Indice:
¿QUÉ
CLASE DE DIBUJOS SE PREMIAN?
por Ana von Rebeur
SE
ABRE EL DEBATE Y SE ESPERAN MÁS OPINIONES....
responde Ana von Rebeur
¿DE
QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE TIRA, VIÑETA, CARICATURA, HISTORIETA...?
por Guillermo Almeida
Acerca del Cartoon
Por Ralph Steadman (Traducción: Ana von Rebeur)
LAS MUJERES
QUE ESTÁN DIBUJADAS
por Ana von Rebeur
LA
SITUACIÓN DEL HUMOR GRÁFICO EN LA ARGENTINA:
LO
QUE PASA EN LA ARGENTINA NO ES CHISTE
Opinan Claudio Kappel, Oscar Milicich y Ana von Rebeur.
QUINO
CUENTA QUIÉNES FUERON SUS MAESTROS ADMIRADOS
Por Ana von Rebeur
Los dibujantes historietistas jamás le
dieron a las mujeres un rol menor .Los primeros personajes femeninos basaban su
gracia mostrando las torpezas y debilidades de las mujeres.
Más tarde, la Mafalda de Quino, la Lucy de
Charles Schultz y Liza y Marge Simpson de Matt Groening fueron los seres más
maduros y lúcidos las tiras.
Los cómics actuales muestran la imagen de una mujer solitaria,
despiadada y temible.
¿Hasta
qué punto las tiras humorísticas y los comics reflejan a las mujeres de la vida
real?
Muchacha cuerpo de papel:
Aunque en la vida real a las mujeres se les
dificulte alcanzar algún tipo de protagonismo, ellas siempre fueron las
estrellas en variadas aventuras de papel. Las mujeres dibujadas llenaron
kilómetros de papel en la historia del cómic y la historieta, reflejando la
situación de la mujer en cada época.. En un principio, representaban la esencia
de la femineidad más pura . La vulnerabilidad lacrimógena de Annie la
Huerfanita, los mohines aniñados junto al nada inocente portaligas de Betty Boop
, los tacos aguja de Barbarella y la cintura de avispa de la Mujer Maravilla
plasmaron en papel lo que los hombres querían ver en las mujeres de cada época,
sin descuidar el ojo atento de las lectoras que buscaban en las tiras cuál era
el último grito de la moda.
Obsesionados por marcar claramente cuáles eran las
características, el carácter y el rol de cada personaje en una tira, los
dibujantes tuvieron siempre especial cuidado en que la ropa de sus chicas
dibujadas resultara moderna, actual, chic y apropiada a su condición . Así, un
par de trazos más definían quién era la mucama y quién la esposa, logrando
además un testimonio completo de la evolución de la moda y del desarrollo del
rol de la mujer en la sociedad a través del tiempo.
Las primeras tiras cómicas de éxito nacieron a
mediados del siglo XIX cuando las viñetas humorísticas unitarias necesitaron
extenderse en la página para contar, cuadro a cuadro, historias que no entraban
en un cuadrito solo. En 1895, los diarios "World", de Joseph Pulitzer y el
"Journal” de William Randolf Hearst entraron en una competencia tan encarnizada
para atrapar la mayor cantidad de lectores que ambos títulos se enfrentaron
número a número para realizar la página de humor más graciosa y original. Para
felicidad del gremio del humor gráfico , esta lucha impulsó la contratación de
una gran cantidad de dibujantes que a su vez crearon innumerables
personajes y temas novedosos que invadieron las páginas logrando la adhesión
inmediata de los lectores. Pronto la adhesión se convirtió en adicción. Los
lectores necesitaban seguir comprando el diario para ver cómo continuaba la
historia.
Así nació el
protagonismo de las diosas de papel : había que llenar la última página con
chicas bonitas y vestidas a la última moda para que las mujeres se
sintieran identificadas y los hombres hallaran un solaz para la vista. “ Los
dibujantes somos hombres “ – afirma el dibujante Alfredo Grondona White – “Y a
los hombres nos encanta dibujar chicas lindas y pulposas.”
El papel de las mujeres de tinta :
En la época en que Buenos Aires era una
colonia española de calles estrechas y embarradas, los dibujantes humorísticos
se hicieron un festín burlando - con razón- el uso del miri&ntildde;aque y
de los enormes peinetones de carey que amenazaban la integridad física de los
transeúntes. De las burlas en Caras y Caretas a la exaltación de las curvas en
Rico Tipo pasó mucha tinta sobre el papel.
A principios de siglo, el seguimiento permanente de
la moda en los cómics convirtió a las tiras cómicas casi en un figurín de
modas. Las viñetas del siglo pasado muestran a las damas con tacos altos,
vestidos largos por el piso, mucha puntilla, lazos y frufrú, mangas “jamón”,
corsés y volados que aumentaban el tamaño de la cola. Los personajes más famosos
y duraderos siguieron escrupulosamente la moda a través de los años. La famosa
Sisebuta – la esposa castradora del gordo Trifón – nació en 1913 vistiendo “ a
la marinera” con escote cuadrado y alegres guardas azules y blancas. Pero en la
Primera Guerra cambió ese atuendo alegre por sobrios trajecitos grises. Durante
los años ´20 las tiras cómicas estaban protagonizadas por personajes
extravagantes como el Yellow Kid del “Journal”. Rápido, el “World” bautizó para
siempre como “prensa amarilla “ a los diarios sensacionalistas, debido al color
de ese chico raro del diario rival.
