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Introducción
Queridos:
la humilde finalidad de esta tarea que me he propuesto, es poder arrojar un poco de luz en relación a un hecho que entiendo no es tan temible como parece. Creo que en términos generales, no tenemos miedo a lo desconocido, sino al concepto equivocado que sobre lo desconocido nos formamos. Por este motivo he recopilado algunos hechos y conceptos positivos sobre el tema de la muerte, para que lo podamos ver como una transformación y no como un fin, como "una puerta más en el pasillo" y no como la última puerta, y por qué no, avanzar un poco más e intentar tomarlo como algo positivo. La idea es poder irnos "programando" para una situación por la que todos tendremos que pasar algún día. Creo que es útil que rompamos el silencio y reflexionemos sobre ella concienzudamente. De este modo podemos colaborar inteligentemente con las leyes de la vida y ayudar a modificar la visión actualmente oscurecida que, a este respecto, el mundo emocional y mental proporciona al hombre.
En sus Unpopular Essays, Bertrand Russell refiere la siguiente anécdota:
"F. Myers, a quien el espiritismo había inducido a creer en una vida futura, le preguntó a una mujer que acababa de perder a su hija qué pensaba que había ocurrido con el alma de ésta. La madre replicó: ´Bueno, supongo que estará gozando del júbilo eterno, pero preferiría que no hable usted de temas tan desagradables´."
Aquí pareciéramos tener el perfecto paradigma de la mente dividida del hombre, en la cual la credulidad y la incredulidad coexisten hermanadamente. Por una parte, el disgusto de la muerte, un hecho frío y concreto; por la otra, no sólo el júbilo eterno, sino versiones muy sofisticadas de la vida después de la muerte, que presentan problemas inaccesibles a nuestra mente, pues escapan a la capacidad razonadora de nuestra especie. En la jerga de las computadoras, diríamos que no estamos programados para esa tarea. Ante una tarea para la cual no está programada, la computadora o bien se llama a silencio, es decir, "se cuelga" o enloquece. Salvando las distancias, la raza humana frente al hecho de la muerte, ha actuado de manera similar: desde tiempos inmemoriales, ha optado por temerle al tema, o en su defecto, ignorarlo.
Cuenta el sacerdote jesuita Carlos González Vallés que un día estaba andando en bicicleta por los caminos de su querida India, rodeado por el campo, cuando notó que el ambiente estaba extraño. Paró la bicicleta, se bajó, observó y ubicó el problema: a la derecha de la carretera había una cobra erguida, con su temible caperuza abierta y su bífida lengua en el aire. Siguió su mirada y observó que en un arbusto había un pajarito totalmente inmovilizado. El pájaro tenía alas y no podía volar. La serpiente lo tenía literalmente hipnotizado. Un momento más y con un salto desde la tierra, con esos colmillos filosos que tiene la cobra, el pájaro que es dueño de los aires caería preso ante un enemigo que no hace más que arrastrarse por la tierra... Aquí, en la naturaleza, encontramos un ejemplo de lo que el miedo es capaz de provocar: parálisis interior y exterior. Vallés hizo ciertos ruidos humanos, la serpiente se dio vuelta para mirarlo, se resistió pero finalmente bajó y desapareció entre los arbustos... el pajarito abrió las alas y voló... Esto es, humildemente, lo que intento hacer con esta recopilación de datos vinculados con la muerte: ayudarnos entre todos a liberarnos de la "serpiente"... ayudarnos a encontrar nuestras alas y VOLAR... volar placenteramente por la vida, sin miedos, sin ataduras inventadas... aprovechando al máximo la oportunidad de estar vivos, aspirar, en fin, a que la ineludible sombra de la muerte no este solapadamente condicionando nuestro presente.
Los invito gustosamente a recorrer estas páginas de la mano de varios autores.
He dividido la información en cinco enfoques diferentes: psicológico, científico, científico no reconocido, humano, espiritual y finalmente adicioné extractos de diversos libros.
Un abrazo
Lía.

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