Noviembre 2005

COLABORACIONES/ COLLABORATIONS

Ni Guillermo Gómez Rivera
Presidente de la CONAPE, Inc. (Corporación Nacional de Profesores Filipinos de Español, Inc.
Bibliotecario de la Academia Filipina de la Lengua (Correspondiente de la R. A. E.)
Profesor de Lengua y Literatura Españolas
Director del semanario manileño en castellano Nueva Era
Consultante de la Compañía Nacional de Bailes Filipinos, Bayanihan
Director de La Academia Gómez de Flamenco-Español y Cia.,Inc.
Manila
 
 
EL IDIOMA ESPAÑOL EN FILIPINAS: AÑO 2005
 

  1. SITUACIÓN ACTUAL, (NOVIEMBRE, AÑO 2005):
    Tras más de cien años de persecusión y prohibición sistemáticas, mucho más que “algo de idioma español” queda en las siete mil islas que ahora componen a la República de Filipinas.
    Los filipinos de habla española ya no son tan frecuentes como antes, pero todavía son muchos los que quedan en pie. Con ellos existen comunidades indígenas que hablan el chabacano español, o el idioma criollo, como suyo. Se encuentran unos diez mil en la Ciudad de Cavite.
    En un remoto pueblo de la Provincia de Cavite, que se llama Ternate, siete mil, de sus nueve mil habitantes, también hablan su particular versión del criollo.
    En la Isla de Mindanao, que la política colonial norteamericana, o usense, quiere separar de Filipinas como solución al “problema moro”, toda una ciudad de seis cientos mil de personas hablan el criollo zamboangueño. Alli la radio y la televisión tiene programas en criollo, nombre que hoy se prefiere dar al chabacano.
    En otras dos ciudades no muy distantes de Zamboanga, viven barrios que todavía hablan en criollo. Nos referimos a Cotabato, donde unos treinta mil personas aun conversan en este español filipino. También está Davao, donde todavía existen remanentes de una comunidad que habla un criollo, un caló, mezclado con el chino y el japonés.
    En la Ciudad-Isla de Basilan, próxima a la Ciudad de Zamboanga, también se habla el mismo criollo zamboangueño. Lo positivo es que entre estos hablantes de criollo, los más ilustrados también pueden hablar y escribir en castellano corriente.
    En Manila está un Instituto Cervantes, amen de algunas universidades locales, que enseñan el idioma español y ya se ven a unos jóvenes muy ufanos conversando en este querido romance.
    El español es bien fácil para cualquier filipino que hable tagalo, bisaya, bicolano e ilocano porque en estas lenguas indígenas están incrustadas miles de hispanismos. En estos idiomas indígenas todas las prendas que se llevan en el cuerpo se llaman en español: sombrero, camiseta, cinturon, falda, pantalón, zapatos. Todos los muebles y enseres que se encuentran dentro del hogar se llaman en español: cocina, cuarto, sala, baño, silla, mesa, fugón, cuchara, tenedor, cuchillo, plato, alhambre, bombilla, cama, lavabo, bañera, grifo, etc.. Todo lo que es infraetructura de urbanización se llama en español: calle, imburnal, poste electrico, esquinita, avenida, plaza, precinto, botica, tienda, mercado, funeraria, estación, clínica, cementerio, hospital, carindería, venta, coche, tren, barco, lanza, muelle, aeroplano, etcétera …
    Lo curioso es que la moda actual del baile español, del flamenco, va despertando más interés por el idioma español que cualquier otro programa de cultura y de enseñanza.
    El filipino es amante del baile y no son pocos los que se van dando cuenta de los encantos del Flamenco y del Baile Clásico Español. Pero, igual de curioso es saber que ni el actual Gobierno Español, ni la Junta de Andalucía, han empezado a lanzar por aquellas lejanías algún apoyo positivo para la propagación entre las masas jóvenes del baile español, o del flamenco, ya que el avance de este “otro idioma español” de seguro que va despertando el interés del actual filipino por el idioma original, la lengua española, la castellana que traza sus orígenes en algún punto de La Rioja.

