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SAMADHI - SATORI
NIRVANA - MOKSHA...





Reflexión Zen

Pregunta el discípulo:
- Os ruego que me mostréis el camiino de la liberación.
Responde el maestro:
- ¿Quién te tiene prisionero?
- Nadie.
- ¿Por qué buscas, pues, la liberaación?


Escribió Kabir:

"La palabra sendero presupone distancia;
si Dios está cerca,
no se requiere ningún sendero;
y esto a mí me hace reír:
el oír que un pez en el agua tiene sed."

"El secreto de llegar, es saber que has llegado.
Y el secreto de saber que has llegado
es saber que no hay ningún sitio a donde llegar.
Ya estamos."




"EL TAO QUE PUEDE SER EXPRESADO
NO ES EL TAO VERDADERO"

(Tao Te King).




Samadhi, Satori, Moksha, Nirvana, algunos sinónimos... de diversas corrientes, para señalar el mayor estado al cual podemos llegar como humanos, estado que se constituye en lo que debiera ser la principal meta de nuestra existencia, el cual sin embargo, por las concepciones impartidas de parte de las propias religiones, las mas de las veces es planteado como algo inalcanzable. De ahí uno de nuestros mayores conflictos como raza... Somos llamados a realizar algo que no esta previsto dentro del esquema actual del sistema que nos envuelve, somos llamados a alcanzar un estado que en la actualidad es considerado propio de santos, de iluminados, de mahatmas. De tal manera que siendo reyes, caminamos por la vida conminados a vivir como mendigos.

Parafraseando a Lao Tse, esta claro que "el samadhi que puede ser expresado no es el samadhi verdadero". Habida cuenta de lo cual, me permito este humilde abordaje a nivel intelectual como ínfimo paso a dar, de la mano de algunos testimonios y reflexiones, dejando bien claro, para los que salten desde su ego con el conocido rollo "no se puede hablar del samadhi...", que son apenas un pálido reflejo de lo que nos corresponde REALIZAR al respecto. Prefiero hablar de este tema y no de tantos otros que hoy nos ofrece el abanico pseudo espiritualoide, los cuales son equivocadamente tenidos como muy profundos... Tampoco me interesa indagar pormenorizadamente sobre las diferencias entre satori, samadhi y demás etcéteras, para empezar porque no podría hacerlo aunque quisiera.

Todos aquellos que han alcanzado este estado, tienen serias dificultades a la hora de compartir su experiencia mediante el verbo. Como no ha sido mi caso aun, puedo hablar tranquila al respecto :. Esta claro que las palabras no son nada más que indicadores, no tienen ninguna realidad en sí mismas, pero no dejan de ser una flecha señaladora.

La diferencia entre la verdad y la realidad
es la experiencia.


El conocimiento intuitivo directo de la realidad
ha de ser experimentado en el corazón.

La experiencia no es un concepto filosófico.
Es una acción que debe desenvolverse
obligatoriamente en la "carne".




"La Verdad esta
más cerca que cerca.
El universo esta aquí.
La eternidad es ahora".


Dicho Zen




¿SAMADHI YO...?





"Es realmente triste ver como miles de personas que se abocan al estudio de esta filosofía se quedan en su letra muerta: filosofan, especulan, pero pierden de vista lo que tiene de magistral, su finalistica, esto es, el sacar al hombre de la Gran Ilusión, hacerle concienciar su propio ser, llevarlo hasta el samadhi.

Repetimos:
SAMADHI en Oriente
no es una palabra inalcanzable,
no es un "estado para los Elegidos de Dios",
porque DIOS NO TIENE ELEGIDOS.

El creer lo contrario se debe a nuestros absurdos conceptos intelectuales que diagnostican "los que son buenos pueden" y "los que son malos no pueden". Un occidental que se aventure por las tierras "santas" de India pasaría realmente vergüenza, ante los sanyasines reales, puesto que estos lo primero que preguntan a un ser humano con toda inocencia, y sin fijarse mucho en el color de su piel, ni ver si se trata de un europeo o un oriental, es "cuantas veces alcanzo su samadhi?..."

Ada Albrecht - Fundadora de Hastinapura.
"Enseñanzas de los Monjes en los Himalayas"





SAMADHI

(NARRADO POR ATIVARNASHRAMI)




