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LA TORTUGA DESAJUSTADA Y LA LIBRE PSICOLÓGICA O LA LARGA HISTORIA DE UNA TERAPIA BREVE |
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ILA VÍBORA Y EL SAPO (Regresar al índice)
Decía la víbora al sapo,
al tiempo que lo engullía:
Me gustás porque sos guapo.
Mantenés la sangre fría.
Dominás bien tus pasiones.
Y sabés – sin gritería
ni suscitar discusiones –
aceptar con alegría
la fuerza de mis razones.
Por eso es que te distingo
con mi aprecio y te prefiero.
Vos sí que sos un amigo:
disciplinado, tranquilo,
nada esquivo ni altanero....
Vos tenés los atractivos
que de un buen amigo espero.
Merecés que te rescate
del fango y la oscuridad.
Sos un sapo de quilates
y me honrás con tu amistad.
Y
pensaba el sapo, duro,
ya yerto por el veneno:
Áspid pérfido y perjuro
¡ojalá me amaras menos!
Porque no aprecio tu apuro
por liberarme del cieno.
Yo estaba en mi agujero oscuro
más feliz con mucho menos. *****************************
Entiende la moraleja
siempre nueva y siempre vieja:
Quien te devora en seguro,
satisfecho de sí mismo
y hasta finge en su cinismo
que es su apetito amor puro,
mientras te masca te alaba
Con tal que te quedes quieto.
Hay alabanza que es baba
para comerte en secreto.
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II
LOS DOS HORNEROS* (Regresar
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Aquí me pongo a cantar... - remedó a Fierro un hornero - ...porque está lloviendo fiero y todo el mundo se embarra
y hasta Eva en el secadero colgó los trajes de parra. ¡Qué me importa que se mojen! ¡Siga cayendo la lluvia! Que a mí, cuanto más diluvia, mejor se me pone el barro. No soy de esos patasucias que tienen miedo al catarro. ¡Aprendan a chapotear -
maulas
– en el agua fría! ¡Venga agüita todo el día mientras yo levanto el horno! ¡Esto es lo que yo pedía! ¡Lo demás... me importa un corno! Seguía
cantando el hornero semejantes
desatinos. Vino un
hornero vecino y lo
reprendió por eso: ¿A vos se te subió el vino o es que estás perdiendo el seso? ¡Vos desbarrás de lo lindo y hacés, de un buen barro,
cieno! Te aseguro que me apeno con el fangal de tu grito. Con seca y cielo sereno va a sofocarte el polvito. Vos los ofendés al cuete sin pensar que habrá
revancha. Como chillido de chancha, la burla de la culeca te va a correr de la cancha en el ardor de la seca. La lluvia es un don de Dios para bien de los mortales. Bichitos y vegetales se benefician con ella. Vos, tu bendición echále, pero sin buscar querellas. Y si le molesta a otros, vos deberías – por lo
menos – economizar veneno y aplicarte a trabajar. ¿Es tu bien o el mal ajeno lo que vos querés cantar?
* Hornero, Joâo do barro, es un
ave sudamericana que hace su nido amasado de barro en forma de horno.
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III
EL CAZADOR ATOLONDRADO (Regresar
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perder el tiempo en hacer puntería, volvió
un cazador con la alforja vacía. Lo
que al cazador por no molestarse, sucede
en la vida por no espabilarse. No
basta en la caza con quemar cartucho. Ni
basta en la vida con moverse mucho. No
asegura el ruido de la artillería el
buen resultado de una cacería. Ni
basta en la vida seguir los impulsos, obrando
sin ojo, sin tino y sin pulso. No
logran más piezas malos cazadores, sólo
porque sean sus armas mejores. Y
al fin de la vida cantará el morral si
uno apuntó bien o si apuntó mal. Porque
habrá en su bolsa lo que en ella eche y
según sus presas será su escabeche. |
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IV TIBURONES Y PIRAÑAS (Regresar al índice) Se
inquietaron los buenos tiburones por
la voracidad de las pirañas. Convocaron
congresos y reuniones para
poner remedio a la amenaza que
prometía crear para la raza esa
conducta sin inhibiciones.