2. RAZÓN DE SER EN FILIPINAS     El mero hecho de que el español empezó a ser el idioma oficial de las Islas Filipinas desde el 24 de junio de 1571, día de la fundación de Manila como la ciudad cabecera del Estado Filipino bajo la Corona de España, hasta en 1987, ----año en que se promulgó la cuestionable constitución de la presidente Corazón 'Cory' C. Aquino,----bien puede poner en solfa a todos aquellos que digan que este idioma nunca se habló en, o que nunca llegó a, Filipinas.
    Siendo idioma oficial durante tantos siglos debe muy bien entenderse que fue el idioma de la judicatura, de la legislatura y de las escrituras y las publicaciones oficiales, como judiciales, de este Archipiélago.
    También es inegable que existe un gran cuerpo de obras literarias, en fin una tradición literaria, por autores filipinos desde 1593, año en que se fundó la primera imprenta en estas islas, hasta el presente.
    Todo esto es evidencia de que el idioma español bien se habló en Filipinas, y no en la extensión regateada en que los cuestionables documentos usenses o norteamericanos nos quieren decir tal como se atreve a declarar el mentiroso censo de Filipinas de 1905 que ellos mandaron publicar con dinero de los mismos filipinos.
    Y decimos ‘cuestionables documentos’ porque ya es un hecho que los colonialistas usenses han tenido, ---¡y tienen!---, una "language agenda" a favor del inglés desde 1898 y en contra del idioma español en Filipinas al que miran como un obstáculo latente a sus objetivos "lingüísticos" y de imperio económico.

3. MÁS RAZÓN DE SER QUE EL IDIOMA INGLÉS
    El idioma español en este archipiélago es de más pertinencia que el inglés puesto que los habitantes de Filipinas se convirtieron en ciudadanos españoles por orden del Rey Felipe II, mientras que, al pasar bajo el poder WASP USENSE norteamericano, jamás fueron los ya hispanizados filipinos aceptados por los referidos colonialistas de habla-inglesa como plenos ciudadanos de los Estados Unidos de América durante su régimen.
    Por otro lado, la Constitución de Cádiz de los 1800s declara a los filipinos como plenos ciudadanos españoles, como consecuencia de siempre haber sido súbditos del Rey de España desde los primeros años de la Conquista. Como ciudadanos, o súbditos, españoles todos los filipinos aceptaron y usaron el idioma español como suyo. Esta realidad también nos lo señala nada menos que un historiador WASP usense, John Leddy Phelan, en su libro “The Hispanization of the Philippines” (La Hispanización de Filipinas), -- Imprenta de la Universidad Wisconsin,1953, EE.UU.)     A pesar de su viceral hispanofobia, Mr. John Leddy Phelan, no pudo ocultar el hecho de la ciudadanía española de los habitantes de estas islas cuando claramente nos señala con documentos que fueron los mismos reyezuelos indígenas los que libremente aceptaron al Rey de España como su “natural soberano” (“natural sovereign” Op.cit. pp.23-25) a cambio de los servicios que la corona española les iba de otorgar como, de hecho, les otorgó.
    Entre esos servicios están: la fundación y la organización del Estado Filipino desde los tiempos del Adelantado Miguel López de Legaspi que, para empezar, fundó Manila como la Capital y el asiento del gobierno que hasta en el presente perdura para bien del actual Estado Filipino.
    Al aceptar al Rey de España como su natural soberano, los habitantes aboriginales de estas islas se beneficiaron del comercio de los galeones Acapulco-Manila, de la introducción en sus campos del maíz, de la patata, del camote, del indígo, del café, del cacao, del maní, del arado, del carabao, del caballo y de la rueda. Como súbditos y luego ciudadanos de España, (específicamente entre 1810 y 1830 con la Constitución democrática De Cádiz,) los mismos filipinos sintieron, de hecho, el derecho, como la obligación y la necesidad de aprender el idioma español,por ser éste el idioma de sus leyes, y utilizarlo como el idioma oficial de su Estado Filipino cuyo nombre era, y aun es, Filipinas por más traducciones al idioma inglés que se la quiera hacer..