En los años ´20 apareció “Dumb Dora“(“Dora la Tonta”) , una rubia muy
torpe que servía como burla a las mujeres trabajadoras que se habían emancipado
durante la Revolución Industrial de la posguerra. Dora tomaba todo tipo de
iniciativas disparatadas para solucionar problemas. Sus ideas eran a todas luces
erróneas. Pero, sin embargo, la historieta terminaban con final feliz, con la
invariable frase de “¡No es tan tonta!", evitando así socavar la autoestima de
las lectoras.
Dora usaba ropa
divertida, sombreritos clochés , medias de seda hasta los muslos sostenidas por
portaligas con puntillas, faldas audaces, moños provocadores en las caderas ,
collares de perlas y melenita de oro: era una chica moderna.
Tan popular se hizo esta Dora que en 1933
los diarios se agotaron en la fecha en que debía casarse con un millonario: el
pueblo quería saber qué se pondría para la boda. Y el dibujante sorprendió a
todos presentándola con un casquete ceñido con dos flores sobre las orejas, del
que partían una cola de tul, un vestido entallado pero de corte sencillo y un
lazo que cubría la cola y se anudaba adelante que fue copiado por cantidad
de novias de la época. Casi al mismo tiempo, la sexy y aventurera Betty Boop
saltaba de un cabaret a una isla de caníbales sin olvidar retocar su boquita de
corazón con su lápiz labial mientras salvaba la vida de su perrito o escapaba de
las garras de ogros inmensos.
El éxito de ambas figuras- Dora y Betty- impulsó el nacimiento de una
legión de damitas guapas y elegantes como Polly Boots, Winnie Winkle , Bab,
Connie y Tillie the Toiler quien, para fascinación de sus lectoras , trabajaba
en una casa de alta costura y adoptaba poses de mannequin. En la misma época,
Annie la Huerfanita, de Harold Gray, marcó el nacimiento de la moda infantil en
los cómics y explicaba cómo se visten los millonarios.
Uno de los grandes éxitos en personajes femeninos fue
la flaca Olivia, la novia de Popeye, nacida de la pluma de E.C. Segar, que logró
con ella la suprema ironía de poner junto a un marinero rudo – de los que
prefieren prostitutas pulposas- a una flaca de rodete y pollera larga y
recatada. Sin embargo, la modosita de Olivia cautivó a los lectores destapándose
bajo su aspecto monacal como una mujer valiente, capaz de acompañar a Popeye
hasta el mismo fin del mundo y repartir trompadas si había que defender a su
novio.
Blondie Boopadoop era
otra melenita de oro, pero de clase humilde, creada por Chic Young en 1930.
Cuando esta dama se casó en la tira con el millonario Dagwood Bumstead, las
ventas cayeron abruptamente. Los lectores no se sentían identificados con
personajes que comían ostras entre perros de raza. ¿ Solución? Young le hizo
perder a Dagwood toda su fortuna y lo convirtió en un empleado de clase media
que espera el aumento de sueldo que nunca llega. Ahí sí, la tira se vendió como
pan caliente y llegó a aparecer en 1900 diarios de todo el mundo. En 1947 Dean
Young, hijo de Chic Young, siguió dibujando la tira y cambió la ropa Blondie –
que vestía modelos de modistos famosos en los ´30 como Lanvin , Balenciaga
Chanel y Schiaparelli– por severos trajecitos rectos, solapas y hombreras como
las que proponían Dior, St Laurent, Givenchy y Pierre Cardin para estar a tono
con los duros tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Durante esta guerra las
historietas se llenaron de superhéroes que intentaban ganar guerras, al menos en
un episodio de tinta.
Una vez
que terminó la guerra, la alegría inundó los roperos y las mujeres olvidaron los
grises y las hombreras, animándose al color , los lunares , los volados,
las poleras con vuelo y las mangas abullonadas tan inadecuadas para tiempos de
emergencia civil. Tanto Blondie como la esposa del detective Dick Tracy – del
dibujante Chester Gould- se llenaron de volados y ruedos
ondulados.
Al volver de la
guerra, los hombres vieron que las mujeres habían ocupado los puestos de trabajo
que ellos habían dejado vacantes. Entonces quisieron devolverlas a la seguridad
del hogar intentando convencerlas de que la tarea de ama de casa era la más
noble y útil que una mujer podía realizar.
En la Era Tupperware nació la fiebre de los
electrodomésticos, que estimulaba a las mujeres a soñar con la cocina perfecta y
el pelo en su lugar gracias al spray fijador. Así nació la fiebre consumista
liderada por las esposas e hijas de los Supersónicos. Vilma Picapiedras y Betty
Mármol vivían acechando a sus maridos como gurkas esperando el momento exacto
para sacarles dinero para comprar sombreros y zapatos.
La revista “Susy, secretos del corazón” mostraba
también las lágrimas permanentes de una joven de pollera vaporosa y zapatos
ballerina para bailar mejor el rock, suspirando virginalmente por amores jamás
correspondidos.
De la chica soñadora a la líder implacable :
Revolución Sexual de los ´60 desplazó al
matrimonio como aspiración máxima de las heroínas de papel. El cambio en la vida
real penetró el mundo de la historieta y la chica pedigüeña y llorona se vio
desplazada por una imagen de mujer fatal, ganadora y luchadora implacable que
aparece hasta ahora.en los comics de culto.
Vampirella, Barbarella, Batichica y Gatúbela
impactaban con toneladas de pelo, uñas afiladas, ajustados pantalones de cuero,
botas y corpiños casi filosos: deamasiado atractivas para quedarse entre
cacerolas y rosales del jardín. Sólo los personajes secundarios y con menos
poder siguen usando polleras.
Valentina, con su corte de pelo paje y su ropa lánguida y reveladora
muestra una mujer que ya no se ajusta los botones hasta el cuello ni piensa en
casarse para pedirle plata al marido, como lo hicieran Blondie, Vilma o Dora la
Tonta .
