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INDICE
¡CARACOLES!
LA GALLINA QUE INCUBABA ÁSPIDES |
MITO
I Un
leoncito nacido en el desierto, que
ignoraba las voces de la selva, una
noche de luna, a paso incierto, se
adentró con recelo en la maleza. Llegado
a un lago de agua apetitosa, bebió
a placer. Y ya iba a darse un baño cuando
se agita el agua. Algo lo roza. Y
viene a darle el gran susto del año un
grito espeluznante entre la broza. Se
le eriza de miedo la melena, un
terror frío le recorre el lomo, siente
la sangre helársele en las venas: ¡Es
un monstruo! – se
dice - ¡me las tomo! Mas
a punto de huir a la carrera, Advierte
– iluminándola la luna – que
era una rana la presunta fiera que
gañitaba junto a la laguna. Se
avergonzó de haber tenido miedo por
tan pequeña y tímida alimaña, y
habiendo recobrado su denuedo le
saltó encima y la aplastó con saña.
No hay que asustarse por el
ruido que hacen
ciertas cosas que son desconocidas,
sin detenerse a examinarlas antes
por ver si justifican nuestra huida.
Se asusta fácilmente el ignorante
de cosas que a los sabios causan risa.
Pero si ríen ahora es porque antes |
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MITO II Ahogábase en el lazo, cautiva una perdiz. Y
lamentaba el caso: ¡No
merezco este fin tan infeliz!
Porque nada valioso
a nadie arrebaté.
¿O acaso era de oro el
granito de trigo que tragué?
Por algo tan pequeño
¡tan caro he de pagar?
Si el grano tenía dueño ¿Porqué
lo dejó ahí sin avisar?
Desdichada es la suerte que
se expone a sufrir, quien
se arriesga y no advierte los males que de un bien pueden
seguir.
En vano reflexiona
quien reflexiona tarde.
El prudente razona Antes de que la cosa esté que arde. * Para cazar perdices, una especie de codorniz americana, se usa una cimbra, o lazo, que puede ser de crin de caballo, y se riegan granitos en el caminito acostumbrado de la perdiz. Ésta queda presa en el lazo. |
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LA URRAQUITA LADRONA La
urraquita , ave ladrona Enfermó
de gravedad. Afligióse
su mamá. Y
ella, al verla tan tristona, le
dijo: ¡Ruega a los dioses y
tu hija se curará! ¡Ay
hija! – gimió su madre – ¿Ya
has perdido hasta el oremus? ¿Qué
dios nos querrá escuchar por
más que lo importunemos, si
en templo más , templo menos, en
todos robamos ya? *************************** Quien
con un obrar perverso se
hace a todos enemigos, cuando
venga un tiempo adverso se
encontrará desvalido.
¡Quienquiera
de un dios dependa que
no expolie sus ofrendas! |
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MITO IV Guerrearon las liebres con los aguiluchos. La guerra era cruenta y los muertos muchos. Pidieron las liebres apoyo y socorro táctico-estratégico a todos los zorros. Estos respondieron políticamente: “¡Cómo no prevísteis lo que era evidente? ¡Bastara miraros ante el espejo! ¿En qué se parecen liebres y conejos? Sois de nacimiento, labileporinos. Y a quien así nace, de labio partido, ya antes del combate lo noqueó el destino”. *********************** Quien loco acomete contra uno más fuerte, un error comete que para en la muerte. Pues sólo asegura tamaña locura ¡mayor amargura! ¡mayor amargura! |
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MITO V Entró un casal de ratas en el Museo de Ceras. Y admiraron las manos y las caras - que parecían de veras - de tanto personaje ilustre de la historia, cada cual en el traje y atributos de gloria que les merece su inmortal memoria. Anidó la pareja dentro del pecho de un muñeco hueco, pues apreció la firme y cálida estructura de su urdimbre. Transfiguróse el figurón de mimbre - de gestos tiesos y monumentales – con un nuevo calor de carne y huesos al anidar en él los animales. ****************************
Hay figurones, tiesos de
coraje
bajo la pura pinta de sus trajes.
Rostros de cera bajo el maquillaje
en cuyo pecho hueco sólo hay vida si una pasión de ratas les anida.
