Siempre me ha llamado la atención cómo a partir de un pequeño gesto
casual o de una curiosidad pasajera pueden llegar a ocurrir grandes cosas.
Una mariposa mueve sus alas en Taiwan y estalla un huracán en Barbados,
ya sabéis. En mi caso, la mariposa es mi tendencia casi compulsiva de
coger cualquier papel o folleto que se me ponga a tiro y guardarlo en el
chaleco. Así, cazando un papelito caído del suelo, conocí la asociación
Aegee, lo que me pondría en un curso de acontecimientos imparable
que me llevará a Croacia y a conocer a un montón de gente. Pero ahora
quiero hablar de otra mariposa: un humilde cartelito que vi hace tres años
colgado en un aulario en el que se convocaba una reunión para crear
un grupo de teatro. El huracán que salió de esa reunión acabó teniendo
un nombre: XT-35.
|