Editorial   Panorama Internacional Nº 8

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Cuba

Transitando hacia el capitalismo
Su relación con la Lucha de Clases

Por: Alejandro Pereira


  
  En Cuba triunfó una revolución socialista en 1959 que expropió los medios de producción (las fábricas, y la tierra) que estaban en manos de unos pocos capitalistas cubanos y del imperialismo norteamericano, y pasaron a ser propiedad social del conjunto de la población.  
 

A partir de 1989 todos los "países socialistas" o estados obreros entraron en una profunda crisis, contradictoriamente, cuando las masas –de la mayoría de esos países– movilizadas lograron triunfos antiburocráticos importantes, que luego, al no contar con una dirección revolucionaria, fueron transformados en derrotas por el imperialismo, quien terminó colocándose a la cabeza y desviándolos.

La mayoría de esos estados, desde antes de 1989, arrastraban una fuerte crisis económica como expresión de la crisis de la economía mundial, pues debido al régimen burocrático con que se conducían los planes económicos y al hecho de que sus gobiernos impidieron el desarrollo de la revolución mundial, sus economías siguieron dependiendo de la economía capitalista que ha seguido dominando, porque el reto era y es, que se imponía la economía planificada y el socialismo mundial, destruyendo el capitalismo y su economía de mercado o ésta última seguía dominando.

La pregunta es, si Cuba, China, Corea del Norte y Vietnam lograron escapar de ese proceso, y si es verdad que los planes de apertura económica que está implementando el gobierno cubano están al servicio de defender el socialismo, o no. Esto es lo que se trata de analizar en el presente artículo.

En la primera parte se hace una pequeña referencia histórica, para explicar mejor los antecedentes de la revolución de 1959.

I. La lucha por la liberación nacional

Cuba

Superficie: 110.922 Km 2
Población: 10.736.000 habitantes
Capital: La Habana
División política: 14 provincias:
Guantánamo, Santiago de Cuba, Granma, Las Tunas, Holguín, Camagüey, Ciego de Avila, Sancti Spristus, Cienfuegos, Matanzas, Pinar del Río, Santa Clara, La Habana y La Isla de la Juventud.

Mapa de Cuba

Del dominio español al dominio norteamericano

Después de conquistar la independencia frente a España, el pueblo cubano cayó bajo el dominio de los Estados Unidos. A finales del siglo XIX la isla fue invadida por Norteamérica con el argumento de "preservar el orden interno". En 1901 Estados unidos le otorgó la independencia a Cuba pero de manera formal, condicionada para seguir manteniendo su dominio. Esto se hizo mediante la conocida Enmienda Platt, inscrita en la Constitución, a través de la cual se aceptaba "el derecho" del imperialismo norteamericano a controlar la política exterior del Estado cubano así como la intervención interna para proteger los intereses de los "ciudadanos" norteamericanos (léase Transnacionales norteamericanas) y el derecho a restablecer la base militar norteamericana en Guantánamo.

La revolución del ’33

El 20 de marzo de 1925, Gerardo Machado tomó el poder del estado mediante un golpe militar para enfrentar un movimiento huelguístico que desde 1918 venía resistiendo la intervención imperialista, animado por el triunfo de la Revolución Rusa de 1917.

Con la depresión mundial de la economía (1929), las condiciones de vida de las masas cubanas se deterioraron profundamente, al tiempo que la represión contra las luchas por reivindicaciones democráticas y obreras se hacía cada vez más violenta. No faltaban las masacres contra los estudiantes y el asesinato de dirigentes políticos opositores y dirigentes sindicales.

La burguesía se dividió. Mientras un sector le exigía a Machado defender sus intereses frente a los de los Estados Unidos, otro pedía la intervención norteamericana. Los estudiantes se organizaron gremial y políticamente. En este proceso, por ejemplo, surgió el Directorio Estudiantil Universitario, organización política, cuyos representantes pasarían a ser destacados dirigentes políticos en el siguiente período. Entre ellos estaban: Eduardo Chivas, Carlos Prío Socarrás quien fuera presidente de la nación, Raúl Roa futuro canciller, Antonio Guiteras considerado como el primer teórico de la lucha guerrillera en Cuba y posterior miembro del gobierno provisional que siguió a la dictadura Machadista, y Antonio Mella, fundador del Partido Comunista Cubano, entre otros. Los militares también se vieron influenciados por el proceso revolucionario y terminaron exigiendo aumento de salarios, dotación técnica y democratización interna, al mismo tiempo un sector se organizó en lo que se llamó "Movimiento de los Sargentos", encabezado por Pablo Rodríguez, un sargento influenciado por el socialismo. En este movimiento también participaba el cabo Fulgencio Batista, futuro dictador.

Fernando Mires describe la caída de la dictadura de Machado en los siguientes términos:

El movimiento de 1933 comenzó a partir de una huelga de" autobuseteros" aparentemente insignificante. Luego sobrevino una escalada huelguística bien coordinada que contagió a casi toda la población, repercutiendo en el interior del Estado mismo, donde las conspiraciones palaciegas estaban al orden del día. Por si fuera poco, Estados Unidos retiraba su apoyo al dictador. La Iglesia también. Prácticamente todos los partidos –con la excepción del PC que por entonces atravesaba por una de sus desviaciones más sectarias llamando completamente aislado, a formar soviets (!) –se pronunciaban por la pronta caída de la dictadura. En estas condiciones, Machado sería derribado el 12 de agosto por un movimiento de masas incontenible. [1]

Una vez cayó la dictadura , producto de la huelga general, se constituyó un gobierno de transición encabezado por Carlos Manuel Céspedes, pero duraría muy poco tiempo. Entre el "Movimiento de los Sargentos" y el Directorio Estudiantil Universitario destituyeron a Céspedes y entregaron el gobierno a una "Pentarquía" dirigida por Ramón Grau San Martín –profesor de la Universidad de la Habana–, en la que también participaban otros miembros del Directorio Estudiantil, entre ellos Guiteras. Entre tanto el control del ejército quedaba en manos de Fulgencio Batista.

Este gobierno entró en crisis y se tornó débil e inestable, en la medida en que su composición expresaba distintos intereses. Mientras un sector encabezado por Guiteras impulsaba propuestas encaminadas a desconocer la deuda externa con los Estados Unidos y la conformación de una Asamblea Constituyente para abolir la enmienda Platt, otro, ligado a los Estados unidos, se oponía furiosamente a tales propuestas. En enero de 1934 Grau San Martín renunció y fue sustituido por el coronel Carlos Mendieta, quien era influenciado por Batista. En esas condiciones el ejército aparece como el sector más cohesionado para jugar un rol bonapartista, colocándose como árbitro por encima de las clases. Aquí se rompe la alianza entre el ejército y el Directorio.

En este período, el Partido Comunista orientado por Moscú, como parte de la política stalinista de colaboración de clases, pasó de la radicalidad y el sectarismo, a apoyar y colaborar con la dictadura militar influenciada por Batista.

Así señala Mires la política del Partido Comunista:

En los momentos en que la dictadura militar hacía equilibrios para mantenerse en el poder, recibió un inesperado regalo, si no del cielo, por lo menos de Moscú: el apoyo que le otorgaron los comunistas. Así, a partir de 1938, Batista pasó a ser considerado por el PC como un gobernante democrático y progresista, independientemente de que en su prontuario figuraban los asesinatos de varios comunistas... [2]

Esta política llevó a que el Partido Comunista se dividiera, surgiendo un sector que levantaba la política y los postulados del Trotskismo. Los trotskistas se organizaron primero como fracción al interior del Partido Comunista, como Oposición Comunista, para luego, tras su expulsión, fundar el Partido Bolchevique Leninista.

Según lo describe Rafael Soler Martínez –profesor de Historia de la Revolución Cubana en la Universidad de Oriente– la política del trotskismo cubano fue opuesta a la del Partido Comunista:

La Federación Obrera de la Habana, [FOH] dirigida por los trotskistas, también había convocado a los sindicatos bajo su control a la huelga por sus reivindicaciones inmediatas y contra la dictadura. Cuando la huelga se mostraba en su momento de mayor fuerza, el Comité Central del PC adopta la decisión de ponerle fin: ocurrió el llamado "error de agosto". Ante la negativa de las propias organizaciones obreras de la CNOC [Confederación Obrera de Cuba] de abandonar la Huelga, el CC del PC reconoció el error y mantuvo la orientación de continuarla hasta la caída de Machado...

(...) Como ya señalamos, los trotskistas desde la FOH habían llamado a la huelga y mantuvieron desde el 5 de agosto la consigna de no detener el paro hasta tanto no fueran satisfechas todas las demandas obreras y se liquidara el régimen político de opresión imperialista; en un manifiesto publicado el 12 de agosto reiteraron la consigna de huelga general y de abajo Machado a la vez que atacaban con fuertes invectivas al PC y a la CNOC. [3]

A partir de 1944, asume el gobierno, vía elecciones, nuevamente Grau San Martín y entre 1948 y 1952 gobierna Prío Socarrás. En 1952 Batista se toma el poder mediante un golpe militar, argumentando que el gobierno de Socarrás era incapaz de resolver las contradicciones entre los dos sectores de la burguesía antes mencionados. El golpe militar es apoyado por Estados Unidos para salirle al paso a un posible triunfo electoral de Roberto Agramonte, candidato del Partido Ortodoxo, que defendía las consignas revolucionarias de 1933.

Tras el golpe de Batista, se inicia la lucha por su derrocamiento. Con distintos programas, planes y proyectos, pero teniendo como punto de referencia la revolución de 1933, las distintas agrupaciones políticas planean tumbar al dictador.

Fidel Castro; quien militaba en el Partido Ortodoxo desde finales de la década del 40 y recogiendo la tradición de asaltar cuarteles que se había dado en la época de la lucha por la independencia, cuyo antecedente más próximo fue la toma del cuartel de San Luis, por parte de Guiteras en la época de Machado; preparó el asalto del cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 con un centenar de activistas más. Este asalto se hizo sobre la base de considerar que una vez se tomaba el cuartel y se llamaba a la población a la insurrección, ésta acataría el llamado y entonces la toma del poder estaba al orden del día. Pero nada de esto sucedió y el asalto terminó colocando varios muertos, varios detenidos –entre ellos Castro quien después fue amnistiado– y no siendo más que un intento de golpe militar.

Después del asalto al cuartel Moncada Castro organizó el Movimiento 26 de Julio, al que se incorporaría el Che Guevara, con quien organizaron, desde México, un nuevo intento en noviembre de 1956: el desembarco del Granma . Fue otro fracaso y el esperado levantamiento de la población tampoco se dio. Lo único que consiguieron fue que una parte de los combatientes fuera ametrallada a mansalva por el ejército, otra que había intentado huir fuera detenida y encarcelada y de los 82 del grupo de asalto, solamente 12 lograron escapar a la Sierra Maestra.

II. La revolución socialista y las conquistas

La revolución del ’59 y la expulsión del imperialismo

La revolución de 1959 es la continuidad de la revolución de 1933, que no alcanzó a resolver las tareas democráticas, de reforma agraria y de liberación nacional que estaban planteadas.

Esto confirma lo que había señalado el proceso revolucionario ruso, y es que los problemas democráticos y de reforma agraria, que aunque teóricamente serían tareas de la revolución burguesa, sólo es posible resolverlos mediante la revolución socialista.

La revolución nicaragüense de 1979, también lo confirma por la vía negativa. Allí triunfó una revolución democrático-burguesa, pero no resolvió esas tareas, y como el proceso no avanzó hacia el socialismo, retrocedió y después de haber logrado la liberación nacional, hoy nuevamente se ha convertido en una semicolonia del imperialismo norteamericano.

