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Internacional Nº 8
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EL actual número de Panorama Internacional está dedicado centralmente a examinar la crisis económica por la que atraviesa el capitalismo mundial. En la Resolución política de la Conferencia Internacional del CITO, que publicáramos en nuestra anterior edición, se señala la necesidad de abordar varios aspectos de la realidad mundial, entre ellos la situación económica, con el fin de actualizar nuestro programa y nuestras orientaciones. En dicho sentido, Héctor Ergento presenta, en la sección de Polémica, la síntesis de las charlas y discusiones que encabezó en Argentina sobre el tema que mencionamos. Creemos que contribuye a desarrollar el debate que se ha abierto, en el movimiento trotskista y en la vanguardia obrera mundial, sobre las perspectivas de la crisis que comenzó en los países llamados "Tigres asiáticos" y que se extiende por el planeta como una gran mancha. Tanto el análisis presentado, como sus conclusiones, muestran otra cara de la polémica existente. Esteban Acosta R , interviene también con su análisis.
Igual objetivo tiene el artículo sobre Cuba en la misma sección. Con la caída de los regímenes stalinistas, en la Unión Soviética y los países del Este europeo, se abrió una vía de restauración capitalista que aún está en curso y que nos obliga a examinar con bastante dedicación. En los países donde no se produjo tal caída y que aún se denominan "socialistas" China, Corea, Vietnam y Cuba- también hay, consideramos, un proceso de restauración capitalista que tiene otros mecanismos. En la presente edición publicamos el estudio de Alejandro Pereira , de Colombia, sobre uno de tales Estados, el cubano.
El examen de este caso no tiene sólo interés teórico sino también político práctico. El imperialismo mundial pretende semicolonizar la isla que durante cuarenta años ha sido muestra de independencia frente a los gobiernos yanquis. Lograr que Cuba retorne al capitalismo no es una simple derrota de un pequeño país sino un golpe más para el movimiento obrero mundial. Y porque el caso de Cuba es también una muestra en pequeño de lo que ocurre en China y que tendremos que examinar en próximas ediciones.
1998 se constituyó en el aniversario 150 de la publicación del Manifiesto Comunista y en el 60 del Programa de Transición que Trotsky presentara al Congreso de fundación de la Cuarta Internacional. Durante el año, el CITO llevó a cabo una campaña internacional en Defensa del Marxismo, a propósito de estas conmemoraciones. Para cerrar la campaña, presentamos un artículo de Pedro Rojas como homenaje al gran revolucionario Ruso, León Trotsky.
Los procesos políticos en América Latina son ejemplificados con los casos de Paraguay y Colombia y desde estos países recibimos artículos que estudian las condiciones en que tiene que luchar la clase obrera de esos países pero que son comunes, en general, a los países latinoamericanos.
Publicamos un artículo de El Socialista, periódico del GST/4 de Argentina, sobre la importante huelga de los obreros de la General Motors . Aunque en Estados Unidos no se vive aún la crisis que atraviesa a los países semicoloniales y hay un estado de recuperación temporal de la economía, los obreros de la más importante empresa transnacional yanqui, libraron un ejemplar combate contra la patronal imperialista.
Y en el Panorama de luchas, un artículo sobre Kosovo , llama a frenar la intervención imperialista en la europea ex Yugoslavia, donde el proceso de desmembración y restauración al servicio del capitalismo, lleva innumerables sufrimientos a los trabajadores.
El acontecimiento político de la coyuntura mundial lo constituye, por las contradicciones que contiene, la detención del chacal Augusto Pinochet, por parte de la justicia británica y el pedido de extradición para que sea juzgado en España y otros países europeos. Tanto en la "opinión" política internacional, como en la izquierda tradicional y entre el trotskismo, hay una ardua discusión sobre las implicaciones que este hecho encierra y la política que nos debemos dar ante los sucesos relacionados con éste. Como parte de ese debate presentamos la posición del PST de Colombia .
Hemos producido un cambio en el formato de nuestra revista con el propósito de incentivar su lectura y de responder a varias necesidades que impone atender la situación concreta de la lucha de clases mundial. Esperamos que de esta forma abramos nuevas relaciones con nuestros lectores y a través de los militantes que distribuyen Panorama Internacional, de la página de Internet y del correo electrónico , podamos avanzar en un proceso de elaboración colectiva de la política revolucionaria que necesitamos para construir el partido mundial de la revolución socialista.