De 1970 a 1982 los
dibujantes Barreiro y Zanotto crearon en la Argentina una rareza que adoran los
coleccionistas: Bárbara era la versión femenina del Che Guevara. La guerrillera
usaba boina y fusil para luchar en la selva -curiosamente parecida al monte
tucumano- contra unos androides nefastos. La tira no conoció la censura ni en
los peores tiempos de la represión, y se vendía como pan caliente para quien la
reservaba al kioskero amigo. Al llegar la democracia al país , Bárbara murió por
muerte natural. Su resistencia en el monte ya no tenía razón de ser , y a sus
autores les resultó imposible convertirla en una yuppie materialista de ataché y
trajecito sastre.” Lástima , la morocha estaba re- buena” , dice Andrés, un
cultor del género y vendedor del comercio especializado Génesis.
En los años ´70 , las heroínas del comic se
sentaban irreverentemente en su propio escritorio, puteaban como un varón,
fumaban , tomaban whisky y usaban plataformas y pantalones Oxford y el pelo
largo y suelto. Hasta apareció una heroína muy efectiva- “Evangelina” -. que en
sus ratos tranquilos era monja. Finalmente, ellas empezaron a ser las que daban
las órdenes a sus subalternos del sexo masculino.
Autorretratos
humorísticos
En los ´80 las mismas mujeres tomaron el
plumín para dibujarse a sí mismas, haciendo eclosión una camada de dibujantes
entre las que descolló la francesa Claire Bretècher con sus mujeres desgreñadas,
psicoanalizadas, y tan frustradas como sugieren los títulos de sus libros :
Frustradas 1, 2, 3 y 4. Todas visten ropa oversize, cómoda y unisex.. Se
acuestan con hombres que admiran por su talento y no por sus billeteras y
quieren que sus hijas sean emancipadas. Son ejecutivas agotadas o intelectuales
angustiadas. Las obras de Bretècher fueron traducidas a todos los idiomas y sus
libros fueron reeditados decenas de veces.
En Estados Unidos, la dibujante Cathy
Guisewhite creó a su “ Cathy” , una oficinista tan preocupada por conservar al
mismo tiempo al empleo y al novio como por poder comerse un kilo de chocolate y
buscar una calza de gimnasia que le disimule la panza. Cathy tampoco sabe si
quiere casarse con su novio tan bueno como aburrido o si aún podría encontrar a
alguien más impredecible y romántico.
La norteamericana Lynn Johnston, por otra parte, aparece todos los
domingos en los diarios americanos con la tira “ For Better or for Worse”
( traducido “En las buenas y en las malas”, frase final de cualquier sacerdote
antes del “¿Acepta usted como esposa a...? “ de los casamientos), dando una
mirada compasiva a las madres y amas de casa que intentan salir adelante con la
lucha cotidiana y la búsqueda de trabajo, ganando muchísimo cansancio junto con
su posibilidad de hacer algo más que cambiar pañales.
Otra tanda de dibujantes argentinas supieron reírse
del propio género : María Alcobre, Patricia Breccia, Else Cuerda, Maitena
Burundarena, Petisuí, Diana Raznovich y quien suscribe lo lograron, abriéndose
paso con esfuerzo en un ámbito editorial que, como casi todos los ámbitos, es
esencialmente masculino.
Las
mujeres dibujados en el fin del milenio hacen reír a hombres y mujeres
porque desnudan a las mujeres mostrando de ellas lo que ellas mismas no se
perdonan y lo que los hombres quieren creer de nosotras que somos: rebuscadas,
quejosas, frustradas y obsesionadas por tres cosas: nuestra imagen, cómo
conseguir un hombre y quejarnos de qué porquería que son ellos.
Las mujeres falladas y quejosas
inundaron las secciones de diarios y revistas de actualidad, mientras que las
mujeres fatales y decididas empezaron a consumirse con avidez por los lectores
de cómics de aventuras .
Femmes fatales, pero de tinta :
Para fines de los ´80, el italiano Milo
Manara ratoneó a sus lectores con mujeres de ropa mínima que destilan erotismo
en escenas en las que todo se muestra y nada se insinúa.
Otros italianos, Liberatore y Tamburini, crearon poco
después a Lubna , una suerte de Lolita andrógina y punk, de novia con el
androide Rankxerox Ella era la viva imagen de la adolescente rebelde, que
reflejaban el “No future” de los ´80..
Horacio Altuna dibujó chicas atractivas y agresivas
que vestían a la moda del momento, combinando tops escotados y lencería a la
vista con borceguíes: una moda “sexy-macho” que parece decir “ojo conmigo,
pibe”. El argentino creador de “Las Puertitas del señor López” se las arregló
para demostrar en cada historia que ellas mandan y que los hombres no son más
que víctimas de la voluntad femenina.
A lo largo de la década del ´90 las heroínas de historietas ganaron el
protagonismo absoluto de las tapas de revistas. Ellas son tan sexys como
crueles, tan atractivas como vengativas y brutales. Usan enormes escotes,
transparencias, shorts cavados y agujeros al más puro estilo punk, mostrando
profusión de curvas y prominencias. Entre las bellezas salvajes que inspiran más
temor que lujuria están la guerrera ninja Shi, combativa e impiadosa, la punk
Cibersix – que contó con una versión televisiva protagonizada sin éxito por
Carolina Peleritti-, la salvaje y sanguinaria The Tenth del dibujante Tony
Daniel, y la bellísima y terrorífica Witchblade, creación delirante de Michael
Turner que personifica a una mujer policía italiana con serio tailleur negro en
su oficina, que ca,mbia para la acción brutal por una malla negra cavada y un
guante con garras mortales.