Como en toda revolución triunfante, la contrarrevolución, desde el primer momento, comenzó a trabajar por frenarla, desviarla y derrotarla. En el caso de la revolución del ‘33, ese papel lo jugaron los militares bajo la personificación de Batista, quien montado en ese proceso revolucionario, logró controlar la revolución y revertir los avances que se habían logrado en el terreno de las libertades democráticas y a nivel del movimiento obrero, en el terreno de la organización sindical.

Hasta 1959, la mayoría de la economía cubana estaba dominada por el imperialismo norteamericano. Los Estados Unidos controlaban 1.200.000 hectáreas de tierra (dentro de las cuales estaba el 25% de las mejores), la energía eléctrica, parte de la industria lechera, el abastecimiento de combustible, parte importante del crédito bancario y los medios de comunicación.

Los Estados Unidos tenían a Cuba como país monoproductor y monoexportador de azúcar y a la vez multiimportador de la mayoría de los bienes que se necesitaban para la sobrevivencia de la población. Por esa razón se impidió cualquier proceso de industrialización y diversificación de la agricultura.

Ese intercambio era desigual y funcionaba como uno de los principales mecanismos de explotación. Las Transnacionales yanquis eran dueñas del 75% de la producción azucarera. La burguesía azucarera y comercial cubana quedaba relegada a cumplir el rol de socia menor. Políticamente el imperialismo también ejercía su dominio, mediante la ya mencionada cláusula constitucional, enmienda Platt.

Cuba era uno de los países más atrasados de Centroamérica y el Caribe. La tierra estaba concentrada en manos de unos pocos latifundistas y en la explotación se combinaban métodos semifeudales como la aparcería, con la explotación del proletariado agrícola en condiciones de semiesclavitud en la producción de la caña de azúcar. En 1958 el desempleo alcanzaba la cifra del 25%. Con esto el imperialismo tenía un ejército de reserva inmenso que le permitía explotar con mayor facilidad. A lo anterior se sumaba la represión ejercida por el régimen de dictadura militar de Fulgencio Batista.

Legislación sobre la expropiación

Febrero 7 de 1959: según la Ley N° 78 se creó el Ministerio de la Recuperación de Bienes Malversados, que confiscaría las propiedades de la burguesía comprometida en las malversaciones de los gobiernos anteriores a 1959.
Marzo 2 de 1959: por ley 122 se intervino la Cuban Telephone Co. y se rebajan las tarifas telefónicas.
Marzo 10 de 1959: se promulgó la ley 135 que rebajó los alquileres de las viviendas y los comercios hasta en un 50% y que afectó básicamente, al sector rentista de la alta burguesía.
Abril 21 de 1959: fueron declaradas de uso público todas las playas del país.
Mayo 17 de 1959: con la promulgación de la Ley de Reforma Agraria, se liquidaron los latifundios -incluidos los norteamericanos- y se afectaron los intereses de los restantes grupos de la burguesía nacional imbricados con ellos.
Agosto 1 de 1959: se promulgó la ley N° 502 que rebajó las tarifas eléctricas de la Compañía Cubana de Electricidad de propiedad norteamericana.
Enero 22 de 1960: se dictó la ley N° 697, destinada a controlar la especulación comercial en el país, que se había desatado a partir del segundo semestre de 1959.
Abril 2 de 1960: se confiscaron los latifundios de la United Fruit Co. ante la imposibilidad de llegar a acuerdos sobre el monto de la indemnización con esa empresa, luego de casi un año de negociaciones.
Junio 30 de 1960: se autorizó la ampliación del control obrero mediante la intervención de empresas por el Ministerio del Trabajo, ante la actitud cada vez más agresiva de la burguesía.
Junio de 1960: frente a la negativa de las empresas norteamericanas de refinar el petróleo soviético, se decretó su intervención.
Julio 5 de 1960: ante la suspensión de la compra de azúcar por parte del gobierno de los Estados unidos, se otorgó poderes al presidente de la república y al Primer Ministro para nacionalizar las propiedades norteamericanas mediante la ley N° 851.
Julio 11 de 1960: se modificó el Código de Defensa Social -mediante Ley N° 858- para proteger la economía nacional.
Julio 15 de 1960: se decretó el monopolio estatal de las importaciones a través del Banco de Comercio Exterior, mediante la Resolución N° 295 del Ministerio de Comercio.
Agosto 6 de 1960: fueron nacionalizadas las principales compañías norteamericanas mediante la resolución N°1 de la ley 851.
Septiembre 15 de 1960: se intervino la industria cigarrera nacional, ante al sabotaje económico promovido en la misma.
Septiembre 17 de 1960: mediante la Resolución N° 2 de la ley 851 se nacionalizó la banca norteamericana.
Octubre 13 de 1960: ante el abierto sabotaje económico y la abierta hostilidad -de la burguesía cubana- se decretó la nacionalización, mediante Ley N° 890 de todos los bancos (excepto los canadienses) y de 382 grandes empresas existentes en el país.
Octubre 14 de 1960: se dictó la ley de Reforma Urbana y se nacionalizaron todas la viviendas y locales comerciales del país.
Octubre 24 de 1960: mediante la Resolución N° 3 de la ley N° 851, se nacionalizaron todas las empresas norteamericanas que quedaron en el país, ante el embargo decretado por los EE.UU., de las mercancías destinadas a Cuba.
Octubre de 1963, en una segunda reforma agraria se nacionalizaron las propiedades de los campesinos ricos y los capitalistas agrarios no azucareros.
Entre 1962 y 1968, se nacionalizó el resto de las propiedades de la pequeña burguesía.

La revolución socialista y el surgimiento del Estado obrero.

A partir del golpe de Estado del ’52, las condiciones de miseria de las masas se deterioraron aún más y las contradicciones se agudizaron. La lucha por una reforma agraria, contra el desempleo y contra la dominación imperialista se dio como parte del ascenso de masas que se produjo a nivel mundial en la posguerra y que permitió la expropiación del capitalismo en Europa del Este, China y Corea del Norte.

El triunfo revolucionario de 1959, fue producto de una combinación de varios elementos: huelga obrera y popular, fortalecimiento político y militar de la guerrilla, debilitamiento del régimen de Batista y falta de apoyo por parte de los EE.UU.

Con esas condiciones, el 1 de enero de 1959, las masas cubanas, conducidas por el ejército guerrillero (El Movimiento 26 de Julio) dirigido por Fidel Castro y Ernesto "Che" Guevara, lograron derrotar a Batista y tomar el poder del Estado. Pero ni el movimiento guerrillero ni sus dirigentes eran socialistas, por lo tanto no se proponían hacer la revolución socialista.

El primer gobierno estuvo presidido por Oswaldo Dorticós, un representante de la burguesía, y el programa del Movimiento 26 de Julio -conocido como el Programa Moncada- era un programa democrático burgués para el desarrollo capitalista.

Las primeras ideas acerca de una posible estrategia para el desarrollo económico de Cuba después del triunfo de la revolución, pueden hallarse en el alegato La Historia me Absolverá [4] . Allí se resumieron los problemas fundamentales a resolver en un programa de 6 puntos:

"El problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud del pueblo; he ahí concretamente los seis puntos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos, junto con la conquista de las libertades públicas y la democracia política’. Ese programa ‘...no se plantea todavía objetivos definitivamente socialistas. Es un programa democrático, antiimperialista, dirigido a la liquidación del dominio de los terratenientes nativos y extranjeros en el campo a través de una Reforma Agraria, es decir es un programa agrario y antiimperialista". [5]

En una primera etapa —entre 1959 y 1960— como parte de la reforma agraria se eliminó la propiedad latifundista (incluidos los latifundios del imperialismo), redistribuyendo aproximadamente el 67% de las tierras entre los pequeños campesinos y el Estado; se expropió a los "malversadores enriquecidos con el erario público" (sectores ligados al gobierno de Batista); se intervino la Cuban Telephone y se rebajaron las tarifas; se rebajó el valor de los alquileres de vivienda y se tomaron otras medidas de carácter económico-social. En 1960 el desempleo se había reducido en un 40%, se había logrado hacer una redistribución del 20% del promedio del ingreso nacional a favor de la clase obrera y un incremento entre el 15% y el 20% del nivel de vida de la población.

Más adelante se avanzaría en resolver otra serie de problemas sociales y en garantizar los servicios básicos esenciales a la población. Cuestiones que ningún otro país de América Latina logró resolver. Cuba, que había pasado de ser una colonia española a convertirse en una semicolonia norteamericana logró su independencia política; en el campo de la educación resolvió en pocos años el índice del 30% de analfabetismo y el 80% de semianalfabetismo (sólo un 20% de la población había cursado más de un tercer grado de enseñanza), en adelante cualquier hijo de trabajador podía ingresar a la universidad y acceder a cualquier especialidad; en el campo de la salud se logró cubrir el servicio al conjunto de la población de manera gratuita; por su alta calidad y bajos costos muchos extranjeros viajaban a hacerse tratamientos; se desarrollaron programas de vivienda para los trabajadores y de atención para erradicar los barrios de indigentes, las villas miserias, los barrios insalubres y se desarrollaron programas para resolver la situación de los mendigos; la prostitución que llegó al nivel de 100 mil prostitutas en un país que en 1959 tenía 6 millones de habitantes, también fue erradicada, junto con los juegos de azar, el tráfico de drogas y el contrabando; los trabajadores que en el régimen capitalista laboraban 14 y 15 horas diarias pasaron a trabajar 8 horas con un mes al año de vacaciones.

Ante las medidas tomadas por el nuevo régimen, el imperialismo reaccionó suspendiendo la compra de azúcar que en ese momento era del 80% de la producción; las empresas norteamericanas se negaron a refinar petróleo soviético, y además se negaron a aceptar la indemnización que el gobierno de Castro les ofreció.

La reacción del imperialismo y la presión de las masas por seguir avanzando en la solución de sus problemas, obligó al gobierno de Castro a hacer una segunda ofensiva en el terreno de la expropiación que llevaba inevitablemente a suprimir la propiedad privada capitalista y los medios de producción que estaban en poder del imperialismo yanqui.

A partir de las contradicciones surgidas en la posguerra entre el imperialismo norteamericano y la burocracia soviética, y ante el bloqueo económico decretado por el gobierno norteamericano en abril de 1961, el gobierno de la URSS le brindó el apoyo económico a Cuba. Dicho apoyo para nada significaba el apoyo a la revolución, lo hacía por intereses estratégico-militares que le garantizaran una mejor correlación de fuerzas frente al imperialismo yanqui, (permitiendo que Castro no terminara capitulando) y en los brazos del imperialismo sino en los de la burocracia stalinista, haciéndose agente de ésta. El apoyo de la URSS se concretó en el suministro de petróleo, proveyendo de mercado al azúcar dejado de comprar por los Estados Unidos, ofreciendo créditos para la adquisición de alimentos y armas, y la suscripción de un acuerdo cubano-soviético para el establecimiento de armas nucleares en la isla. Pese a que esta ayuda fue valiosísima para salvar los avances de la revolución, contradictoriamente, la burocracia soviética lo hacía para frenar la revolución y controlarla.

Pero al imperialismo norteamericano no le bastó con el bloqueo económico a la isla, sino que hizo intentos para derrotar la revolución vía la invasión militar. Los primeros intentos de ofensiva militar los inicio en las zonas montañosas de Escambray, siendo la mayor expresión la invasión de Playa Girón en abril de 1961, donde el imperialismo sufrió una dura derrota a manos de la población cubana en armas.

La simpatía y el significado internacional de la revolución cubana

La vanguardia latinoamericana se alimentó de la revolución cubana, despertando gran simpatía en el movimiento obrero, en sectores de la pequeña burguesía; (de la juventud), el estudiantado y el campesinado a nivel latinoamericano y mundial. La lucha antiimperialista y contra el capitalismo, aunque con métodos equivocados como el foquismo que el "Che" Guevara impulsó con la consigna de uno, dos, muchos Vietnams. Consigna correcta pero aplicada con un método equivocado, que parte de no tener confianza en la movilización de las masas, y menos en contar con la participación democrática de las mismas.