Mi samadhi es como un lecho
donde ante mi presencia pasmada
me sumerjo…˜
Mi samadhi es como saberme
el envolvente eterno
de todo lo que muere…˜
Mi samadhi es como un sudario
donde yazgo por fin
hecho enteramente de reposo…˜
Aquí terminan todas las vías…˜
Aquí terminan todas las penosas
indagaciones sobre mí mismo…˜
Quienes lo llaman muerte… se equivocan…˜
pues este sudario de paz es la Muerte
donde la muerte de todos los trabajos muere…˜
Mi samadhi es una recompensa indescriptible
para un trabajo que fue grande
y en el cual se ha consumido completamente
la incandescencia que ha brillado
un momento en el seno insondable de la paz…˜
Mi samadhi es una ciudad de alegría
hecha completamente de mí mismo…˜
Su atmósfera es alegría…˜
su dentro es alegría…˜
su fuera es alegría…˜
una alegría que canta en mis oídos
un cántico de identidad y de reconocimiento…˜
un aleluya grande…˜
indescriptible…˜
como el aleluya de las grandes ocasiones…˜
Entonces yo me veo a mí mismo
como el envolvente de todo…˜
entonces yo veo en mí mismo
a todo este todo entero…˜
deviniendo nada…˜
esfumándose en nada…˜
cambiándose en reposo eterno…˜
mientras libera inundaciones de alegría…˜
"Esto es todo menos muerte"…˜
me digo…˜
Mi verdadera posición es el inmortal
en quien la muerte muere…˜
No miro hacia ninguna parte…˜
debido a que mire yo a donde mire…˜
por todas partes es un único océano de mismidad
enteramente mí mismo…˜
Entonces soy fulminado por la paz…˜
la paz me toca…˜
la paz me inunda…˜
la paz me anega…˜
Entonces me doy cuenta de que es imposible
temer a esta paz que es mí mismo…˜
Ella me fulmina y me sepulta
en un mar de mismidad
sin principio ni fin…˜




SAMADHI
NARRADO POR PARAMAHANSA YOGANANDA





Mi cuerpo se inmovilizó completamente, como si hubiese echado raíces; el aliento salió de mis pulmones como si un pesado imán me lo extrajese. El alma y el cuerpo cortaron inmediatamente sus ligaduras físicas y un chorro fluido de luz salía de mí por cada poro. Mi carne estaba como muerta y, sin embargo, en mi intensa lucidez me di cuenta de que nunca antes había estado tan vivo como en aquel instante. Mi sentido de identidad no estaba ya confinado únicamente a un cuerpo, sino que abarcaba todos los átomos circundantes. La gente de las distantes calles parecía moverse sobre mi propia y distante periferia. Las raíces de las plantas y de los árboles surgían bajo una tenue transparencia del suelo, y podía darme cuenta de la circulación interior de sus savias.

Toda la vecindad aparecía desnuda ante mí. Mi visión había cambiado en una vasta y esférica mirada, simultáneamente perceptiva. Al través de mi cabeza y por la nuca veía a los hombres caminar más allá de la calzada de Rai Ghat, y hasta advertí a una vaca blanca que lentamente se acercaba. Cuando llegó frente a la entrada de la ermita, pude verla con los ojos físicos; y cuando dio la vuelta tras la barda de ladrillos, todavía la miraba claramente.

Todos los objetos dentro del radio panorámico visual tambaleaban y vibraban como si fueran películas de cine. Mi cuerpo, el de mi Maestro, el patio con sus pilares, los muebles, el piso, los árboles, la luz del sol, se veían en un mar de luz, así como los cristales de azúcar en un vaso de agua se diluyen al ser batidos.

La luz unificadora alternaba materializaciones de forma; y estas metamorfosis revelaban la ley de la causa y efecto en la creación.

Un mar de gozo
cayó sobre las riberas sin fin de mi alma.
Entonces comprendí que el espíritu de Dios
es inagotable Felicidad.


Su cuerpo es un tejido de luz sin fin. Un sentimiento de gloria creciente brotaba de mí y comenzaba a envolver pueblos y continentes, la tierra toda, sistemas solares y estelares, las nebulosas tenues, y los flotantes universos. Todo el cosmos, saturado de luz como una ciudad vista a lo lejos en la noche, fulgía en la infinitud de mi ser. Los precisos contornos globales de sus masas se esfumaban algo en los extremos más lejanos, y aún allí podía ver la suave radiación nunca disminuida. Era indescriptiblemente sutil; mientras que las figuras de los planetas parecían formadas de una luz más densa.

La divina dispersión de rayos luminosos provenía de una Fuente Eterna, resplandeciendo en galaxias, transfiguradas en inenarrables auras. Una y otra vez vi fulgencias creadoras condensarse en constelaciones y luego resolverse en hojas de transparentes llamas. Por medio de una rítmica reversión, sextillones de mundos se transformaban en diáfano lustre; y el fuego se convertía en firmamento. Conocí el centro del Empíreo como un punto de percepción intuitiva en mi corazón. El esplendor irradiaba desde mi núcleo íntimo hacia cada parte de la estructura universal. El feliz "amrita", el néctar de la inmortalidad, corría al través de mí con fluidez de azogue.

Escuché resonar la creativa voz de Dios como "AUM", la vibración del Motor Cósmico.

De repente, el aliento volvió a mis pulmones. Con desilusión casi insufrible, me di cuenta de que mi infinita inmensidad se había perdido. Una vez mas estuve confinado a la humillante limitación de una caja corporal, no tan cómoda para el Espíritu. Como un hijo pródigo, había huido de mi hogar macro cósmico, encarcelándome a mí mismo en estrecho microcosmo.

Mi guru seguía inmóvil delante de mí, y mi primer intento fue arrojarme a sus santos pies en acto de gratitud por aquella experiencia en la conciencia cósmica, que tan larga y apasionadamente había buscado. Pero él me detuvo de pie y me dijo, lleno de calma y sin presunción:

"No debes embriagarte con el éxtasis.
Mucho trabajo hay para ti en el mundo todavía.
Ven, vamos a barrer el piso del balcón;
luego caminaremos por el Ganges".







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