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MITO VI Asaba
unos caracoles el hijo de un labrador. Sobre
los rojos carbones, los
moluscos, al calor, comenzaron
a silbar cocinándose
al vapor.
Increpólos el zagal:
¡Viles
bichos sin pudor!
¿Qué es esto, de festejar
el incendio destructor
que devora vuestro hogar?
¡Mudos siempre! ¿Y justo hoy
os viene a dar por cantar?
***********************
Quien lee, medite y sepa,
que hay quien nos pone a morir
y todavía nos increpa
por quejarnos al sufrir.
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MITO VII
En una carpintería
se metió la comadreja,
y lamiendo la escofina
se fue comiendo la lengua.
Pensaba sacarle jugo
a quien le sacaba sangre.
E insistió hasta que no tuvo
más lengua para limarse.
************************
Así son los deslenguados
que
hablan con perjuicio propio,
y hablando quedan menguados
sin
lograr menguar al otro.
Pensaban
sacar provecho
con
su terco proceder,
y advierten qué mal se han hecho cuando no hay nada que hacer.
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MITO
VIII Cuentan
que hubo en una estancia de
un pago y tiempos remotos, un
peón viejo y achacoso. Fue,
Don Jeremías Barquejo, hombre
famoso por viejo pero
más por lo quejoso. Que
si llueve, porque moja. Que
si hay sol, porque la seca. Porque
blanda, si manteca. Y
porque duro, si pan. Si
no hablaban: ¿qué tendrán? Y
si hablaban: ¡qué jaqueca! Nunca
conoció aquel pago un
hombre más desconforme. Según
cuentan los informes que
tenemos de su vida, todo
se le hacía subida, y
lo más chiquito ¡enorme! A
juntar leña en el monte lo
mandó el patrón un día. ¡Suficiente!
¿qué tendría, contra
él, el capataz que
no lo mandaba más? Y
el patrón: ¿qué se metía? ¿Porqué no avisan con
tiempo? ¿Y porqué son tan corsarios que siempre a este mismo
otario le tienen que dar la leña? ¡Cuando alguien se desempeña lo soban como a un rosario! Y
así desgranaba el suyo don
Jere, de queja en queja, yéndose
en su yegua vieja, después,
hachando en el monte. Así
que acabó el desmonte con
calambres en las cejas. Cargó
de leña las árganas. Aseguró,
con el lazo. Y...
allí se derramó el vaso colmado
con esta gota: cuando
iba a bolear la bota, resbaló
y se dio un lomazo. Barquejo
empezó a p...clamar llamando
a gritos la muerte. ¡Bramaba!
¡Cochina suerte! ¡Ni dan ganas de vivir! ¡Se cansa uno de sufrir y el destino se divierte! La
Muerte con su guadaña que
pasaba por allí, vino
corriendo: Te oí que
a gritos me estás llamando. Y aunque ya estaba cerrando, no hay horario si es así.... Don
Jere sería quejoso pero
a pesar de sus quejas, le
gustaba la madeja de
la vida y sus enredos. Porque
aunque pele los dedos nadie
con gusto la deja. En
el acto, al jeremías, se
le despejó la mente y
se quejó amargamente: ¡Claro que te llamo a vos! ¿Qué clase de muerte sos que vagás inútilmente? ¡A ver si limpiás de vacas este monte, de una vez! Porque es bosta – como ves
– lo que me ha hecho refalar. ¡Vení! ¡Ayudáme a parar! ¿Tenés miedo o qué tenés? Ti
aseguro que da pena ver como hacés tu trabajo. ¡Por mí, te ponía a
destajo, porque vos presupuestada, te pasiás sin hacer nada, todo el día de arriba abajo! Montó
Barquejo de un salto y
rumbeó para la estancia, maldiciendo
la distancia que
hay del monte a la cocina. Tan
desconforme que encima, protestaba
en su ganancia. ****************************** Pero
por más desconforme que esté – o se sienta –
en su herida, y aún cuando la llame, y
pida, que venga por fin la muerte, hasta un jeremías advierte cuánto le tira la vida.
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el tarro de miel.
Vinieron las moscas
y entraron en él.
Entrar y atracarse
no les costó nada,
pero una tras otra
quedaron pegadas.
