1.-
Cómo hay que interpretar la Sagrada Escritura
La
Constitución Dei Verbum del
concilio Vaticano II enseña que para interpretar adecuadamente la Sagrada
Escritura, es muy importante determinar el género literario. Por eso se ha de
tener muy en cuenta cuál es el género literario de los Evangelios. Y esto
conviene tenerlo en cuenta para evaluar la evidencia evangélica sobre María.
Dice la Dei Verbum:
"Habiendo
hablado Dios en la Sagrada Escritura por medio de hombres y a la manera humana,
para que el intérprete de la Sagrada Escritura comprenda lo que El quiso
comunicarnos, debe investigar con atención qué pretendieron expresar realmente
los hagiógrafos [= escritores inspirados por Dios] y plugo a Dios [= quiso
Dios] manifestar con las palabras de ellos."
[El Principio o
Ley del Texto]
"Para
descubrir la intención del autor, hay que tener en cuenta, entre otras cosas,
los géneros literarios.
I.
Pues la verdad se presenta y se
enuncia de modo diverso en obras de diversa índole histórica, en libros proféticos
o poéticos, o en otros géneros literarios. El intérprete indagará lo que el
autor sagrado intenta decir y dice, según su tiempo y su cultura, por medio de
los géneros literarios propios de su época. Para comprender exactamente lo que
el autor quiere afirmar en sus escritos, hay que tener muy en cuenta los modos
de pensar, de expresarse, de narrar que se usaban en tiempo del escritor, y
también las expresiones que entonces se solían emplear más en la conversación
ordinaria".
[Principio o
Ley del Contexto]
"Y
como la Sagrada Escritura hay que leerla e interpretarla en el mismo Espíritu
con que se escribió, para sacar el sentido exacto de los textos sagrados, hay
que atender no menos diligentemente al contenido y a la unidad de toda la
Sagrada Escritura teniendo en cuenta la Tradición viva de toda la Iglesia y la
analogía de la fe. Es deber de los exegetas trabajar según estas reglas para
entender y exponer totalmente el sentido de la Sagrada Escritura, para que, con
un estudio previo, vaya madurando el juicio de la Iglesia. Porque todo lo que se
refiere a la interpretación de la Sagrada Escritura está sometido en última
instancia a la Iglesia, que tiene el mandato y el ministerio divino de conservar
y de interpretar la palabra de Dios" (Vat.II: Constitución Dei Verbum
[=DV], Nº 12).
2.-
¿A qué género literario pertenece el Evangelio de Marcos?
De estos principios de interpretación de la
Escritura, se sigue la importancia de interpretar el evangelio según San
Marcos, tratando de ubicar su género literario. Advirtiendo de antemano que lo
que decimos de este evangelio, vale, mutatis mutandis, para los demás.
Podemos comenzar diciendo que
el Evangelio según san Marcos es: "una presentación creyente de la vida
de Jesús, interpretada en confrontación con las Sagradas. Escrituras, de
manera que la vida de Jesús las ilumina y es iluminada a su vez por ellas,
mostrando sus correspondencias".
El evangelio según san Marcos tiene pues valor histórico,
porque reporta hechos. Tiene valor biográfico
porque relata dichos y hechos de Jesús. Pero es más que una crónica histórica
y más que una mera biografía. Porque además del relato de hechos, como pueden
hacerlo las crónicas, y de la narración de la vida de una persona, como lo
hacen las biografías, el evangelio según san Marcos viene de la fe y apunta a
despertar la fe.
Por eso el Evangelio según san Marcos
incluye un alegato acerca de la identidad de Jesús, de quién es Jesús. Ese
alegato argumenta desde las Sagradas Escrituras, alegando que en Jesús se
cumplen las Promesas del Antiguo Testamento.
3.-
Historia interpretada
Prosiguiendo en el intento de comprender el
género literario al que pertenece el evangelio según san Marcos, podríamos
decir que es:
narración
de hechos
e interpretación
de los mismos
a
la luz de las Sagradas Escrituras
desde
la fe
para
suscitar la fe.
Podríamos llamarle por lo tanto historia
teológica, o historia creyente, o historia predicada, o historia kerygmática,
o quizás, lo más ajustado sea definirlo como historia profética, puesto que los profetas comunican una
interpretación religiosa de los acontecimientos: el sentido que tienen según
Dios.
El género literario del evangelio según
san Marcos tiene pues dos aspectos que lo caracterizan: a) historia, y b)
interpretación de fe
Ambos aspectos están enlazados de tal
manera que se sirven el uno al otro sin traicionarse ni anularse: la
interpretación no falsea la verdad histórica, y la historia corrobora la
interpretación. Los hechos narrados iluminan la Escritura y la Escritura
ilumina los hechos.
Veamos algo acerca de cada uno de esos dos
aspectos:
3.1.-
El valor histórico del Evangelio
En la Constitución Dei Verbum, la Iglesia
afirma, una vez más, el carácter histórico de los Evangelios:
I.
"La santa Madre Iglesia firme
y constantemente ha creído y cree que los cuatro referidos Evangelios, cuya
historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús, Hijo de
Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para salvación de
ellos, hasta el día en que fue levantado al cielo
(Cfr. Hech. 1,1-2). Los Apóstoles ciertamente después de la ascensión
del Señor predicaron a sus oyentes lo que El había dicho y obrado, con aquella
crecida inteligencia de que ellos gozaban, amaestrados por los acontecimientos
gloriosos de Cristo, y por la luz del Espíritu de verdad. Los autores sagrados
escribieron los cuatro Evangelios, escogiendo
algunas cosas de las muchas que ya se trasmitían de palabra o por escrito, sintetizando
otras, o explicándolas atendiendo a
la condición de las Iglesias, usando por fin la forma de la predicación, de manera que siempre nos comunicaban la verdad sincera acerca de Jesús.