    Esta ciudadanía española de los filipinos viene a ser el principio mismo de la razón de ser del idioma español en Filipinas puesto que tras casi cuatro siglos, los tagalos, los bisayos, los ilocanos, los chinos del Mayi, etcetera, se unificaron entre si, se desarrollaron económicamente y se convirtieron moral y culturalmente en filipinos por precisamente hablar en español hasta que la ya madura nacionalidad filipina luego pensó en su independencia política con la fundación de la Primera República de Filipinas en 1896.
    Pero aun con ese ánimo de rebeldías contra el gobierno de Madrid, la razón de ser del idioma español en estas islas no pudo negarse ni por la misma República Filipina, revolucionaria y separatista, porque aceptó como suyo a este mismo idioma y de hecho lo tuvo como su única lengua oficial por el que se proclamaba libre y soberana.
    Pero los Estados Unidos se anexionaron por fuerza de armas superiores las Islas Filipinas en 1900. Y tras desalojar a la ya debilitada España, comenzaron a destruir mediante una guerra verdaderamente genocida a la mencionada República de Filipinas y con ella el idioma español. Cuando este invasor logró esa detrucción, forzó su idioma inglés sobre los incautos habitantes de estas islas, mediante un sistema de educación que cobró de los mismos habitantes filipinos. Y tan extensa fue la falsa propaganda por el inglés que los filipinos, incautos además de amedrantados, llegaron a pensar que se les obligaba a hablar en inglés porque iban a luego hacerse ciudadanos de Estados Unidos tal como lo fueron bajo la tutela española.

4. DEFENSA DEL IDIOMA ESPAÑOL, RESISTENCIA AL INGLÉS OBLIGATORIO
    Pero a pesar de esas opacas promesas de estadidad usense, los filipinos más listos y despiertos, por su cultura hispana, al fin supieron la verdad y no tardaron en convencerse que nunca serán ciudadanos norteamericanos y que su verdadera libertad nacional dependía de la misma supervivencia del idioma español entre sus descendientes.
    Esa convicción filipina a favor del idioma español llegó a articularse como sigue: “Pues, a nuestro humilde juicio, Filipinas tenía un lenguaje nacional cuando formaba parte de la nación española, y es el mismo lenguaje nacional de España, el castellano; porque Filipinas formaba parte integrante de España y nosotros éramos tan españoles como los que nacieron en la península; pero, vinieron los Estados Unidos y sin hacernos parte de su territorio, ni hacernos tan ciudadanos americanos como ellos, nos han impuesto, sin embargo, su lenguaje nacional o sea el inglés.” (Página 24 de ISAGANI, revista mensual de asuntos generales, Año 1, Núm. 5, Junio de 1925, con oficinas en Calle Nuevam 466, Binondo, Manila, I.F. Tel. 2-55-37, por Modesto Reyes Lim.)
    Pero la insistencia en imponer el inglés frente al derecho filipino a su lengua y cultura hispanas, como a su soberanía nacional, se conseguía hasta por fuerza de las armas y por la corrupción mediante el soborno o la intimidación. Ante esa opresión, otra denuncia filipina se registra en otra, y subsiguiente, edición del periódico ISAGANI, quincenario popular rizalista, en septiembre de 1925. Esa denuncia aparece en la página 22 de la misma. Y el mismo Modesto Reyes Lim es el que otra vez escribe y hace el siguiente y atinado comentario.
    “Un cuarto de siglo y una Comisión (Monroe) de sabios escogidos de ciento y tantos millones de ciudadanos de la nación (Estados Unidos) que encabeza y dirige ahora el mundo, se han necesitado para venir en conocimiento de que a un pueblo, como el filipino, no se le puede imponer el lenguaje (inglés) de otro pueblo por más dinero y poder que éste tuviera.”