Pero incluso, la misma política del "Che" chocó con la del stalinismo que no estaba por desarrollar la revolución internacional. Por el contrario como parte de los pactos que había hecho José Stalin (el principal dirigente de la Unión Soviética) con los países imperialistas, tras la finalización de la II Guerra Mundial, a través de los acuerdos firmados en las ciudades de Yalta y Postdam –conocidos con el mismo nombre; la orientación de Stalin para todos los partidos comunistas era no desarrollar la revolución en ningún país. Esto se expresó en la falta de apoyo y abandono del Partido Comunista de Bolivia al Che, facilitando su asesinato a manos del ejército boliviano.

Las relaciones con la URSS y el Comecom [6]

Cuba se incorporó al Comecom en 1972. Aunque desde la década de los ‘60 la mayoría de las relaciones económicas se desarrollaban con los países del "Bloque Socialista", hasta finales de los ’70 mantenía un nivel importante de relaciones económicas con países capitalistas, equivalente al 40%. Pero varias circunstancias que afectaban a la economía cubana, –como el endurecimiento del bloqueo económico del imperialismo norteamericano, la caída de los precios del petróleo que afectaron los ingresos por reexportación y la caída de la producción azucarera– llevó a que el gobierno cubano tomara la decisión de reducir al máximo las relaciones económicas con los países capitalistas, llegando en 1987, a un intercambio económico con los países "socialistas", del nivel del 85%.

Las relaciones económicas entre los miembros del Comecom, eran distintas a las que se dan entre los países capitalistas. En el comercio entre países capitalistas, los precios se rigen por el mecanismo de la oferta y la demanda. Los países imperialistas extraen plusvalía de los países semicoloniales a través de un mecanismo de desigualdad. Los imperialistas venden sus productos a precios altos, al tiempo que pagan las materias primas y productos a los países semicoloniales a precios bajos.

En el Comecom, los intercambios comerciales se hacían con un criterio de subsidio, distinto al de la oferta y la demanda. Por razones políticas los países más fuertes subsidiaban en algunos productos a los países más atrasados. Por ejemplo, la Unión Soviética le vendía petróleo a Cuba a unos precios que le permitían al gobierno cubano reexportar y por esta vía lograr ingresos en divisas, al tiempo que le compraba azúcar a precios más elevados de los que pagaban los países capitalistas. Esto fue muy positivo para enfrentar la ofensiva imperialista del bloqueo económico y para consolidar las conquistas de la revolución. Sin embargo esto no quiere decir que fueran unas relaciones para la construcción del socialismo internacional. Se daban en el marco de mantener un bloque "socialista" al servicio de la política de coexistencia pacífica con el capitalismo. En ese sentido Jacques Valier, trotskista francés, refiriéndose a la crisis de Cuba, denunciaba que:

El tercer factor agravante es el hecho de que la burocracia del Kremlim ha proporcionado una ayuda muy inferior a la que hubiera podido conceder una dirección con un comportamiento realmente revolucionario.

(...) que la ayuda representa un porcentaje extremadamente débil de la renta nacional de la U.R.S.S. y que está lejos de ‘los mayores sacrificios’ de los que deben dar muestras ‘las naciones que han vencido a la burguesía’ como lo precisaban los comunistas de la III Internacional en la época de Lenin y Trotsky ... [7]

La política de Castro frente a la revolución centroamericana

Un hecho categórico que expresa el carácter contrarrevolucionario (estar en contra de que la revolución avance) del régimen castrista fue la política frente a la revolución centroamericana. Con toda la autoridad que tenía Castro, antes que empujar la profundización del proceso nicaragüense y salvadoreño hacia el socialismo, su orientación fue:

Los sandinistas luchan por la independencia, la liberación nacional, el programa social", su "tarea prioritaria" es el "desarrollo económico", de la mano con la "empresa privada" y los "recursos extranjeros y empresas extranjeras", "y no la construcción del socialismo" [8]

Con esa misma política, entre el gobierno cubano y los sandinistas, impidieron que la revolución salvadoreña triunfara y la llevaron a la derrota, por medio de una serie de negociaciones entre estas direcciones y el imperialismo, conocidas como las negociaciones de Contadora y Esquipulas.

III - El proceso restauracionista

El proceso de revolución política fue canalizado y desviado a favor de la contrarrevolución

Para 1986 Cuba tenía un déficit importante en su balanza comercial que llevó al régimen a implementar una serie de medidas. Al principio pretendió dar respuesta a la crisis mediante la convocatoria a las masas para que redoblaran sus esfuerzos y así garantizar el aumento de la producción, para luego comenzar a justificar (con un discurso radical de" defensa del socialismo") la necesidad de medidas tendientes a restaurar el capitalismo y entregar las conquistas socialistas que lograron las masas con la revolución. Hoy ese proceso esta avanzando y con él se está deteriorando el nivel de vida del pueblo cubano.

El proceso de restauración capitalista en Cuba no se puede comprender si no es en el marco de ubicar la lucha política que venían librando los trabajadores de los estados obreros desde comienzos de la década de los ’80, como parte de un proceso internacional de resistencia contra las burocracias gobernantes, en lo que el trotskismo ha denominado revolución política.

El concepto de revolución política, fue elaborado por el dirigente de la Revolución Rusa, León Trotsky y la corriente de oposición que lideraba contra el régimen stalinista en la URSS, hacia finales de la década del ’20. Este concepto hace referencia a la revolución que había que hacer para cambiar solamente el régimen político (en ese caso recuperar el régimen bolchevique, leninista, de los primeros años de la Revolución Rusa), impuesto por un sector que se había adueñado del poder del Estado, perteneciente a la clase obrera, después del derrocamiento del régimen zarista y la colectivización de la propiedad de los medios de producción.

Los trabajadores de los estados obreros han expresado su resistencia contra los regímenes políticos en estos países de distintas formas. Algunos como los soviéticos, chinos y cubanos, por medio de una resistencia pasiva, expresándose con trabajo a desgano, otros por la vía de la insurrección como en Hungría y Alemania Oriental en 1956, en Checoslovaquia en 1969, Polonia a comienzos de los ’80 y China en 1987 en la Plaza de Tiananmen.

Pero entre 1988 y 1990 se produjo un proceso insurreccional generalizado que incluyó casi a todos los estados obreros de Europa de Este, que terminó derrocando los regímenes burocráticos, al tiempo que en otros países como la URSS se dieron grandes movilizaciones que obligaron a hacer cambios en el régimen político.

Pero este proceso de revolución política no contó con una dirección obrera y revolucionaria que orientara a los trabajadores hacia la conquista de un régimen de democracia obrera, que enfrentara al imperialismo e impulsara la revolución socialista internacional. Ante la ausencia de esta dirección, el imperialismo copó el proceso, para desviarlo hacia la democracia burguesa y en favor del capitalismo, derrotando ese proceso y sumiendo a los trabajadores de esos estados en una profunda crisis que le ha permitido aplicar planes para comenzar a restaurar el capitalismo y destruir las conquistas obreras.

Esto lo ha logrado el imperialismo aplicando la política de reacción democrática, que combina la "zanahoria" (dialogo, "democracia", defensa de los derechos humanos, paz y elecciones), con el "garrote" (acciones represivas). Esta política se concretó en la ex Unión Soviética a través de la perestroika (contrarreforma económica) y el glasnot (apertura política), igual hizo con el proceso en Centroamérica para derrotar la revolución nicaragüense y salvadoreña, en Sudáfrica con el levantamiento del régimen represivo del Apartheid y las negociaciones con el sector del hoy presidente Mandela; en el Medio Oriente con las negociaciones que aún se están desarrollando; En Filipinas a través de elecciones e igualmente en el Cono Sur de América Latina. Todo este proceso lo logró con la colaboración de la mayoría de las direcciones del movimiento de masas.

El Período de Rectificación

Antes de 1986, el gobierno de Castro ya había tomado algunas medidas que implicaba un retroceso de la revolución. En 1978 se comenzó a permitir el trabajo independiente y aunque éste era limitado, en la década de los ochenta aumentó. Entre estas medidas estaban la apertura de los mercados campesinos, trabajo por cuenta propia y comercio privado de algunos productos. Pero en 1986 después del III Congreso del Partido Comunista Cubano (PCC) se restringió o se eliminaron algunos mecanismos ligados a la economía de mercado como los "mercados libres campesinos", el cuentapropismo, la actividad privada en los sectores del comercio, el transporte, y la construcción de vivienda.

El III Congreso del PCC votó el plan de rectificación, que consistía en "reconocer" algunos errores secundarios, tácticos, expresado por Castro así:

No creo que hayamos cometido errores estratégicos que comprometan irreversiblemente a la Revolución, creo que esa frasecita estaba en el discurso de Carlos, si la memoria no me traiciona, creo que dedicó un párrafo a hablar de que no habíamos cometido errores estratégicos; ahora va a depender de que es un error estratégico y cuál es táctico, pero nosotros decimos: no, errores estratégicos, aquellos que son irreversibles, no los hemos cometido. [9]

Pero además para la burocracia eran errores colectivos cuyos culpables no eran los gobernantes y burócratas sino todos, es decir los trabajadores, para llegar a la conclusión de que todos tenían que hacer ingentes sacrificios para aumentar la producción. Con esta política y orientación se definió el siguiente plan quinquenal.

En el contexto internacional, el período de rectificación iba un poco en contravía de las medidas que estaban impulsando otros gobiernos en los estados obreros, como por ejemplo Gorbachov con la política de la Perestroika, fuertemente criticada por Castro, pero a la manera cubana aplicada posteriormente en el período siguiente.

El Período Especial

El período de rectificación y las medidas tomadas en el III Congreso no dieron respuesta a las necesidades allí planteadas. Los resultados económicos del quinquenio de 1986 a 1991 fueron negativos: la producción fue muy inferior a las metas propuestas y el nivel de vida de las masas siguió deteriorándose.

En el IV congreso del Partido Comunista, realizado en octubre de 1991, se expresaron dos sectores opositores a Castro. En un extremo estaban los de la "línea dura": liderados por el general Ochoa que cuestionaba entre otras cosas el retiro de las tropas cubanas de Angola. En el otro estaba el sector de los "reformistas" dirigidos por Carlos Aldana; considerado entonces, el número tres, después de Fidel y Raúl Castro.

Aldana sustentaba la política de abandonar algunos principios socialistas, como el ateísmo y el internacionalismo proletario, en aras de permitir la propiedad privada en algunas ramas como el turismo, servicios públicos y medios de comunicación entre otras, además de acabar con el sistema de partido único y abrir las puertas a la religión, así como el ingreso de Cuba al Fondo Monetario Internacional y, por supuesto, la apertura a fondo a la inversión extranjera. A pesar de que Castro estaba de acuerdo con muchas de esas medidas, y de hecho el congreso aprobó algunas, no quería ir tan rápido, y la audacia de Aldana le significó la destitución del cargo de Asuntos Internacionales, la expulsión del partido y su encarcelamiento.

Por su parte Ochoa (quien había sido encargado de trabajar con narcotraficantes para obtener divisas) contó con peor suerte: fue acusado de colaborador del narcotráfico y de traición a la patria, para luego ser fusilado.

De todas maneras en el IV Congreso se aprobaron cambios importantes para abrir las puertas a la inversión del capital extranjero, implicando también cambios profundos a la Constitución de 1976. Los cambios en la Constitución expresaban en el campo jurídico un retroceso respecto a las medidas que representaban la supresión de la propiedad privada y las conquistas socialistas. A pesar de las contradicciones internas, con el IV congreso quedó atrás el período de rectificación y se dio un viraje importante, abriendo espacio a lo que se ha denominado como "Período especial en tiempos de paz". Sustentado por Carlos Lage así:

El período especial surge como una idea en los planes de defensa del país para casos de guerra: qué hacer si se produce un bloqueo total de cuba por parte de los Estados Unidos y no entra nada, cómo sobrevivir en esas condiciones. Se llama período especial en tiempos de guerra, pero el derrumbe del campo socialista y la desaparición de la URSS nos obligaron a conocer el período especial en época de paz, porque abruptamente, de la noche a la mañana, desapareció todo el comercio con el campo socialista y la URSS. [10]

En el terreno ideológico, al tiempo que se reniega de manera sutil de lo que significó la cooperación con la URSS y los estados obreros de Europa Oriental en el Comecom, se hace lo mismo con las figuras de Lenin y Marx, para reivindicar como las guías del pensamiento a figuras de la lucha anticolonial como José Martí.

