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Etico-política

 

Una técnica para acelerar la construcción social de la libertad.

Mayo, 1993

Patricio Chacón Moscatelli

Fono : (56) 2 735 42 76 Stgo., Chile

E-mail: pachamos@tutopia.com

 

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Capítulo I 

-El criterio económico en la evaluación de modelos de sociedad.

En estas líneas pretendo sugerir un punto de vista muy poco usado, que a mi juicio es aplicable al estudio de las sociedades humanas actuales y pasadas, también para el diseño de nuevos proyectos de sociedades deseables, y, por último, para el diseño de nuevos modos de ir acercándose a ellas, de construirlas -las estrategias requeridas-, todo esto en un futuro tal vez no tan lejano.

Podríamos considerar que han existido, desde mediados del siglo XIX hasta el momento, dos grandes paradigmas generales utilizados en el análisis de las sociedades humanas, ambos contrapuestos en algunos sentidos, y que, para los efectos de esta exposición, denominaré genéricamente como socialismos y capitalismos. Entiendo que se trata de una generalización un tanto exagerada, por cuanto es posible distinguir casi tantos tipos de unos como de otros, con diferencias significativas entre los tipos del mismo grupo, pero que utilizaré para lograr claridad expositiva y brevedad.

La idea o concepto de paradigma puede parecer muy nueva, lo que no obsta para que los seres humanos, tal vez desde siempre, hayan usado paradigmas particulares para explicarse lo que les ha pasado, para darle sentido a lo que les está pasando y para planificar sus acciones futuras y así lograr hacer realidad sus proyectos. Me parece evidente que el desarrollo y evolución natural de las sociedades -y por ende de sus componentes- han conducido a la elaboración y manejo de paradigmas y proyectos cada vez más complejos y abarcadores, y por un número de personas cada vez más creciente.

Por eso creo que durante mucho tiempo las sociedades fueron evolucionando -modificando y adaptando el modo de relación entre sus componentes- sin tener en vista un modelo o proyecto hipotético y deseable al cual llegar. Por supuesto, las personas tenían una idea de cómo era la sociedad en la que vivían, pero esta idea no era usualmente explicitada ni discutida, y sus proyectos eran mucho menos ambiciosos que toda una sociedad, y peor aun, si era diferente a la que tenían. Es decir, la evolución de las diferentes sociedades se produjo al calor de los acontecimientos, resolviendo siempre problemas parciales. Las complejas explicaciones acerca del total del sistema que dichas sociedades constituían fueron así posteriores a los hechos y las primeras de cierta magnitud, en lo que se refiere a sistematicidad y amplitud de dominio, aparecieron hace apenas algunos cientos de años. Siempre como explicitación de lo que estaba ocurriendo, y muchas veces, además, como una justificación del estado actual de las cosas.

Los socialismos.-

El primer caso de un gran modelo orientador para el desarrollo de la sociedad -y de las acciones necesarias para conseguirla- parece ser el del socialismo de Marx. Karl Marx elaboró un método para el estudio de la sociedad -el Materialismo Dialéctico- que le permitió distinguir en las relaciones entre los seres humanos nuevas categorías de análisis, tales como las clases sociales, el capital, las fuerzas de trabajo, la reproducción de las fuerzas de trabajo, entre muchas otras, concebidas en un contexto general coherente y sistemático en el cual esas nociones tienen sentido.

Con estas herramientas intelectuales, que permiten "entender" y "comprender" mucho mejor que antes las realidades sociales, Marx y sus colaboradores -Engels, Lenin y muchos otros menos conocidos- conciben un gran modelo o proyecto de sociedad, el socialismo. Sus ejes centrales son, a mi juicio, la propiedad social (no necesariamente estatal) de los medios de producción y la primera prioridad obligatoria para la satisfacción de las necesidades básicas de todos los seres humanos -alimentación, trabajo, vivienda, salud y educación- de parte de la sociedad como conjunto. La sociedad se entiende materializada en el Estado. Si bien se estudian y se describen soluciones nuevas para ámbitos de actividad tales como la familia, la educación, la cultura y otros -el llamado Humanismo Socialista- el interés está centrado en el ámbito económico, en las estructuras sociales y principalmente en las clases sociales, con la idea de que el cambio de estructuras, aunque sea forzado, inducirá cambios significativos y duraderos tanto en el conjunto de la sociedad como en los individuos.

Movidos por las circunstancias históricas, los nóveles marxistas dedican la mayor parte de sus esfuerzos a la construcción práctica y real del primer socialismo -el primer modelo teórico de una sociedad deseable, una ideología política inventada-, del cual derivarán una impresionante cantidad de variantes, los que aquí llamo "los socialismos".

