Pastiche De Novela Gótica

ESTA novela de la joven escritora española Irene Gracia (1956) es un cruce de novela gótica, pastiche y una inquietante aventura textual que, poco a poco, va cobrando un lenguaje más personal, más contemporáneo en su anacronismo. El tema es uno de los tantos gratos al gótico del siglo XVII y XVIII: la teratología, el estudio de la monstruosidad física que deviene, por movimiento de causa-efecto, a monstruosidad ética y moral. (Puede ser a la inversa, como en El Monje, de Lewis).

La trama está tomada de un género de crónicas muy en boga en la época. Del texto Anomalies and Curiosities of Medicine, de George M. Gould y Walter L. Pyle, de 1896, según la autora, se desprende la historia de Edward Mordake, heredero de una de las más notables familias de Inglaterra, título que jamás reclamó, según podemos desprender de la lectura de la novela por el desprecio hacia lo fatuo del personaje, producto de su deformidad, y las mutaciones mentales que ésta va obrando en él.

El joven Mordake, de aspecto noble, hermoso (se le compara con Antinoo), de amplia cultura y sensibilidad musical - la que amansa a la bestia- , posee, especie de Jano hermafrodita, un rostro femenino con aspecto de máscara monstruosa en la parte posterior de su cabeza, especie de rizoma maligno y perverso, que detesta y subvierte todo lo que ha en virtud en el joven Mordake, y va inoculando su perversidad femenina, es decir, el vampirismo del monstruo producido por la represión por esa misma monstruosidad, en la nobleza masculina y normal del joven noble, en una lucha por confluir en una suerte de hermafroditismo salvador (sin importar su signo) desarrollando el texto, así, un combate erótico y perverso en las mutaciones Edward-Edwardina.

Mordake o la condición infame, tanto en la estructura como en el lenguaje, es un pastiche de novela gótica: el modo arcaizante de la narración, los monólogos blasfemos e iracundos de la cara maligna en los que reniega de los seres normales, el maniqueísmo que enfrenta en un cuerpo monstruoso el bien y el mal, la incursión en el crimen y el erotismo extraño campean en la obra. Con una trama bien urdida donde se alternan el monólogo de la cara monstruosa, en cursivas, y una narración lineal, pero en que se va intensificando cada vez más el misterio, lo ominoso de la relación del cuerpo bifronte consigo mismo, las alusiones míticas, las situaciones narrativas oníricas o irracionales, los seres limítrofes como un castrado y actrices de dudosa reputación, comienza a tejerse una trama que avanza hacia un predecible - por las normas del género- pero igualmente perturbador final.

La condición infame es, en suma, un pastiche gótico bien logrado - lo que no es poco decir- , como Las piadosas, del argentino Andahazi, que recupera atmósferas, fantasías, obsesiones y morbo del género en su contexto epocal, pero que sólo tímidamente alcanza a dar un paso más allá, donde la dicotomía bien y mal se funden en un abrazo que trascienda la monstruosidad y el triunfo del mal, en una nueva forma de trascendencia moral y erótica. Aunque algo de esto se puede leer, a veces explosivamente, las más entre líneas, en esta lograda y prometedora novela de Irene Gracia.

por Thomas Harris
Santiago de Chile, Sábado 18 de Agosto de 2001
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