    “No otra cosa se deduce de la importante revelación que la Comisión Monroe hace en el capítulo primero de su informe
(report), después de haber examinado y observado de visu y detenidamente los resultados obtenidos del sistema de educación (en inglés) implantado en el país por su actual soberano, hace la friolera de un cuarto de siglo.”
    “He aquí las muy elocuentes palabras de esa mismísima Comisión0.: “Al salir de la escuela, más del 99 por ciento de los filipinos no hablarán el inglés en sus hogares. Probablemente, no más del 10 o 15 por ciento de la próxima generación usará ese lenguaje en sus ocupaciones. De hecho, solamente los empleados, los profesionales, é individuos que se hallan al servicio del gobierno, harán uso de ese modo tal lenguaje.”
    “Según pues esta predicción, el inglés en Filipinas no será el lenguaje del pueblo, y a lo sumo será el lenguaje oficial, o del gobierno, pero, sólo para consigo mismo, por lo que necesitará siempre de la interpretación y traducción al dialecto (y al español) correspondiente del país, cuando ese gobierno quiera comunicarse directamente con el pueblo.”
    “Si se hubiera reflexionado debidamente cuando se implantó aquí la actual soberanía (de EE.UU.) y procedido con más ecuanimidad y respeto a lo que aquí había encontrado, cual es la obra de la civilización occidental por espacio de más de tres cientos años, sobre la más grande y la más firme base cual es el cristianismo, no se hubiera tenido por malo y despreciable todo lo que aquí existía, visto tras los cristales del egoismo y su hermana la ignorancia, y se hubieran venerado tantas otras instituciones tan sagradas como nuestra legislación que ya quisieran tenerla otros pueblos mucho más grandes que el filipino.” “Entre aquellas respetables instituciones estaba la lengua de Alfonso el Sabio y del Manco de Lepanto.”

    En resumidas cuentas, los filipinos cuestionaron el derecho usense de forzar el idioma inglés sobre sus escuelas como medio de instrucción y como lengua oficial en lugar del español. Una franca oposición al idioma inglés se elaboró. A raiz de esa postura, continúa el conocido comentario del Director de la citada revista rizalina, Isagani.
    “Fuera del derecho (si lo hay) del soberano de imponer su lenguaje al pueblo a él sometido, por designios de la Providencia, según él, y por el tratado de París y los veinte millones de dollares, según la historia, ¿qué razón ni motivo ha habido para proscribir de este país el castellano y sustituirlo con el inglés?”
    “¿No es acaso de sentido común, que hubiera sido mucho más fácil propagar más el castellano, que ya se usaba como lengua oficial y se hablaba ya por muchísimas familias filipinas dentro y fuera de sus hogares, y del cual contaba entonces el país con muchos literatos, poetas y escritores distinguidos?
    “Indudablemente, como dice un ilustre filipino miembro actual prominente de la administración de justicia, que con el mismo tiempo y dinero gastado, sistema y otros medios modernos de instrucción empleados en la enseñanza del inglés, si en lugar de éste se hubiera continuado con la enseñanza del castellano, éste se hubiera propagado en mucha mayor proporción que se haya hoy propagado el inglés.”

5. HASTA AHORA, EL INGLÉS NO ES TODO UN ÉXITO EN FILIPINAS.
    El español o iberoamericano que hoy día venga a Filipinas se convencerá que el idioma más hablado en estas islas es el inglés. Y de hecho, cualquier negociante extranjero tiene que comunicarse en inglés para ser entendido, pero no por el pueblo si no por el gobierno actual; un gobierno que no es libre cuando se ve obligado a entregar a los bancos usenses más del setenta porciento del presupuesto nacional.
    Y esa es la realidad, porque las masas filipinas que deambulan por las calles, que se van de compra en los mercados, en las tiendas, en las abacerías en las galerías (los “mall”) y en los parques, no se hablan entre si en inglés.