Con la desintegración de la URSS en 1992 y la crisis de los estados obreros de Europa, Cuba quedó aislada y sin la ayuda económica y la cooperación que recibía como socia del Comecom. La ley Torricelly, también decretada en 1992 por el Congreso norteamericano, que sanciona al país que comercie con Cuba, incrementando las medidas del bloqueo económico que mantiene desde 1962, empujó a Castro a acelerar más sus planes de apertura al capitalismo. En cambio de apoyarse en los trabajadores de la URSS y los estados obreros del Este de Europa y China y llamarlos a luchar contra la injerencia imperialista, Castro terminó expresando que la crisis que vivían era causada por el hecho de no haber sido más independiente económicamente frente a la URSS y que la única salida era abrir las puertas a la economía de mercado. Esta conclusión de Castro expresa que para él era posible construir el socialismo en un sólo país. Pero si no fue posible hacerlo en la Unión Soviética, cómo se podía aplicar esa teoría en un país tan chico como Cuba rodeado por el imperialismo más poderoso del planeta.

En 1994 un sector de cubanos decidieron embarcarse en pequeñas balsas y tomar el rumbo a Miami. Esto produjo una crisis y discusión tanto en Estados Unidos como en Cuba y ambos gobiernos abrieron negociaciones para enfrentar conjuntamente el problema. El 9 de septiembre de 1994 se firmó un acuerdo sobre migraciones donde Castro se comprometía a ayudar a cuidar las costas del imperialismo yanqui y a reprimir a los balseros que intentaran huir. Desde entonces se han realizado 5 rondas para discutir no solamente este tema, sino otros aspectos, como la apertura política, elecciones etc.

Como parte de los avances en esas negociaciones, recientemente Castro declaró la apertura política para que los "gusanos" (término utilizado para identificar a los cubanos contrarrevolucionarios que desde los EE.UU. han enfrentado la revolución) que quieran construir sus partidos políticos lo hagan, aceptando lo que antes denominaba la pluriporquería, el pluripartidismo, rompiendo así el monopolio del partido único pero a favor de la burguesía.

Las negociaciones entre Estados Unidos y Cuba, incluyen temas que van desde los acuerdos de migración, apertura política y condiciones favorables para la inversión, hasta la devolución de lo que la revolución expropió a los "gusanos" y a las Transnacionales imperialistas.

Dos tácticas distintas, un objetivo común: destruir el Estado obrero

En el frente que está por destruir las conquistas socialistas y convertir a Cuba nuevamente en un país capitalista (el frente contrarrevolucionario), es decir, por restaurar el capitalismo, hay dos tácticas políticas: por un lado, la que impulsan quienes plantean el fin del bloqueo económico y por una transición pacífica, ordenada y negociada con el régimen cubano y conducida por Fidel Castro. En este bando están: el imperialismo europeo, la burguesía latinoamericana, el gobierno de Bill Clinton, los demócratas yanquis y los "gusanos moderados" organizados en la Plataforma Democrática Cubana cuyo principal dirigente es el empresario Carlos Alberto Montaner. Por otro, está la política de quienes plantean endurecer el bloqueo económico y el derrocamiento de Castro. Los impulsores de esta política son: los republicanos yanquis y los "gusanos radicales", estos últimos liderados, hasta hace poco, por el también empresario Mas Canosa (muerto recientemente) y organizados en la Fundación Nacional Americano-Cubana

La posición de la transición pacifica con Castro dirigiéndola, se ha ido fortaleciendo. En la cumbre de los No Alineados en Cartagena (Colombia 1995) y luego en Bariloche (Argentina 1995) todos los gobiernos de Latinoamérica incluido el de Argentina, que se había mantenido defendiendo el enfrentamiento a Castro, terminaron unificados apoyando la negociación. Posteriormente en la reunión de la Asamblea de las Naciones Unidas, se voto por el levantamiento del embargo con más de un centenar de votos a favor, algunas pocas abstenciones y solamente tres votos en contra: los de Estados Unidos, Israel y Uzbekistan.

El 14 de octubre de 1998 en la Asamblea General de las Naciones Unidas de un total de 157 países, 143 votaron a favor de poner fin al bloqueo a Cuba, 12 se abstuvieron y solamente 2 (Estados Unidos e Israel) votaron en contra.

Expresando la posición de los grandes capitalistas, Granma Internacional del 13 de diciembre de 1995 reseñaba:

(...) Grandes compañías —y la prensa norteamericana de primer nivel— no encuentran válidos los argumentos políticos para mantenerlas imposibilitadas de hacer negocios y relegarlas ante empresas de otros países (socios de Estados Unidos) que comercian e invierten libremente en Cuba. Los interesados en sondear posibilidades de negocios, asegura Kavulich, van desde algunas de las 500 compañías norteamericanas más poderosas citadas por la revista Fortune, hasta empresarios individuales.

Por su parte el sector que se opone a la transición pacifica, incluye dentro de sus exigencias la devolución o indemnización de las "propiedades" que la revolución del ’59 les quitó. Por ejemplo, "La Asociación Nacional de Hacendados en Exilio", vienen exigiendo la devolución de sus tierras y sus antiguas propiedades o en su defecto una indemnización equivalente a 100.000 millones de dólares. Esta exigencia está incluida en un proyecto de ley presentado por un sector del Congreso norteamericano, encabezado por los senadores republicanos Helms y Burton, llamado Acta de Libertad Cubana y Solidaridad Democrática, donde se incluye en uno de sus capítulos el punto de las Indemnizaciones y el impedimento de ingreso a las inversiones extranjeras.

Avanza la restauración del capitalismo

Privatizaciones

Hoy se está viviendo un proceso profundamente contrarrevolucionario, las empresas, la tierra, y hasta las playas, se están expropiando a los trabajadores y se están entregando a los capitalistas vía la privatización.

La propiedad estatal y el carácter socialista de la economía se está debilitando y el avance del mercado capitalista se acelera. Cientos de empresas capitalistas de Europa, Canadá y algunos países de América Latina ya están instaladas en la isla explotando trabajadores cubanos, que son contratados no de manera directa, sino a través del Estado, con bajos salarios y usufructuando el alto nivel de la formación técnica y profesional de ese proletariado, al tiempo que muchas empresas norteamericanas se están alistando y en proceso de negociación para ingresar de manera directa tan pronto el Congreso yanqui lo permita

Las privatizaciones se están dando en las ramas del turismo, telecomunicaciones, petróleo, níquel (se calcula que Cuba posee el 37,3% de las reservas mundiales de este mineral), cemento, textiles, papel carbón y cítricos, y en áreas estratégicas como son el azúcar y la propiedad inmobiliaria. Y la dinámica es a generalizarse a todas las ramas de la economía, incluso a los servicios públicos. Por ejemplo, el Grupo Domos de México ya ha invertido 1.400 millones de dólares en la compañía telefónica, una de las primeras empresas que se le expropió al imperialismo yanqui en 1960.

En 1992 se hizo una contrarreforma a la Constitución para darle vía libre a la restauración de la propiedad capitalista. En la presentación de la nueva Constitución se señala el contenido de los cambios:

Se trata -y esto ha sido reiterado- de los cambios indispensables para cumplir esos objetivos y no de "cambios cosméticos", frase acuñada por la propaganda enemiga. Bastaría una simple ojeada con un verdadero espíritu crítico, en el sentido analítico de la palabra, a algunos de los artículos modificados para darse cuenta, desde los que son relativos a las regulaciones sobre el voto directo y secreto para elegir diputados y delegados a las Asambleas Provinciales, y los que de acuerdo con los intereses del país flexibilizan el carácter de la propiedad sobre medios de producción o la dirección y el control del comercio exterior –encaminados a dar garantías a la inversión extranjera y a la operación de empresas mixtas, sociedades y asociaciones –, [11] hasta los que norman la libertad religiosa y proscriben y sancionan todo el género de discriminación por creencias religiosas, o definen el Estado de emergencia y la forma de decretarlo. [12]

Inicialmente se decretó que las empresas extranjeras sólo podían acceder al 49% de la propiedad quedando el Estado con el control del 51% restante y que al cabo de 25 años el Estado volvía a recuperar la propiedad, pero ahora se permite que Transnacionales como la Western Mining Corporation sea dueña del 65% de una empresa de minería y procesamiento. Así lo señala Julio Carranza, vicedirector del Centro de Estudios Sobre América (CEA) de la Habana:

Aunque la legislación establece que la inversión extranjera puede alcanzar el 49% de las acciones, existe la flexibilidad para admitir mayores niveles de participación que en condiciones excepcionales pudieran llegar incluso hasta un 100%. [13]

Utilizando la misma maniobra de los gobiernos capitalistas para debilitar las empresas estatales y venderlas a precios irrisorios, mediante el Decreto Ley 187 de agosto de 1998, que contiene el marco general del denominado "Proceso de Perfeccionamiento Empresarial", el gobierno de Castro pretende implantar un nuevo sistema de organización empresarial basado en el autofinanciamiento y la descentralización de las empresas estatales, comenzando por 95 empresas de las más importantes (principalmente de la industria niquelífera), de las –aproximadamente– 3.000 que constituyen el tejido industrial cubano.

El gobierno cubano está buscando capitalistas en todos los rincones del planeta, con el argumento de conseguir divisas para "salvar el socialismo". En octubre de 1995, a propósito del 50 aniversario de las Naciones Unidas:

El conocido magnate David Rockefeller ofreció una cena al máximo dirigente de la Revolución Cubana en su residencia de Tarrytown, al norte de la ciudad, en la que participó un grupo selecto de dirigentes financieros y políticos estadounidenses. (...) El día 22 de octubre del mismo año, el Council of Foreign Affairs, prestigioso centro de estudios políticos e internacionales, en un almuerzo a puertas cerradas, ofrecía la oportunidad de dialogar, con Fidel, a 400 hombres de negocios y académicos norteamericanos. A este encuentro asistieron el ex presidente del Banco Mundial y ex Secretario de Defensa de Estados Unidos Robert MacNamara, los empresarios Morton Zuckerman y Larry Tich y el abogado estadounidense de origen cubano, Mario Baeza, entre otras personalidades. El Consejo Económico Comercial norteamericano-cubano organizó una reunión con 200 comerciantes y empresarios, en el que se vio muy presionado el presidente de este grupo empresarial privado, John Kavulich, por el gran número de solicitudes que recibió para participar en esta reunión. (Granma Internacional, 1 de noviembre de 1995)

Recientemente Granma Internacional registra una reunión con representantes de Transnacionales norteamericanas para invertir en Cuba.

Ejecutivos de más de 50 importantes empresas norteamericanas se reunieron durante dos días en Cancún, México, y La Habana, con ministros y funcionarios cubanos de las esferas económicas y de servicios para analizar posibilidades de inversión y de negocios. El objetivo de estos encuentros es explorar en cuáles sectores de la economía cubana puede haber presencia de capital norteamericano o una relación comercial una vez levantado el bloqueo, dijo a Granma Internacional el presidente de la firma The Alamar Associates, Kirby Jones, quien auspició lo que se denominó como "cumbre de negocios USA-Cuba"...

