Hoy en día, muchos cubanos desconocen su verdadero nombre, refiriéndose a él como " maltés" o "poodle con maltés" y surge a partir de este desconocimiento una sugerente pista acerca de los orígenes del Bichón Habanero.

Con el inicio de la colonización española en Cuba, a partir del siglo XV, llegan a la Isla diversas razas caninas procedentes de España, que en un inicio eran razas de trabajo cuya misión era la de ayudar a consolidar los procesos de conquista. Más tarde fueron entrando los perros tipo bichón. Es interesante aclarar de dónde proviene el término Bichón( perro lanudo), que fue adoptado en la época del Renacimiento en Francia y podría ser una contracción de Barbichón (perro barbudo) y estar relacionado con la palabra Barbet, denominación gala de un antiguo perro de aguas. En nuestros días, la palabra Bichón se le aplica a varias razas de perros con ancestros comunes y significa "perro de pelo largo y profuso".

A partir del siglo XVII, cuando se levantaban las principales industrias del país surge una nueva clase de ricos hacendados criollos aficionados por la cría de perros de compañía, o perros falderos, como eran llamados en aquella época. Este perro era considerado signo de refinamiento y rápidamente invade el entorno familiar. Los perros de compañía habían estado en Europa desde el Renacimiento, cuando eran las mascotas predilectas de las damas y señores de las cortes del Viejo Continente.

Con el cursar de los años, las razas caninas fueron transformándose debido a las condiciones del clima, la alimentación y consanguinidad. Estos factores naturales unidos con el "estilo criollo" y el cruzamiento de ejemplares de perros similares dieron el surgimiento a un tipo diferente de bichón, de menor tamaño, pelo largo, sedoso y totalmente blanco, de allí que fuera nombrado como Blanquito de la Habana.

En el siglo XIX comienza el comercio con otras culturas diferentes a la española. Se introducen nuevas razas caninas a Cuba, entre ellas el Poodle o Caniche, perro de origen alemán pero de adopción francesa. Es precisamente aquí donde verdaderamente comienza nuestra historia. Por su aspecto el Poodle o Caniche se asemejaba un poco a los bichones, por lo que los criadores cubanos lo cruzaron con el blanquito, surgiendo un perro lo suficientemente uniforme como para considerarlo una nueva raza, el Bichón Habanero. Aunque de mayor talla que el blanquito, de construcción más robusta, con un brillante y largo pelo ondulado, mantenía el carácter vivo, alegre e inteligente del Blanquito.

El Bichón Habanero fue el perro de la aristocracia colonial hasta la intervención norteamericana que impone sus modas y es sustituido por otras razas como el chihuahua, el pequinés, entre otros, y pasa a ser el juguete predilecto de las familias cubanas, convirtiéndose en un perro popular, lo que ayudó a mantener viva su raza.

Con el triunfo de la revolución en 1959 muchas familias emigran hacia los Estados Unidos llevándose consigo a sus pequeñas mascotas quedando en nuestro país un número reducido del bichón. Sin embargo, la raza se extiende desde Estados Unidos hasta Europa.

En Cuba comienza a renacer nuevamente la afición por los perros a principios de los años 80, fundándose los primeros clubes de raza. Mientras tanto, el Bichón Habanero permanece en el olvido a pasar de que la Federación Cinológica Internacional( FCI) había aprobado en 1963 el patrimonio oficial de Cuba sobre esta raza, hasta que en 1991 un pequeño número de personas del país creó el Club Cubano del Bichón Habanero con el fin de rescatar, desarrollar y promover la raza, encontrándose en estos momentos en una ardua lucha por rescatar el estándar de la raza retirada a Cuba por la FCI de manera sorpresiva en 1989.