Por último, queremos desde estas páginas, darle un estímulo a la campaña internacional de solidaridad con las organizaciones y militantes hermanos que han sufrido, igual que los trabajadores y sectores populares de Honduras, las consecuencias del paso arrasador del huracán Mitch. Llamamos a nuestros lectores a vincularse a ella. Remitimos a nuestra página en Internet, para ver nuestra visión sobre el desastre en El Trabajador Centroamericano , periódico de los partidos del área.
AL caído, caerle, dice un refrán popular, y ésta es la consigna que el imperialismo tiene contra los trabajadores del mundo. La mejor expresión de esto la podemos ver en lo que hicieron las grandes compañías transnacionales yanquis del banano, como La Chiquita Brands, en Honduras. Una vez que el huracán Mitch arrasó con este país, la empresa suspendió a los quince mil trabajadores que laboran para ella. Quitarles todo salario, toda seguridad social y todas las garantías si es que garantías se puede llamar a la superexplotación- fue la determinación de los bandidos capitalistas no obstante que vieron la ruina y la miseria en que habían quedado los obreros, a quienes el huracán dejó sin casas, sin cultivos propios y sin pertenencias de cualquier tipo. No quieren asumir las consecuencias del desastre y por el contrario pretenden hacer, como hacen en todas las crisis, que ésta la paguen los trabajadores, he ahí la gran estrategia capitalista imperialista.
La crisis crónica de la economía capitalista mundial atraviesa el mundo. Y con ella sus secuelas de hambre, desempleo, asesinatos de trabajadores y campesinos, reducción cada vez mayor de las libertades democráticas para los de abajo, mayor opresión imperialista a los países semicoloniales o "menos desarrollados", guerras tribales y nacionales y grandes éxodos humanos.
La realidad es más tozuda que todas las ideologías imperialistas. Con la caída de los regímenes stalinistas en la URSS y los Estados del Este europeo, los ideólogos burgueses pregonaron el "fin de la historia", al comienzo de la década. Ocho años más tarde es evidente que el capitalismo, en vez de ser la salvación, está hundiendo a la humanidad con el único objetivo de "salvar" a los más poderosos burgueses. De ahí que con el codo borren lo que escriben con la mano. Toda la realidad capitalista demuestra que sus ideologías son pura engañifa para los trabajadores y las masas.
Esta crisis crónica, que ha sido la constante en los últimos treinta años, se ve agravada desde hace uno por la crisis que comenzó en los llamados "Tigres asiáticos", los países que el imperialismo mundial tenía como modelo de sobrexplotación de millones de obreros y de altísimas tasas de ganancias capitalistas, logradas con largas jornadas de trabajo y cortísimos salarios. Dicha crisis en la producción, que se manifiesta en los bancos y en las bolsas de valores, recorre también los senderos de la restauración capitalista en Rusia y llega hasta los grandes bancos del imperial Japón, amenazando con involucrar al país más grande del planeta China- y al gendarme de mundo, Estados Unidos.
La actual crisis económica se presenta ahora en un marco distinto a las demás que se dieron después de la Segunda Guerra. En medio de la derrota del ascenso revolucionario de masas por parte de la burguesía mundial, cuando ya ha avanzado bastante la pérdida de conquistas obreras en todo el mundo y cuando, a partir del viraje de comienzos de la década, con el proceso de restauración capitalista en los países de la ex Unión soviética y del Este europeo, entramos en lo que hemos denominado una situación reaccionaria mundial. Son condiciones desfavorables que colocan a la clase obrera a la defensiva y con la carga de una tremenda crisis de dirección revolucionaria.
No podemos decir desde ya que es incontenible la crisis y que de todos modos va a llegar al centro del capitalismo mundial, a Wall Street. Es posible que la burguesía yanqui pueda mantener la buena situación de la economía de Estados Unidos, pero para lograrlo será a costa de hundir más a los pueblos y trabajadores del mundo semicolonial. Y si la crisis se extiende hasta la economía gringa, la miseria, el hambre, la represión oficial y la carnicería imperialista se incrementarán, para los trabajadores en sus propias fronteras y en los países imperialistas. Es decir, con cara ganan los capitalistas y con sello (el otro lado de la moneda) pierden los trabajadores del mundo.
