El juego de Ender

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Título: El juego de Ender

Autor: Orson Scott Card

Editorial  Nova

Barcelona, 1985

10

             

        Resumen: En un mundo futuro en el que sólo se permite tener dos hijos por pareja, se autoriza nacer a un Tercero, Andrew "Ender" Wiggin, para que actúe como líder en la inminente guerra contra la raza alienígena conocida como los insectores. A los seis años de edad, Ender es separado de su familia y llevado a una base espacial en la que empezará su entrenamiento, más duro de lo que cualquiera podría soportar...

 

          Opinión: Leí “El juego de Ender” cuando era pequeñito (no tanto como cuando me tragué “Yo robot”, claro, pero niño aún), y me impresionó bastante, incluso me marcó en algunos aspectos. Como todos los libros de Orson Scott Card, "El juego de Ender" es fácil y rápido de leer, y tiene unos personajes muy buenos con los que resulta fácil identificarse. El prota, Ender Wiggin, es un niño extraño, manipulado por el ejército para que adquiera inteligencia y dotes de liderazgo a riesgo de perder la cordura en el proceso. Con solamente seis años (si no recuerdo mal) es entrenado durísimamente y llevado más allá del límite en varias ocasiones. Ender ha aprendido de pequeño a defenderse y a oscilar entre la violencia y el sentimiento: atormentado por un hermano mayor medio psicópata (Peter) y consolado por una hermana angelical (Valentine), la única de la familia por la que siente afecto. Esta dualidad de carácter algo esquizofrénica entre la violencia y la compasión es un rasgo básico de la personalidad de Ender, y parte de lo que le convierte en un gran personaje. Así, a pesar de ser básicamente bondadoso, cuando se ve entre la espada y la pared reacciona con una brutalidad increíble ("yo sólo quiero que me dejen en paz, y ésta es la única manera de conseguirlo"). Nunca recurre a la violencia por gusto, sino siempre obligado por las circunstancias: la decisiva batalla contra los insectores hacia el final del libro es un buen ejemplo. 

       Además de la riquísima personalidad de Ender y sus amigos, el libro tiene muchos otros puntos de interés: las escenas de batalla en gravedad cero están muy bien narradas y resultan apasionantes, así como el argumento paralelo de los hermanos de Ender en la Tierra, que entran en politica a pesar de su corta edad con los seudónimos de Locke y Demóstenes. Pero mi subtrama favorita, la que más me impactó de niño, es la del Juego Fantástico con el que juega Ender en sus ratos libres de la Academia de Batalla. Es una especie de aventura gráfica increíblemente detallada, en la que el jugador camina por los campos, interactúa con personajes, juega con puzzles y cosas así. Ender se enfrenta a un gigante con el que juega a un juego de apuestas imposible de ganar... Y aún así encuentra una manera de vencer y continuar adelante con el Juego, siendo la primera persona en conseguirlo. El ordenador de la Academia crea entonces nuevos escenarios y situaciones a partir de los recuerdos del propio Ender, llevando el juego a terrenos muy personales y dolorosos... Esta es una subtrama secundaria en la que se ofrecen algunos momentos realmente poéticos, alguno de ellos de gran importancia en el inesperado final de la novela.

   En resumen: un libro interesantísimo, que tuvo su continuación en otras novelas del mismo autor: "La voz de los muertos" (realmente muy bueno, casi al nivel del primero), "Ender el xenocida", "Hijos de la mente" (no tan geniales pero aún así destacables), y algún otro que no recuerdo ahora mismo. De hecho hace unos meses empezó una nueva saga en la que se vuelven a explicar los sucesos de "El juego de Ender" desde otra perspectiva (la de su lugarteniente Bean), cuando pueda le hincaré el diente...               

   

          Fragmento: "Ya veo, sólo has estado aquí un año y te crees que esta gente es normal. Pues no lo es. No lo somos. He mirado en la biblioteca, he consultado libros en mi consola. Libros antiguos, porque no nos dejan ver nada reciente, pero me he hecho una idea de lo que es un niño, y nosotros no somos niños. Los niños pierden de vez en cuando, y a nadie le preocupa. Los niños no están en escuadras, no son comandantes, no mandan a más de cuarenta chicos, eso es más de lo que un niño puede soportar sin volverse loco".

 

 

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