    El actual gobierno filipino está, hasta a estas alturas, tratando de imponer el inglés sobre todos los niños filipinos que entran en las escuelas públicas. Pero en vano.
    Las estadísticas oficiales nos dicen que de cada cien párvulos que se matriculan en el primer grado, menos de la mitad (el 40%) llega a completar el segundo grado. De esa menos de la mitad que queda, o sea del 40%, sólo la mitad de esa misma mitad (o sea el 20% de los cien que empezaron en el primer grado) termina el cuarto grado de la primaria sin saber inglés.
    En resumidas cuentas, un promedio del 2% al 3% de aquellos originales cien matriculandos llegan a la universidad y es usual que tan solamente el 1% obtenga un título universitario pero aun con un inglés fracturado en la mayoría de los casos. En fin universitarios que, por verse forzados a hablar y escribir en inglés antifonético, terminan siendo nada más que analfabetos funcionales.
    Es por eso que el inglés no araiga en las masas filipinas y es el idioma tagalo el que avanza como lengua unificadora de todos los grupos étnicos insulares integrados por casi 400 años de unión con España, su cultura y su lengua.
    Las últimas estadísticas (2003) sobre idiomas dicen que de los 85 millones de filipinos, tan solamente 36,000 familias han adoptado el idioma inglés como su lengua del hogar. Y estas familias son de las ricas que forman la actual élite directora. Si cada familia filipina referida tiene un promedio de cinco miembros, son tan solamente un total de 180,000 mil filipinos, de los 85 millones, los que adoptaron el inglés como su primera lengua. En comparación, los filipinos que tienen el español como su primera lengua hasta ahora bien pudieran ser de un número mayor.
    Todos los políticos filipinos al presentarse a elecciones, locales como nacionales, no se dirigen en inglés al pueblo para pedir su voto. Saben que la mayoria del pueblo filipino no les entiende del todo y los que aducen al actual colonialismo WASP usense su pobreza material, y cultural, no quieren el inglés por ser idioma del actual colonialismo económico que los embrutece. Esta realidad lo encubren los medios públicos para no ofender al amo colonizador.
    El idioma tagalo, como los idiomas bisaya e ilocano, tiene una gramática a base de afijos. Estos afijos se conjugan con palabras raíces. Pues bien. El tagalo más puro tiene 8,000 palabras raíces y acontece que 5,000 de esas palabras raíces no son inglesas sino españolas hasta ahora.
    Por otro lado, el original alfabeto tagalo que se formuló en el Siglo Dieciseis, es de 32 letras. La mayoría de las letras de dicho alfabeto tagalo se leían como en español ya que el tagalo, como su idioma madre de Iberia, se escribe tal como se pronuncia y se pronuncia tal como se escribe. Todo lo contrario del inglés antifonético que no se pronuncia como se escribe ni se escribe como se pronuncia.
    En los años treinta (1930), los educadores WASP usenses, o norteamericanos, deseosos de implantar obligatoriametne el inglés entre las nuevas generaciones de filipinos mediante la educación pública y privada, no se ensañaban tan solamente en contra del uso oficial del idioma español. También pusieron en marcha un proyecto de detrucción en contra del idioma tagalo para que, en lo sucesivo, éste no estorbe ni amenace el programado y esperado avance del inglés.
    A guisa de un nacionalismo indigenista, amedrantaron con el hambre y la cárcel a un escritor filipino en tagalo para que éste escribiera una “nueva gramática” donde se imponía un alfabeto de solamente 20 letras supuestamente transliterado de un alfabeto o silabario prehispánico. La exclusión de las letras C, F, LL, V y Ñ, de ese “nuevo alfabeto” dio lugar al mal deletreo de las palabras españolas en el tagalo y en las otras lenguas indígenas. Por otro lado, se inició una campaña de inventar, o acuñar, nuevas palabras de origen malayo para reemplazar a casi todos los hispanismos existentes en el tagalo como en todas las lenguas isleñas.