Lo que sí es seguro es que las masas obreras y populares vienen y seguirán resistiendo con sus luchas y que en ellas debemos intervenir los socialistas revolucionarios. Desde Indochina hasta Ecuador, desde el Africa, hasta Estados Unidos (caso de la huelga de la General Motores), desde Nicaragua hasta Rusia, los trabajadores y la población oprimida y explotada desarrollan importantes huelgas y movilizaciones. Con ellas logran contener por un rato los planes burgueses y en otros casos sólo muestran que los explotados resisten y no podrán ser derrotados sin luchar.
La gran tragedia reside en que los actuales dirigentes políticos y sindicales de esas luchas, son burócratas corrompidos pertenecientes a los partidos gobernantes o de oposición burguesa o reformista. Estos hacen todo lo posible porque las luchas no se unifiquen nacionalmente o por desgastarlas, cuando la unidad se ha alcanzado, con el fin de ayudar a la burguesía a que pase sus planes por encima de los trabajadores. El problema de dirección sigue siendo el crucial y en éste, centralmente, los revolucionarios tenemos el principal reto, si de verdad pretendemos transformar, favorablemente a los trabajadores, la actual situación.
En América Latina todas estas tendencias y manifestaciones se expresan en relieve. Aunque la crisis no ha llegado en su totalidad, los planes de los distintos gobiernos son claramente antiobreros. Tienen como eje bajar el nivel de vida de los trabajadores e incrementar el desempleo a costa de que los capitalistas mantengan o incrementen su cuota de ganancia.
Al mismo tiempo, en casi todos los países del área, se han llevado a cabo huelgas generales, paros nacionales. No obstante que la primera víctima de la contrarrevolución económica fue la clase obrera industrial, los demás sectores de trabajadores, como los estatales, sectores de campesinos pobres y trabajadores agrícolas, han venido realizando movilizaciones importantes contra los gobiernos y sus planes. Del mismo modo sectores populares de las barriadas y de la juventud estudiantil empiezan e enfrentar con la movilización, las privatizaciones de los servicios públicos y la reducción de presupuestos estatales,
Pero la situación no ha sido nada fácil: las burguesías y los gobiernos han cambiado las reglas del juego cada vez que les conviene. Durante la década de los noventa, la burguesía latinoamericana se ha empeñado en realizar importantes contrarreformas políticas, jurídicas y económicas con el fin de garantizar la aplicación de sus programas de "ajuste". Es así como se han realizado asambleas constituyentes o cambios constitucionales por los parlamentos. Con ellos se variaron, por ejemplo, las condiciones que garantizaban subsidios importantes en los servicios públicos a través de las empresas estatizadas. Se abrió entonces el camino, a las compañías imperialistas, para las privatizaciones de las empresas del Estado. La salud, la educación, la vivienda subsidiada, servicios de energía, agua y teléfonos y la seguridad social han sido entregados a los capitalistas nacionales y a las transnacionales imperialistas y con ello han rebajado el nivel de vida de los trabajadores.
Nuevas legislaciones laborales ampliaron las bases del desempleo, de la inestabilidad laboral y del recorte a las llamadas prestaciones sociales de los trabajadores como la seguridad social, garantías convencionales, cesantías, etc.
Al mismo tiempo, las nuevas constituciones le han dado mayores poderes a la institución presidencial (entre ellos la reelección en varios países) y al aparato de las Fuerzas Armadas. Han creado mayores obstáculos a la movilización obrera y popular, limitando más las libertades democráticas e imponiendo mayores trabas a la actividad política de los partidos obreros o de izquierda, y promoviendo la destrucción de organizaciones sindicales. En todos los países latinoamericanos el nivel de sindicalización ha disminuido, y en varios casos, como el de Colombia, ha sido producto de las acciones política, jurídica e ideológica del Estado, combinadas con las ejecutorias de los grupos paramilitares que han dado cuenta de una altísima cuota de dirigentes y activistas sindicales asesinados.
