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Fuente : Julio César Chavez -                                         

Libro   : Compendio de Historia Paraguaya

Revolución del 14 y 15 de mayo

En 1810 Argentina proclamó su independencia de España, pero Paraguay se negó a unirse.

Durante la segunda quincena de abril y la primera de mayo de 1811 continuaron los trabajos subversivos en la capital y en el interior; Asunción, Concepción, Yaguarón, Itapúa eran los focos principales. Como siempre sucede trabajaban en forma paralela en varios núcleos de civiles; el más importante de los de la capital era el que se reunía en la casa de don Juan Francisco Recalde. Intervenían también algunos oficiales desmovilizados que retornaron del Sur: Pedro Juan Caballero, Antonio Thomas Yegros, Juan Bautista Rivarola y venían emisarios  de Asunción a Itapúa sincronizando los trabajos de la capital con los del Sur. 

A comienzos de mayo todo estaba listo; de acuerdo con el plan general Yegros tenía que sublevarse en Itapúa y Blas José de Rojas en Corrientes, apresar y desarmar a los españoles de esas dos poblaciones. Yegros debía marchar luego con sus tropas uniéndosele Cavañas en la Cordillera, con el paisanaje por él movilizado. Formada así la columna maracharía sobre la capital que se pensaba ocupar en los últimos días del mes. Al comenzar mayo los sucesos se precipitaron. Había llegado a Itapúa el teniente de dragones José de Abreu, portador de una nota de su jefe el general Souza para Velasco; en ella le informaba disponer en San Borja de 1.500 soldados listos para marchar en su auxilio. Fulgencio Yegros advirtió en Itapúa la grave amenaza que significaba la misión de Abreu, lo detuvo y pidió instrucciones al Gobernador que ordena se lo deje pasar.

El 9 de mayo arribó Abreu a la capital siendo recibido por una manifestación que lo acompañó desde la Recoleta. En la casa de los gobernadores lo aguardó Velasco con "la mayor alegría". Según testigo, para el españolisimo la llegada del emisario de Souza fué "un don del cielo". En una conferencia a la que asistieron Abreu, Velasco, el Obispo Panés y los capitulares se aceptó el ofrecimiento de tropa, se nombró a Souza Gobernador de Misiones y se resolvió cortar toda comunicación con el ejército de Belgrano. La concertación de la alianza se festejó con baile ofrecido en palacio al emisario portugués, que debía partir en la madrugada del 14 rumbo a Itapúa.

A los revolucionarios que seguían paso a paso la marcha de la negociación por los informes del doctor Somellera, no escapó el grave peligro; decidieron mandar un chasque a Fulgencio Yegros para que ahogase a Abreu en el Paraná, pero Abreu, quien debía partir el 14, a último momento portergó su salida. En la mañana del 14 de mayo el síndico procurador advierte a Iturbe que las autoridades sabían todo lo que se tramaba. Otros conductores confirmaban plenamente esta información. Algunos de los presos políticos del cuartel dieron noticia a Iturbe y Caballero que de allí se habían sacado armas y municiones para la compañía de granaderos, unidad de confianza del Gobernador. "El capitán Pedro Juan Caballero - relata Molas - encargó de observar en secreto las medidas que tomase el gobierno para frustrar la revolución, sabiendo que se le había descubierto al gobernador Velasco la proyectada conspiración contra su persona y partido realista, se adelantó con algunos pocos compañeros..." Era decisivo el momento para los jóvenes oficiales que debían adoptar  una decisión de trascendencia, lejos de sus jefes naturales Cavañas y Fulgencio Yegros. Necesitaban imperiosamente de un director civil. Entonces se le habló al Doctor José Gaspar de Francia - según el mismo Molas - quien conviniendo en dirigir la empresa instruyó el plan sobre el que se había que efectuar."

Minutos antes de las 10 de la noche se escuchó un inusitado repique de campanas que era la señal convenida. Los conjurados - a cuyo frente iban Caballero e Iturbe - ocuparon los cuarteles de la plaza y del Colegio. Fueron liberados los presos políticos, alcanzando todos juntos a un centenar de personas. Se clausuraron las puertas de los cuarteles. Como un reguero de pólvora corrió por la ciudad sacudida por el repique el grito de ¡alboroto en la plaza!, Velasco se hallaba en la casa de los gobernadores acompañado de los capitulares, del teniente Abreu y varios militares adictos. Despacharon dos emisarios al cuartel sin obtener respuestas.

A la madrugada llegó a palacio Vicente Ignacio Iturbe con la nota itimación de los revolucionarios. Pedro Juan Caballero "por sí y sus subalternos" exigía: que se entregue al cuartel la Plaza y todo el armamento; que el gobernador siga en su gobierno pero asociados con dos diputados que nombrará el cuartel; que posteriormente se tratará y establecerá la forma y modo de gobierno que convenga a la Provincia; que se clausure  la casa capitular; que ningún barco se mueva de los puertos; que no salgan de la ciudad "los portugueses que ahora a poco han entrado en ésta con diputación clandestina".

La respuesta del gobernador fué ambigua. Los españolistas trataron de reaccionar. Soldados miñones  cercaron el cuartel de la Plaza pero al ser tiroteados huyeron. Al romper el alba los revolucionarios pasaron a la ofensiva. Salieron del cuartel 80 soldados arrastrando hasta el centro de la Plaza 6 cañones de los cuales 2 fueron colocados frente a la casa de los gobernadores ylos otros en las bocacalles. Gran número de pueblo se reunió a los militares. Iturbe se presentó en Palacio exigiendo una respuesta clara y terminante, amenazando de lo contrario a disparar con los cañones. El Gobernador manifestó entonces que no quería se derramase sangre y que no tenía inconveniente alguno en entregar el bastón de mando. Al recibirse esta propuesta hubo un gran júbilo entre los revolucionarios. Se hizo una bandera azul, blanca y roja y se dispararon 21 cañonazos. Inmediatamente se difundió un bando estableciendo las 9 horas de queda y otro ordenando la recolección de el armamento.

El 16 de mayo se constituyó el gobierno provisorio, el Cuartel designó como diputados adjuntos para que gobernasen con Velasco al Dr. Francia y al capitán Juan Baleriano Zevallos, español, partidario de los patriotas.

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