(...) Entre las compañías que enviaron a sus representantes estuvieron las petroleras Mobil Oil y Texaco, Continental Grain, de alimentos, las farmacéuticas Bristol-Mayer-Squibb y Ayers International, y Caterpillar, de la industria de maquinarias y de la construcción.

(...)Los ejecutivos norteamericanos recibieron una amplia información sobre la situación económica de Cuba, sus perspectivas y las posibilidades potenciales de negocios. Por ejemplo, sólo el sector del turismo necesita una inversión de más de 7.000 millones de dólares para su desarrollo hasta el año 2010.

En Cuba, se les explicó, existen actualmente 330 empresas con participación de capital extranjero en 34 ramas de la economía, y que provienen de más de 40 países. Además del turismo, existen grandes atractivos para la inversión en la industria azucarera por lo que ella implica en insumos, transporte ferroviario y por carretera, maquinaria agrícola, industrias de derivados, etc. [14]

El interés de invertir en Cuba tiene para los capitalistas extranjeros ventajas garantizadas por el régimen que no las tienen otros países:

Pedro Pereira Ruiz, Presidente de la compañía de Almacenes Universales S.A. afirmó que el inversionista extranjero tiene otras facilidades como la de trabajar en un país donde no existen conflictos laborales y con una estabilidad social demostrada, una geografía envidiable y un clima generoso y agradable, hombres laboriosos y capacitados y una industria nacional capaz de complementar las producciones que se elaboren en Z.F. [zonas francas] [15]

Las Sociedades Anónimas

Carmelo Meza, de la Universidad de Pittsburgh (EEUU), hace referencia a otras medidas tendientes a la restauración capitalista:

También se han dado ya otros pasos en la dirección del mercado, y circulan rumores de que próximamente se llevarán a la práctica otras medidas más osadas.

a) Empresas privadas cubanas. Éstas denominadas "Sociedades Anónimas" (S.A.) existían desde hace años, pero en un número muy escaso y todas estaban en el extranjero principalmente dedicadas a la compra de mercancías importantes. Pero esas S.A ahora funcionan en Cuba....

(...) Castro ha rechazado claramente la posibilidad de que ciudadanos cubanos puedan adquirir una propiedad nacional: el capital y la tecnología no pueden ser controlados por individuos nacionales, sino sólo por el Estado en empresas mixtas con inversionistas extranjeros ...

(...) A pesar de eso se ha mencionado que en una futura economía de mercado cubana (y posiblemente bajo un régimen político diferente) esas "Sociedades Anónimas" podrían ser totalmente privatizadas. El accionista cubano (funcionario clave del Partido y del gobierno) sería entonces su propietario real y podría asegurarle a la dirigencia actual la continuidad del control sobre los recursos nacionales... [16]

El sistema bancario

Una de las características del Estado Obrero, con relación al sistema bancario, es la de contar solamente con un banco a través del cual el mismo Estado controla y organiza el sistema financiero. Entonces, para restaurar el capitalismo es preciso desmontar este sistema y dar paso a la banca privada, y eso es precisamente lo que está haciendo el régimen cubano.

Se habla de que las funciones del Banco Nacional de Cuba deberían ser reducidas a las actividades de un típico banco central (el contenido de esta sección está basado en conversaciones con científicos sociales cubanos). Para los depósitos de ahorro y las transacciones de dinero nacionales se establecería una red "paraestatal" de bancos comerciales. Otro banco manejaría los créditos internacionales y los préstamos a las empresas nacionales en el sector exportador. Finalmente, también habría otros bancos para apoyar la agricultura y la industria nacional. Para el financiamiento de las empresas mixtas y de las "Sociedades Anónimas" cubanas se permitirá el establecimiento en Cuba de sucursales de bancos extranjeros (el primero se abrió en 1994) y de seguros. [17]

Desmonte del monopolio del comercio exterior

El monopolio del comercio exterior, uno de los pilares fundamentales del carácter del Estado obrero, se ha venido debilitando, en la medida en que se están transfiriendo a varias empresas facultades para realizar de manera directa su comercio con el exterior .

Otro elemento nuevo, característico del capitalismo, es la reciente creación del mercado de capitales (bolsa de valores)

Contrarreforma agraria

Legislación restauracionista

Febrero de 1982 : Decreto Ley 50, a través del cual se autoriza el establecimiento de empresas mixtas. Esta es la ley marco de la legislación para la inversión extranjera, conllevando el debilitamiento de la propiedad colectiva y el fortalecimiento y avance de la propiedad privada de los medios de producción.
1988 : Decreto Ley Nº 145 “Reglamento del Registro Nacional de Representaciones Extranjeras”. Por medio del cual se permite la representación de multinacionales.
3 de abril de 1990 : Resolución Nº 61 del Ministerio de Comercio Exterior que autoriza el establecimiento de almacenes de mercancías en consignación.
15 de octubre de 1990 . Decreto Ley 124 del Consejo de Estado que establece el arancel de Aduanas. Medida que debilita el monopolio estatal del comercio exterior.
1992 : Reforma constitucional al servicio de la apertura del capitalismo, vía la inversión extranjera.
1992 : Resolución Nº 151 del Banco Nacional de Cuba por medio de la cual se regulan las normas de cobros y pagos para las entidades autorizadas a operar en moneda libremente convertible.
Septiembre de 1993 : Decreto Ley 142, por la cual se transforman las granjas estatales en cooperativas, como medida tendiente a producir una contrarreforma agraria, que seguramente está al servicio de la restauración de la propiedad privada de la tierra.
Agosto de 1998 , Decreto ley 187, Con el que se establece el denominado «Sistema de Perfeccionamiento Empresarial», mediante el cual se crean condiciones para dar un salto en el proceso de privatización de las empresas estatales.

Mediante Decreto Ley 142, del 21 de noviembre de 1993 se transformaron las granjas estatales en cooperativas, en una especie de contrarreforma agraria, al servicio de la restauración de la propiedad privada de la tierra.

Las nuevas reformas equivalen a una tercera reforma agraria en Cuba, después que las dos primeras (1959 y 1963) generalizaran la propiedad y el control del Estado sobre la agricultura.

La transformación de las granjas estatales en cooperativas

Las granjas estatales deben transformarse en las denominadas Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), fundadas conforme al acuerdo entre los miembros de la cooperativa (hasta entonces trabajadores de la granja estatal) y el Estado. Además, el Estado controlará el trabajo de las UBPC y tendrá el derecho de disolver cualquier UBPC en caso de violaciones del acuerdo.

La nueva regulación salvaguarda básicamente el enorme poder del Estado. Las UBPC reciben el derecho gratuito de usufructo de la tierra (que sigue siendo propiedad del Estado) por un período indeterminado Teóricamente las UBPC son también propietarias de la producción. Pero, excepto el autoabastecimiento de los miembros de la cooperativa, todos los productos deben venderse al Estado bajo las condiciones que éste fije. Por lo tanto, el gobierno puede determinar tanto el precio como la cuota obligatoria de venta (acopio) o los productos que se pueden cultivar. Las UBPC reciben un préstamo estatal para comprar las actuales instalaciones y maquinarias de la empresa, así como fertilizantes, semilllas, etc. Después, con los ingresos de su producción, cada UBPC debe pagarle dividendos (no salarios) a sus miembros, servir el préstamo (con un interés de 4% a 6%) y pagar los impuestos. Las UBPC pueden entonces decidir qué hacer con la ganancia restante (si hay alguna): reinvertirla o fabricar cosas para sus miembros. Cada UBPC debe abrir una cuenta bancaria, llevar una contabilidad exacta y someterse a la auditoría del Estado. Su director es elegido por los miembros. En una conversación, un científico social cubano previó la distribución eventual de la superficie cultivable de Cuba como sigue: 80% como UBPC, 12% en forma de las anteriores Cooperativas de Producción Agrícola (CPA), 6% agricultores particulares y sólo un 2% como granja estatal.

Las primeras UBPC se organizaron antes del comienzo de la zafra azucarera, en noviembre de 1993, y a fines de ese año ya no había granjas estatales azucareras En un intento desesperado de producir azúcar invirtiendo menos recursos, el gobierno recurrió a las cooperativas. Pero la zafra de 1993-1994 sólo llegó a 4 millones de toneladas, 200.000 menos que la zafra anterior. Esto sugiere que la cooperativización no ha tenido éxito pero el gobierno aduce que las causas son otras: la escasez de combustible, de fertilizantes y otros insumos." [18]

Mercados campesinos

Mediante el decreto Nº 191 del 17 de septiembre de 1994 se dio vía libre para la constitución de mercados campesinos, denominados oficialmente "mercados agropecuarios" en los que se venden todos los productos excepto la leche y la carne de res y funciona con el criterio de la oferta y la demanda. La creación de los mercados campesinos son un complemento de la contrarreforma agraria y de avance en el proceso de privatización de la distribución.

Consecuencias sociales

La delincuencia, la prostitución, el desempleo, la miseria y demás lacras del capitalismo que se habían erradicado, hoy están regresando a la isla.

Muchos trabajadores que han perdido su empleo han tenido que rebuscar su subsistencia trabajando por cuenta propia. El cuentapropismo es impulsado por el régimen y señalado por la prensa oficial como una alternativa al desempleo.

Más de 190.000 cubanos practican el trabajo por cuenta propia en unas 150 ocupaciones autorizadas, para constituirse en acertado complemento de la gestión estatal. Precisamente el trabajo por cuenta propia se convierte en viable alternativa de empleo en la Isla. [19]

En cuanto al nivel de desempleo, según Granma Internaciona l del 10 de marzo de 1998, es del 6.5%. Este es un dato importante que expresa el avance del capitalismo en un país que garantizaba hasta hace poco pleno empleo para su población, porque no existía el criterio de producir para la ganancia, como sí ocurre en los países capitalistas. Es decir, en los estados obreros se producía centralmente para garantizarle a la población la satisfacción de las necesidades elementales, bien fuera distribuyendo la producción nacional o intercambiando con el exterior (exportación -importación) los bienes que hicieran falta

Abrir las puertas al capitalismo para "salvar el socialismo": la gran maniobra de Castro.

Para poder aplicar los planes de restauración capitalista que el imperialismo está negociando con Castro, éste, utilizando una gran maniobra, miente y engaña a las masas diciendo que las medidas que se están tomando son necesarias para "salvar el socialismo". Así lo ha manifestado:

Les decía que estamos dispuestos a hacer todo lo que sea necesario para salvar la Patria, la Revolución y las conquistas del socialismo. Esto quiere decir que no seremos dogmáticos, ni dogmáticos ni locos, y algunos pasaron del dogmatismo a la locura, y como nosotros nunca hemos sido dogmáticos, no tenemos que pasar a la locura. Ni aferrarnos a dogmas ni practicar locuras, adoptar las medidas necesarias. Ahora tenemos que agudizar y multiplicar nuestra inteligencia, pero el éxito dependerá del pueblo, del apoyo del pueblo, de la comprensión del pueblo.

Algunas de estas medidas son antipáticas, no nos gustan. De tal manera nos hemos adaptado a la igualdad, y con razón, de tal manera nos hemos adaptado a la equidad que sufrimos cuando vemos a alguien disfrutando de un privilegio, porque no nos pasa por la mente. Y bueno, habrá quienes tengan privilegios que no tengan los demás, porque tienen un pariente, porque tienen una relación, porque les mandan dinero. Lo mejor es que todos y cada uno recibiera ese dinero, pero el pueblo va a recibir una parte apreciable de ese dinero para sus necesidades más vitales...

(...) Y el revolucionario es noble, es digno, es desprendido, es generoso; piensa en su causa, en la belleza de su causa, y si sabe que para salvar esa causa noble y bella tiene que tragarse un privilegio, soportar un privilegio y ver incluso cosas que no se ajustan a nuestras estrictas ideas de igualdad, no tendrán más remedio que adaptar su mente a esas realidades que nos ha impuesto la vida, que no las hemos buscado nosotros, que no es para abandonar los principios, sino por ser leales a los principios, que no es por abandonar las ideas revolucionarias, sino por salvar las ideas revolucionarias, y lo que sea necesario hacer para ello debemos estar dispuestos a hacerlo...

