Apuntes sobre
Soliloquios de Homo
sapiens
Por:
Isabelle
Saya Salvador
Con
William Guillén llegó a París Soliloquios de Homo sapiens,
poemario editado en 2004 por Petroglifo, casa editorial de
Cajamarca, Perú, que presentó en la capital francesa su director
a mediados de octubre en la Maison de l’Amérique Latine gracias
al Cecupe (Centre Culturel Péruvien).
Del título, es de subrayar la
distancia teñida de ironía elegida por el autor si se relaciona
aquel título a los poemas reunidos en el libro: Homo sapiens,
nombre científico de la especie humana, como para recordar al
lector que somos una especie entre tantas otras. Varios poemas
de William Guillén establecen o evidencian un paralelo entre lo
humano y lo animal, relacionando uno con el otro al mismo tiempo
que se refieren a la mitología y a la cosmogonía andina:
áríos y leyendas /
liebre hembra con agilidad de
centella /
escarabajo hembra del suelo
enamorada
(en
Nacimientos)
Es un paralelo que evidencia
también
Paraíso terrestre
en el cual aparece una rara pareja, Eva y Charles (Darwin) en el
archipiélago ecuatoriano de Los Galápagos…
Homo sapiens,
una especie sí, pero la única dotada de la palabra, la única que
tenga el talento de dialogar. Paradójicamente a pesar de que el
título se refiera a un monólogo, aquel poemario es todo lo
contrario: al recorrer los versos, y los temas abordados por el
autor, se establece el diálogo con el poeta, aquel que sabe (sapiens)
y por ello comparte con el lector su conocimiento y sus
emociones. Por su afán de compartir, en su largo recorrido
histórico y geográfico, en el Perú o fuera de él, la voz del
poeta nunca se torna hermética o envuelta en sí misma. Por
ejemplo, cuando los poemas se inspiran en remotos sucesos de la
historia regional
cada poema está precedido de unas
líneas situándolo en la época permitiendo al lector ajeno
acercarse mejor a estos versos, sin por lo tanto que ellos
pierdan su carácter universal e intemporal.
Es de destacar además la variedad
de los temas y en algunos casos la tonalidad y el habla regional
que parecen irrumpir en el lenguaje poético del autor :
En tarde de verano supiste/que la vida bondad
de sombra y agua tenía/ caminando cataratas arriba/comparaste
astro sol con flor de mutuy.
Esa variedad de los temas va de
la historia del Perú (en el capítulo Capac Ñan William
Guillén recorre los territorios de la época Inca) a los grandes
y universales temas de la poesía: el amor (en el capítulo Creaciones del hacedor de frutos), la fugacidad de la vida
(El tiempo y sus patas de gacela/fue una vuelta a la esquina
y regreso), la soledad del poeta (voz a vos/canto a
canto/verso a nada/escritura sin lectora/vacío que reconozco.),
la nostalgia (Tras los tejados color de mora/el pueblo se
deshace./Cenizo cabalgo palpando el viento/arañando tus entrañas
remendadas) y pasando por ciertas reapropiaciones de los
orígenes (Armonía en mi paso/piedrita tetraédrica que
rueda/acaricia espumas de este lago/donde vi salir hombre y
mujer/no de otro mundo sino de este. (en
Collasuyo).
Esta breve reseña no pretende
abarcar toda la riqueza del poemario como tampoco pretende
restituir su musicalidad o la diversidad de las imágenes
entregadas. Hay que cerrar esta nota dejando espacio a otros
versos:
Para algunos el pasado
jaque sin ajedrez,
para nosotros
ajedrez sin rey;
de allí nuestra
manía
de perennizar
sabiduría y
silencio.
(de
Monólogo fin)