Expuso
un tiburón, de cara trágica, el
fruto de sus investigaciones. Haciendo
gala de la jerga mágica propia
de economistas en funciones, dijo
en la atenta sala de reuniones: A
la luz de la curva demográfica de
esa pequeña especie de tragones, de
no tomar medidas algo drásticas y
una política de limitaciones, es
difícil prever por el momento qué
carne comerán los tiburones si
las pirañas siguen en aumento. Y
prosiguió el ponente: Las raciones serán
escasas. Y nuestro alimento habrá
que ir a buscar a otras regiones. Y
que índice actual, que detracciones, que
inflación, que producto calculado, que
ingreso anual per cápita o por rabo, que
si bajan o suben las acciones.... siguió
pintando negras situaciones ante
los tiburones aterrados.
Sintiendo
la barriga ya vacía maduró
la asamblea para el voto. Y
por guerra caliente o guerra fría decidió
a las pirañas poner coto. ******************** Y
ya el lector a nuestro fabulista, previendo
la moral, da con el codo: y
es que el miedo madura decisiones y
una unanimidad, que de otro modo, no
es frecuente encontrar en tiburones.
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V.
TERO ARTERO (Regresar
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El
tero* pega el grito
lejos del nido.
Es un animalito
muy advertido.
Y como el tero,
de elevados ideales
habla el artero. Teru Teru: ave americana,
parecida al ibis. Su nombre imita su grito.
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VI
EL NIÑO Y SU COMETA
(Regresar
al índice)
Un pobre botijita se dio maña y
concretó su sueño de purrete: consiguió
armar su propio barrilete de
papel fino y armazón de caña. Gastó,
para comprar papel de seda y
varios rollos de hilo de cometa, el
capital reunido en la colecta
-
¡para el Judas! – moneda tras moneda.
Destinó a cola un trapo de cocina.
Y se robó también, apenas pudo,
la cacerola, para hacer engrudo
y - ¡por supuesto! – el tarro de la
harina.
Y cuando tuvo el barrilete listo,
se fue, con un buen viento, de rabona
hasta un campito que hay en otra zona,
donde jugar tranquilo y sin ser visto.
Después de ensayos y de experimentos:
¿Qué pasará que se me viene abajo?
logró por fin, a fuerza de trabajo,
equilibrar la cola con los vientos.
Subió al fin, como un cohete, el barrilete.
Y el muchacho le dio piola sin miedo,
Hasta que tuvo sólo entre los dedos
El extremo del hilo y el carrete.
Chiquito, en la distancia, allá en la altura,
su volantín le parecía un potrillo,
y él, su jinete, sobre el cojinillo,
galopaba con él por la aventura.
Gustando el fruto de tantos desvelos,
varios afanes
y no poco afán,
ni pensó que pudiera en su zaguán
colársele un ladrón desde los
cielos.
Sobrevino una racha sorpresiva
que arrancó de sus dedos los
controles.
¡Qué mala racha! – dijo - ¡Cara...coles!
manoteando el cordel que se le iba.
Gritó y pateó con rabia: ¡Mi cometa...!
Mas no tenía remedio su descuido.
La arrebataba el viento entre piruetas
sin acceder a llantos ni gemidos. ********************
Dice la moraleja de este
cuento:
Si desfallece nuestra vigilancia
sólo por poco y aunque sea un
momento,
pueden arrebatarnos la ganancia.
Y tras afanes y penar sin cuento,
nos pega el manotazo un elemento
sin respetar nuestro candor de
infancia.
¡Caro es el precio de nuestra
ignorancia
y lo encarecen más nuestros lamentos!
Son impuesto agregado a la desgracia,
pues también, con el bien, los lleva
el viento.
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VII
EL
APRENDIZ DE EQUILIBRISTA (Regresar
al índice)
Sobre la cuerda floja, a mucha altura,
su primera lección de equilibrista
- sin oír del maestro la cordura -
tomaba un aspirante a trapecista.
Y estaba tan seguro de sí mismo,
miraba tan de arriba al pobre viejo,
que juzgando superfluos sus consejos
arrojó el contrapeso hacia el abismo. ***********************
Así
sucede a algunos principiantes
que ignorando el peligro, van seguros.
De puro verdes ya se creen maduros
y superiores a los que eran antes
Mas queriendo lucirse a toda costa
en el difícil arte de la cuerda,
por no seguir consejos se hacen....bosta
y se van, sin el método , a la ...arena.