Por otra parte los gobiernos han incrementado bastante la deuda externa con la banca internacional y destinado altísimos porcentajes del presupuesto nacional a pagarla, repercutiendo, obviamente, en que las políticas impositivas (financiación de los déficits nacionales y salvamento de la banca privada con impuestos) se tornen en otra vía para rebajar el nivel de sobrevivencia de los explotados.
Mientras la crisis económica se extiende, las masas obreras y populares se sumergen más en la confusión ideológica y política. Es así como en los procesos electorales latinoamericanos vemos tanto la carencia de alternativas a los partidos burgueses y a sus escisiones, como el apoyo a partidos o candidatos neoliberales o populistas, varios de ellos salidos de las filas militares. Así por ejemplo en Perú, Argentina y Brasil se han producido reelecciones presidenciales de gobernantes autoritarios y neoliberales. En Paraguay y en Venezuela son los candidatos exmilitares quienes mayores opciones de ser elegidos han mostrado. En varios países ha disminuido la abstención electoral, con la ilusión y la necesidad de una mayor estabilidad. Como esto último no se consigue, cada vez, con mayor rapidez, se producen movilizaciones y huelgas contra los gobernantes que fueran elegidos por una amplísima votación.
Ecuador, Perú y Colombia son demostraciones de la contradicción que señalamos. En el primer caso se eligió al populista Bucaram y las movilizaciones lo tumbaron cuando se disponía a aplicar los planes neoliberales. Luego votaron por Mahuad y al mes le hicieron una huelga general. En Perú, reeligieron a Fugimori y hace poco se produjo, en contra de una nueva reelección, una movilización que llegó a las puertas del palacio presidencial. En el caso colombiano, el nuevo presidente, ficha directa del gobierno yanqui, es elegido con la más alta votación que un candidato haya tenido en el país; a los sesenta días, los trabajadores estatales realizaron un paro nacional muy importante.
En este contexto, se vuelven a colocar al orden del día las consignas transicionales de nacionalización, jornadas móviles laborales, escala móvil de salarios , las consignas democráticas, antiimperialistas y la del no pago de la deuda externa, entre otras. También, el impulso a la construcción de sindicatos para los millones de trabajadores que, producto de las contrarreformas laborales de la burguesía, no están organizados, son los más explotados y con mayor inestabilidad en el trabajo. Así mismo debemos mirar hacia la juventud, que presa de las limitaciones crecientes para estudiar y conseguir trabajo, empieza de nuevo, aunque embrionariamente, a buscar alternativas políticas, en medio de gran confusión.
Ante el desarrollo internacional de la crisis se coloca al orden del día la coordinación continental de organizaciones y acciones obreras de solidaridad. Un ejemplo de que es posible impulsar estas iniciativas, lo muestra la determinación de varios sindicatos de Europa que votaron un bloqueo a las importaciones de banano de la Chiquita Brands, desde Honduras, como rechazo a la suspensión de los obreros.
Sin lugar a dudas, para darle una salida a la crisis del capitalismo mundial, para hacer realidad que la crisis la paguen los capitalistas y no los trabajadores, tanto en el terreno político como en el de las lucha directa de masas, se evidencia la gran necesidad del movimiento obrero de dotarse de una dirección revolucionaria.
La gran tarea que tenemos los trotskistas revolucionarios, en ese sentido, , es la construcción del Partido mundial de la revolución socialista, la Cuarta Internacional. Construir secciones nacionales que se levanten como alternativa ante la burocracia traidora. Debemos encarar el más amplio debate en el movimiento trotskista y con los nuevos dirigentes de la clase que vayan surgiendo, sobre la situación política mundial, la situación del movimiento obrero y la dinámica política de los revolucionarios, al tiempo que participamos en las luchas de resistencia. Es que ahora, más que antes, se hace necesaria la lucha por el socialismo, pues la alternativa que está planteando el capitalismo es la barbarie. De ahí que en el CITO, Centro Internacional del Trotskismo Ortodoxo, estemos empeñados en dar los pasos que sean necesarios para realizar dicha tarea.
Diciembre 3 de 1998
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