    Pero la imposición de este alfabeto prehispánico en la enseñanza y uso del tagalo también afectó a las palabras inglesas que se usan ahora en el tagalo. Y es por eso que, desde 1986, y por circular del Departamento de Educación, cultura y Deportes bajo el desgobieron de Corazón “Cory” Aquino, se decretó la adopción del entero alfabeto inglés para la enseñanza del tagalo. En las actuales clases de lengua tagala se lee el alfabeto tagalo en inglés y se deletrean las palabras tagalas en inglés cuidandose deno silabicarlas por si suenan en español.
    Un miembro de la Academia Filipina de la Lengua Española, está preparando un ensayo en tagalo donde se propone la devolución del alfabeto de 32 letras que era el que unía el tagalo a todas las lenguas principales del archipiélago y al idioma español. Los filipinos, para verdaderamente alfabetizarse y educarse tienen que volver al tagalo de las 32 letras en su alfabeto.
    Después de cien años de inglés las escuelas, amén de cine, radio, televisión y video, la inmensa mayoría de los filipinos son unos analfabetos funcionales por el que sólo sirven, al parecer, para ser criados y mano de obra barata a exportar a varios países del Medio Oriente y hasta de Europa.
    Para que los jovenes filipinos de hoy se animen a verdaderamente aprender el inglés, se les engaña con el timo de que pueden emplearse de maestros de la primaria en los mismos Estados Unidos. Pero antes de salir de Filipinas, los “coyotes” locales se encargan en antes desvalijarse de todas sus propiedades y dinero.

6. EL INFORME FORD DESMIENTE AL MENTIROSO CENSO DE 1905
    El Censo de 1905, patrocinado por los invasores WASP usenses, miente cuando dice que el idioma español nunca se habló en Filipinas. Y esa mentira se detecta cuando admite en alguna página interior de su segundo tomo que “posiblemente lo hablen tan solamente un diez por ciento, más o menos, de los filipinos.”
    Esta mentira nos la han repetido en incontables libros de texto para las escuelas y varios artículos de prensa en inglés a lo largo de los últimos cien años de colonialismo usense. Lo triste es que esta mentira haya llegado hasta a España y varios países iberoamericanos donde algunos escritores nos la han repetido en algunos escritos publicados.
    Pero las mentiras publicadas no duran. En 1990, un escritor filipino, Pío Andrade, descubrió el Informe Secreto del espía Henry Ford dirigido al Presidente Wilson de los EE.UU., donde entre tantos otros datos se dice que no es “tan solamente el diez por ciento de los filipinos los que hablaban español sino mucho más”. Dice dicho informe:
    “Hay, sin embargo, otro aspecto en este caso que se debe considerar. Este aspecto se me presentó a mi mismo cuando yo iba viajando por las islas, usando la trasportación ordinaria y mezclándome con toda clase de gente de todas las condiciones.”
    “Aunque a base de estadísticas escolares se hace la declaración de que son más (numerosos) los filipinos que hablan inglés frente a cualquier otro lenguaje, nadie ha de estar de acuerdo con esta declaración si ha de depender del testimonio de lo que le llega al oido.”
    “En todas partes el español es el idioma del negocio y del intercambio social.”
    “Para que cualquiera pueda conseguir una pronta atención de quienes sea, el español resulta ser más útil que el inglés.“
    “Y fuera de Manila, es casi indispensable. Los Americanos que viajan por todas las islas lo usan de costumbre.”
(The Ford Report of 1916. #3. The Use of English. Pages 365-366.Op.cit.)-
    Este informe también indica que la preponderancia del español seguía alarmando a los WASP usenses puesto que su agenda, de tiránicamente imponer el idioma inglés sobre el pueblo filipino, corría el peligro de fracasar.
    Bien seguros estaban de imponer el inglés en sólo diez años más a partir de 1916, año en que también se aprobó la supuesta ley Jones de independencia para Filipinas. Pero, es el mismo Henry Ford, el que, en 1916, dió la segunda voz de alarma. Y la dio en los siguientes términos.