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VIII
LAS
LAPAS (Regresar
al índice) Las
lapas o cucos son ciertos
moluscos del mar, los
cuales para evitar, que
los arrastre el turbión fijan
su caparazón, como
ventosa, a una peña; el
instinto les enseña que
si aflojan un momento se
las lleva el mar violento: “No
hay debilidad pequeña”. Por
eso, lapa, calláte. Calláte,
no abras la boca. Cuando
hierve el prororoca* no
hagas ese disparate. Dicho
a destiempo es dislate hasta
el dicho más discreto. “Boca
chiusa” sea, en concreto, tu
divisa de combate. Es
la paciencia el aguante que
sobrelleva lo duro. Y
es la impaciencia un apuro que
dice: “sufrí bastante” y
esto dicho, en adelante, se
desmorona y desiste. Por
el contrario consiste la
paciencia y allí empieza, donde
uno con entereza resiste
porque persiste. Cállense.
No abran la boca las
lapas en la borrasca. Aunque
les duela la guasca** del
agua contra la roca. Aguantar
firmes les toca y
tragarse los lamentos. Sepan
que los elementos al
fin amansan su furia. Sufran
calladas la injuria hasta
que se canse el viento. Cállese
el cuco sufrido. Por
callar, nadie revienta. Cuando
pase la tormenta se
verá si lo ha barrido o
si continúa adherido al
peñón de su lealtad. Sólo
un amor de verdad resiste
tan duro juicio. Y
si era virtud o vicio se
ve tras la tempestad. ·
Fenómeno natural del choque de las aguas del río
y las del mar, a la salida del Amazonas, que produce un estruendo como de
trueno lejano ** Guasca: látigo |
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IX EL LEÓN Y EL BÚHO (Regresar al índice) Andaba
sombrío el León. Lo tenía
la envidia pálido. ¿Y sabes
por qué razón? ¡Pues
porque el Búho era sabio!. Porque tenía
el buen consejo siempre a
punto entre los labios. Y de la
zorra al vencejo acudían a
consultarlo. Tanta
popularidad le
resultaba un agravio porque él
siempre andaba solo y los
bichos a su paso se hacían
humo en la maleza y
gritaban. ¡León!
¡cuidado! Ruminando
estos pesares lo trajo
su alevosía a
mostrarse en los lugares donde el búho
recibía. Supo el
sabio de inmediato qué mal
viento lo traía a
desparramar el hato de su fiel
feligresía. Así que
juzgó prudente modificar
el horario: de noche
atender su gente; y de día,
tranquilamente, dormir en
el campanario. ***********************
Al envidioso incurable
no le muestres lo que
envidia.
No le dejes ver tu
bien
porque tu bien es su
tiña.
Y si te envidia un león
huye antes de que te
embista.
Mira que a león
envidioso
no hay búho que lo
resista.
Porque si es tu bien
su pica
y él en ti su
alergia rasca
- garra grande en
bestia chica -
te va a dejar hecho
lascas.
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X
ES. . .
FINGE (Regresar
al índice) Mujer hermosa y mala, como la Esfinge, primero te regala luego te aflige. Mira de ella, no la cara y el busto sino sus huellas. Muchos la embarran porque mirando el rostro no ven las garras.
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XI LA
TORTUGA DESAJUSTADA O LA
LARGA HISTORIA DE UNA TERAPIA BREVE (Regresar
al índice)
Viendo
planear al águila en la altura deliró
la tortuga: ¡Quién me diera volar allá
en lo alto! ¡Codearme con los astros en
ligero, leve, sutil e ingrávido
planeo! ¡Oh fuero singular, privilegiado fuero del que al blanquearse sube en un candor de nube, y - ¡libertad sin precio y desgraciadamente sin rebaja!
