más inocentes vislumbra significados ocultos que son degradantes o amenazadores; (5) alberga rencores durante mucho tiempo, por ejemplo, no olvida los insultos, injurias o desprecios; (6) percibe ataques a su persona o a su reputación que no son aparentes para los demás y está predispuesto a reaccionar con ira o a contraatacar; (7) sospecha repetida e injustificadamente que su cónyuge o su pareja le es infiel.(B) Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico y no son debidas a los efectos fisiológicos directos de una enfermedad médica.

Los criterios diagnósticos según la Clasificación Internacional de Enfermedades Décima Versión (Organización Mundial de la Salud, 1992), para el trastorno paranoide de la personalidad son: a) Sensibilidad excesiva a los contratiempos y desaires; b) Incapacidad para perdonar agravios o perjuicios y predisposición a rencores persistentes; c) Suspicacia y tendencia generalizada a distorsionar las experiencias propias interpretando las manifestaciones neutrales o amistosas de los demás como hostiles o despectivas; d) Sentido combativo y tenaz de los propios derechos al margen de la realidad; e) Predisposición a los celos patológicos;  f) Predisposición a sentirse excesivamente importante, puesta de manifestado por una actitud autorreferencial constante; g) Preocupación por "conspiraciones" sin fundamento de acontecimientos del entorno inmediato o del mundo en general.

Es importante señalar que algunas de las consecuencias del trastorno paranoide  de la  personalidad son: problemas en el trabajo, en las relaciones interpersonales; aislamiento social, y recurrir a la violencia como forma de solucionar sus problemas (Millon & Everly, 1994).

Algunas de las características  que están presentes en las personas con trastorno son las siguientes: a) piensan, sin la  base suficiente, que las otras personas los están explotando, perjudicando, mintiendo  o traicionando; b) están intranquilos con incertidumbres infundadas sobre la lealtad y confianza de amigos o personas cercanas; c) son reacios a tener confianza en los demás debido a un miedo absurdo a que la información se utilice en su contra; d) creen ver significados supuestamente ocultos que son  amenazantes tanto en comentarios y/o en  sucesos benignos; e) guardan resentimiento de manera constante; es decir, tienen una enorme  dificultad para perdonar f) observan ataques hacia ellos  que no resultan aparentes a los demás y rápidamente reaccionan con irritación y/o contraatacan; g) poseen sospechas repetidas y sin justificación sobre la fidelidad de sus  parejas (Kemberg, 1992).

Las  personas que presentan trastorno paranoide de la personalidad generalmente culpan a los demás de los problemas en sus relaciones, y no suelen ser concientes de cómo ellos mismos contribuyen a crearlas. Además casi siempre están atentos y alertas porque piensan que los pueden atacar en cualquier momento y, por lo tanto  necesitan  defenderse. Perciben  que las personas  son egoístas y sin escrúpulos, y por ende  creen que no se puede confiar en la gente. Por lo anterior se puede decir que son bastante independientes, ya que la dependencia de los demás implica la posibilidad de que se aprovechen de ellos (Sue, Sue & Sue; 1996).

También se puede identificar que las personas con este tipo de trastorno ante la conducta de los demás, sacan conclusiones rápidas y son obstinados  a considerar explicaciones alternativas. Usualmente reaccionan con gran intensidad ante pequeños acontecimientos, ya que los interpretan como graves amenazas, y de este modo  frecuentemente se sienten heridos con facilidad (Kaplan & Sadock, 1996).

Origen del trastorno: Lo que se conoce sobre el origen de este trastorno en realidad es muy poco, algunos autores dicen que se debe a que las personas no suelen buscar ayuda y, por tanto, no es fácil encontrar grupos a los que se pueda estudiar.  Pero aún así las distintas teorías explicativas nos pueden dar una idea sobre las diversas formas como puede generarse este trastorno ( Millon, 1998):

1. Los malos tratos en la infancia y la falta de un amor coherente por parte de los padres pueden generar una desconfianza básica que se acabe extendiendo a todas las personas en general. Así, el paranoide habría aprendido en su infancia que el mundo está lleno de gente malintencionada (como sus padres) que pueden hacerle daño, y su comportamiento es un modo de prevenir el ataque o daño; se mantiene alerta para identificar los signos de peligro y actuar con rapidez.

