Dia 6, de camino a la playa! |
El traslado desde Arenal a la costa es de las cosas más pesadas. El lugar exacto es Playa Flamingo, situada en el Golfo de Papagayo, y en las zonas más exquisitas de la costa del Pacífico.
Durante
el trayecto, paramos en la población de Cañas. En cualquier tienda venden de todo, desde
arreglarte un zapato o venderte una piña. Lo llaman pulperias y se extienden a lo largo
del pais. Comíamos aqui sobre las 16 de la tarde, y por supuesto lo de siempre: arroz con frijoles y pollo frito. Las variantes eran siempre sobre la misma base. Creo que ya echaba de menos una pizza 4 quesos o una buena rebanada de pan con tomate y fuet de Vic. |
La distancia no es mucha, algo más de unos 200 kms, pero hay que destacar que 200 kms en Costa Rica es como si aquí fueran 500, sobre todo por el estado de las carreteras. Viajar en furgoneta no es exactamente un placer, y francamente se hace pesado. Nuestro manejador (el conductor, digo) lo contratamos por nuestra cuenta puesto que la empresa que teníamos previamente pactada no nos convino. Y bien... la cosa es que saliendo al mediodia, llegábamos al hotel Flamingo Resort sobre las 19 horas de la tarde, el momento justo para un buen baño en el jacuzzi bajo un cielo de estrellas.
Tened mucho cuidado con el sol de las 7 de la mañana. |
Las playas son de arena muy fina, apenas sin oleaje, donde la marea deja los cocotales por la noche y los recupera durante el día. Ojo con las corrientes, puen tienen fama de ser peligrosas.
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En realidad, alquilar un coche sale muy bien, y puedes permitirte el lujo de buscar un buen auto. En nuestro caso un Toyota RAV 4, para subirnos y perdernos por la montaña. Ya empezábamos a planear alguna escapada. Por cierto, si podeis coincidir con más gente para el alquiler del carrito, mejor. |
Flamingo
no os imagineis un pueblo ni nada parecido. Se trata de una urbanización de alto standing
para los americanos que se desplazan a pescar. La zona posee además del hotel, varios apartamentos, un puerto deportivo, aeropuerto y algun que otro comercio, bares y tiendas que viven del turista. Francamente resultaba carísimo arreglarse con ello, y puesto que no exixtia el más mínimo encanto, lo mejor opción es alquilar un coche. |