Entiendo por socialismos aquellas ideologías o paradigmas político-económicos que, a lo menos, adhieren a otro cambio fundamental propuesto por el socialismo original: el motor de la sociedad puede llegar a ser el deseo de esforzarse y producir entre todos para beneficio de todos, igualitariamente. La cooperación voluntaria entre iguales en pos de la obtención de bienes y servicios que se repartirán entre todos equitativamente, "a cada cual según sus necesidades". Como ya he dicho, siempre centrados en el ámbito económico y en las estructuras de poder que sirven a su regulación.

La tarea de fundar el primer Estado Socialista absorbió casi por completo a sus creadores, por lo que, al fragor de las luchas cotidianas, la aplicación en profundidad del nuevo método de análisis social -el Materialismo Dialéctico- a otros ámbitos de actividad distintos del económico queda postergada para mejor ocasión. Con la muerte de los grandes maestros y la entronización de Stalin y sus métodos, esa ocasión no se ha presentado todavía. Por otra parte, parece que Marx tampoco alcanzó a completar la descripción sistemática de su método, lo que ha dificultado la tarea de su reconstitución a partir de sus aplicaciones.

Los capitalismos.-

En la época en que nacía el primer socialismo reinaba, tal como impera ahora, el casi recién surgido capitalismo, vitalizado por el creciente industrialismo. Por supuesto, en distintas naciones se aplicaba diferentes variantes del capitalismo, lo que sigue ocurriendo ahora.

Entiendo por capitalismos aquellas ideologías o paradigmas político-económicos que, a lo menos, adhieren al principio básico del capitalismo de esa época, consistente en considerar que el motor de la sociedad es el lucro -el lucro personal, la ganancia para sí mismo- fundado en la idea de que "el hombre es un ser apropiador por naturaleza", que fue creado para poseer y gozar de la naturaleza, según su capacidad. Es decir, que el derecho de propiedad es un derecho "natural" y anterior a la sociedad.

El lucro es considerado la expresión "natural" del egoísmo consustancial a la naturaleza humana en el ámbito económico, asignándole la capacidad de generar la energía suficiente para que los seres humanos venzan su pereza, tambien "natural", y se esfuercen para producir y trabajar en vez de holgazanear, que los hace ahorrar -gastar menos que lo que ganan y postergar sus satisfacciones-, y que los incita a ocupar parte de sus ahorros (o de los ajenos) en organizar el trabajo de otros. El trabajo que implica lograr hacer trabajar a otros de modo eficiente los hace sentirse autorizados a disponer libremente de las utilidades obtenidas por este conjunto -su empresa- y a considerar que el trabajo asalariado es una más entre tantas materias primas necesarias para la producción de bienes y servicios. A esta libre disposición de las utilidades de una empresa de propiedad privada, los marxistas la calificaron de apropiación indebida de una parte de lo que los otros producen.

Como consecuencia de sus concepciones básicas, los capitalismos dejan al mercado -el gran valorizador y asignador de recursos- la satisfacción de todas las necesidades de la población -incluídas las básicas-, y cada cual debe arreglárselas como mejor pueda, lo que se denomina "sana competencia". Ahora último se ha puesto de moda decir que cada cual debe aprovechar sus "ventajas comparativas" en la dura competencia por la sobrevivencia. Algunas versiones del capitalismo le asignan al estado el papel de socorrer con un mínimo -no cuantificado- las situaciones extremas de pobreza, pero los recursos asignados rara vez cubren las necesidades de los más pobres, manteniéndose en la práctica diferencias muy grandes entre éstos y los más acomodados.

Muchas de las variantes del capitalismo se autodenominan liberalismos, con diferentes apellidos. Me parece que la libertad que más importa en estas variantes es la libertad de los individuos para "competir", es decir "trabajar" al modo capitalista.[1]

Me parece que los capitalismos transformados en ideologías, por más que tomen la forma de sistemas muy elaborados, constituyen explicitaciones a posteriori de sus paradigmas. Es decir, son el registro y sistematización de lo que ya se está dando en la realidad social, con algunos agregados de buenas intenciones acerca de lo que debería hacerse para mejorar las condiciones de las personas más desvalidas.

Sin embargo, luego de establecerse y explicitarse, se han transformado en modelos o proyectos para dirigir la acción futura, compitiendo de igual a igual con los socialismos.

Algunas características comunes.-

A pesar de sus grandes diferencias, me parece que capitalismos y socialismos presentan numerosas características comunes. Veámoslas muy brevemente.

-Ambos grupos se centran, principalmente, en el aspecto económico de las relaciones entre las personas, y en los aspectos que se relacionan más directamente con este punto. Pero no sólo se preocupan de cómo se reparten los bienes que se producen, ya que tras su centrarse en lo económico está implícita la idea de que los problemas de los seres humanos se resolverán mediante la producción de bienes en cantidad suficiente y de su repartición adecuada. Por supuesto, difieren mucho en la forma de producir, en especial en la forma de propiedad de los medios de producción, y, por lo tanto, en la forma adecuada de repartir bienes y utilidades.