“
Eso de ver una mina hermosísima cortando la garganta de un tipo de un zarpazo
con sus uñas de acero, a los lectores nos atrapa”, confiesa Mariano , joven
cultor del género. “Las mujeres no saben el miedo que los hombres les
tenemos. Y estas revistas reflejan nuestros peores miedos. Todo hombre
sabe que una mujer hermosa puede destruirlo si quiere. En los comics, las más
hermosas son las más destructivas. Al final, los comics no muestran más que la
realidad: la mujer que nos gusta siempre nos tiene en un puño”.
Por su parte, los japoneses no sólo se
dedicaron a dibujar Pokemones . Los cómics japoneses para adultos muestran
nenitas con caritas inocentes, trencitas doradas y enormes ojos azules, con
caras de jardín de infantes y enormes senos inflados, imponiendo una
tendencia y paidofílica donde el ideal del deseo sexual nipón parece inclinado
hacia una versión de Heidi criada en un burdel.
Las heroínas no usan polleras:
“Los comics de ahora reflejan el mundo
actual: no hay valores morales, el fin justifica los medios y todo es un “
sálvese quien pueda”.” afirma Andrés Montemorro, de la librerías especializadas
en cómics Génesis y Entelequia. “ Las mujeres de los cómics actuales no tienen
nada que ver con las de hace veinte años. Son despiadadas y no necesitan para
nada a los hombres. Saben defenderse solas”. Este hombre se anima a explicar por
qué los hombres compran cómics donde la heroína decapita a los tipos: “Una mujer
peligrosa es erotizante. Los lectores de cómics exigen un buen dibujo, con
mujeres que estén fuertes. Las heroínas de comics son fuertes en ambos sentidos
de la palabra: tienen fuerza y están muy fuertes. Es un placer mirarlas una y
otra vez.”
Pero ellas no usan
polleras.
En la historia del
cómic jamás existió una verdadera heroína que usara polleras. Las primeras
supermujeres usaban una malla como las que se usaban en los balnearios de los
años ´30.
En los ´50 la Mujer
Maravilla vestía como una diosa de la mitología griega : túnica larga, capa ,
cinto y sandalias de tiras de cuero cruzadas , como una amazona. Era la época en
que las mujeres estaban endiosadas...como la diosa del
hogar.
Las supermujeres de
los ´60 se empezaron a usar hot- pants, enteritos, calzas y botas , siempre ropa
simple para el atletismo, sin adornos. Un cinturón grueso destaca y protege sus
cinturas de avispa, mientras que los corpiños armados, las botas y
muñequeras indican espíritu de combate.
Eran las diosas de la imagen, con superpoderes
demasiado increíbles para compararse mínimamente con la realidad.
Los brazos redondeados y los vestidos
vaporosos de los años ´30 y ´40 le cedieron el paso en los ´90 a bíceps
musculosos, rostros angulosos y peinados con mechones que caen en punta, filosos
como dagas. En suma, las heroínas van cómodas, con ropa fuerte que las proteja
sin estorbar. Enfundadas en pantalones y botas van a cumplir su misión
cotidiana.Los hombres son subalternos. Ellas ya no tiene poderes misteriosos que
se anulan con el contacto de la criptonita o la ropa de calle . Tampoco vienen
de otro planeta : son mujeres reales que saben manejar armas
letales.
La María de El
Eternauta del genial autor Héctor Oesterheld se limitaba a esperar el regreso
del grupo de héroes liderados por Juan Salvo con una resistencia paciente digna
de una mártir.
Las heroínas
actuales se enfrentan ellas mismas de cara con los peores
peligros.
Como en la vida
real.
EXTRA:
EL LARGO DE LAS POLLERAS :
La moda en la historieta evidenció lo que
venía adivinándose de larga data : que el largo de moda de la pollera es
inversamente proporcional al bienestar económico de cada momento histórico. De
hecho, hay una relación directa entre la macroeconomía y la proporción de pierna
que se muestra. Cuando existe una situación financiera holgada, las faldas suben
hasta llegar a la más corta de las microminis. Cuando el trabajo escasea y la
recesión aumenta, el ruedo de las polleras cae en proporción directa con el
valor del salario y el nivel de vida.
Durante las guerras, las polleras llegaron a un recatado largo máximo,
para subir escandalosamente en cuanto el conflicto terminaba. En la Argentina,
los años de plomo terminaron con las alegres minifaldas de los ´60 y nos
trajeron la moda de larguísimas polleras de viyela y corderoy y severos
“chemisiers” con charreteras . El comienzo de la democracia liberó los dictados
de la moda – ya no teníamos que vivir uniformadas- y acortó la falda hasta
límites insospechados a principios de los ´90 . Pero la debacle económica que
produjo el llamado Efecto Tequila bajó el ruedo de a poco hasta dejarlo por las
rodillas .La moda de los últimos años planteó un look despojado, minimalista,
descuidado. Las vidrieras se inundaron de colores apagados, grises y
negros, la ropa tuvo cortes simples, netos, sin adornos ni apliques y no importó
– por vez primera – que se vean los breteles del corpiño por debajo de la ropa
.
“El color del fin de siglo
es el negro. Yo me paso la vida mirando qué usan las mujeres y qué no se usa más
para reflejarlo en las historietas”, dice Alfredo Grondona White, eximio
dibujante de historietas especializado en llenar los cuadros con mujeres muy
hermosas. “En los dibujos hay que mostrar la vida tal cual es. Me mantengo
atento porque la moda siempre vuelve.” Asombrado, Grondona White afirma que tuvo
que gastar más tinta que nunca: “Se usa la ropa negra, como si estuviéramos
todos de luto . Los colores desaparecieron a medida que los personajes
femeninos se volvierohn más activos. . Personalmente, creo que la moda del
ombligo al aire está durando más de la cuenta. A esta altura, por lo que duran
las modas, tendrían que estar las panzas tapadas. Y sin embargo, me asombra que
siga el pantalón de tiro corto y las pancitas a la vista, a la vez que las
polleras siguen muy largas para el gusto masculino”.
