Núm 30, II Época  - Febrero 2001 - Edita FE-JONS  -  La Falange  


De España

Julio Ruiz de Alda

      

Una cuestión de dignidad
Miguel Ángel Loma

España, antes monárquica que rota
Emilio L. Sánchez Toro

Editorial FE

 

¡Por caridad! 
¡Hablad a mis hijos de España!

Que no sea yo el único que pronuncia el concepto, entre la indiferencia o el odio. Que no sea yo el único que debe hacer de maestro de lo español entre la ignorancia o el encogimiento de hombros.
Enseñadles que España es algo más que un mapa y una geografía.
Enseñadles que España es algo más -mucho más- que un Régimen Político, unas Leyes, una Constitución, una forma de Estado. Que todo eso son trajes, que pueden cambiarse cuando están viejos, cuando están rotos, cuando tienen tremendos desgarrones, cuando no sientan bien.
Enseñadles que España es mucho más que su Historia. Que el pasado está bien como ejemplo, pero no como stop. Que no es imitación, sino acicate. Que no es copia, sino adivinación. Que no es letra muerta, sino cláusula de un documento notarial, de una fundación, que deben prolongarse con esfuerzo.
Enseñadles que España debe gustar en su paisajes, en sus gentes o en sus canciones. Pero no puede -no debe- gustar en sus imperfecciones, en sus lacras, en sus injusticias, en sus tristezas, en sus aberraciones seculares.
Enseñadles que hablar de España es hacer Metafísica; pero, además de la Metafísica, es pura física de pan y justicia; y, además de la física, es Ética, en cuanto a la dignidad y a la vergüenza, ajena y propia. Y, así, habladles de España como compendio y síntesis de las Ciencias Humanas.
No digáis que España es su madre -tópico fácil-, sino que es su hija, a la que deben moldear, retocar, formar y regenerar; hacedlos artesanos de España, no súbditos de nada ni de nadie.
Hacedles vivir en cualquier punto de España y que allí encuentren su hogar. Hacedles hablar de España en varios idiomas, dialectos, hablas; y con muchos acentos y muchos sones procedentes de mil y un instrumentos. Dejadles que se emocionen con la gaita, pero, sobre todo, que piensen España con la lira. Que la emoción no enturbie el pensamiento. Que el corazón sepa hermanarse con la inteligencia.
Hacedles convivir con las gentes de España, con todas sus gentes. Que no se sientan jamás ni superiores ni inferiores a cualquiera de sus gentes. Que aprendan a encontrar y a enseñar lo profundamente español que se encierra en todas ellas, aunque no lo demuestren.
Y no le enseñéis la absurda Ciencia de las fronteras: ni exteriores ni -mucho menos- interiores. Todo lo más, que las fronteras no son límites sino tentaciones. Porque esa es la raíz y sentido de España.
Modificad, por caridad, los programas y las enseñanzas. Como ahora se dice, cread nuevos Créditos y Currículos en que el eje transversal sea España. Llevad su concepto a Guarderías, escuelas, Institutos y Universidades, sin miedo al qué dirán y sin obsesiones de consensos.
Sé que éste es un ruego -¿una exigencia?- al viento. Acaso un lamento que, desde esta tierra de Cataluña, jamás será atendido. Ni desde la de Castilla, ni desde Andalucía, ni desde Galicia ... Los subterfugios y las palabras engoladas sustituyen a la enseñanza de España; los silbos en el valle y el terruño sustituyen a la educación de lo español.
Por eso -por mis hijos- es imprescindible la Falange.

Manuel Parra Celaya