Los otros aspectos son tocados, cuando lo son, muy superficialmente y con el estilo de "hay que hacer lo que hay que hacer" y declaraciones de buenas intenciones para corregir una larga serie de anomalías. Buena parte de las anomalías son generadas por los mismos sistemas. Detrás de este descuido de estos otros aspectos también conflictivos yace la idea implícita de que son de menor importancia para lograr una sociedad mejor. Casi se podría decir que proponen que, una vez resueltos los problemas económicos, los otros se resolverán por añadidura.

-Creo que los casos de sociedades exitosas reales de ambos tipos de ideologías -que resolvieron buena parte de los problemas económicos que se proponían corregir, incluídas las más opulentas de la historia- han demostrado que sus componentes siguieron estando muy insatisfechos de su calidad de vida y de sus modos de relación. Me parece que esto demuestra que la bonanza económica, por mucho que ayude a la felicidad, no es el factor determinante de la realización plena de las personas, para ambos tipos de ideologías. Siento que ésta es una zambullida en un mar sin fondo y sin orillas, una escalada que no tiene límites, que produce más dificultades que las que ha solucionado, y que no se resuelve con "más de lo mismo".

-Ambos grupos, implícitamente, reclaman necesitar del predominio sobre los demás paradigmas para poder operar correctamente. En consecuencia, compiten y luchan por el poder político. Una vez logrado, tratan de desplazar a sus opositores lo más posible, a fin de no perderlo. En todos los casos, los frutos vendrán con el tiempo, y, si se demoran en llegar, es porque falta más del mismo remedio.

-Ambos grupos de ideologías consideran lícito, en sus postulados, la utilización de métodos autoritarios en condiciones en que los definen como necesarios. También los han usado cuando los han estimado sólo convenientes para el sistema.

-Ambos grupos aceptan y mantienen las características más autoritarias de los sistemas judiciales, carcelarios y de otros.

-Ambos aceptan y mantienen, hasta con orgullo, la existencia de las fuerzas armadas o de orden y de sus métodos, exponentes típicos de la que Piaget llamó "ética primitiva", más primitiva y bárbara que el autoritarismo corriente.

-Por último, y sólo para no extender más estas consideraciones, ninguno de los grupos cuentan con el autoritarismo -y las numerosas nociones que se relacionan con él- entre sus categorías de análisis. Vale decir, ninguno plantea la disminución del autoritarismo de la sociedad como una meta de importancia. No, al menos, en el sentido que Piaget le da a estos conceptos. Resulta comprensible, por cuanto son, por lo que he visto, conceptos muy poco conocidos.

 

Capítulo II 

-Otros criterios de evaluación de un modelo de sociedad e xistente o deseable.-

Aunque muy poco reconocidos en su calidad de tales, se han planteado varios criterios de evaluación distintos del puramente económico. Como se puede deducir de lo que viene, estos criterios también son proclamados por sus proponentes como los factores determinantes de la evolución de una sociedad, es decir, serían los que permitirían, si se incentivan, mejorar la calidad de la sociedad. En algunos casos, se plantea que el mejoramiento del factor elegido conllevaría la solución de los otros aspectos. Veamos un breve resumen de algunos de ellos.

La organización.-

-K.E. Boulding, un conocido economista inglés, ha planteado que "el grado de organización" de una sociedad es la mejor medida para evaluarla {7}. Parte mostrando que las sociedades humanas, a lo largo de la historia, han tenido un grado de organización creciente en relación directa con la calidad de vida también creciente. Y que los colapsos de las diferentes civilizaciones coinciden con graves crisis de sus capacidades de organización. Compara sociedades con muchos recursos y poca o mala organización, citando a países tropicales de América y de Africa, cuyos componentes sobreviven malamente, con otras con pocos recursos pero con alto grado de organización, entre los que menciona a Islandia y los países nórdicos, los que ostentan los más altos estándares de vida del mundo.

Mi opinión es que caben serias objeciones al uso de este criterio. Algunas teóricas, entre las que destacan:

-Hay formas de organización que no me parecen nada deseables. Por ejemplo, una sociedad militarizada puede ser muy organizada, pero dudo que sea agradable vivir en ella.

-Por alguna extraña razón, las sociedades opulentas y con alto grado de organización, que el mismo Boulding menciona, muestran índices que sugieren que las personas no logran obtener en ellas una vida satisfactoria para ellas mismas.

-Boulding no explica, a mi modo de ver, cómo es que algunas sociedades logran organizarse mejor que otras, qué fenómeno social es el que genera las diferencias. Así, no es posible determinar lo que conviene hacer para organizarse mejor.