Grondona White afirma que desde los años ´60 él no
puede usar colores alegres en sus dibujos de ropas femeninas. Los artificios
dejaron paso a lo simple y despojado. La elegancia de fin de siglo tiene colores
neutros, oscuros y lisos, y polleras por debajo de las rodillas, ya que sigue la
austeridad. No casualmente, sólo los personajes de mayor poder adquisitivo –como
Amalita Fortabat – enfrentan los dictados de la moda, oponiéndose con cierta
obscenidad a la tendencia de usar colores neutros para adoptar – como sólo ellas
se lo permiten–trajecitos de colores rabiosamente triunfales como el amarillo
huevo, el naranja flúo o el verde loro. Pero no es una costumbre exclusiva
criolla
En Inglaterra y
España pasa lo mismo: mientras el pueblo adhiere a los colores sufridos, como el
marrón, el azul marino, el gris y el bordó, la realeza viste tonos pasteles tan
alegres como la vida privilegiada que les toca vivir.
Los que dependemos de un empleo inestable no podemos
comprar un abrigo naranja o verde pistacho. “ Lo usás dos veces y es un
quemo”,nos dice mamá .
Y tiene razón.
Opinan Claudio Kappel, Oscar Milicich y Ana von Rebeur.
Publicado en www.tebeosfera.com de
Sevilla, España.
por Ana von Rebeur – Humorista , dibujante
humorítica y presidente de FECO Argentina
(Federación Internacional de Organizaciones de
Cartunistas)
El humor siempre representó un estado de
rebeldía y resistencia contra el status quo, una mirada avispada para azuzar
conciencias, una acto de protesta escondido tras una sonrisa. No es raro,
entonces, que después del primer shock inicial que nos dejó a todos sin palabras
ante el caos financiero, político y económico en que se ve hundida la Argentina,
no nos quedara a los humoristas otro remedio que hacer chistes ante
semejante tema enorme como es ver en directo el cataclismo de un país al
que todos insisten en esquilmar, de tantas riquezas naturales que
tiene.
La Argentina es una
paradoja para el mundo entero : acá la droga no circula más que en ámbitos muy
reducidos de miseria o de empresariado acelerado, el alcoholismo casi no exis6te
y de hecho, es una sociedad sana para quien drogarse o emborracharse sólo denota
la presencia de enfermo a quien hay que ayudar. Tampoco hay obesos como en
Australia o Estados Unidos, la mayoría de la gente usa calzado, bebe agua
potable en abundancia, no padecemos cataclismo naturales como terremotos o
ciclones, el clima es siempre benigno y las cosechas son fáciles debido a que se
realizan en tierras llamas y fértiles.
Pero tenemos un karma desgraciado, tal vez justamente
debido a que nuestras bendiciones fueron nuestras maldiciones: allí donde todo
abunda por naturaleza, la tentación de robar es grande. Y nuestros gobiernos
siempre han robado. Los indios nativos ni siquiera tenían en sus lenguas una
palabra que refiera al acto de robar: eran comunidades tranquilas que compartían
todo lo que tenían. La primera desgracia fue la llegada de los incas, que
impusieron la primer dictadura entre pueblos locales y mansos , como los
tehuelches, diaguitas , guaraníes, wichis y qom . Luego llegaron los españoles a
matar a todos los pueblos aborígenes y robar su tierras, para repartirlas como “
mercedes” entre los más destacados de los militares genocidas. De ahí en más,
todo intento de socialismo bien entendido fue respondido con fuego y más
matanzas. Y ganan los gobiernos con poder, que pasó de ser las ramas a ser el
dinero. Mucho dinero en manos e unos pocos, tratando de mantener en la
esclavitud a la gran mayoría, es lo que pasó en los últimos años, sumado a una
masa inmigratoria que creyó que encontraba acá el Paraíso perdido para
encontrase con leyes arbitrarias, impuestos absurdos y desocupación. Como buenos
hijos y nietos de inmigrantes, el concepto de “ patria “ allí donde no te hacen
la vida fácil es difícil de asimilar. Los argentinos pasamos los ´60 y los ´70
escuchando en todos los medios que este era el mejor país del mundo. Hablar mal
del país era una ofensa, una traición. Desde los ´80 hasta ahora nos venimos
mancillando día a día con la novedad de que parece que somos el peor país del
mundo, manejados por una dinastía inagotable de cuadillos corruptos que se
sirven a sí mismos en lugar de servir al pueblo. Como buenos inmigrantes
perpetuos,. Seguimos mirando con añoranza a los destinos de donde vinieron
nuestros abuelos, pensando “ ¿ Por qué no se habrán quedado allí? “ . Y, como
dice el humorista Enrique Pinti , “ siempre sentimos que estábamos de paso, y
como todo pasajero de paso en un hotel , nos robamos las toallas y los
jabones”.
Si algo teníamos de
bueno era educación y salud gratuitas. Ahora, eso está en un
tembladeral . Y el nivel educativo y de salud del argentino promedio cayó
a niveles insoportables, en los que cualquier tipo de explicaciones
o planes cae en un vacío ante multitudes al borde del semianalfabetismo
que exigen “ Hay que matarlos a todos”.