Escribieron pues, sacándolo ya de su propia memoria o recuerdos, ya del
testimonio de quienes 'desde el principio fueron testigos oculares y ministros
de la palabra' para que conozcamos 'la verdad' [asfaleia=certeza] de las
palabras que nos enseñan (Cfr. Lc 1,2-4)" (DV Nº 19).
Los Evangelios tienen, pues, valor histórico
en lo que narran acerca de la historia de Jesús, aunque no por eso pertenezcan
al género literario histórico.
El Papa Juan Pablo II, volvió a
recordarnos, su valor histórico: "aún siendo documentos de fe, no son
menos atendibles, en el conjunto de sus relatos, como testimonios históricos"
que las fuentes históricas profanas (Tertio
Milennio Adveniente, N 5).
La Constitución. Dei
Verbum llama "historicidad" de los evangelios a su contenido de
verdad histórica, a la verdad del relato de hechos y dichos de Jesús.
Los evangelios mismos dan por supuesta esa
verdad histórica y no tratan de convencernos de la verdad de los hechos que
narran, sino de otra cosa: de su sentido o significado divino, religioso, salvífico.
El que no les cree en lo primero ¡cómo podría creerles en lo segundo? Y si su
interpretación no reposara sobre hechos ¿qué fe podrían pedir para su
interpretación?
La narración evangélica está destinada a
suscitar, en los oyentes, la fe en Jesús; a convencerlos del sentido salvador
de la historia de Jesús que ellos proclaman. Veamos ahora cómo es la mirada de
fe que los evangelistas echan sobre esa historia.
3.2.-
Interpretación profética de los hechos
La interpretación evangélica, refleja una convicción de fe acerca de
las Promesas de Dios en la Antigua Alianza y de su cumplimiento en Cristo. Y
dicha interpretación se basa en esa convicción.
Esto pertenece a la esencia del género
literario evangelio. Y por eso los
evangelios son un género particular de historia, diverso de los géneros históricos
profanos o seculares. Por algo son, para los creyentes, Sagrada Escritura.
En cuanto argumentan la realización de las
Promesas hechas por Dios en el Antiguo Testamento, los Evangelios tienen su raíz
en dicho Antiguo Testamento. No se entenderían sin él. Enraizados en las
antiguas profecías, proclaman, proféticamente, que ha llegado su cumplimiento.
Los evangelios son, como vemos:
proclamación
de
una interpretación
profética
de
la historia
¿Qué clase de relación ven los Evangelios
entre el Antiguo Testamento, sus promesas y profecías por un lado y la Historia
Evangélica o Nuevo Testamento por el otro?
Esa relación, el Concilio Vaticano II, la
explica en estos términos:
"La
economía del Antiguo Testamento estaba ordenada sobre todo, a preparar,
anunciar proféticamente (cfr. Lc. 24,44; Jn. 5,39; 1 Pe 1,10), y significar con
diversas figuras (Cfr. 1 Cor 10,11), la venida de Cristo redentor universal y la
del Reino Mesiánico" (DV Nº 15).
"Dios, inspirador y
autor de ambos Testamentos, dispuso las cosas tan sabiamente que el Nuevo
Testamento está latente en el Antiguo y el Antiguo está patente en el Nuevo,
porque aunque Cristo fundó el Nuevo Testamento en su sangre (Cfr. Lc. 22,30; 1
Cor 11,25) no obstante los libros del Antiguo Testamento, recibidos íntegramente
en la proclamación evangélica, adquieren y manifiestan su plena singificación
en el Nuevo Testamento (Cfr. Mt 5,17; Lc. 24,27; Rm 16,25-24; 2 Cor 3,14-16),
ilustrándolo y explicándolo al mismo tiempo". (DV Nº 16).
Aplicando lo que venimos diciendo al
evangelio según san Marcos, podemos concluir que: es por un lado un libro que
pertenece al género histórico, porque narra fielmente hechos sucedidos. Pero
por otro lado es la narración de un creyente que ve e interpreta los hechos a
la luz de la Sagrada Escritura y que interpreta la Sagrada Escritura a la luz de
los Hechos. Es por un lado historia profética, y por otro lado interpretación
profética de la historia.
4.-
El género literario llamado Pésher
El procedimiento de interpretar
hechos a partir de la Escritura y de interpretar la Escritura a partir de
hechos, o aplicándola a hechos, es un procedimiento bíblico anterior a los
evangelios. Y no sólo se encuentran ejemplos de él en los libros proféticos,
como Isaías o Daniel, sino que también es común en la literatura judía
extrabíblica, particularmente en la de Qunram.
Los comentarios qunrámicos de los libros
proféticos se llaman "pesharim" (plural de pesher) lo mismo que las
interpretaciones de sueños que hace el profeta Daniel. Así como Daniel revela
el sentido profundo de los símbolos vistos en sueños, el autor del pésher
trata de revelar el sentido oculto y misterioso de los textos proféticos,
atribuyéndoles un valor simbólico o alegórico que se esfuerza en develar,
interpretándolos como alusiones proféticas a hechos del momento o que se
espera que ocurran.
El género literario evangélico puede
entenderse como un tipo de pésher o interpretación, consistente en mostrar las
correspodencias entre la Vida de Jesús y las SS.Escrituras. (Por Pésher
ver Gn 40,8.12.18; Dn 2,4.5.6.9)
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