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Timidez

Timidez ---Por qué somos TÍMIDOS---Combatir la Timidez

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Claves para entender, superar y aprovechar la timidez

Todos la sufrimos en cierta medida, pero, cuando es patológica, trastorna la estabilidad psicológica e impide la relación normal con los demás.Nadie podría imaginar que un ilustre disertante terminara exhausto tras su conferencia a raíz de la timidez que lo embargaba. Es que tampoco nadie sabía que minutos antes del inicio de la exposición sus manos comenzaron a temblar y sintió que su estómago se daba vuelta, su corazón latía a ritmo desbocado y parecía que de un momento a otro se le iba a salir del pecho.
¿Cómo pensar que a la persona admirada por la concurrencia y respetada por sus conocimientos le ocurriera semejante cosa?
Es que nuestro disertante pertenece al 40 por ciento de personas que se definen tímidos o dicen haber sentido timidez, con más o menos intensidad, en algún momento de sus vidas.
Hombres y mujeres exitosos, comentaristas radiales y televisivos, investigadores científicos, dirigentes empresariales y políticos…la lista es interminable, pues abarca a todos los humanos, no han podido en muchos casos vencer la fuerza de su timidez, que se fraguó en sus infancias, se consolidó en sus adolescencias y sigue haciendo de las suyas en la madurez.
En una encuesta realizada entre adolescentes y publicada en la Guía práctica de psicología (Ediciones Temas de hoy, Madrid- 1991), el 82 por ciento de los consultados acepta que alguna vez son tímidos, el 40 por ciento se ven tímidos de forma general, el 17 por ciento responde con timidez en determinados conceptos y sólo el 18 por ciento dice no haberlo sido nunca.
A juzgar por las conclusiones de esta encuesta, casi todos hemos padecido situaciones dominadas por la timidez: en el trabajo, ante los compañeros o los superiores; con la persona que amamos; en el ascensor, cuando evitamos la mirada de desconocidos, o en las reuniones con amigos, cuando nos callamos por temor a decir alguna tontería.

Refleja falta de seguridad en uno mismo

Pero ¿qué se entiende hoy por timidez? La mayoría de los especialistas coincide en definirla como “una falta de seguridad en sí mismo en las relaciones con el prójimo, proveniente de la falta de confianza en los demás y en la desconfianza en uno mismo”. Y añaden: “La timidez se manifiesta también de una forma que puede resultarnos difícil d entender. El tímido desea más que nadie simpatizar con los demás, compartir las mismas emociones y sentimientos y estar al unísono. Pero nunca va al unísono, porque es un elemento disconforme y consciente de su disconformidad”. Ésta es la lucha del tímido, que quiere abrirse a los demás pero no sabe hacerlo. Y su efecto le deja una herida secreta, puesto que es una lucha que se lleva a cabo con pesar y dolor.
¿Cómo nos hacemos tímidos? La timidez está anclada en lo más profundo de nosotros y nace el primer día que oímos esa voz paterna que nos dice “No te hagas el interesante” o “De eso no tienes ni idea”. Según los investigadores, tiene su origen en la infancia y se alimenta con la costumbre de no tomar a los niños en serio, de no hacer nada por comprenderlos y de pensar que nunca tienen razón, que han de estar siempre postergados ante los mayores y deben de callarse y permanecer quietos.
La religión, a la que debemos buena parte de nuestra educación, es el segundo pilar de la timidez, pues impone los preceptos. El orgullo, que nos empuja a distinguirnos de los demás, será perseguido como un pecado.

 

La carencia de medios económicos crea inseguridad y timidez

El tercer pilar de la timidez es la sociedad, que nos enseña a ocultar nuestros sentimientos ante los desconocidos, sobre todo con los del otro sexo, y a hablarles en voz baja. Es el código de urbanidad, heredado de la burguesía del siglo XIX, un manual de las buenas maneras que concedía a quien lo practicaba, una imagen de distinción con la que entraba a formar parte de la flor y nata de la sociedad. Todavía hoy, la timidez se ve como la distinción de una cuna acomodada. Por eso, el acento elegante de los británicos consiste en titubear con las palabras hasta casi tartamudear. Es la forma de demostrar una moderación extrema.
El carácter tímido aparece asimismo, y con demasiada frecuencia, por causas fisiológicas. Una minusvalía que de lugar a que el niño sea motivo de burla por parte de de sus compañeros es suficiente para originar un sentimiento de inferioridad que conduzca una timidez irreversible.
Según los estudiosos del tema, la pobreza también puede crear timidez. En nuestra sociedad, tan propensa a argumentar que todo poder procede del dinero, la pobreza es causa de una inferioridad más sensible, que cualquier otra. Además de su falta de seguridad, de sentirse débil, lo que da lugar a una torpeza o a un retraimiento que lo conduce al individualismo, el pobre se siente muchas veces acorralado. Por eso su timidez es, a la vez, temor, medida de protección y reacción.
Por otro lado, la vida sexual de muchos jóvenes, provoca actitudes introvertidas que suelen desembocar en una más que notable timidez sexual. Se produce, generalmente, por la primera experiencia, que arroja en el adolescente un alto porcentaje de fracasos. Afortunadamente, muchos se recuperan, pero los que no lo consiguen inician una cruzada de frustraciones y, a la larga, sufren los estragos de la timidez, con gravísimas consecuencias: neurosis de angustia e impotencia de sus deseos sexuales.