Ante este panorama, es muy difícil hacer humor. No
tenemos bombas silbando sobre nuestras cabezas, pero sufrimos una dictadura
civil por decreto, sin leyes ni justicia, y un gobierno sin autoridad más que
para mancillar nuestra dignidad, que ejerce un ejemplo nefasto de arriba
hacia abajo, que se refleja en cualquier ámbito del país. Se
maltrata al público en los bancos, en las escuelas, en los hospitales, en las
bibliotecas, con una impunidad atroz . “ ¿ Y cómo quiere que lo trate,
señor? Estamos en el Tercer Mundo y mire lo que tenemos como gobierno...” es la
explicación de una empleada airada, de una directora de escuela, de una
recepcionista impaciente .
Por primera vez en treinta años, me acabo de quedar sin trabajo. Sin
ningún tipo de trabajo remunerado.
Hasta hoy , siempre tuve trabajos sólidos, y hasta varios a la
vez.
Hace dos años, me
empezaron a reducir el precio de las colaboraciones humorísticas a la mitad, y
se me comenzó a pagar con cheques diferidos. Luego empezaron a quebrar
empresas y editoriales que no me pagaron lo adeudado y tampoco me indemnizaron.
También empezaron a pagarme con especies en lugar de con dinero: tres notas , un
perfume Armani o un par de zapatillas . Este año echaron de distintas
empresas a cinco de mis jefes. Que me echen a mí, ya era dramático, pero cuando
despiden al jefe de uno, es gravísimo: uno se queda sin interlocutor, sin poder
de renegociación ante un empleo . En un momento llegué e pensar que yo era
de mal agüero: empresa en la que entro, empresa que cierra...hasta que vi que lo
mismo le pasaba a muchos colegas.
En este semana me están llamado de distintos medios ( radio,
editoriales, televisión) para hacer colaboraciones sin sueldo. Echaron a tanta
gente que están necesitando llenar espacios. Me ofrecen que busque mis propios
esponsors . ¿ Una humorista saliendo a vender su página de humor o su espacio
radial? No me hagan reír. Claro que eso implica que, si acepto, tienen en
mi a la humorista y vendedora, todo en uno y encima, gratis
.
Muchos aceptan este trato.
Yo todavía no me resigno ni a trabajar en medios reaccionarios con colegas con
prontuarios de vender noticias falsas o publicitarias (o silencios estratégicos)
, ni a dedicarme a algo que no es mi metier .
Una amiga humorista se ofreció para hacer una página
de humor y terminó haciendo una columna sobre arquitectura.
Otra , dejó de dibujar para hacer tareas de
telemarketing. Ahora solamente escribe columnas de humor para su página
web.
Otro se dedica a
hacer maravillosos ejemplos de humor gráfico que reflejan los dramas cotidianos
, y se los envía escaneados a todos sus conocidos por e mail. El nos ayuda
a seguir adelante, y nosotros lo ayudamos diciéndole que nos encantó su chiste,
y que lo mandamos a sitios web del exterior .
¿ Quiénes sobrevivieron esta crisis, en el mundo del
humor? Los que estaban contratados desde hace años por grandes medios, los que
trabajan para medios extranjeros , los que se adaptaron al gusto chabacano que
exigen la radio y televisión actuales.
Como estamos casi todos los humoristas sin trabajo
remunerado, estos tiempos de crisis me parece que pueden ser aprovechados de
varias maneras.
Muchos de mis
colegas están dando clases de humor gráfico a precios irrisorios, pero es algo
que no podían hacer mientras tenían trabajo.
Otros estamos enviando obras a concursos
internacionales, trabajo que coordino gratuitamente como presidente local de
FECO, federación que reúne a 2500 humoristas de todo el mundo en 23 sedes
esparcidas por todo el planeta . Estamos recibiendo premios e invitaciones
para recibir cheques en Turquía, Japón o Egipto. Pero si yo le muestro mi
medalla japonesa,- obtenida entre 8500 participantes- al carnicero, él no me da
ni una salchicha.
De todos
modos, gracias a esta maravilla de Internet, mucho nos estamos volcando a probar
suerte en editoriales extranjeras, aún arriesgando a no poder cobrar un cheque
en dinero extranjero debido al cerrado “ corralito” bancario que terminó con la
circulación de moneda extranjera.
Otros se están dedicando a estudiar o leer lo que tenían
postergado, porque la crisis nos impide salir, gastar gasolina o ir al
cine.
Y todos estamos
esperando que le vaya de maravillas a una revista de humor editada por un medio
que me despidió hace cuatro años por “ reducción
presupuestaria”, que está a punto de salir.
La angustia es tal en todas parte, que creo que, una
vez más, el humor será la salvación, el refugio, el consuelo, el alivio
para todos.
Desde hace años,
en los concursos internacionales los rusos, letones, ucranianos, polacos,
cubanos, iraníes y rumanos están cosechando premios maravillosos en concursos
internacionales de humor. Muchos nos preguntamos por qué. Y nos respondemos
que allí donde hay dolor, miseria, corrupción, crisis y desaliento, el
humor se potencia como una revolución interna. El humor a tenido un
impresionante éxito en los peores años de la dictadura argentina,
para aletargarse en tiempos democráticos. Creo que en esta nueva dictadura
civil el humor está a punto de florecer, todo está listo para que nazca un caldo
de cultivo ideal para la protesta humorística, para la critica desde la sonrisa,
para el pellizco cotidiano del chiste, para no aletargarnos ni acostumbrarnos a
la injusticia. Todavía nos quedan atisbos de dignidad: “ Eso no lo hago” , “
Esto no lo acepto”, ruidos de cacerolas, grupos barriales solidarios formados
para ayudar a los que menos tienen , información permanente en la web sobre
corruptelas cotidianas, tamberos que regalan la leche a los indigentes para no
venderla a precios viles, clubes del trueque donde no circula el dinero, y
se cambian tomates caseros por cortes de pelo y asesoramiento legal por tortas
...Hay una lucecita en el fondo del túnel .