– si quiere subir sube o si prefiere baja! (No
se asuste el lector si
sobreviene en el delirio un hiato; es
de tono poético menor y
de tenor artístico barato. Pero
es nuestro conato reproducir
fielmente el desajuste, aunque,
líricamente nos disguste). ¡ Amplias potentes alas! ¿Cuánto saldrá una prótesis
como ésa que al águila – de fábrica
– regala Madre Naturaleza? Me resisto a creer que no
halla en plaza. ¿Ignorancia? ¿Pereza? ¿O es que al importador no
le interesan porque no dejan margen de
ganancia? Pero al final de cuentas, aunque existiera stock para
la venta: ¿Con qué juego me banco esa
ortopedia yo, que no tengo rentas, ni las tendré, si Dios no lo
remedia? ¿Comprar a plazo? ¿En
cuotas? ¡Tendría que ser idiota y muy mal vendedor si se
aventura a un cobro a plazos con una
tortuga! (Observe
el buen psicólogo la
súbita fractura en el monólogo, síndrome
de locura del
que uno se pregunta quién lo cura si
no lo enyesa un psico-traumatólogo). ¿Por qué triste destino -
dio en auto denigrarse la tortuga - pertenezco a esta raza que ha de arrastrar su grávida
cachaza y hozar el sucio polvo del
camino? ¿Porqué he de ser - ¡a
ver! – de este rígido escudo
prisionera que, más que casa, es cárcel! Triste sino, que engrilla y
encarcela e impone lentitudes de
carreta y un estupor cansino! Mi espíritu está libre y me
arrebata. A mi cuerpo conmino, pero no me obedecen ni las
patas. ¡En vano es que mi Espíritu
combata si yazgo de barriga en el
camino!. Impotente
se estrella la razón
contra el hecho de mi caparazón. Por
eso ¡Oh! ¡Quién me diera
- ya por metamorfosis ya por
prótesis - la dicha de volar hasta una
estrella como el águila aquella, ágil, feliz, ligera, de garra noble y apariencia
fiera! Estaba
allí la liebre oyendo
estas – digámosle – razones y
escuchando las quejas del quelonio: ¡Hermana, tienes fiebre! -
dictaminó la liebre - ¡Tentaciones que para mal te inspira algún
demonio! ¡Te debiera alegrar la
fortaleza segura de tu escudo! Si lo tuviera yo sería mi
gozo y– ma ché calabozo! – no viviría entre penas bajo la protección de esas
almenas. Y eso tuyo, es reposo, ¿quién dice que es pereza tu lento mas sesudo andar,
calmoso? ¿Qué es lo que estás
diciendo? ¿Cuál es la promoción que
estás pidiendo? ¿También tú quieres
cabalgar al viento como el águila aquella que desde sus alturas no deja de buscar por un
momento su presa entre estas pobres
creaturas? ¡Tú! que de frescas y
olorosas hierbas recibes alimento. ¡Tú! que firme y segura a
nadie dañas.... ¿envidiarás la acerva crueldad de ese animal que al
firmamento sólo sube a buscar impulso y
saña? ¿emularás a un águila' ¿Sabes que tus razones me hacen volver en mí y me
desengañan? repuso
con alivio la tortuga alisando
su frente del
surco de una arruga que
abriera allí su compulsión vehemente. Agradezco tu ayuda ¡qué tonta he sido! y tú
¡qué inteligente! Don’t mention it amiga
-
le contestó la liebre - uno hace simplemente lo que
puede. Y
para su coleto: Esto fue sólo una terapia
breve y ojalá que te duren sus efectos. Mostró
en amplia sonrisa sus
blancos incisivos al paciente y
se alejó de prisa diciendo
para sí discretamente: ¡Pues menudo peligro se
conjura hasta el próximo empuje de
locura! Tenemos por ahora un carnicero menos. ¡Ya es bastante insegura
esta llanura y bien grandes los riesgos
que corremos! Y aunque por su cachaza no sería de temer andando en
tierra sólo la idea me aterra de que, con alas de águila y
coraza, se me viniera encima, en son
de guerra! Estos flemáticos
introvertidos son de temer cuando están
agresivos. Pero ¡esta cruza de águila
y quelonio! sólo puede inspirársela un
demonio. Razón
tenía mi padre que decía
que no se vive sin psicología. Pero ¡que Dios me asista! porque aquí se precisa un
exorcista. Ella dice que es boba mas si fuera verdad que es
tan idiota - ¡a mí no me joroba! - ¿no le bastaban alas de
gaviota? Y
llegada al espejo de una fuente vio
que tenía una arruga de
honda preocupación sobre la frente tal
como antes la viera en la tortuga.
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XII
EBRIOS DE CORAJE (Regresar
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Un viejo bebedor empedernido,
gran batidor de records de boliche,
de esos que “saben por haber vivido”
pero mueren lactantes del espiche,
a punta de puazos y vinillo
desafió a sus compinches de mamúa
a cruzar por el bosque de espinillos
en macho mano a mano con las púas.
Por no sentar figura de cobardes -
cosa
que arrostran sólo los valientes – enfiló
la majada de compadres al
monte en formación de combatientes.
Pero no hubo victoria, ni hubo emparde....