La incertidumbre social conduce al repliegue personal y timidez

Pero no todo depende de nuestra capacidad para relacionarnos con los demás. Muchos sociólogos y psicólogos sostienen que vivimos momentos de intimidación marcados por la competitividad y la inseguridad social; es decir, en un momento repleto de incertidumbres que, sobre todo a los más jóvenes, los conduce al repliegue.
Cuando no es especialmente severa, la timidez resulta positiva: nos protege de nuestros impulsos y nos impide caer en la mala educación y el comportamiento grosero. También, muchas veces se alaba a los tímidos por sus cualidades ocultas. En el amor, cuando son incapaces de declararse, terminan encontrando la maneras más encantadoras para expresar sus deseos más profundos. Asimismo, algunos tímidos resultan adorables y a otros su excentricidad y humor le sirven de caparazón protector para salir airosos de situaciones comprometidas.
La antítesis del tímido adorable es la del introvertido que se lleva por delante todos los obstáculos que encuentra en su camino. Como reacción a su timidez puede nacer en estos sujetos un afán de poderío, de prestigio o de fama para impresionar a la concurrencia; o de posesión, por miedo a la miseria y a la dependencia. De ese afán nacen tres nuevos impulsos: las tendencias a dominar, a humillar y a despojar.
Los estudiosos del comportamiento afirman que la timidez estimula la imaginación y, de hecho, la lista de grandes creadores introvertidos es interminable. “Ciertos tímidos desarrollan grandes capacidades imaginativas porque no viven en el día a día, sino a través de sus obras”, dice algunos psicoanalistas.
En efecto, el arte, la creatividad, en general, suele ser el medio de expresión de determinados tipos de introversión, lo cual no significa que todos los tímidos sean artistas, sino que son llevados a las manifestaciones artísticas obligados por su introversión, que los invita a sustituir el mundo real por otro entorno más próximo a la fantasía, en el que se sienten más seguros.

 

Interiormente turbulentos y laboralmente poco conflictivos

¿Cómo se desenvuelve un tímido en la vida laboral? En primer lugar, hay que precisar que a los introvertidos los perjudica el hecho de que constantemente se cuestionen sus aptitudes, los que los coloca en una situación de baja autoestima e inseguridad. Pero eso significa que desarrollen menos su inteligencia, ya que puede ocurrir todo lo contrario.
Según el director de una de las más importantes agencias de contratación del mundo, los tímidos son imprescindibles para la buena marcha de las empresas: “Necesitan un clima de confianza y un círculo estable y, a partir de ese ambiente, pueden establecer autoridad sobre su competencia y demostrar su perfeccionamiento”, dice. A veces, son ese tipo de tímidos los que están permanentemente dispuestos y de buen humor para hacerse cargo de las tareas más comprometidas, sin plantear problemas que q priori no existen y que sí plantearían los que se creen más audaces y preparados.

De la cabeza a los pies, todo una cadena de reacciones psicosomáticas incontrolables

Desde dolor de cabeza hasta sudor en la cara y en las manos, la timidez produce unas señales inequívocas que son difíciles de controlar y que, por eso mismo, delatan ese rasgo de la personalidad que se desea ocultar.

ROSTRO: El enrojecimiento de la cara se produce por la aceleración del ritmo cardíaco y la dilatación de los vasos sanguíneos de la piel. El temor a enrojecer en público, cuando es desmesurado, da lugar a una enfermedad llamada ereutofobia.


BOCA: Se producen desórdenes en la secreción salival que hacen que la boca se seque o se llene de saliva.
Asimismo, pueden aparecer dolores de cabeza que son una manifestación psicosomática de la angustia que crea el no poder huir.