Viéndose perdidas
- ¡tarde! – lamentaban
¡Qué dulce es la vida,
y esta miel, qué amarga!
¡No tener barriga
capaz de agotarla!
Así son los vicios:
prometen dulzura,
pero tras el dulce
dejan amargura.
Y como las moscas,
así los viciosos - ignorando el daño
que hay en lo sabroso – perecen de gusto acudiendo al frasco. Su muerte da pena.... y un poco de asco. |
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MITO
X Una
tortuga flemática tuvo
el capricho ridículo -
pudo ser trastorno psíquico - de
volar como las águilas. Y
a un águila aristocrática le
instó importuna y eufórica. ¡Ya
domino la faz teórica, enséñame
tú la práctica! Intentó
el rey de los córvidos disuadir
a la fanática: Según
leyes de aerostática, te
estrellarás como un bólido. Halló
la tortuga, estólida que
esta razón no era válida y
exigió, de furia pálida, alguna
excusa más sólida. La
alzó el ave, complaciéndola, hasta
una altura fantástica ¡Vuela
pues! le ordenó drástica. La
soltó y se quedó viéndola. Y
tras un vuelo iniciático que
fue su picada póstuma se
estrelló según la fórmula de
un cálculo matemático. ***************************** Quien,
contra consejos técnicos, se
obstina en plan temerario, que
se mire en el espejo del
quelonio y su epitafio.
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MITO
XI Se disfrazó
de león un
borriquito bromista y logró
sembrar el pánico con su
disfraz efectista. Sacudiendo
la melena con
ferocidad realista, brincaba
de su emboscada en forma
tan imprevista que todos
salían corriendo hasta
perderse de vista. Quiso
asustar a la zorra. Pero ésta,
taimada y lista: ¡Si no hubieras rebuznado te tendría por buen artista! dijo sacudiendo el rabo. ************************
Hay quienes fingen ser mucho
y logran aparentarlo,
pero a veces un
rebuzno
basta para
traicionarlos.
Por eso, lo del
borrico,
también a nosotros
toca:
necio que se finge
listo
se vende al abrir la
boca.
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MITO
XII
LA GALLINA QUE INCUBABA ASPIDES
Sobre un nidal de víboras se
acluecó la gallina. ¡Se necesita ser... -
trinó la golondrina - para incubar los huevos de esas bestias dañinas que apenas sean capaces serán tus asesinas! ******************* Así como las víboras no respetan nodriza, el odio de los malos, con favores, se atiza.
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MITO
XIII
Entró el perro en la cocina y
hurtó un corazón y un seso.
Cuando lo vio el cocinero
el daño ya estaba hecho.
Entre serio y divertido le
gritó el hombre de lejos: ¿Qué hiciste cuzco atrevido?
Le respondió el perro viejo:
Hice
lo que haré de nuevo
si tienes otro descuido.
Gritó
el hombre: ¡No hay cuidado!
¡Por un corazón robado
tendré un corazón despierto!
¡Y por el seso perdido
mantendré despierto el seso!
***************************
Aunque sobrevengan ciertos
accidentes
y fracasos,
hasta de los contratiempos te es posible aprender algo.
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MITO
XIV
Cantó todo el verano la chicharra y
viendo a las hormigas fatigarse
juntando provisiones, rasgueaba
en su guitarra
coplitas enemigas,
llenas de burlas y dobles alusiones. Callaban
las hormigas dobladas
bajo el peso y el bulto
de sus cargas. exhaustas
al exceso por sus largas jornadas
de trabajo. sin
ignorar por eso las
injustas y amargas burlas que
con avieso desparpajo, tarareaba
zumbona la cigarra. Pero dice
el proverbio: “Todo pasa”. Y así pasó
el calor de aquel estío y
vino el tiempo frío. Enmudeció
la chanza
y se aquietó la mansa y
dura brega.
Aquélla, por tener vacía la panza.
Estas, por la abundancia
del forraje ensilado en sus bodegas.
Acosó la miseria a la cantora. - El
hambre es cosa seria, bien dicen
que devora –
Y viéndose sin pan y sin dinero, yerta de
frío y miseria, débil y
casi muerta,
se allegó a mendigar al hormiguero: ¡Hermanas! ¡que me muero! - gritó
desde la puerta - denme un poco de trigo del granero!