Otras prácticas, como las que siguen:

-Me parece bastante complicado lograr determinar este grado de organización, y Boulding no da mayores luces, que yo sepa.

-Pienso que fomentar un mayor grado de organización puede resultar todavía más complicado de conseguir que la determinación anterior, por cuanto no conocemos los métodos para mejorarlo, y además no se cuenta con un medio de medir, -el grado de organización- los posibles avances o retrocesos.

Mi comentario es que, si bien el criterio de Boulding tiene importancia en la calidad de una sociedad, es más importante el tipo o características de la organización que se desea promover.

-La definición precisa de las necesidades humanas y sus satisfactores.-

Esta es, a mi entender, la propuesta de Manfred Max-Neef, chileno, laureado con el Premio Nóbel Alternativo 1982 por sus trabajos al respecto.[1] Su Matriz de Necesidades y Satisfactores, defendidos en su libro "El desarrollo a escala humana", es sin duda un importante avance en esta materia. Deduzco que Max-Neef parte de que las sociedades han progresado poco y desequilibradamente porque no tienen suficientemente claro qué es lo que necesitan las personas y cuáles son los satisfactores adecuados de esas necesidades. El criterio sería entonces, que una sociedad será mejor mientras conozca más precísamente las necesidades verdaderas de sus partícipes y los satisfactores correspondientes.

Concuerdo con Max-Neef en todo lo que dice en su texto, y siento que sus aportes son de extraordinaria importancia. Sin embargo, creo que no basta con que las personas sepan lo que les conviene, así en general. También requieren de criterios para decidir, cotidianamente, qué hacer y qué no hacer, cuando hacerlo y cómo hacerlo. Subrayo este último punto porque me parece que el modo en que se vive puede ser tanto o más importante que lo que se hace al vivir: la mayoría de los tiranos tenían y tienen las mejores intenciones de hacer lo que les conviene a sus sometidos.

Por último, me parece casi obvio que hasta las personas que saben qué es lo que deben hacer y lo que les conviene -no siempre coincide- muchas veces no lo hacen -tal vez la mayoría de las veces-. Y que los problemas más graves de las sociedades actuales son generados porque las personas no hacen lo que saben que deben y/o les conviene hacer, problema muy relacionado con la forma en que aprenden y entienden qué es lo debido o lo conveniente. Por supuesto, las que sí saben tiene al menos la posibilidad de elegir hacer lo correcto, de donde surge lo trascendente del aporte de Max-Neef.

Mi conclusión es que los contenidos del planteamiento de Max-Neef sirven mucho pero no bastan, es un conocimiento necesario pero no suficiente para asegurar y acelerar el progreso social.

-Una sociedad que haya accedido a la modernidad y que opere resolviendo sus conflictos "suavemente".-

Alain Touraine, sociólogo francés de enorme influencia en sus colegas latinoamericanos y en importantes personeros de gobierno de esta región, en especial de Chile, propone que éste es el modelo ideal -el de la modernidad- al que pueden aspirar las sociedades. Aclaro que se entiende que un país ha accedido a la modernidad cuando ha conseguido vivir según el modelo de vida de los países más desarrollados, de Europa y Norteamérica. Supongo que esto se limita al aspecto económico. Me parece que esto calza bastante bien para las sociedades que ya lo han logrado, salvo que dejaría sin resolver sus actuales problemas, puesto que han llegado todo lo lejos que se puede llegar.

Lo que no me parece tan bien es la variante que Touraine ha propuesto para las naciones subdesarrolladas, en la versión de sus postulados que he tenido oportunidad de conocer.[2]

Consiste en que es suficiente que un sector de la sociedad subdesarrollada pueda acceder a la modernidad para que valga la pena hacer como si toda la sociedad pudiera vivir de ese modo, siempre que las diferencias socio-económicas entre los sectores más ricos y los más pobres no sean demasiado o excesivamente grandes. Según esta versión, uno de los objetivos importantes es conseguir y mantener la gobernabilidad dentro del mismo sistema liberal-democrático, cuyas características permiten resolver los conflictos dentro del sistema. En este sistema los conflictos sociales son considerados como inherentes al sistema, y por lo tanto solucionables sin perder gobernabilidad. Entonces, los gobiernos deben tratar de resolver los conflictos de los sectores marginados con los favorecidos, promoviendo la creación de nuevas clases sociales y nuevos actores sociales, preparados especialmente para que resuelvan los conflictos. Más aun, Touraine y sus seguidores habrían elaborado un método científico para tales creaciones, denominado "intervención social participante", el que se estaría aplicando en el Chile actual.

Es muy posible que lo reducido de este micro-resumen deje muchos puntos importantes sin tocar, o que adolezca de omisiones significativas. Acepto la parte de responsabilidad que me corresponde. Sin embargo, asumiendo que contiene lo más esencial, me atrevo a esbozar algunas consideraciones generales.

