–Tan
fácil –resumió Fantomas con un suspiro–, cuestión de ir
siguiendo el mapa y páfate, en una semana les bajo la cresta.
–Nihil
obstat –concedió el narrador–, pero será un nuevo Steiner en más
grande. ¿Nunca oíste hablar de la DIA? Es cien veces más poderosa
que la CIA, y no hay mapitas que te ayuden a localizarla. Como tu
gusano, tendrías que volver a empezar, después de la DIA tendrías
la GUA y la FOA y la REA, etc. Susan tiene razón, nos estamos
quedando en la superficie, mascarita blanca, y entre tanto la
verdadera raíz del problema sigue tan garifa. Tomá este pedacito de
historia antigua, muy antigua puesto que remonta a 1970, casi la Edad
Media si te fijás bien.
Una
cartita de la ITT muy personal y confidencial como verás por el
sello, pero que en castilla dice (se habla de Chile): "Por
ejemplo, una solución constitucional podría nacer de desórdenes
internos masivos, huelgas, y guerrilla urbana y rural. Esto justificaría
moralmente una intervención de las fuerzas armadas por un periodo
indefinido". Te repito la fecha, 1970.
Fantomas
hinchó el pecho hasta que empezó a crujirle la camiseta, pero no
dijo nada.
–Complemento
de información –anunció el narrador–, publicado por el Vorwärst
de Bonn. La Química Hoechst de Chile escribe a su central de
Francfort.
"...una
acción preparada hasta el último detalle y realizada
brillantemente... El gobierno de Allende ha encontrado el final que
merecía... Chile será en el futuro un mercado cada vez más
interesante para los productos Hoechst".
–Que
las aspirinas se les queden atravesadas en el culo – dijo
amablemente Fantomas.
–Amén
–dijo el narrador–, pero deberías encontrar algo que les duela más.
–De
eso me ocuparé yo. Dame la lista. Creo que Susan y tú tienen razón,
es allí donde hay que atacar, y ahora mismo.
El
narrador lo vio encaminarse hacia una ventana que no era la rota, y
soltó un grito terrible para detener un vuelo que ya se advertía en
el aire de discóbolo de Fantomas.
–¿Qué
te cuesta salir por la ventana rota?–suplicó–. Y otra cosa,
Fantomas: ¿Vas a proceder solo?
–La
soledad es mi fuerza, Julio. La soledad y mi don de transformarme
infinitamente, llegar al enemigo bajo las apariencias más dispares.
¿Te conté el día en que le rompí la cara a John Wayne cuando creía
que yo era una inocente huérfana perdida en el infierno de Las Vegas
y me llevó a su cama so pretexto de telefonear a mis afligidos
padres?
–Fantomas,
este trabajo lo harás solo como siempre, pero no estoy seguro de que
sirva de mucho.
–¿Qué
pretendes? –gritó Fantomas crispándose para concentrar sus poderes
levitatorios–. ¿Qué pida la colaboración de la policía, de la
Cruz Roja Internacional? ¡Solo, solo solo! ¡Me basto y me sob...!
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