Apenas les mostró el monte los dientes,
tocaron retirada, haciendo alarde
de que meterse en el monte era imprudente, sin guía y a esas horas de la tarde. |
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XIII
EL
LEÓN PEREZOSO (Regresar
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Un león, Rey de la Selva, perezoso,
cansado de correr tras las gacelas,
convocó a sus vasallos temerosos
fingiendo estar con un dolor de
muelas.
Y lamentándose de su desgracia
les dijo: En
el dolor he comprendido
que sería menos cruel la democracia
que el despotismo con que os he
regido.
Se impone una reforma del Estado
y liberalizar nuestras costumbres,
respetaremos al electorado
consusbtanciados con la muchedumbre.
Si hasta ayer, con tirano regalismo,
nuestro apetito os sometió a su
vicio,
en adelante no será lo mismo:
prometo respetar vuestros comicios.
En medio de entusiastas ovaciones
recibieron los bichos el discurso
juramentándose entre aclamaciones
a dar todo su apoyo al nuevo curso. , Callaba
el León, con gesto reverente,
ante
la voz del pueblo, soberana.
Pidió por fin silencio, humildemente,
y prosiguió explicando su programa:
Ya no habrá – tronó
el Rey – resentimientos,
ni incurriré en odiosas preferencias.
Me guiaré sólo por vuestra prudencia
y le someteré mis pensamientos.
Es claro cuánto bien para el Estado
y cuánta paz para la convivencia
derivarán de lo que he proyectado
si lo acatáis con celo y reverencia.
Interrumpiólo
el pueblo nuevamente
delirando en patrióticos espasmos,
y diluyó en el mar de su entusiasmo
la cautelosa voz de los renuentes.
Acallando el clamor alzó la mano
y sacudió – soberbia – su melena,
culminando el discurso: Veo que es plena
vuestra adhesión, por eso voy al
grano:
Tras mucho meditar he
decidido
convocaros a libres elecciones
y ya nadie por mí será comido...
sino el electo en dichas votaciones.
Expresad libremente vuestro juicio
-
pues sólo vuestro juicio me interesa -
todos, con voz activa en los comicios,
y libre voz pasiva a la Real Mesa.
Se hizo un silencio magno en la asamblea
como el que suele haber en una iglesia
pues les supo al final aquella oblea,
tras su fugaz hervor, vulgar magnesia.
*************************
No
te ilusiones si un león promete
convertirse,
por fin, de su fiereza
pues
sólo va a cambiar lo que conviene a su comodidad o su pereza. |
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XIV
¡QUÉ
RATA. . .! (Regresar
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Requebró el rata-macho a su co-rata:
¡Qué hermosa estás querida!
¡Estás que matas!
Con un seco ademán, la tentadora,
Puso en raya al galán, frunciendo el ceño:
¡Pues mantente a distancia por ahora
y no quieras saber qué pulgas tengo!
Acabo de ir a ver a mi doctora
y la verdá es que mato, te prevengo.
No sabes de qué mal son portadoras
ni qué malas las pulgas con que vengo.
No comprendió el ratón lo que decía.
Era común en su media naranja
andar de malas pulgas todo el día.
Creyó que la advertencia era una chanza
y persistiendo en su donjuanería
volvió con nuevos bríos a la carga.
Aflojándose un poco la corbata
fingióse herido,
la trató de ingrata,
recitó el repertorio conocido
con variazioni de énfasis y escalas.
Fue
bardo provenzal, play-boy, mariachi,
amenazó, rogó, llamó a Cupido...
Bécquer, Nervo, Rubén...pero ella: ¡Nada!
Harta la rata de la lata erótica
y los requiebros del ratón-marido
cortó por fin serena y radical:
¡Querido! ¡Menos versos y
más lógica!
No soy desamorada ni neurótica.
Soy – es verdad – una mujer fatal
mas mi fatalidad es epizótica.
Basta de versos. Vamos a lo real.
Mi doctora fue explícita y lacónica:
tienen mis pulgas el virus letal
de ese morbo que llaman la bubónica.
Sin tiempo a despedirse de su esposa
puso el marido pies en polvorosa.
Sólo atinó en su prisa, el buen consorte,
a manotear, de paso, el pasaporte.
¡Pensar – reflexionó la abandonada –
que me juró su amor hasta la muerte
pero se va y me deja en la estacada! ********************
Fiel hasta que la
muerte lo separe
ha de ser el esposo a
su pareja.
¿También aunque la
muerte le depare?
¡También!
Afirma nuestra moraleja.
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