CORAZÓN: La secreción de adrenalina debido al estrés produce unas palpitaciones especialmente fuertes. Las pulsaciones de un orador que se dirige a un público que lo inquieta pueden llegar a ser entre 170 y 180 por minuto.

PIEL: La emoción provoca la excitación nerviosa de las glándulas sudoríparas, lo que hacen que le caigan grandes gotas de transpiración. Las manos húmedas son el reflejo más frecuente de este fenómeno.


VIENTRE: Alertadas por el cerebro las fibras musculares del estómago se contraen. Esta tensión del aparato digestivo produce a veces diarreas y vómitos precedidos de retortijones que ponen al tímido en una situación difícil de sobrellevar.

SEXO: La timidez en el terreno sexual puede dar lugar a situaciones crueles. Por ejemplo, a algunos hombres el miedo a ser juzgados a veces le causa disfunciones sexuales y les produce eyaculaciones precoces.

EXTREMIDADES: Los músculos, debido al estrés, se tensan y el tímido no para de tomar con las manos un objeto o de moverlas constantemente por una necesidad frenética de hacer cualquier cosa que consiga disimular la turbación que padece.


¿Es hreditaria o se aprende?

Hasta hace muy poco, la mayoría de los psicólogos e investigadores pensaban que la timidez, como sucede con casi todos los rasgos de la personalidad, estaba influenciada por la herencia y el ambiente, aunque desconocían y siguen desconociendo, la proporción en la que influyen los genes y la que se debe al entorno familiar.
Sin embargo, estudios recientes avalan la base genética y revelan diferencias en la fisiología cerebral de los tímidos y los extrovertidos. Así, investigadores norteamericanos han comparado un centenar de bebés entre dos y cuatro meses en situaciones nuevas y han observado sus reacciones.
Al oír una voz extraña o ver un juguete muy voluminoso y de colores llamativos, unos niños se colocaban en situación de observación y descubrimiento, y otros, alrededor del 25 por ciento del grupo, rompía a llorar y se agitaban bruscamente.
A los tres años, en preescolar, los niños se replegaban sobre sí mismos, trataban de pasar inadvertidos ante la profesora y se mostraban aterrorizados en el momento en que debían responder a una pregunta.
Los principales hallazgos sobre el componente genético de la timidez corresponden a un conocido psicólogo infantil, de la Universidad de Harvard, quien tras años de investigación ha llegado a la conclusión de que los genes juegan un papel muy destacado en el desarrollo del carácter tímido. Se sostiene que alrededor del 15 por ciento de los bebés nacen predispuestos a convertirse en niños tímidos.
Las investigaciones realizadas con hermanos gemelos y el hecho de que se manifiesten comportamientos tímidos en niños menores de un año dan fuerza al componente genético en el desarrollo de la timidez.
La actividad cerebral de los bebés ofrece asimismo notables diferencias entre tímidos y extrovertidos, según revela un estudio, de investigadores norteamericanos de la Universidad de Maryland. Este equipo de expertos ha descubierto que los niños introvertidos presentan una mayor actividad cerebral en el córtex frontal derecho, mientras que en los extrovertidos la mayor actividad se produce en la corteza cerebral del lado izquierdo.
Estos estudios pueden consolidar el hecho de que exista una base biológica hereditaria de la timidez. No obstante, hay que precisar que, hasta el momento, no se ha descubierto un gen responsable de la introversión ni un circuito cerebral relacionado con ella.

El despertar

Muchos niños se muestran tímidos cuando empiezan a socializar y a relacionarse con los demás porque sienten que les falta la seguridad que emana del núcleo familiar.

Discreto encanto

Si es leve, está bien vista socialmente y, en las relaciones amorosas, da lugar a situaciones en las que el tímido es calificado de “adorable”.

El grupo protector

Sobre todo entre los adolescentes, el tímido se ampara en el círculo de amigos. Dentro de él, se siente protegido y liberado de su inseguridad y a veces adopta un comportamiento grosero e incluso violento.

La fama no es un antídoto

Contrariamente a lo que puede parecer, la celebridad que proporciona el mundo del espectáculo no anula el sentimiento de la timidez, como muestra el gran número de famosos que la han padecido. Entre ellos se destacan Ted Turner, Michael Jackson, Woody Allen, lord Byron, Stendhal, Rousseau…y muchos más.

Dígale que la quiero

Las peripecias de los amantes tímidos para declararse su mutuo amor ha dado lugar a una amplia literatura. Son muchas Las novelas en las que se recrea la intervención de una tercera persona que hace de mediadora entre la pareja, y ayuda a expresar sus sentimientos.

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