EL ABORTO: ASESINAR A INOCENTES

Condenar a muerte a un criminal, que es un peligro para la sociedad, será una cosa discutible...; pero condenar a muerte a un inocente es una monstruosidad tal que nadie puede considerarlo moral. Pues esto es el aborto.

Los abortistas se escudan en que los primeros meses del embarazo no se sabe si es o no persona humana. Eso es lo que puede afirmar un ignorante en Medicina; pero como dijo el doctor Ramiro Rivera, ya citado: "para un médico es indiscutible que desde el momento de la fecundación tenemos un nuevo ser humano" (5-1-1983).

Desde el primer momento ese nuevo ser es persona humana. Está amparado por los derechos humanos. Eliminarlo es eliminar a un hombre: un homicidio. Y un hombre que, además de el derecho a vivir de toda una cadena de otros posibles seres humanos en el futuro; entre ellos puede haber genios, artistas, sabios y santos.

Es una hipocresía que los mismos que niegan la pena de muerte para asesinos evidentes, que son un auténtico peligro para la sociedad, condenen a muerte a un inocente. Y si quien desea la muerte de ese niño inocente es su propia madre, eso no lo hacen ni las fieras. Todas las fieras entienden a sus crías. Las madres que asesinan a sus hijos son peores que las fieras.

Quizás esas madres asesinas no sean castigadas por las leyes de los hombres, pero lo serán por Dios, porque las cosas malas no se convierten en buenas por leyes humanas.

Y el P. J. Loring añade: las leyes humanas jamás podrán quitarles el remordimiento. Decía una chica que había abortado: "Muchas noches me despierto sobresaltada y me parece ver al niño que asesiné". Y un ginecólogo me decía hace poco que "era frecuente que muchas mujeres abortistas terminarán enfermas mentales".

Tampoco podemos decir que si de hecho hay abortos haya que legalizarlos. Eso es un error. Las cosas no se convierten en buenas por ser frecuentes. En ese caso habría que permitir también los asesinatos de los terroristas y los atracos a los bancos y comercios...

El permitir el aborto cuando se teme un niño anormal es una barbaridad. El mismo derecho tiene a la vida el niño no nacido que el ya nacido. ¿Y es que vamos a quitar la vida a todos los niños enfermos o los ancianos decrépitos?. ¿Qué sociedad egoísta queremos montar?.

Incluso en caso de violación no es lícito el aborto. ¿Es que vamos a remediar una injusticia con otra mayor?. Si la violación es una injusticia, que se castigue al violador, pero no al niño, que no tiene la culpa de nada. Está claro que el aborto voluntario es inmoral, egoísta y criminal.

Los responsables del aborto tienen las manos manchadas de sangre de un inocente.

Un testimonio, elocuente para muchos, es la bella afirmación de Adolfo Pérez Esquibel (P. Nóbel de la Paz, 1980): "Quien justifica el aborto, justifica la pena de muerte y yo estoy contra la pena de muerte y contra el aborto. Ser progresista significa defender la vida y nada más".

No olvidemos que Dios es el autor de la vida, y los abortistas que asesinan a un inocente cometen un gravísimo pecado.

"Si no se defiende la indisolubilidad del matrimonio, la vida desde su concepción y la educación de los hijos, se aboca a una situación en la que es víctima la persona al desintegrarse la estabilidad a la sociedad" (S.S. Juan Pablo II ante el embajador de Panamá, el 12-1-1983).

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