Lo que más me llama la atención es el pesimismo de esta visión, ya que, por una parte, deja sin perspectivas de mejoras significativas a las sociedades que han accedido a la modernidad, y por la otra, en las sociedades que todavía no lo consiguen, pero que tienen sectores "modernos", la modernidad de unos pocos vale las penas de los que tienen que hacer como si fueran modernos, con la discutible condición de que las diferencias no sean excesivas. Pareciera que las sociedades que no tienen sectores modernos quedan fuera del esquema. Si nos limitamos al análisis de las sociedades del grupo intermedio, grupo al cual parece dedicado este paradigma, el esquema muestra, a mi juicio, debilidades teóricas y prácticas graves.

Como no se establece un modo teórico claro de determinar los límites que distingan las diferencias aceptables de las excesivas, y como en la práctica los sectores que gobiernan los países pertenecen a los sectores modernos, la difícil tarea de disminuir las diferencias queda sujeta a la buena voluntad de los sectores gobernantes, ya que disponen de los medios de comunicación de masas -con lo que influyen fuertemente sobre los sectores marginados-, disponen de la capacidad de generar y modificar las leyes y de las autoridades para hacerlas cumplir -con lo que obligan a los otros sectores a acatar sus decisiones-, y, sólo para no alargar la consideración de sus ventajas, son ellos los que disponen de los medios para la aplicación de los métodos de creación de los nuevos actores sociales, generados y moldeados para el cumplimiento de sus planes. Este análisis mostraría que todo depende de los sectores modernos, y no he percibido en la teoría la intención de crear autonomía ni permanencia, ni siquiera a largo plazo, en estos nuevos actores sociales, siempre creados para resolver conflictos específicos con fines específicos.

Entonces, si no se cuenta con la buena voluntad de los sectores modernos, que hasta ahora se han mostrado dispuestos a conservar sus privilegios y a disminuirlos lo más gradualmente que pueden, en la práctica no importa si los marginados dejan de serlo o no. Lo que vale es que al menos un sector goce la modernidad y que el sistema sea capaz de resolver sus conflictos dentro de su normativa, sin desarticularse. Este sería el costo social de acceder parcialmente a la modernidad. La velocidad de disminución de las diferencias, o el aumento de modernos, estaría condicionado por la paciencia de los sectores marginados -influidos por una "opinión pública" dirigida-, la eficiencia de los nuevos actores sociales en la solución de conflictos y por la capacidad "natural" de generar recursos nuevos para distribuir que tenga la sociedad en cuestión.

Pero veamos de donde parte Touraine. Alega que los modelos ideológicos desarrollistas y nacional populistas, del pasado reciente de América Latina, fracasaron en su intento de lograr el acceso a la modernidad por medio de la movilización de todos los sectores sociales, en los que el Estado jugaba un papel protagónico. Cita los casos de la UP en Chile, de Brasil, Argentina, Perú y otros. Concluye entonces que ése no era el camino posible, y que son algunos sectores -los que tienen capacidad de generar empresas y empleos- los motores de la economía. En buenas cuentas, la conocida "sociedad de mercado". Es decir, una nueva forma de liberalismo democrático capitalista, a la que se agrega el apellido "con equidad".

Por lo pesimista del modelo Tourainiano -él puede estar convencido que es inevitable, o que no es posible otro mejor, pero en ningún caso que conduce a un proyecto de una sociedad deseable- pienso que tampoco cree en la posibilidad de reducir el porcentaje de excluídos de la modernidad ni pronto ni demasiado. No cabe más que concluir que se trata de una nueva forma de conservadurismo, de mantener lo que ya existe mejorándolo y retocándolo lo más que se pueda sin que se descalabre.

La fundamentación detallada de Touraine, sustentada en su concepciones de "actores sociales", "movimientos sociales", que la sociedad liberal democrática capitalista puede resolver los conflictos sin necesidad de modificarse en su sustancia, que los conflictos son inherentes al sistema, y otros, no cabe en este apretado resumen. Pero a mi juicio, no invalida mis objeciones.

La principal de todas es que estas construcciones paradigmáticas sólo sistematizan el sistema existente sin explicitar claramente las relaciones causales de los fenómenos sociales ni proponer métodos que permitan revertir las tendencias actuales en plazos claros. Es, en la terminología de Bateson, la aplicación de "más de lo mismo".

Yo creo que no es lícito suponer que, en la vida de las sociedades, no es posible hacer algo en el futuro sólo porque no se pudo hacer en el pasado. A menos que las condiciones y métodos se repitieran exactamente, lo que no sucede jamás. Todo el progreso de la humanidad, y también los grandes males que sufrimos hoy, son testimonio masivo de estar haciendo lo que no pudimos hacer antes. Ya es un lugar común afirmar que la humanidad -y en especial la ciencia- han aprendido más por sus fracasos y errores que por sus aciertos.

