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Las teorías son consideradas
como verdaderas hasta que surgen anomalías, con tal intensidad o
cantidad, que demuestran o por lo menos ponen en duda que la referida teoría
sea válida.
En 1948 surgió la Cibernética. Según Gregory Bateson "es el mayor mordisco al fruto del árbol del conocimiento que la humanidad ha dado en los últimos dos mil años". Este fue el punto de quiebre, pero anteriormente se habían registrado muchas "anomalías" en diferentes campos de la ciencia, tales como: la noción de medio interno de Claude Bernard, la teoría de la relatividad de Einstein, el principio de incertidumbre de Heisenberg, la teoría general de los sistemas de von Bertalanffy, la noción de homeostasis de Canon, etcétera.
A partir de este momento un nuevo
paradigma emerge. El anterior que ha sido llamado paradigma de la simplicidad,
se caracterizaba: por buscar los elementos últimos, atómicos,
en todas las disciplinas; y por aceptar sólo la causalidad lineal
(causa final y causa eficiente). El nuevo paradigma habla de totalidades,
e incorpora el concepto central de la retroalimentación (causa eficiente
y causa final unidas en una sola unidad).
Dado que el grupo en el que trabajaba
Wiener era interdisciplinario, permitió que estos conceptos que
surgieron en el campo de la física se extendieran a otros campos.
La participación de Rosenblueth permitió que se utilizara
la conceptualización de retroalimentación en la neurología,
Bateson y Margaret Mead lo llevaron al campo de las ciencias sociales,
y de allí llegaría a la terapia familiar. Posteriormente
los aportes del matemático Heinz von
Foerster y de los biólogos chilenos Humberto
Maturana y Francisco Varela, llevaron estos conceptos a un escalón
más alto, al hablar de la cibernética de segundo orden o
cibernética de la cibernética, estableciendo la teoría
del observador que cuestiona la objetividad y lo lleva a Heinz
von Foerster a decir: "De allí que yo digo, con toda modestia,
que proclamar la objetividad ¡no tiene sentido!" Ya no se hablará
de sistemas observados sino de sistemas observantes.
Pakman dice: la cibernética de la cibernética no tiene una epistemología sino que es una epistemología.
Es importante conocer los presupuestos en los que se apoyan las teorías que utilizamos en el campo de la mediación. Bateson en "Todo escolar sabe..." (Espíritu y naturaleza) nos dice: "...este empeño es a todas luces deseable (pero no absolutamente necesario) que el científico conozca a conciencia sus propios presupuestos y sea capaz de enunciarlos. Es también conveniente y necesario para el discernimiento científico conocer los presupuestos de los colegas que trabajan en el mismo campo. Y sobre todo, es necesario que el lector de artículos científicos conozca los presupuestos de su autor". (Pág. 22). Más adelante nos recuerda: "nunca podremos reclamar haber alcanzado un conocimiento definitivo de nada".
Esto también es válido para el pensamiento cibernético.
Podemos ubicar a las teorías en las que se apoyan los mediadores en dos grupos:
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