“Mientrastanto, el uso del español, en vez de disminuir ante la propagación del inglés, parece expandirse más y más por su propia cuenta. Este hecho ha merecido la atención oficial. El informe del Director de Educación para el año 1908 dice en su página 9 lo que sigue: -----El español continúa siendo la lengua más prominente e importante hablada en los círculos políticos, periodísticos y comerciales. El inglés tiene rivales activos como el lenguaje de intercambio y de instrucción. Es igualmente probable que ha ocurrido una disminución de interés por parte de la población adulta de aprender el idioma inglés.”
    "Creo que es un hecho el que mucha más gente ahora conoce más el idioma español que cuando nosotros, los norteamericanos, zarpamos a estas islas y consumamos su ocupación…”

    Esta verdad ocultada sobre el idioma español en Filipinas nos la descubrió luego el gran novelista Don Vicente Blasco Ybañez que, por cierto, fue uno de los españoles que se había convencido que el español “nunca se habló en Filipinas”.
    Pero cuando llego a Manila en 1924 descubrió todo lo contrario. Por eso en una de sus conferencia dijo:
    “... y os encuentro especialmente a todos vosotros, hijos de las Islas Filipinas, que verdaderamente me habeis sorprendido, porque yo, al llegar a este país me imaginé que únicamente me encontraría con algunos intelectuales que hablarían el español, que conservarían el recuerdo del idioma español, Y me he encontrado con todo un pueblo culto, con un pueblo vigoroso, con un pueblo que tiene derecho a una vida amplia, inmensa, Y COMO SÍMBOLO ESPIRITUAL DE SU PERSONALIDAD, EMPLEA EL IDIOMA DE ESPAÑA, IDIOMA DE SUS PADRES, EL IDIOMA DE LA CIVILIZACIÓN EUROPEA QUE VINO AQUI POR PRIMERA VEZ.” (Vea el libro “Vicente Blasco Ibañez en Manila” por José Hernández Gavira, Imprenta The Times Press, 1924, Manila.)

7. LA LEGISLATURA FILIPINA DE LOS AñOS 50 Y 60 APROBÓ LEYES INCLUYENDO AL IDIOMA ESPAÑOL COMO ASIGNATURA REGULAR UNIVERSITARIA.
    No han faltado legisladores y presidentes filipinos que por convicción propia aprobaron en los años 50 y 60 leyes que incluyeran la enseñanza regular del idioma español en todas las escuelas públicas y privadas de Filipinas. Pues, pensaban que si el neocolonizador WASP usense podía imponer el inglés por fuerza de leyes la ya independiente República de Ffilipinas, también podría imponer la enseñanza de su otro, y anterior, idioma oficial, el español, por la misma vía. De hecho, la Legislatura Filipina aprobó las leyes de Magalona (1957) y Cuenco (1960), incluyendo la enseñanza del idioma español como una asignatura regular en el programa general de estudios universitarios.
    Pero los colonizadores WASP usenses, desde la sombra, se agitaron y ordenaron a sus lacayos ‘pinoyes’, y a sus espías locales que ellos mismos habían colocado en las oficinas del Departamento de Educación como en varios otros departamentos y agencias del mismo gobierno filipino, para que éstos atacasen en la prensa esas leyes a favor del idioma español, a cada apertura escolar de cada semestre.
    Además de los muy frecuentes ataques al idioma español como “remanente del viejo colonialismo español” los WASP usenses influyeron mediante encuestas a los directores de las universidades del gobierno para que organizasen a sus estudiantes en turbas de protesta para que éstos salieran a las calles y delante de la Legislatura vayan protestando en contra de las Leyes Magalona y Cuenco.
    Quedó bien claro, hasta para los filipinos de habla hispana, que eran los sectarios WASP usenses, y no la generalidad del pueblo filipino, los que no querían que el español permaneciera ni siquiera como una mera asignatura regular en el programa general de estudios universitario pagado por contribuyentes filipinos.