2. Es más frecuente entre los familiares con algún tipo de enfermedad psicótica, que entre el resto de la población, de modo que puede haber algún tipo de predisposición genética.

3. Los niños despreciados o humillados por otros niños, y cuyos padres les han enseñado que ellos son especiales y diferentes, pueden llegar a la conclusión de que los demás están celosos y desean hacerles daño por envidia.

En el trastorno paranoide de un modo u otro las personas han desarrollado un esquema de pensamiento que se basa en los siguientes supuestos: a) Las personas son malas y tramposas; b) Atacan si les das la oportunidad; c) para protegerse hay que mantenerse alerta. Estos supuesto los llevan a esperar constantemente engaños, traiciones y que los hieran, de modo que consideran necesario estar alerta. Este estilo de pensamiento los lleva a prestar más atención a aquellos aspectos que confirmen sus hipótesis mientras que no tienen en cuenta aquellos que las contradigan (Valdes, 1993).

Según datos del  DSM-IV-TR en la población clínica, este trastorno es, normalmente, más diagnosticado en hombres. Se señala que la prevalencia del trastorno paranoide de personalidad es del 10-30% en los hospitales psiquiátricos; del 2-10% en los pacientes psiquiátricos ambulatorios y del 0.5-2.5% en la población general.  Su incidencia parece aumentar en familias donde hay un miembro esquizofrénico.

 

Referencias

 

Asociación  Americana de Psiquiatría. (2001) Manual  diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, DSM-IV.-TR. Barcelona, Masson.

Halgin, R. & Whitbourne, K. (2003). Psicología de la anormalidad. México: Mc. Grall-Hill.

Sue, D., Sue, D. & Sue, S. (1996). Comportamiento anormal. México. Barcelona: Mc. Grall-Hill.

Kaplan H.I. & Sadock B.J. (1996). Trastornos de la personalidad.  Barcelona: Kaplan Hi y Sadock bj .

Kernberg, F. (1992). Trastornos graves de la Personalidad. México: El manual moderno.

Millon T.  (1998). Trastornos de la personalidad. Barcelona: Masson.

Organización Mundial de la Salud (1992). Décima revisión de la clasificación internacional de las enfermedades CIE-10. Madrid: Meditor.

Valdes M. (1993). Introducción a la psicopatología y a la psiquiatría: Trastornos de la personalidad. . Barcelona:  Masson Salvat.

 

 

Bibliografía sobre el tema

 

 

Beck, F. (1990). Cognitive therapy of personality disorders. New York: the guilford press.

Belloch, A., Sandìn, B. & Ramos, F. (1995). Manual de psicopatología. Madrid: McGraw-Hill.

Girolamo, R. (1993). Personality disorders. Genéve: World Health Organization.

Millon, T, & Everly, G. (1994). La personalidad y sus trastornos. Barcelona: Martínez Roca.

Sarason, I. (1996). Psicología anormal; el problema de la conducta inadaptada. México: Prentice-Hall.

Stone M.H. (1993). Abnormalities of personality. New York: ww norton.

Valdes M. (1983). La personalidad y la conducta en medicina. Publicaciones universidad de Barcelona.

 

 


 

 TRASTORNO DE PERSONALIDAD DEPENDIENTE

 

 Katherinne Monsalve, Yamile Aponte & Liliana Escobar

Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Colombia

El trastorno de la personalidad por dependencia, según el Manual Diagnostico y Estadística de los Trastornos Mentales, Cuarta Versión (DSM-IV, Asociación Psiquiátrica Americana, 1995) es una necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, que ocasiona un comportamiento de sumisión, adhesión y temores de separación.

Según Belloch, Sandin y Ramos  (1995) las respuestas como las que buscan proximidad y contacto físico, ayuda, atención, tranquilización y aprobación han sido consideradas dependientes, lo cual significa que esta dependencia puede definirse de acuerdo con Millon y Everly (1974) como una clase de respuestas susceptibles de provocar por parte de otros, respuestas de atención y ayudas positivas.

De acuerdo a lo anterior se puede observar claramente que lo que la persona  con trastorno de personalidad dependiente lo que espera son respuestas de atención, lo cual desde el enfoque conductual generaría una conducta de dependencia  que puede ser explicada desde la teoría del aprendizaje social ya que se esta reforzando constantemente dicha conducta.