(...)¡O esclavos y pordioseros en el capitalismo, u hombres y mujeres dignos, con la Patria, con la Revolución y con el socialismo! [20]

De esta manera Castro crea confusión en las masas cubanas impidiendo que éstas luchen realmente por la defensa de las conquistas socialistas. A nombre del socialismo, Castro está restaurando el capitalismo.

El plan de Castro es construir un "socialismo de mercado" (término eufemístico para no llamarlo por su nombre: capitalismo) como lo están haciendo en China. El proceso de construcción del "socialismo de mercado" lo inició la burocracia que gobierna China desde comienzas de la década del ’70, logrando el desarrollo de un capitalismo con un cierto grado de autonomía, pero al fin de cuentas un capitalismo a costa de llevar a las masas a un estado de hambre y miseria. Así que el modelo que propone Castro ni es socialismo, ni es novedoso. Es capitalismo.

Los gusanos aconsejan

Cambio Cubano , una de las organizaciones contrarrevolucionarias (que quieren acabar las conquistas de la revolución), perteneciente al sector moderado, con sede en Miami, publicó una declaración en marzo de 1993, en la que expresa una actitud de reconciliación con el régimen cubano para lograr la "democratización" del país, y aconseja mediante un programa de cinco puntos, cómo avanzar en la restauración capitalista.

Primero : Despenalización de la tenencia de divisas convertibles.

Segundo : Aumento en el número de permisos para visitas familiares a ciudadanos cubanos o de origen cubano residentes en el exterior.

Tercero : Una mayor apertura a las inversiones de capital extranjero.

Cuarto : impulsar todas las actividades productivas y de servicios que generan ingresos en divisas convertibles.

Quinto : Un mayor esfuerzo en la construcción y en el empleo de las capacidades en las instalaciones turísticas.

Efectivamente, estas medidas las está aplicando el gobierno cubano, pues coincide con estos sectores en que la restauración capitalista tiene que ser un proceso controlado por el régimen castrista.

Vuelven las cruzadas

La Iglesia católica; una de las principales instituciones sostén del capitalismo, la explotación y opresión que fue alejada del poder tanto en Cuba como en los demás estados donde se expropió el capitalismo, con el derrumbe del stalinismo (o caída del "socialismo real"); ha vuelto como en la época de las cruzadas, a reconquistar el territorio perdido a manos de la revolución.

Como parte de una política global de intervención en los estados obreros, al servicio de la restauración capitalista, el Vaticano, con la ley de inversiones y apertura a la economía de mercado, también está ingresando a la isla, no sólo para ganar creyentes, sino especialmente para saquear recursos económicos a través de las inversiones. Ya le ha puesto el ojo a los medios de comunicación y al sector educativo, sectores en los cuales el clero, hasta ahora y producto de la revolución, ha estado vetado.

Oscar Raúl Cardozo, columnista del diario Clarín de Buenos Aires analiza la política del Vaticano para Cuba:

Será interesante observar como Juan Pablo II conduce en los próximos años la nave de su Iglesia en las aguas inquietas de una de las sociedades más secularizadas del planeta.

Por lo pronto no le falta experiencia. Ya cruzó con considerable éxito el mar de negación militante de la fe que era el socialismo real y, al menos en Europa oriental, no existe otra autoridad religiosa a la que el capitalismo le deba más que a Juan Pablo II el triunfo que aún celebra sobre el paradigma nacido de los escritos de Marx, Engels y Lenin.

En aquella circunstancia hubo en la acción del Vaticano, casi tanto de política como de fe. Hay indicios más que suficientes para pensar que Juan Pablo II está decidido ahora a traer hasta el continente americano esa experiencia y, con algo de suerte, repetirla en Cuba.

(...) "El papa tiene en marcha desde hace tres años, según los observadores, una activa diplomacia reservada si no secreta cuyo primer logro ha sido, como en los tiempos del "deshielo" de la Europa socialista, la creación de un entorno más favorable para la Iglesia Católica cubana. El primer cardenal desde la Revolución de 1959 y el segundo en toda la historia de esa nación, Jaime Ortega, fue designado el año pasado [en 1994] y se ha convertido en la llave política que permitió el ingreso a la isla de nuevos sacerdotes y monjas, y de la organización Caritas —que llevó ya casi 20 millones de dólares en ayuda—, sino en un activo negociador con la influyente comunidad cubana exiliada en Florida. (Clarín, Buenos Aires, 7 de octubre de 1995).

Sería ingenuo pensar que el viaje del Papa a Cuba a comienzos de 1998, tuvo como objetivo intereses espirituales. El único interés que mueve al Vaticano en los estados obreros es económico y político. Ayudar a restaurar el capitalismo a favor de las Transnacionales y la explotación directa mediante las instituciones de la iglesia católica.

IV- Una salida revolucionaria y socialista

La apertura a la economía de mercado que el gobierno de Castro impulsa no tiene nada que ver con la Nueva Política Económica (NEP) que el Partido Bolchevique dirigido por Lenin y Trotsky desarrolló de manera coyuntural en los primeros años de la Revolución Rusa.

Los bolcheviques lo hicieron como mecanismo provisional para tomar un poco de aire ante el ahogamiento económico que imponía la contrarrevolución. Pero además le dijeron claramente a las masas que era un retroceso, un paso atrás, una medida defensiva y provisional y al mismo tiempo orientaban a una ofensiva de todos los partidos comunistas afiliados a la Tercera Internacional a luchar contra el imperialismo y por el derrocamiento de los gobiernos y la instauración del socialismo a nivel internacional.

Nada de esto está haciendo o diciendo Castro. Por el contrario les está asegurando a los capitalistas e imperialistas las mejores condiciones para que semicolonicen la isla, saqueen sus recursos naturales y exploten al proletariado y por esa vía entregar todas las conquistas socialistas. No ha hecho un llamado a los trabajadores del mundo para que impulsen acciones revolucionarias contra el imperialismo y contra los planes que los gobiernos y burguesías nacionales están llevando a cabo en cada país. Por el contrario a los movimientos guerrilleros, muchos de los cuales se han reclamado castristas, los está tratando de persuadir para que acepten planes de paz para abandonar la lucha como sucedió en Centroamérica. Castro hace todo lo contrario de lo que hicieron los bolcheviques, engaña a los trabajadores con el discurso de que todo lo que está haciendo es para "salvar el socialismo".

Como ya se ha señalado antes, frente a la revolución centroamericana y América Latina de conjunto, Castro, expresó en varias ocasiones que no impulsaría la revolución:

Nosotros no estamos, ni mucho menos, haciendo planteamientos incendiarios, subversivos, no es nuestra intención... algunos me han preguntado: ¿qué prefiere usted, que haya una explosión en América Latina? Y he dicho: no, preferimos que haya soluciones a estos problemas, la explosión sola no va a resolver nada. [21]

Por lo menos hasta finales de la década del ’80 la burocracia que gobernaba los estados obreros venía cumpliendo una doble función de carácter contradictorio. Al tiempo que jugaba un papel contrarrevolucionario, como agente político del imperialismo, expresándose en su oposición para que avanzara la revolución socialista, jugaba un rol (objetivamente) de defensa de la propiedad colectiva de los medios de producción, esto en la medida en que le servía para mantener sus privilegios burocráticos. Pero una vez la crisis económica se hizo insostenible, y entró en crisis la política de coexistencia pacífica, la burocracia define pasarse incondicionalmente del lado del imperialismo y desde allí defender sus privilegios. Es entonces cuando pasa a coadyuvar en el proceso de restauración de la propiedad privada. Ese es el sentido de las "reformas" que está llevando a cabo la burocracia castrista. En la unión Soviética se inició con Gorbachov y la perestroika y en China ya se había iniciado, en un proceso lento y controlado desde la década de los ’70.

En los estados obreros la producción estaba al servicio del consumo, salvo algunas excepciones, lo que se producía era valores de uso, a diferencia de lo que sucede en el capitalismo donde todo lo que se produce es para el mercado, valores de cambio, es decir mercancías. Hoy en día, por lo menos en Cuba, están funcionando los dos sistemas de producción, dominando todavía la producción de valores de uso, pero con una dinámica a que se termine imponiendo el sistema de producción de mercancías.

Con el triunfo de la revolución socialista y la expropiación se impuso un sistema transitorio hacia el socialismo. No era propiamente socialista como lo afirmaba Stalin y sus acólitos mediante decretos. Hoy lamentablemente la dinámica del proceso no es hacia el socialismo, sino hacia el capitalismo.

Para enfrentar la crisis cubana hay dos salidas: una a favor del imperialismo, los "gusanos" cubanos y la burocracia castrista, la del "socialismo de mercado", de restauración capitalista que hoy está impulsando Castro. La otra es una salida revolucionaria, obrera y socialista, que defienda las conquistas de la revolución, expulse a los capitalistas que han llegado a la isla, expulse al imperialismo que tiene ocupado el territorio de Guantánamo, y derroque a la burocracia castrista y recupere las propiedad de los medios de producción que hoy están en manos de los capitalistas.

Lo que ha fracasado no ha sido el socialismo, sino el capitalismo y el "socialismo en un sólo país"

El socialismo es viable solo si se construye como sistema internacional.

Cuando triunfó la Revolución Rusa, para sus principales dirigentes, Lenin y Trotsky, sólo se había ganado una batalla, no la guerra. Estaban convencidos que no era posible construir el socialismo en Rusia y convivir con el sistema capitalista mundial. Por eso apostaron todo para extender la revolución y apoyar los procesos revolucionarios de Europa, principalmente la revolución alemana e italiana. Lamentablemente, a comienzos de los años 20, los dirigentes alemanes e italianos capitularon al imperialismo y entregaron la revolución. Pero esto no llevó a que los dirigentes bolcheviques cambiaran su concepción de socialismo internacional. La derrota de estas revoluciones, el desgaste y cansancio del proletariado soviético después de enfrentar la Primera Guerra Mundial, el cerco de los ejércitos imperialistas que trataron de derrotar la revolución del ’17 y la Guerra Civil en su Estado y el ascenso de una capa de individuos que no expresaban los intereses del movimiento obrero y del campesinado pobre, permitió que esta concepción de socialismo internacional se cambiara por la política formulada por José Stalin de construcción del socialismo en un solo país y de conciliación y convivencia con el enemigo imperialista y su sistema capitalista.

Esta nefasta política fue reproducida por los dirigentes y partidos que posteriormente dirigieron revoluciones socialistas como Tito en Yugoslavia, Mao Zedong en China, Fidel Castro en Cuba, Ho Chi Min en Vietnam y el Ejercito Rojo soviético en los países de Europa del este y Corea. Cada uno de estos dirigentes se opuso a apoyar y extender la revolución a nivel internacional, desarrollando la política de coexistencia pacífica, en cumplimiento de los acuerdos de Yalta y Postdam de no extender la revolución socialista, mientras tanto el imperialismo trabajaba por revertir la correlación de fuerzas derrotando las revoluciones que habían triunfado impulsando la división y negociando acuerdos. Esto es lo que explica, por ejemplo, por qué el Partido Comunista Cubano, influenciado por la burocracia soviética, terminó apoyando la dictadura asesina de Batista, antes que impulsar la revolución y la toma del poder en Cuba en 1959.

Por eso lo que ha fracasado no ha sido el socialismo, sino la política del "socialismo en un solo país" y la coexistencia con el sistema capitalista. Los avances de la restauración capitalista en los estados en que se había expropiado y colectivizado la propiedad de los medios de producción, señalan un retroceso no un avance en la solución de los problemas de la población. Basta mirar si los trabajadores rusos están hoy mejor o peor que hace 10 años. El capitalismo es un sistema que engendra miseria, desempleo, hambre, violencia, delincuencia, desigualdad, explotación y opresión. La crisis que padecen los estados obreros ("países socialistas") es producto de la intervención del sistema capitalista, de la crisis de la economía mundial. Es parte de la crisis y los mismos males que viven las masas de todos los países capitalistas.

