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Núm 17, II Época  -  Septiembre 1998  - Edita FE-JONS  -   Director: Gustavo Morales


Fascismo

ETA acusa de fascista al Estado y a los partidos parlamentarios que tachan a ETA de banda fascista. El PSOE acusa de fascismo al PP y los secesionistas catalanes y vascos a todos los demás. ¿Qué querrá decir fascista cuando es posible aplicarlo a tantas y tan diferentes cosas y personas? Un comportamiento personal, una forma de pensar puede traer el estigma, el nuevo anatema: fascista.Ni ETA ni los partidos de Filesa, GAL, Túnel de Soller o tragaperras catalanas de Pujol se definen como fascistas en ningún documento. Ignoro, como tantas cosas, que alguno de cuantos son estigmatizados con esa palabreja mágica se haya declarado admirador de Mussolini, ex-director del periódico socialista Avanti. Por ello, deduzco que fascista hoy es quien explota autoritariamente el poder y no soporta a los demás, apelando al uso sistemático de la violencia en la defensa de sus postulados. Ese es el sentido posmoderno de la palabra fascista. Fascista, en el sentido peyorativo actual, era Sabino Arana, racista y, por consiguiente, fundador del PNV quien, al alimón con cierta burguesía catalana, en 1898 remitieron cartas de felicitación al presidente norteamericano por haber agredido a España y ocupado colonialmente Cuba, Filipinas y Puerto Rico para someterlas a una tiranía mucho peor que la española. El fascista avisa que "el que se mueva no sale en la foto" y crea una organización de asesinos, siguiendo el ejemplo de su fundador, quien alentaba al atentado personal contra los gobernantes españoles de antaño, es decir, Pablo Iglesias. Como tal interpretación no es posible, fascista no quiere decir nada, fuera de la etimología original de la palabra. ETA es marxista, el PSOE socialista. El PP, CiU es capitalista y el PNV separatista. Anguita es comunista. José Antonio era falangista. Todo lo demás son ganas de liar al personal con trabalenguas.

Gustavo Morales