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Núm 30, II Época - Febrero 2001 - Edita FE-JONS - La Falange |
España,
antes monárquica que rota Reconciliación Una
cuestión de dignidad |
Cobardes
quienes por conservar su propia seguridad no son capaces de defender la
verdad que dicen proclamar, quizá porque no les llega a sus obispados ni
la bomba lapa ni la metralla. Cobardes quienes en parte dieron cobijo a
quienes hoy asesinan. Cobardes quienes callan ante los que callan por pura
cobardía y no por razones. Para ellos la razón coincide con su propia conveniencia: o con el poder o con la actitud del avestruz - que vienen llamar mansedumbre-. Luego vendrán las peticiones de perdón a toro pasado de las faltas, entre otras, por omisión, pero el cuello ya estará a salvo. Y con el diablo y con Dios al mismo tiempo no se “mojan” contra quienes quieren la destrucción del Estado que ha sido su tabla de salvación en más de una vez y pedirán de este ayudas económicas para sus colegios, sus templos, sus monasterios, sus universidades, sus sueldos, sus .dos mil años de acumulación dan para mucho que subvencionar a costa de todos , esos mismos todos que fueron llamados por ellos durante la historia a defender sus privilegios envueltos en manto de Fe. No dudaron en su momento de máximo poder en usar la espada, la hoguera, la pena de muerte hasta contra su propio pueblo -que dicen no es de este mundo-. No dudan en pedir al estado democrático que asista a los inmigrantes ilegales cuando estos empiezan a tomar sus templos, no antes, cuando se limitaban a puras declaraciones vagas de derechos humanos. Bien supieron alzar el brazo al más puro estilo fascista y a la vez , “cuando el tiempo lo iba pidiendo”, usar actitudes “obreristas” huecas y vacías. Quizá si se desenvolvieran en otra nación con menos complejo de inferioridad que la nuestra se guardaran más de hacer el ridículo de lo que lo hacen. No olvidan cuando dicen que su reino no es de este mundo pedir a la vez que este mundo les proteja conforme a su dignidad le corresponde. Hipócritas y cobardes cuando piden oración por la paz pero no militan por ella. Si los obispos de la Iglesia Católica en España quieren la paz, que defiendan la justicia, como ellos mismos dicen que hagamos los demás.Que se arriesguen a participar en la sociedad en la que reclaman un puesto preeminente y dejen de nadar y guardar la ropa. Manuel Caro |