Las características del socialismo

La solución a la crisis cubana no hay que buscarla en el capitalismo. Con los pocos avances de la revolución socialista y a pesar de la política del "socialismo en un solo país", se ha demostrado que la salida es por la vía revolucionaria. Pero el socialismo hay que construirlo como sistema mundial.

El socialismo es mundial, o no es socialismo

A diferencia de los sistemas económico-sociales anteriores, el capitalismo ha logrado (económicamente) integrar todo el planeta y socializar el proceso productivo. La necesidad del socialismo como sistema mundial no fue un invento de Marx. Fue un descubrimiento a partir del estudio científico que hizo del capitalismo. Las bases que sustentan la necesidad del socialismo están en el descubrimiento, por parte de Marx, de dos cuestiones: la plusvalía y la concepción materialista de la historia.

En el capitalismo la producción se ha socializado, pero no así su distribución. La contradicción entre el carácter social de la producción, y el carácter privado de la apropiación de la misma, es lo que explica las crisis de sobreproducción capitalista como la que actualmente se está desarrollando a partir de los países asiáticos, y al mismo tiempo la existencia de la miseria en miles de millones de habitantes que son privados de los bienes que producen.

Para resolver esta contradicción sólo hay un camino: socializar el modo de apropiación de la producción. Otra salida como la de privatizar el proceso productivo sería renunciar al gigantesco desarrollo de la tecnología y volver al pasado modo artesanal de la producción.

Partiendo del carácter mundial del capitalismo, León Trotsky, explica el carácter mundial de la revolución:

El desarrollo internacional del capitalismo ha predeterminado el carácter internacional de la revolución proletaria "la unidad de acción, al menos en los principales países civilizados, es una de las condiciones primordiales de la emancipación del proletariado." El desarrollo posterior del capitalismo ha enlazado tan fuerte todas las partes de nuestro planeta, tanto las "civilizadas" como las no "civilizadas", que el problema de la revolución socialista ha adquirido completa y sucesivamente un carácter mundial. La burocracia soviética trató de liquidar al Manifiesto en lo referente a esta cuestión fundamental. La degeneración bonapartista del Estado soviético es un ejemplo abrumador de la falsedad de la teoría del socialismo en un sólo país.

(...) Si la revolución no se extiende a la arena mundial, siguiendo el sistema de una espiral proletaria, comenzará inevitablemente a angostarse en los marcos nacionales, siguiendo el principio de una espiral burocrática. [22]

Dictadura revolucionaria del proletariado

La democracia en general, es decir la democracia para todos en una sociedad dividida en clases como la capitalista, no es posible. Es sólo una ilusión de los reformistas, agentes del capitalismo que luchan por reformar este sistema. Lo que hasta ahora ha quedado demostrado es que la clase que controla el poder del Estado, como una necesidad imperiosa para poder conservarlo, necesita imponer un sistema político de democracia para esa clase, que al mismo tiempo es dictadura para las otras clases.

Los capitalistas tienen su democracia burguesa, con sus instituciones, que les garantiza –como clase– libertades formales, y la satisfacción completa de las necesidades materiales y espirituales, con derecho incluso al derroche. Al mismo tiempo es dictadura para los trabajadores y sectores populares, que poco gozamos de libertades políticas y somos privados de satisfacer las necesidades fundamentales (vivienda, salud, educación, trabajo,) o si lo logramos es de manera recortada y a un costo muy alto.

La burocracia que ha gobernado en los estados obreros, se ha sostenido imponiendo una dictadura contra los trabajadores, para defender sus privilegios de manera directa y los intereses de los trabajadores de manera indirecta. Ha jugado un rol doble. Como agente del capitalismo imperialista y como defensora de las conquistas de los trabajadores. Aunque en la medida que avanza la restauración capitalista va dejando de jugar menos el papel de defensora de las conquistas socialistas y más el de agente del capitalismo. Para mayor precisión, hoy impulsa el restablecimiento de la propiedad privada de los medios de producción

Dictadura revolucionaria del proletariado, es la democracia de los trabajadores, que garantiza las más amplias libertades políticas y al mismo tiempo la garantía de satisfacer las necesidades fundamentales. Está al servicio de un régimen justo y de luchar por lograr la igualdad. Es opuesta a la democracia burguesa y por lo tanto termina siendo una dictadura sobre esta clase.

También difiere de la dictadura de la burocracia en la medida en que garantiza de manera real y concreta las libertades para participar en los planes y decisiones del Estado y el gobierno, y la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales.

Derecho a construir varios partidos políticos obreros, (tantos como quieran fundar los trabajadores)

Todos los gobiernos de los estados obreros incluyendo el de Castro en Cuba, impusieron un régimen de partido único para controlar a los trabajadores y no permitir que se organizaran de manera independiente. Igual que la teoría del "socialismo en un sólo" país, esta concepción de partido único no tiene nada que ver con la concepción marxista y socialista. Fue invento también de la burocracia stalinista que a partir de una medida excepcional y transitoria– tomada por los bolcheviques en un período crítico de guerra civil, cercados por la contrarrevolución– el stalinismo la convirtió en teoría y regla permanente. Por el contrario una dirección realmente revolucionaría, permite la existencia de todos los partidos que quieran organizar los trabajadores, al tiempo que combate la existencia de partidos burgueses.

Igual sucede con las organizaciones sindicales. La burocracia las ha utilizado como aparatos a su servicio e instrumento de control contra los trabajadores. Nunca, Lenin y Trotsky concibieron los sindicatos como aparatos oficiales del gobierno, sino como organizaciones independientes del Estado, desde donde las masas controlaban que el gobierno obrero no tomara medidas que afectaran a la clase obrera de conjunto.

Organismos soviéticos

La democracia burguesa y sus instituciones parlamentarias, están al servicio de la clase capitalista. Es mentira que los trabajadores desde estas instituciones podamos legislar democráticamente en favor de la mayoría de la población. Las pocas leyes, parcialmente favorables a los trabajadores, son impuestas por la lucha, igualmente su concreción.

Las instituciones soviéticas son las únicas que permiten, desde luego mientras no estén controladas burocráticamente, que los trabajadores ejerzan en la practica la democracia obrera.

Planificación democrática

El socialismo no tiene nada que ver con el método de planificación donde se mezcla el centralismo burocrático y la anarquía. Tampoco con el voluntarismo (política guevarista de estímulos ideológicos contra los estímulos materiales). El socialismo impulsa estímulos políticos y democracia obrera, y se deben expresar en el avance de la revolución y mejoramiento en el nivel de vida de las masas, igualdad y no privilegios. La planificación centralizada de la producción concebida por Lenin y los bolcheviques de los primeros años de la Revolución Rusa, partía de consultar con las bases obreras mediante asambleas la elaboración de los planes, así como los problemas y ajustes en el desarrollo de la ejecución.

Pero en Cuba, como en los demás estados obreros, incluida la Unión Soviética, en y después de la era stalinista, los planes son definidos y dirigidos burocráticamente.

En realidad, es una centralización burocrática la que se ha desarrollado en Cuba. Los criterios que dirigían la elección de la centralización eran correctos, pero a condición de que esta centralización no fuera burocrática, que es lo que se ha producido. Efectivamente, de manera general los planes son elaborados únicamente "arriba", a veces por el mismo Fidel Castro, y los objetivos de producción descienden de arriba sin que nadie se atreva a criticarlos. De ahí toda una serie de errores y de absurdos que hubieran podido evitarse si se hubiera concedido la palabra a los campesinos "en la base"; el fracaso total de las ideas "geniales" de Fidel Castro en materia de plantaciones de café en el Cordón de La Habana o en la provincia del Pinar del Río (plan Guana) constituye una ilustración casi caricaturesca.

La anarquía... Se manifiesta fundamentalmente en dos fenómenos : por una parte, la ausencia de coordinación entre los diversos planes, es decir, hay varios planes, pero no "un" plan que coordine los distintos planes entre sí; por otra, en el desarrollo en la base de la "habilidad de arreglárselas" individualmente; es decir, frente a unos objetivos demasiado elevados, con unos medios insuficientes y con una falta de coordinación, cada uno, en su granja o en su fábrica, se las ingenia como puede para obtener los medios que necesita (presión sobre el Ministerio, sustracción de materias primas, etc.); es lo que se llama, para un responsable cubano, ser "agresivo". [23]

La organización

La lucha contra el capitalismo y la construcción del socialismo en Cuba es posible sólo si los trabajadores cubanos se organizan políticamente en un partido revolucionario, independiente del régimen y construyen organismos de poder, si levantan un programa para barrer con la burocracia castrista y la burguesía que está invadiendo la isla; un programa que detenga la restauración capitalista, profundice la revolución socialista y la extienda a Centroamérica y el Caribe, y a nivel internacional.

Régimen Político

Ante los ojos de los trabajadores de los países capitalistas, el régimen político de los estados obreros, aparece como un régimen totalitario donde no hay libertades políticas. Y entonces estos trabajadores se preguntan si no es verdad lo que dicen los capitalistas, en el sentido de que en el capitalismo si existe la democracia, mientras que en el socialismo. Es preciso aclarar, en primer lugar, que el carácter de ese régimen (el de los estados obreros) nada tiene que ver con el socialismo y en segundo lugar, que sus críticos capitalistas, no tienen ninguna autoridad para hacer dicha crítica. Hay que decirles que se miren en el espejo de las dictaduras fascistas (capitalistas) de Hitler, Musolini, Franco, Pinochet, Somoza, Batista, etc, etc, etc.

Efectivamente, el régimen político que se impuso en los estados obreros, ha tenido las mismas características de las peores dictaduras capitalistas. En todos esos países esos regímenes surgieron al mismo tiempo que triunfó la revolución, porque expresaba el programa y las características de las direcciones que lideraron esos procesos. Excepto en la Unión Soviética, donde, con el triunfo de la revolución socialista, surgió un régimen de amplia democracia, expresando el carácter de la organización que dirigió la toma del poder; el Partido Bolchevique de Lenin y Trotsky. Posteriormente por una combinación de hechos, este régimen fue destruido y los principales dirigentes de la revolución y el Estado fueron asesinados o desterrados.

Veamos la diferencia del régimen político concebido e impulsado por los marxistas bolcheviques para los Estados donde triunfara la revolución socialista, y el impulsado por direcciones ajenas a la clase obrera, como las direcciones guerrilleras y burocráticas. Esta descripción fue elaborada por Nahuel Moreno, marxista y revolucionario argentino, muerto en 1987.

Los regímenes obreros contemporáneos

Comparándolos con el de Lenin (que analizamos anteriormente), y entre ellos, nos encontramos con las siguientes características, todas opuestas al leninismo:

1. El poder absoluto está en manos del partido-ejército [ejército guerrillero] que hizo la revolución

Las organizaciones obreras le están totalmente supeditadas. Estos partidos-ejércitos son pequeñoburgueses y burocráticos, no obreros. El régimen leninista es obrero por donde se mire.

2. El régimen político es totalitario

a) No hay ninguna libertad para los obreros afiliados a sus sindicatos o a sus otras organizaciones.

Pueden ser perseguidos y hasta encarcelados. Si un obrero en cualquier organización cubana o de cualquier otro país obrero dijera que es trotskista o que cree que Estados Unidos es más democrático que Cuba, iría inmediatamente preso. Bajo el leninismo ocurriría lo contrario.

b) Unipartidismo.