Los fracasos nos muestran que lo que intentamos no se podía lograr en las condiciones y con los métodos específicos del intento. Nos motivan, a veces, a buscar las fallas en que incurrimos, tanto en nuestra forma de entender las condiciones como en la forma en que aplicamos los métodos. Las condiciones cambian sin cesar, como el tiempo avanza, naturalmente, y los métodos pueden cambiarse, tanto si se mantiene el paradigma en que todo método y visión de las condiciones tienen sentido, como si el paradigma mismo es sustituído.

Según un grupo de investigadores de Palo Alto, California, Usa, entre los que se contaban Gregory Bateson y Paul Watzlawick[3], las conductas humanas, a las que consideraban como diferentes formas de "comunicación", nos resultan comprensibles gracias a que van acompañadas de una "meta-comunicación", "contexto" o "meta-conducta" que las hace comprensibles. Ellos llaman "contexto" o "meta-conducta" a lo que ahora entenderíamos por mini-paradigma, ideas que la gente tiene en la cabeza acerca de lo que se está viviendo, o mejor aun, construcciones paradigmáticas[4], por cuanto se trata de ideas construídas socialmente, co-construídas del mismo modo que un lenguaje; un buen ejemplo aclarará las cosas. En toda comunicación por medio del lenguaje, está implícito un meta-lenguaje, que dice lo que quieren decir las palabras que usamos, que les sirven de contexto y que les dan sentido. La palabra "tonto" dicha en tono cariñoso envía un mensaje muy diferente que la misma palabra con tono agresivo. La palabra "tonto" es el lenguaje y el contexto "tono usado", la situación en que se dice, lo que cada uno de los interlocutores entiende de su relación, de sus intenciones y deseos, etc., forman el meta-lenguaje, que permite comprender de qué se trata el mensaje.

También plantearon que las conductas humanas se pueden modificar de dos grandes modos. Llaman Cambio-uno o cambio simple a la modificación de conductas sin cambio de construcciones paradigmáticas, y Cambio-dos o cambio estructural a la modificación de conductas acompañada de -y muchas veces debida a- un cambio de construcciones paradigmáticas.[5]

Muchas necesidades humanas se satisfacen adecuadamente con cambios-uno, también llamados "más de lo mismo": un recién nacido requiere de una porción de leche materna cada cierto tiempo, y su hambre se resuelve con más leche. Una vez saciada, su sueño se satisface durmiendo. Durante un período bastante largo, de meses.

Otras necesidades humanas requieren de un cambio de construcciones paradigmáticas para ser debidamente satisfechas. Mientras se pensó que el cólera se debía a la mala suerte o al castigo de los pecados o a los malos espíritus, azotó a la humanidad. Desde que se cambió de construcciones paradigmáticas acerca del cólera y se pensó que era producido por el vibrión cólera, un bichito minúsculo e invisible a simple vista, que se ingería por descuido y hábitos inadecuados de higiene en la preparación de los alimentos, y que un tratamiento rápido y bastante simple de ejecutar -si se sabe en qué consiste- puede salvar la vida de los descuidados, la aparición del cólera sólo provoca alarma, cambios en los hábitos alimentarios y un porcentaje de muertes casi insignificante con respecto a los períodos de vigencia de las otras construcciones paradigmáticas.

Después de este largo pero instructivo paréntesis, declaro que no me gusta el contenido implícito de las construcciones paradigmáticas de Touraine, el que resumo así:

«Lo que las sociedades han logrado con la modernidad es lo máximo posible, dada la naturaleza humana. Las naciones que no han conseguido que todos sus habitantes accedan a dicho estado, sólo pueden esperar pequeños cambios que tiendan a disminuir los sufrimientos de los marginados, cambios que dependen de la voluntad hasta ahora mal dispuesta de los más favorecidos por el sistema, precio inevitable para que los "modernos" puedan seguir siéndolo. El sistema existente, con algunas modificaciones menores, permite resolver los conflictos que le son propios, permitiendo una operación "suave" de las sociedades nacionales y de la sociedad mundial.»

Me deja con la sensación difusa de que se refiere más que nada a los aspectos socio-económicos de las relaciones sociales, dejando de lado la enorme variedad de otros problemas de relación social que tanto las sociedades modernas como las "antiguas" sufren, y que creo imprescindible resolver junto con los socio-económicos, ya que sus dependencias mutuas son demasiadas y además inseparables.