Esta respuesta de atención frente a la necesidad de que se ocupen de uno son formas de dependencia, las cuales se expresan en los criterios del DSM-IV (APA, 1995), tales como: dificultad en la toma de decisiones, necesidad de que otros asuman la responsabilidad, dificultades para iniciar proyectos, ir demasiado lejos llevado por su deseo de lograr protección y apoyo de los demás, sentirse incomodo o desamparado cuando está solo, buscar urgente una nueva relación cuando ha terminado otra y sentir miedo a que lo abandonen.

Según el citado manual, las personas con este tipo de trastorno de personalidad presentan síntomas como: el pesimismo y la inseguridad de si mismos, tienden a minimizar sus capacidades y sus valores refiriéndose así mismo como “estúpidos”, tomando las criticas y la desaprobación como pruebas de su inutilidad y pierden la fe en si mismo. Buscan la sobreprotección y ser dominados por los demás. La actividad laboral puede estar deteriorada si se requiere una iniciativa independiente. Evitan las posiciones de responsabilidad y experimentan ansiedad al enfrentarse a las decisiones a tomar.

En la Clasificación Internacional de Enfermedades Décima Versión ([CIE –10], Organización Mundial de la Salud, 1992) se establece que el  trastorno de personalidad dependiente está caracterizado por: fomentar o permitir que otras personas asuman responsabilidades importantes de la propia vida, subordinación de las necesidades propias de aquellos de los que se depende, sumisión excesiva a sus deseos, resistencia a hacer peticiones, a las personas a las que se depende, sentimientos de malestar o abandono por una persona con la que se tiene una relación estrecha y temor a ser abandonado por una persona con la que se tiene una relación estrecha y temor a ser dejado bajo su propio cuidado y capacidad limitada para tomar decisiones cotidianas sin el consejo o seguridad de los demás. También pueden presentar la percepción de sí mismos como inútil, incompetente y falto de resistencia.

Según Belloch, Sandin y Ramos (1995), este trastorno posee tres características  que son: una gran inflexibilidad que limita las oportunidades de aprender nuevas conductas, frecuente existencia de acciones que fomentan círculos viciosos y una gran fragilidad emocional frente a situaciones de estrés.

Haciendo referencia a que los conductistas se ocupan de  la forma en cómo, cuando  y de qué se aprende, según Millon y Everly (1974) se podría establecer la manera como los principios básicos del aprendizaje pueden aplicarse a la conducta patológica. El aprendizaje, tal como los conductistas lo ven, se define como la tendencia de producir  una respuesta determinada en presencia de un estímulo determinado: lo que se aprende es una respuesta discreta.

Es de tal forma como los síntomas del trastorno de la personalidad por dependencia mencionados anteriormente pueden ser adquiridos mediante un aprendizaje social de la conducta de dependencia, de acuerdo a Millon y Everly (1974), puesto que el ser humano es casi totalmente indefenso y sigue siendo relativamente incapaz de cuidar de si mismo durante cierto número de años, las respuestas dependientes reciben en la mayoría de las sociedades una cantidad considerable de refuerzo positivo, por ejemplo: si a un niño no se le enseña a vestirse, a comer y entretenerse solo, y más adelante no se le enseña a dominar determinadas habilidades sociales y ocupacionales, no se le permitirá tener un ajuste socio-vocacional independiente.

Lo anterior significa que este aprendizaje ocasionaría o tendría como consecuencia respuestas dependientes orientadas según la tarea, de la infancia a la edad adulta.

Por otra parte, a las personas con estos síntomas se los describe como poseedores de una habilidad de manipulación altamente desarrollada, que de acuerdo a Millon y Everly (1974), está destinada a procurar satisfacción orientada en la persona, ya que se le refuerza constantemente.  

Los factores de riesgo para desarrollar dicho trastorno de personalidad son adquiridos mediante la historia de aprendizaje del paciente y los refuerzos como mantenedores de la conducta de dependencia a través de todas las etapas de desarrollo de la persona, generan los síntomas propios de esta perturbación desencadenando el trastorno de la personalidad por dependencia.