Le salió a abrir el hormigón portero,
restregando aterido sus tenazas.
La hizo pasar, con invernal cachaza,
por el zaguán hasta una oscura sala.
Y cerrando la puerta de la casa
Le dijo: ¡La
hora es mala!
¡Vamos a ver , hermana, si te conceden crédito o qué
pasa! Primero has de llenar un
formulario y responder a varios
cuestionarios.
Y con ese expediente
te podrá visitar nuestra Asistente.
Yo abrigo seria dudas
de que vayan a darte alguna ayuda.
Pero será prudente
que acudas nuevamente
la
próxima semana. Pero ten bien presente, cara hermana, que
el horario vigente es de mañana.
¿El trámite?
Es complejo.
Y deben, finalmente, expedirse
la Reina y su Consejo. Pero quiero advertirte de
antemano,
respecto a tu expediente, que
si examinan los antecedentes
- que nadie ignora y obran a la mano – podrán disimular tu impertinencia
mas no tu reincidencia
en un error manido y que ¡tanta chicharra ha cometido!
Ya que no por legista,
al menos por artista no debías olvidar la vieja historia que hasta el profano sabe de memoria.
Me refiero a la trova ya proverbial, de la cigarra boba; lugar común en la literatura que marca a una cantora, si lo ignora, con la execrable tacha de incultura.
Negamos con firmeza - consta en la historia – a la primera cigarra
la
ayuda que pedía.
Mas tú no escarmentaste en su cabeza.
nos volviste a tomar para la farra...
y - ¡familiar manía! –
reincurriste en el vicio de pereza.
¿Cómo hallarás clemencia
si a pecados antiguos
sumaste el nada exiguo de tu
profesional incompetencia? ****************************
No solicites créditos
ni pidas caridades a
quien va a examinarte por tus méritos y
no –más bien – por tus necesidades Si
a otros – si no mejores , menos malos – trataron
con justicia y con firmeza, ya
te puedes sacar de la cabeza que
te hayan de dar pan, en vez de palos.
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MITO XV
LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO Una
gallina ponía diariamente
un huevo de oro. Y
el hombre que la tenía iba
juntando un tesoro. Esperaba
el cacareo
y haciéndose el distraído,
llegaba, dando un rodeo,
para requisar el nido. Miraba
disimulado y
si nadie lo veía se
agachaba con cuidado y lo echaba en su alcancía. Pero creció
su codicia. Ya le
costaba esperar al tiempo
en que la gallina solía
echarse a cacarear. Avaro,
empezó a cismar, y en su
sordidez se dijo: ¿Si pusiera el capital a interés de plazo fijo? Van vencidos muchos meses y el bicho no tiene en cuenta que estoy perdiendo intereses porque su postura es lenta. Mejor, de una vez por todas, hacerme con el lingote. ¡Se acabaron las demoras! ¡Voy a torcerle el cogote! Ya no quiero ni pensar en lo que llevo perdido por culpa de ese animal con tantos viajes al nido. Dicho y
hecho. El impaciente, sin más,
la gallina agarra, la mata y
abre en caliente en busca
del oro en barra. Pero debe
lamentar, pronto, su
funesto error: la
autopsia muestra: - ¡Oh dolor! – una gallina vulgar. ****************************
Guárdate de la codicia y la prisa avariciosa.
Y ten en cuenta otra cosa
importante todavía:
Si tu gallina es valiosa
¡Sácale radiografías!
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MITO XVI
EL CUERVO HAMBRIENTO Y LA VIBORA Sesteaba una crucera al sol de abril,
enroscadita,
fuera del cubil.
Y un cuervo
que buscaba qué comer quiso desayunársela a placer.
Despertó la serpiente.
Lo mordió. Y el cuervo – como es lógico – murió.
Pero antes de expirar,
pudo decir la moraleja que me vas a oír: ************************
Lo que me has
visto hacer, no lo hagas tú-uy.
Sé más prudente y cúrate en salú-ud.
Pinta el hambre espejismos de menú-uy
que en realidad, son cebos de ataú-ud.
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