    Dichos ataques en contra del idioma español se hacían con bastante frecuencia en la prensa local controlada por anuncios de compañías locales y transnacionales que dependían de empréstitos y dinero norteamericanos. En esas cartas al director y en artículos de “fondo” se alegaba que todos los españoles son malos y que el idioma español es inútil para los filipinos.
    La mayoría de los incautos estudiantes filipinos de aquellos días, eran unos despistados por su educación en inglés, y tan solamente pensaron en tener una asignatura menos que tomar y pagar.
    Buen número de ellos llegaron a odiar al idioma español porque estaban mentalmente envenenados, desde sus clases de historia filipina, en contra de la labor de España en estas islas.
    Sin que lo supiesen, dichos estudiantes fueron utilizados osada y astutamente por los WASP usenses a través de sus espías y lacayos locales para que se derogasen las leyes que incluían la enseñanza del idioma castellano.
    Pero las leyes de español no se podían suprimir así como así porque la Constitución Filipina de 1935 proclamaba al idioma español como lengua oficial con el inglés y el tagalo. Durante el régimen del Presidente Ferdinand E. Marcos, aunque éste redujo a 4 las originales 8 asignaturas de español, se mantuvo, no en balde, la oficialidad de este idioma hasta 1986.
    La supresión del statu oficial del idioma español se verificó con la fraudulenta aprobación de la Constitución Cory de 1987.
    Y para conseguir esa supresión de lesa patria y cultura filipinas, se hizo, inclusive, una indigna campaña para que los estudiantes universitarios, que podían elegir votasen a favor de la aprobación de la defectuosa Constitución Cory (de Coarzón C. Aquino). Un hermano Delasalista, que luego fue nombrado Secretario de Educación pero que más trarde fue, para su vergüenza, destituido por malversar fondos públicos, públicamente dijo a los estudiantes universitarios de la universidad que dirigía que las cuatro (4) clases de español eran una carga económica para ellos y que se ahorrarían tiempo y dinero si votaban a favor de la Constitución Cory de 1987 que, a su vez, abrogaría la enseñanza regular de dicho idioma en la Universidad.
    Tras la supresión del español como asignatura regular en 1987, lo que ya se viene identificando como una cargá económica es la imposición de muchas más asignaturas de inglés, en todos los niveles de la educación “filipina”, para luego tener a los graduados en un estado de analfabetización funcional puesto que la inmensa mayoría de dichos graduados filipinos no llegan a dominar el inglés pasablemente bien. Para colmo, ni llegan a dominar lo suficientemente bien su propia lengua nacional tagala como para usarlo oficialmente o literariamente como una alternativa al inglés obligatorio que se les impone implacablemente.
    A raiz de esta confusión lengual y pobreza mental, dichos graduados filipinos quedan usualmente desempleados y económicamente dislocados en su propio país y no encuentran, en su inmensísima mayoría, el puesto de trabajo que se les promete aunque se diga que sepan chapurrear el inglés. Como ya lo señalamos, se les tiene que exportar como ganado en el Medio Oriente, o en los vecinos países para servir de domésticos o de elementos de prostitución.

8. CONCLUSIÓN
    El idioma español, como señalamos al principio de este informe, aun vive en Filipinas, aunque adrede quede postergado por un gobierno virtualmente colonial que en vano insiste en imponer a la fuerza el idioma inglés a pesar de la pobreza y la miseria económicas que la mayoría de los filipinos ahora padecen.
    La plena restauración del idioma español puede, sin embargo, empezarse con la mera devolución al tagalo del alfabeto de 32 letras y el deletreo y silabicación de las palabras tagalas según los fonemas de este mismo alfabeto filipino.
    Por otro lado, España y los países hermanos de Iberoamérica mucho pueden hacer para reintroducir este idioma común mediante becas, inversiones comerciales y proyectos culturales que incrementen las relaciones de los respectivos pueblos del Mundo Hispánico.
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