No me gusta porque, como dirían Bateson y Watzlawick, Touraine sólo propone Cambios-uno, al aceptar la situación actual como la única posible, manteniendo casi intactas las construcciones paradigmáticas actualmente vigentes. Yo creo que tenemos los elementos para intentar un cambio importante en nuestras construcciones paradigmáticas e intentar una serie de Cambios-dos que permita resolver las dificultades de los marginados en plazos medianos y hasta relativamente breves y, además, que sean duraderos.

Aprecio la explicitación de Touraine, y siento que para decir así de crudo lo que uno piensa hay que creerlo de verdad y hay que ser valiente. Pienso que es igual de importante saber lo que se propone hacer, lo que propone que se haga. En especial porque sus discípulos ocupan altos cargos en el gobierno de Chile y otros países tercermundistas. ¿Hasta qué punto compartirán el paradigma de Touraine?. Por lo que está ocurriendo en Chile, me parece que sí lo comparten, y siento que es bueno saber a qué atenerse y qué criticar.

-La buena comunicación.-

Otro criterio que conozco es el que propone Fernando Flores, ingeniero chileno, exitoso a nivel internacional. Flores plantea que los sistemas de interacción humanos operan todo lo bien que les permite la calidad del lenguaje que en ellos se usa. Inicialmente centrado en sistemas reducidos, como las empresas y las familias, dice que el uso habitual del lenguaje peca de demasiada ambigüedad. Que la gran mayoría de las personas no están conscientes de la falta de claridad de los mensajes que intercambian, por lo que viven en un permanente enredo de malos entendidos. Y que la mayoría de los males de un conjunto social se deben a la suposición de que este enredo permanente casi no existe, o a la tergiversación consecuente. Lo expone muy convincentemente en su libro "Inventando la empresa del siglo XXI" {14}, y lo utiliza en sus sistemas computacionales conocidos como "El coordinador". De ambas obras ha vendido cientos de miles de ejemplares, y dicta conferencias sobre éste y otros temas, todo con altísimas utilidades. Lidera una gran organización avaluada en más de 90 millones de dólares. Su método demuestra así, según él mismo[6], ser muy eficiente.

Mis dudas surgen cuando pienso que una cosa es la eficiencia, lograr lo que una organización se propone, y otra muy distinta es la calidad social de sus objetivos, de lo que se propone hacer. Todo el conocimiento científico mejora la eficiencia, porque permite saber lo que se debe hacer para lograr ciertos resultados, y predecir los efectos de ciertas acciones, saber lo que va a ocurrir, en los dominios que le son propios. Aunque no da igual grado de certeza en todos los dominios que abarca. La ciencia y la comunicación precisa pueden servir para ganar millones, mejorar la vida de un pueblo, fabricar muchas bombas nucleares o de racimo, para emprender y ganar una guerra contra un odiado enemigo. En este sentido, son éticamente neutras, en cuanto herramientas: el que les da el énfasis ético es quien las usa. Yo creo que una buena sociedad es aquella que dispone de criterios adecuados para decidir lo que debe hacer con los medios de que dispone.

Tal como sucede con el criterio de Max-Neef, el conocimiento científico y la comunicación precisa ayudan mucho, pero no bastan: son condiciones necesarias pero no suficientes para el progreso social.

-Otros criterios.-

Existen, que yo sepa, muchos otros criterios para evaluar la calidad de una sociedad, aunque la mayoría de las personas que los usan o sostienen no están conscientes de que su forma de entender la vida humana, sus construcciones paradigmáticas al respecto, constituye un criterio de evaluación de la sociedad en que viven, y, casi necesariamente, para imaginar o proyectar un modelo de sociedad deseable. Son, entonces, sus paradigmas implícitos, sus construcciones paradigmáticas no conscientes, pero que operan sin cesar y con efectos enormes.

Me parece que la mayoría de la gente mantiene y usa paradigmitas parciales permanentes levemente conectados, es decir, que tienen sólo algunos puntos de conexión entre ellos. Paradigmitas acerca de sí mismo, de como son los demás, de la vida familiar, de la escuela, del trabajo, del gobierno, de la salud, del deporte, de lo que está bien y de lo que está mal, de los sistemas judiciales, de las creencias religiosas, del mundo, del comercio nacional y del internacional, del universo, de la ciencia, etc., todos con muchas incoherencias entre ellos.