Todo lo que nos sucede es tan doloroso que parece un
enorme funeral .
Pero ya se
sabe que es junto al cajón del muerto donde se escuchan los mejores
chistes.
AL MENOS ME EXPRESO
Por el humorista gráfico Claudio Kappel, Buenos Aires
Argentina
Publico todos los días un chiste gráfico en
la contratapa del diario La Prensa. La crisis en la Argentina ha generado un par
de cosas en lo que a mi producción se refiere: la velocidad de los
acontecimientos hace que haya chistes, que al día siguiente de haber sido
elaborados, caducan. En los tres años que llevo publicando diariamente, como los
chistes los elaboro
con
anticipación, es la primera vez que me pasa que en el diario me rebotan...
¡cinco chistes!
Pero
justificadamente: fue en diciembre del año pasado, eran chistes que yo había
entregado la semana anterior con De la Rúa y Cavallo, así que, por razones de
público conocimiento, obviamente ya no servían. Por otro lado, el desánimo es
tan grande, que a veces no dan ganas ni de agarrar el lápiz. Si a esto le
sumamos la pobreza de lo que pagan (en Argentina son pocos los que ganan bien en
el humorismo gráfico), el desaliento para trabajar es muy grande.
De todas formas, me siento un privilegiado
al poder expresar todos los días -con humor e ironía- lo que
siento.
ARGENTINO, UN CHISTE DEL DESTINO
Por el humorista gráfico Osmi (Oscar
Milicich)
Muchas veces me pregunto
si los políticos argentinos no me estarán sacando mi profesión.
Todos los días al levantarme, prendo la PC,
para leer los diarios locales y nacionales (me sale más barato que comprar 2 o 3
diarios todos los días) al leer los titulares; enseguida busco las noticias más
importantes y relevantes... todo es todo chiste, por más que busque algo
serio, no encuentro. Siempre lo mismo, me da la impresión que desde hace años,
nuestra clase política está empecinada en querer hacernos participar de sus
propias ocurrencias, pero no se dan cuenta que su sentido del humor –negro-
apunta a tan solo un pequeño grupo de lectores y que para el resto, la función
terminó hace varios años atrás.
Desde fines del año pasado, se mandaron – como
decimos nosotros- la GRAN JODA. Inventaron un corralito para quedarse con todos
nuestros pequeños ahorros, y de ahí en más a manejar nuestro dinero como se les
ocurra. Atrás quedó la ilusión de muchos tontos que creímos que estábamos en el
soñado Primer Mundo. Tontos e idiotas, como aquella vez que un pueblo en medio
de la guerra de Malvinas se reunió en Plaza de Mayo para aclamar la llegada del
Principito de Gran Bretaña para romperle el culo, mientras un
grupo de militares, asesinos y secuestradores de miles de desaparecidos,
terminaban sacando la bandera blanca y negociando una rendición, no estaba
Maradona ni la “mano de Dios” para ganar esa maldita guerra.
Realidad de una historia
argentina que hoy por hoy se lleva a miles de almas a vivir al extranjero en
búsqueda del paraíso perdido, muchos se empecinan en abandonar el barco porque
piensan que con estos capitanes nunca se llegará a buen puerto. Los entiendo
perfectamente, pero como buen leonino sigo creyendo en mi mejor herramienta, mi
mano transpirada que toma el lápiz y lo apoya sobre la hoja blanca para crear un
chiste que cause una risa liberadora, una alegría crítica y de buen humor,
cargado de solidaridad para combatir el pésimo chiste de un gobierno de paso,
que reelección o re-reelección de por medio, más de diez años no
dura.
Un
ruido de cacerola hace temblar mi tablero, mi marcador fino cae al piso y se
destruye la punta –pienso: ¿Cuánto me costará ahora reponerlo ya que era made in
Germany?... Me asomo a la ventana y veo miles de personas haciendo sonar sus
cacerolas como protesta a una realidad socio-económica que no eligieron en las
urnas, hay de todo, ricos y pobres, cacerolas nuevas y ollas
populares, tal vez sea la primera vez que veo al pueblo unido, saliendo a
la calle con el solo motivo de decir basta de chistes; gobiernen, que para eso
están, para eso se prepararon o estudiaron –si lo hicieron- y sino váyanse,
ustedes son los que se tienen que ir, no nosotros que queremos una Argentina
sana y sin corruptos.
Quedaron atrás los años en que presentabas un trabajo
a un jefe de redacción y te decía que era imposible publicarlo, porque si lo
hacía, los milicos te cerraban el diario –años de censura de ideas- hoy
haces un trabajo y no sabes dónde mierda publicarlo porque son años de censura
económica, cada día son más los medios de comunicación que cierran sus puertas
porque no hay ventas, porque no hay presupuesto, porque nos invadieron las
multinacionales que arrasan con todo proyecto menor o nacional que exista. Es
duro, muy duro, te hablan de competitividad, los buenos trabajan, los malos
no...¿Quién decide? ¿La persona que está a cargo de una oficina de RR.HH. es
idónea o no? ¿Está digitada por intereses personales? ...¿Quién lo sabe?.
Siempre el acomodo o el amiguismo hace que trabajes o no.
Argentinos 2002, sin
rumbo, pero ilusionados, que trabajando seriamente y con profesionalismo vamos a
salir adelante. ¿Existirá en la Argentina algún marcador nacional que pueda
reemplazar al mío, víctima del último cacerolazo?
Oscar A. Milicich (Osmi)
Rosario, marzo de 2002.