Así como las personas con trastornos de la personalidad por dependencia tienen síntomas aprendidos, se presenta según el DSM- IV (APA, 1995) síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo, los cuales figurarían dentro de los factores precipitantes, ya que el grado en que los comportamiento dependientes se consideran adecuados varía sustancialmente según la edad y los grupos socio-culturales, los cuales han de ser tenidos en cuenta para evaluar el umbral diagnostico de cada criterio. El comportamiento dependiente solo debe considerarse característico del trastorno cuando sea claramente excesivo para las normas culturales del sujeto o refleje preocupaciones no realistas.  Es decir, que existen diferencias que pueden ser malinterpretadas como rasgos de trastornos de personalidad. Sin embargo, estos factores afectan de manera relevante la personalidad por lo cual los podríamos tomar como factores precipitantes ya que dependiendo de su influencia podrían afectar los comportamientos.

Así mismo podríamos mencionar como otro tipo de factor precipitante, situaciones de riesgo que sumados a la vulnerabilidad podrían desencadenar igualmente este tipo de trastorno. Es decir, si las personas no están entrenadas o no han aprendido a ser independientes cuando se les presente por ejemplo una situación problemática, tenderán a depender de otros para solucionarla o contar con la aprobación de lo que piensan y hace.

Se podrían mencionar otros factores predisponentes como una enfermedad física crónica y el trastorno por angustia de separación. También es importante tener en cuenta los factores biológicos como la tendencia al agotamiento físico por insuficiencia de tiroides crónica, el biotipo endomórfico o ectomórfico y los factores ambientales como la sobreprotección parental, la deficiencia en habilidades sociales básicas tales como expresar un desacuerdo o competir y el seguimiento de roles sociales (por ejemplo, la sumisión atribuida al rol tradicional de la mujer). Los anteriores son factores a tener en cuenta para el análisis de dicho trastorno.

La descripción de la tasa de prevalencia de este tipo de trastorno, se han realizado  utilizando evaluaciones estructuradas que han mostrado gran similitud en mujeres y varones en cuanto a la presencia del trastorno, lo que indica que no hay una diferencia significativa en la proporción de quienes presentan el trastorno dentro de un marco clínico en cuanto al género.

Teniendo en cuenta que es un trastorno que presenta una incidencia critica alta, el manejo que se le da desde la terapia comportamental resulta ser efectivo cuando de extinguir ciertas conductas se trata. Como primera medida la Terapia comportamental no tiene por objetivo eliminar todas las causas subyacentes a la patología (dependencia) ni dar libertad para que el paciente exprese sus actitudes y sentimientos, dejando que él sea quien maneje y oriente la terapia. Al contrario de esto, para realizar una intervención sobre los variables que mantiene la conducta y lograr eliminarlas, se realizan en primera medida programas de condicionamiento y extinción en los que se tengan especificados los patrones de comportamiento que se desean alterar o modificar, luego se hace una mirada de los elementos ambientales que contribuyen a reforzar la conducta mal adaptada para eliminarlos y, por ultimo, introducir una serie de nuevos reforzadores con el objetivo de condicionar nuevas conductas adaptables al medio que permitan tener una mejor interacción con el ambiente y las personas que lo rodean.

Con base en lo anterior, se logra establecer la terapia comportamental como una técnica útil para tratar este tipo de trastorno, debido a que centra sus atención en factores de riesgo o mantenedores tratándolos a partir de la implementación de condicionamientos. Así, según Millon y Everly (1974), se busca romper contingencias actuales que gobiernan, refuercen y afectan el comportamiento de la persona, proponiendo como idea principal alterar las expectativas de refuerzo del paciente, modificando así la fuente de donde procede su conducta manifiesta.

Haciendo referencia a lo anterior, el objetivo de la terapia pretende que las personas logren incluir dentro de su repertorio conductual nuevos reforzadores y aprendizajes, para que la intervención y tratamiento sean efectivos y se logre desarrollar o aumentar la capacidad de toma de decisiones, para que el paciente adquiere y se vea y sienta una mejora realmente significativa.

Referencias

 

Asociación  Americana de Psiquiatría. (1995) Manual  diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta versión. Barcelona, Masson.

Belloch, A. Sadin, B & Ramos, F. (1995). Manual de psicopatología.  España: MacGraw Hill.

Millon, T. & Everly, G. (1974). Sicopatología de la personalidad. Barcelona: Martínez Roca.

Organización Mundial de la Salud (1992). Trastornos mentales y del comportamiento descripción clínica y pautas para el diagnóstico. (CIE-10) Madrid: Meditor.