Sólo se permite la existencia de un partido o de un falso frente oficial gobernante. Ningún partido tiene legalidad. El leninista es pluripartidista antes de la guerra civil.

c) Absolutamente ninguna libertad

Nadie puede escribir, pensar, investigar, crear obras de arte, enseñar publicar periódicos si no son autorizados por el gobierno. Todas las publicaciones sin excepción son estatales, gubernamentales, desde los periódicos hasta los libros. Lo mismo ocurre con la televisión, el teatro y las películas cinematográficas.

d) Los sindicatos son órganos del Estado.

No hay ninguna libertad o independencia de los sindicatos y todas las otras organizaciones obreras, en relación al Estado. Todas son organizaciones estatales. Bajo Lenin, los sindicatos son independientes del Estado.

3. Un régimen para construir el “socialismo en un sólo país”.

Es un régimen que nadie votó y que sólo en oportunidades muy raras, muy excepcionales, impone una política de movilización, que será retaceada, supercontrolada y no permanente. Su política de todos los días es directamente contrarrevolucionaria, represora de toda movilización obrera y popular. Mucho menos es un régimen que apoye la movilización permanente de los trabajadores del mundo entero. Fidel Castro apoyó al ejército rojo en Checoslovaquia y a Jarulzesky en Polonia. No apoyó por tanto a los trabajadores polacos o checoeslovacos sino a sus verdugos.

A escala mundial defienden la teoría y el programa de la revolución por etapas o un socialismo agrario, popular, de tipo reaccionario.

4. Un partido pequeñoburgués, burocrático, totalitario y nacionalista

Todas las características del régimen las tiene el partido gobernante, como no podía ser de otra manera.

a) Pequeño burgués, burocrático. Ninguna de sus direcciones se hizo en las luchas obreras y en sus organizaciones, sino en organizaciones burocráticas o pequeñoburguesas. Sólo los dirigentes bolcheviques que se volvieron stalinistas rompen esta norma. Pero los stalinistas puros que no venían del partido bolchevique de antes de tomar el poder se hicieron dirigentes en puestos burocráticos. Malenkov, por ejemplo, hizo su carrera, que lo llevó al gobierno de la URSS, como dactilógrafo secretario de Molotov. Fidel Castro, según Guevara, explica en una carta, era igual a un dirigente radical [partido burgués tradicional] de Argentina.

b) Burocrático, totalitario. En ninguno de los partidos que gobiernan los estados obreros hay discusiones públicas, tendencias, votaciones trascendentes o congresos que voten por mayoría o minoría. Todo, absolutamente todo se vota por unanimidad. No hay por lo tanto ninguna democracia interna. La burocracia dirigente impone su opinión y voluntad a la base del partido como lo hacía antes de la toma del poder.

c) Partido reformista, etapista. Que práctica la coexistencia pacífica política con sectores de la burguesía y el imperialismo. Siempre estos partidos gobernantes enseñan a las masas que hay sectores explotadores, burgueses o imperialistas, en los que se debe creer y apoyar. Fidel Castro hoy día nos dice que hay que confiar en la ultrarreaccionaria burguesía de Contadora.* Nos dice que hay que tenerle la confianza a la democracia secreta de esa canalla explotadora, las de los partidos conservadores de Colombia y Venezuela Antes nos había dicho que Carter era progresivo. Lo mismo dice del gobierno mexicano, agente prostituido del imperialismo yanqui.

El partido chino llama a apoyar los regímenes más reaccionarios de la tierra con el argumento de que están contra el hegemonismo ruso. No hablemos de los stalinistas de cuna, los más abyectos contrarrevolucionarios incrustados en el movimiento obrero que hayamos conocido, que han apoyado a Hitler como progresivo en un momento de su historia.

d) Ninguno de los partidos ha llamado a construir una nueva internacional

Todos estos partidos huyen como de la peste al llamado a construir una internacional revolucionaria para enfrentar al imperialismo y a los explotadores nacionales. Se niegan a la política de construir una internacional porque esa organización impedirá concretar su política estrechamente nacionalista, reformista, de alianzas o confianza en la burguesía. La otra cara de esta negativa a tener una política y organización internacionalista es la negativa a federarse con los otros estados obreros. Ninguno de los partidos gobernantes ha levantado esta consigna que acelera en forma colosal el desarrollo económico de los países obreros.

El Régimen Leninista

(...) Es importante precisar las características esenciales del régimen de Lenin y Trotsky en sus primeros años. Algunas fueron abolidas por el mismo régimen en circunstancias excepcionales, como la guerra civil o el hambre. Pero estas excepciones no anulan la regla, ya que tanto Lenin como Trotsky insistieron en que su abolición era momentánea y que el régimen debía ser como en sus primeros años.

Cuatro características fundamentales

I. Socialmente, la clase obrera domina con sus organizaciones el aparato de Estado
En el régimen soviético la estructura básica del Estado son los soviets de obreros y campesinos. Dado el abrumador peso numérico de los campesinos, se impone un tipo de representación que garantice la mayoría obrera y su control del aparato del Estado.

II. El régimen político es de democracia obrera irrestricta
a) Nadie puede coartar la más absoluta libertad para todos los obreros que forman parte del soviet. Todos los trabajadores tienen derecho a formar parte de sus organizaciones (sindicatos, comités de fábrica y soviets). Ningún obrero puede ser expulsado ni se puede negar el uso de la palabra o de cualquiera de las libertades individuales, aunque políticamente sea conservador.

b) Pluripartidismo. Dentro de los soviets de los sindicatos no son legales solamente los partidos revolucionarios que están en el gobierno (bolcheviques y socialrevolucionarios de izquierda) sino todos los partidos reformistas (los mencheviques y socialistas revolucionarios de derecha) y aún los partidos burgueses (siempre que haya obreros o campesinos que apoyen y constituyan fracciones)

c) Muchas mayores libertades que bajo el régimen democrático-burgués. Se abre la etapa de mayores libertades políticas, culturales, artísticas, científicas, de reunión, prensa e información que jamás haya conocido la humanidad. Todos los partidos tienen papel y facilidades para publicar sus opiniones. Los artistas y científicos gozan de la más absoluta libertad de expresión e investigación. El gobierno pone a disposición de todo el pueblo salones gratis para cuando quieran reunirse o hacer asambleas. No hay ningún tipo de censura. El régimen no tiene arte, ni ciencia oficiales ya que no se mete para nada con ellas, sólo las protege para que se expresen todas las corrientes.

d) Independencia de los sindicatos respecto del estado. Después que se ganó la guerra civil, la URSS de Lenin legisló que los sindicatos fueran absolutamente independientes del Estado, para que pudieran expresar la voluntad de los trabajadores: si éstos querían hacer huelgas tenían todo el derecho de hacerlas, al igual que de reunirse en asambleas para votarlas.

III. Un régimen revolucionario para la lucha permanente
Es un régimen votado mayoritariamente, en forma democrática, por los obreros en los soviets. Esta votación tiene un significado: las organizaciones obreras votan la dirección y la política revolucionaria del Partido Bolchevique. Esa es la razón de que el régimen soviético impulsara la movilización revolucionaria permanente de la clase obrera y el campesinado para avanzar cada vez más en la revolución interna e internacional. Es un régimen para la lucha permanente de los obreros rusos y del mundo. Los soviets son órganos de lucha y gubernamentales. Bajo Lenin y Trotsky jamás perdieron su carácter de órganos de lucha para transformarse en meros órganos administrativos de Estado.

IV. Un partido obrero, democrático, revolucionario e internacionalista
El partido que dirige el régimen soviético, el Partido bolchevique, tiene concentradas y mucho más elevadas, conscientes, todas esas características.

a) Obrero. El Partido Bolchevique siempre fue obrero por su ideología, su actividad (incluida la de sus dirigentes), sus militantes y sus cuadros. Ganaba las elecciones, por ejemplo, sólo en las barriadas obreras más concentradas.

b) Democrático. En el Partido Bolchevique todo se resolvía por discusión y votación. Prácticamente no hay ninguna resolución importante que haya sido adoptada por unanimidad. Después que se tomó el poder, esta democracia y libertad absolutas para los militantes se amplió mucho más. Las grandes discusiones se hacían públicamente en las páginas de los periódicos oficiales del partido. Ningún dirigente fue expulsado jamás por sus opiniones o sus discusiones con la dirección.

c) Revolucionario. El partido alentaba permanentemente la movilización revolucionaria de las masas. Comenzó a levantar a escala nacional e internacional un programa de transición, de movilización permanente de las masas. Consideraba que la toma del poder era una razón fundamental para acelerar la movilización revolucionaria, no sólo a nivel nacional sino también internacional. El centro de toda su política pasaba por lograr desarrollar la movilización del proletariado mundial y de las masas oprimidas para hacer triunfar la revolución socialista internacional. Sin esto no había ninguna posibilidad de triunfo definitivo en la misma URSS.

d) Su logro más importante fue la III Internacional. Su internacionalismo se concretó en la fundación de la III Internacional para dirigir la revolución socialista. El propio Partido Bolchevique resolvió supeditarse a la Internacional, ya que la revolución rusa era sólo una parte decisiva de la revolución mundial, pero parte al fin. Dejó de ser un partido ruso para transformarse en una sección de la III Internacional. Los dirigentes del partido pregonaron a los cuatro vientos que su internacionalismo llegaba hasta propugnar que, si era necesario, estaban dispuestos a hundir la revolución rusa para que triunfara la alemana, mucho más importante para la revolución mundial.

La III Internacional fue como el Partido Bolchevique, esencialmente obrera, democrática, revolucionaria. Fue el partido mundial de la revolución socialista, de la lucha permanente hasta el triunfo del socialismo en el mundo.

Notas:

[1] MIRES, Fernando. "Entre Martí y las Montañas." En Las revoluciones en América Latina.

[2] Ibidem

[3] Martínez Soler, Rafael, Los orígenes del trotskismo cubano.

[4] Con este nombre se conoce el discurso que hizo Fidel Castro en su defensa, ante los tribunales cuando fue juzgado tras la detención por el asalto al Cuartel Moncada. (Nota del autor).

[5] Rodríguez José Luis , (miembro del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial de la Habana y actualmente ministro de Finanzas y Precios de Cuba. En Desarrollo Económico de Cuba (1959-1988)

[6] COMECOM: Consejo de Ayuda Económica Mutua: organismo económico de los países "socialistas".

[7] VALIER, Jacques, El desarrollo de las deformaciones burocráticas y las dificultades económicas. En Crítica a la economía política Nº 1 Fontamara. Editorial Fontamara

[8] Carrasco Carmen, "Nicaragua entre dos fuegos", Correo Internacional Nº 29, Enero de 1987, Pág. 30

[9] "Rectificación" Editora Política La Habana 1990.

[10] LAGE DAVILA, Carlos, "Las estrategias ante la situación económica actual" En Apertura económica y Relaciones con Europa, IRELA, Madrid, p.p.. 18-19.

[11] Subrayado del autor

[12] Constitución Política de la República de Cuba, publicada en Granma Internacional.

[13] CARRANZA, Julio. La Crisis: un diagnóstico. Los retos de la economía cubana. En, Cuba Apertura y Reforma Económica.

[14] Granma Internacional , 17 de enero de 1998

[15] MESA LAGO, Carmelo, Evaluación y perspectiva de la reforma económica cubana. En, Cuba Apertura y Reforma Económica.urguesa alemana.

[16] Ibidem.

[17] Ibidem.

[18] Ibidem.

[19] (Granma Internacional noviembre 1 de 1995).

[20] Castro Fidel. Discurso pronunciado en el acto de conmemoración del 40% aniversario del asalto al Cuartel Moncada, 26 de julio de 1993. ( Granma Internacional, 11 de agosto de 1993)

[21] Revista Correo Internacional Nº 20. Octubre de 1985. Entrevistas a Fidel Castro de los norteamericanos Mervin Dymally, congresista y Jeffrey Eliot, académico, y al diario Exelsior de México, en marzo de 1985.

[22] Trotsky León, A noventa años del Manifiesto Comunista.

[23] Citado por D. Avenas en Trotsky Marxista.


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