Argentina
(Nota extraída de
www.quino.com)
Mis dibujos no me gustan demasiado, me doy
cuenta de que responden muy bien en la mayoría de las veces a la idea que
quiero dar, pero me gustaría tener una línea mucho más libre, tener más
poder de síntesis. Efectivamente la historieta, tal como me lo había
dicho Oski, quita agilidad al trazo, porque está limitado por los mismos
personajes, los bocetos tienen más soltura que el dibujo definitivo y a veces
llego a calcarlos, pero nunca logran la misma frescura, aunque también debo
reconocer que ha sido un ejercicio para contar historias dibujadas. Relacionado
con este tema es la bronca que me da porque despierto no tengo la misma
imaginación que cuando sueño, inventando cosas que ignoro de dónde las
saco.
Como toda persona que
se inicia seriamente en una carrera, profesión u oficio, también el dibujante de
humor debe elegir la línea de qué maestro seguir hasta poder hallar su propio
estilo. Es lógico que este rol lo cumplieran los dibujantes argentinos a quienes
yo veía y estudiaba desde chico. La lista era realmente muy larga, pero mis más
admirados fueron siempre Lino Palacio y Divito.
De Lino Palacio dibujante, lo que más me
gusta es la pulcritud de su línea, la elegancia para plantar la figura y la
armonía en la proporción de sus personajes. Lo que más influyó sobre mí fueron
sus historias sin texto y el manejo del tiempo entre un cuadro y otro, también
una temática más amplia y universal que el resto de los dibujantes argentinos.
De Divito recibí no
sólo "la
influencia a distancia", o sea, ver sus dibujos en las revistas que llegaban a
casa, sino también, una vez que lo conocí, verdaderas lecciones personales de
dibujo. Cuando yo trabajaba en "Rico Tipo" le llevaba mis dibujos en lápiz, él
me los corregía y me decía «Esto estaría mejor de tal manera, aquí sobra este
árbol o esta nube, etc.», luego yo los pasaba a tinta y recién entonces, si le
parecía que estaban bien, me los publicaba. Aprendí de él una conducta
profesional, jamás copiar ideas o, descaradamente, la línea de otros dibujantes,
además de un respeto por lo que se le debía dar al lector.
Poco después apareció Oski; él es el gran maestro, no solo del dibujo sino de la vida. Es curioso porque quien mire dibujos de Oski y míos tal vez no note influencia alguna y, sin embargo, hay muchísima, sólo que esta influencia está en lo importante, que es justamente lo que no se ve: Oski me enseñó, ante todo, a mirar y poder extraer algo de lo que uno mira, ya se trate de un cuadro, una catedral, una mujer, un gato o una zanahoria, pero además esto va acompañado de una disciplina: documentarse seriamente antes de dibujar. También supo inculcarme una moral de trabajo que incluye el respeto a la profesión, al lector y a uno mismo. También el tomarse cada dibujo, por insignificante que parezca, como si se tratase de decorar la Capilla Sixtina y de ahí también la obsesión por documentarse sobre el tema a dibujar.
Otro maestro para mí fue Luis J. Medrano, originalísimo dibujante, creador del grafograma, mezcla de "chiste tradicional" y tira cómica, pero siempre (salvo rarísimas excepciones) en un cuadro único. De él aprendí lo importante que es la cultura general en la formación del dibujante de humor.
Más tarde, teniendo yo 18 años cayó en mis
manos un ejemplar del semanario francés "Paris-Match". Ahí conocí a dos
dibujantes de humor que me marcaron para siempre: Bosc y Chaval. No sólo sobre
mí tuvieron una enorme influencia sino también sobre varias generaciones de
jóvenes dibujantes, por lo que tal vez vistos hoy no se aprecie el
enorme
cambio que ellos
introdujeron. Conocer a Bosc y Chaval fue para mí la revelación de cuál era el
tipo de humor que a mí me interesaba, sintético, sin texto, directo, con una
gran dosis de surrealismo pero, sobre todo, completamente alejado del humor
costumbrista con el que tanto se machacaba. Venía la novedad de lo absurdo
(motonetas scooter que chocaban con
elefantes, pasajero en avión que en pleno vuelo veía pasar un tranvía,
un piano que se estrellaba con un automóvil que venía en dirección opuesta),
todo esto mezclado con una punzante crítica al militarismo, al poder, al
oscurantismo y una profunda sensibilidad social.
Por otra parte la admirable soltura del
trazo de Ronald Searle, dibujante inglés radicado en Francia, no pudo infuir
sobre mí por incapacidad mía, en cambio sí aprendí de él cómo crear climas,
decorados, expresiones y posturas de los personajes y un cierto preciosismo que
me resultó siempre muy atrayente.
Años despues descubrí que en realidad también ellos y otros grandes como
André Francois venían del "gran padre", el rumano Saúl Steinberg, el más grande
humorista gráfico que haya dado el siglo XX. Steinberg tuvo y sigue teniendo una
influencia enorme en varias generaciones de dibujantes de humor en todo el
mundo, sin que hasta ahora ninguno de nosotros haya logrado alcanzar su nivel.
La frescura de sus dibujos y la sensibilidad de su línes lo colocan en la
frontera entre el dibujo de humor y el arte con mayúsculas.
Por último, otro de mis maestros es Sempé,
francés nacido en agosto del 32 (yo nací en julio del 32) a quien considero,
junto conmigo, uno de los últimos exponentes de un tipo de humor en extinción,
el humor humanista, no contaminado por la sátira política del momento. Al igual
que los míos, sus dibujos no producen la carcajada que viene de golpe, sino que
deben ser mirados con mucha atención, inclusive pensados. Digamos que lo
considero un hermano, no de leche porque sólo estuve fugazmente una vez con él,
pero sí de tinta.
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