En este momento centramos la atención en :

El rey del compás

JUAN D'ARIENZO



Juan D'Arienzo nació el 14 de diciembre de 1900 en el barrio porteņo de Balvanera y murió en Buenos aires el 14 de enero de 1976.
El Apodo de "El rey del compás" fue una creación del "Príncipe Cubano", animador del cabaret Chantecler, donde la orquesta de D'Arienzo tocó en forma consecutiva durante más de quince aņos.
El nombre real del "Príncipe Cubano" era Angel Sánchez Carreņo. La Cumparsita fue el tema más vendido, el más popular (con él se abrían todos los bailes de la década del '40) y el que D'Arienzo grabó en más oportunidades: en total cinco.


Lo que sigue es un resumen del reportaje que se le realizó al gran maestro en el aņo 1949 por Andrés Muņos de la revista "AQUI ESTA"

A mi modo de ver, el Tango es, ante todo, ritmo, nervio, fuerza y carácter.
El Tango antiguo, el de la Guardia Vieja, tenía todo eso. Debemos procurar que no lo pierda nunca. Por haberlo olvidado, el tango argentino entró en crisis hace algunos aņos. Modestia aparte, yo hice todo lo posible por hacerlo resurgir.
En mi opinión, una buena parte de la decadencia del Tango correspondió a los cantores. Hubo un momento en que una orquesta típica no era más que un simple pretexto para que se luciera un cantor. Los músicos, incluyendo el director no eran más que acompaņantes de un divo más o menos popular. Para mí eso no debe ser.

El Tango es música, como ya he dicho. Yo agregaría que es esencialmente música. En consecuencia, no puede relegarse a la orquesta que lo interpreta a un lugar secundario para colocar en primer plano al cantor. Al contrario, el Tango es para las orquestas y no para los cantores. La voz humana no es, no es, no debe ser otra cosa que un instrumento más dentro de la orquesta. Sacrificárselo todo al cantor, al divo, es un error. Yo reaccioné contra ese error que generó la crisis del Tango y puse a la orquesta en primer plano y al cantor en su lugar. Además traté de restituír al Tango su acento varonil, que había ido perdiendo a través de los sucesivos avatares. Le imprimí en mis interpretaciones el ritmo, el nervio, la fuerza y el carácter que le dieron carta de ciudadanía en el mundo musical y que había ido perdiendo por las razones apuntadas.

Por suerte esa crisis fue transitoria y hoy ha resurgido el Tango, con la vitalidad de sus mejores tiempos. Mi mayor orgullo es haber contribuido a ese renacimiento de nuestra música popular. La base de mi orquesta fue el piano.
Lo creo irremplazable. Cuando un pianista se enferma siempre tengo a otro pero si llega a pasarle algo a éste también, entonces,no tengo solución. Luego, el violín de cuarta cuerda aparece como un elemento vital. Debe sonar a la manera de una viola o de un cello. Yo integro mi conjunto con un piano, el contrabajo, cinco violines, cinco bandoneones y tres cantores. Menos elementos jamás y, en algunas grabaciones, he llegado a utilizar hasta diez violines. Al tango yo lo siento así.



Cualquier comentario: Chelo Ledesma
Actualización: 15 de Marzo de 1999