Creo que sólo algunas personas logran elaborar un gran paradigma integrado, es decir, en el cual todas las construcciones paradigmáticas parciales se funden en un todo coherente e inter-relacionado. La mayoría consigue relacionarlas sólo en parte, manteniendo concepciones parcial o totalmente escindidas, separadas y traslapadas o superpuestas, las que incluso pueden ser, en muchos casos, mutuamente contradictorias. Lo que es válido en uno de los paradigmitas puede no serlo en otros. Las reglas éticas se interpretan de diferente modo -son distintas- en los negocios que en la vida familiar o entre amigos, en la vida afectiva que en la política, en la vida afectiva en la familia que fuera de ella, etc.. Sus evaluaciones -y sus modelos de sociedad deseable- resultan marcadas por esta desconexión paradigmática parcial o total. La misma dificultad que los científicos y estudiosos experimentan para trabajar interdisciplinariamente, con los mismos efectos: visiones parceladas, escindidas, incompletas e ineficientes, pluritomizadas, muchas veces contradictorias, ambiguas y muy difusas. También irreales, porque la realidad constituye, a mi juicio, un solo gran sistema multicausado y multi-inter-relacionado. Las regularidades o leyes físicas se cumplen simultáneamente con las químicas, con las biológicas, con las psicológicas, con las sociológicas, con el transcurrir del tiempo, con las semióticas, y así hasta agotar todas las divisiones arbitrarias que hemos introducido para facilitar el estudio de una realidad que no podemos aprehender como un bloque, todo de una sola vez, pero que luego se niega a ser dividida en la práctica. Nos quedamos en los análisis particulares y se nos olvida la síntesis.

Cuando uno de estos paradigmitas llega a dominar a todos los demás, a nivel nacional, se produce una distorsión grave de toda la vida social. Es lo que yo creo, porque me parece que los ejemplos abundan. Una sociedad centrada en la adquisición de bienes cae en el consumismo; si se centra en un objetivo religioso llega a los extremos del Irán de Jomeini; al dedicarse a barrer para siempre "el cáncer marxista" o a un odiado "enemigo interno" culpable de todos los males termina con los absurdos excesos de la tiranía de Pinochet; si se focaliza en la dominación de los pueblos inferiores termina como la Alemania nazi o como las otras formas de colonialismo y agresión. Siento que casi cualquier forma de focalización excluyente termina en amargas experiencias sociales, por inocente que pueda parecer el campo elegido. Me basta con imaginar lo que podría llegar a ser un país dedicado al deporte con desmedro de todo lo demás. Y recuerdo la guerra del fútbol.

Siento que no es necesario explicitar más mi desacuerdo con el uso de los paradigmitas, tanto si se ponen dominantes como si se mantienen separados e incomunicados unos de otros.


¿Sugerencias, críticas, comentarios, preguntas?. Envíalas al autor, pinchando aquí.

Las agregaré para enriquecer este ensayo, previa evaluación de su seriedad.


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NOTAS

Notas del Capítulo I

 -El criterio económico en la evaluación de modelos de sociedad.

[1] Muchas variantes del capitalismo toman el nombre de liberalismos, debido a que surgieron como reacción al despojo que sufrían los trabajadores independientes por parte de sus señores en el período del feudalismo. Estos trabajadores o artesanos reclamaban libertad para gozar del fruto de su trabajo. Un completo análisis de los liberalismos, de sus evoluciones y de las ideas en que se fundamentan se puede encontrar en los excelentes trabajos de C.B. Macpherson, "La teoría política del individualismo posesivo" {21} y "La democracia liberal y su época" {22}. En este escrito he tratado de seguir el ejemplo de Macpherson, en el sentido de ir a las ideas matrices que están en la base de las ideologías, los paradigmas implícitos que las sustentan y les dan sentido. Volver al texto

Notas del Capítulo II

-Otros criterios de evaluación de un modelo de sociedad  existente o deseable.

[1]Max-Neef aparece como el autor de un trabajo que ha sido publicado como el resultado de un trabajo colectivo, de varios autores, "Desarrollo a escala humana" {23}. Por simplicidad y por cuanto es ya habitual, sólo lo menciono a él.Volver al texto

[2]Esta versión corresponde a mis apuntes de clase del curso  Metodología  II, que expuso el historiador Gabriel Salazar, y dictado en el segundo trimestre de 1991 de la Maestría en Ciencias Sociales, del Programa Arcis-Paris XII, al que asistí como alumno regular. Volver al texto

  [3]  Véase de Watzlawick et als, "Teoría de la comunicación ..", {34} y de Bateson y Ruesh, "Comunicación, la matriz ..." {3} Volver al texto

  [4] Trataré este concepto, «las construcciones paradigmáticas», con detalle, en el Capítulo VI, ya que forma parte, muy importante, de mi paradigma psicológico básico y explícito. Volver al texto

  [5] Bateson, el precursor, denomina «protoaprendizaje» al Cambio-uno y «deuteroaprendizaje» al Cambio-dos, mencionando además un tercer y un cuarto nivel de meta-aprendizaje. Ver Bateson, "Pasos hacia una ecología de la mente" {2} y Watzlawick et als, "Cambio",  {33}, donde aparecen los cambios-uno y -dos. Volver al texto

  [6] Su propia opinión, en conversación personal al respecto, 1991. Volver al texto