Editorial | Panorama
Internacional Nº 9
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Pedro Rojas García
ESTAMOS convencidos de que para impulsar un amplio movimiento contra la intervención de la OTAN en los Balcanes, sin ningún sectarismo, hay que procurar la más amplia unidad de acción en torno a ese eje.
En la lucha contra la guerra de Vietnam la movilización de los pueblos del mundo, en especial del propio pueblo norteamericano, fue decisiva para imponer la primera derrota militar del imperialismo yanki en su historia.
Por ello nuestra primera tarea es impulsar un frente unitario, sin distingos de ninguna especie, alrededor de la lucha contra la intervención imperialista. No obstante eso no inhibe, por el contrario nos exige primero, plantear las discrepancias en el seno de ese frente y segundo, precisar con claridad la política revolucionaria frente a las guerras. En este caso, se trata de la guerra de la OTAN, comandada por el imperialismo yanki, contra una nación que hasta hace una década se consideraba un estado obrero burocratizado (a partir de la expropiación de la burguesía después de la segunda guerra mundial) y que ahora está en franco proceso de desintegración, semicolonización y restauración del capitalismo.
En los grandes acontecimientos mundiales, tales como las guerras y revoluciones, se ponen a prueba la solidez de los principios y la justeza del programa de las diversas organizaciones del movimiento obrero. En el caso de la guerra contra Yugoslavia, guerra que por sus alcances puede marcar el curso de los acontecimientos mundiales, se trata de la primera guerra del imperialismo contra un país que en el pasado reciente fue denominado socialista, el cual se encuentra en una zona geopolítica de vital importancia en Europa. Por ello el debate en el seno de la izquierda y del movimiento trotskista es fundamental para demarcar aguas y educar a las nuevas generaciones de trabajadores y jóvenes revolucionarios.
En Costa Rica, aparte del Partido Revolucionario de los Trabajadores PRT hay dos agrupaciones que se reivindican a sí mismas como trotskistas: el Partido Obrero Socialista (POS) encabezado por el compañero Edwin Badilla, dirigente de larga tradición en el Sindicato de Acueductos y Alcantarillados y, por otro lado, se encuentra recientemente el Movimiento de Trabajadores y Campesinos (MTC), en cuyo frente se destacan los compañeros Orlando Barrantes y Héctor Monestel. A nivel internacional ambos agrupamientos están vinculados a la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT), organización con la que nosotros rompimos en julio de 1994, porque consideramos seguía y sigue un curso revisionista, es decir, de cuestionamiento de los principios esenciales del marxismo revolucionario. Por esa razón, grupos y compañeros de diez países latinoamericanos rompimos con la LIT y fundamos el Centro Internacional del Trotskismo Ortodoxo (CITO), para rescatar la herencia teórica, metodológica y programática de nuestra corriente histórica.
En relación con Yugoslavia consideramos que tanto el POS como el MTC pierden el eje de clase, y olvidan que el principal enemigo de los revolucionarios, los trabajadores y pueblos del mundo, es el imperialismo. A continuación exponemos las razones que fundamentan tales afirmaciones.
Clinton se confiesaLa excusa de que la intervención en Yugoslavia obedece a razones humanitarias y, en particular, a la defensa de los alabano-kosovares, es desmentida por el propio Clinton cuando expresa sin tapujos que el problema reside en afirmar el papel de gendarme de los Estados Unidos en los tiempos de la llamada globalización. Haciendo gala de su prepotencia imperialista y sin pelos en la lengua, en un discurso pronunciado en San Francisco el 26 de febrero del año en curso, afirma Clinton:Es fácil decir que no nos preocupamos de saber quién vive en tal o cual valle de Bosnia, quien es propietario de una parcela de matorrales en el Cuerno de África o de un terreno árido en las riberas del Jordán. En realidad, lo que cuenta para nosotros, no es que estos países estén alejados o sean minúsculos o que su nombre sea difícil de pronunciar. El problema que nos debemos plantear es conocer las consecuencias que el hecho de dejar que estos conflictos se envenenen y se extiendan, puede tener sobre nuestra propia seguridad. No podemos y no debemos hacer todo y estar por todas partes. Pero cuando nuestros valores y nuestros intereses están en juego y podemos hacerlo, debemos estar listos (Fuente: Informations Ouvrieres N° 374, París, mayo de 1999) |
Pero todo lo anterior no puede hacernos perder de vista que en una guerra concreta no hay medias tintas. Lo cierto es que desde el momento en que el imperialismo bajo la batuta de Clinton, ha desplegado diariamente toneladas de bombas sobre el territorio de Serbia, Montenegro y Kosovo por ello, no podemos quedarnos sólo en el análisis del problema de opresión nacional interno a Yugoslavia. El imperialismo desata todo su poder de fuego contra Yugoslavia, no porque le interesen en lo más mínimo los albaneses de Kosovo, prueba de ello es que desde hace más de una década son hostigados por Milosevic, sin provocar que los Estados Unidos y la OTAN derramen ni siquiera una lágrima de cocodrilo. Si algo ha contribuido enormemente a la limpieza étnica deseada por Milosevic han sido precisamente los bombardeos de la OTAN. Veamos la condición precaria en que están los refugiados albaneses por efecto de las bombas inteligentes que constantemente impactan blancos civiles, veamos como se hacinan en los campos de desplazados, regateando ayuda material para sobrevivir, y sin que ningún país europeo quiera cargar sobre sus espaldas semejante flujo de inmigrantes en sus propias fronteras.
De igual manera, en las negociaciones de Rambouillet quedó claro que las aves de rapiña de la OTAN forzaron la guerra: utilizaron al Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) como simple parapeto para afirmar sus intereses y su hegemonía en la región de los Balcanes, papel al que se prestó servilmente el ELK. Milosevic aceptó la autonomía para Kosovo, el ELK cambió su consigna original de independencia y acordó aceptar la autonomía como provincia de Serbia, bajo protectorado de la OTAN. Lo único que no aceptó Milosevic, como lo haría cualquier gobierno de un Estado que se pretende soberano, es que la OTAN impusiera gran cantidad de tropas de ocupación en su territorio, supuestamente como garantes de la paz (véase recuadro sobre el protocolo militar de Rambouillet ). Ese punto fue el que condujo a la ruptura de las negociaciones y al veloz curso belicista de la OTAN. De manera que no es la autonomía de los albano kosovares lo que impide un acuerdo, lo único que le interesa al imperialismo es ocupar militarmente la región establecer sus bases militares al interior de Yugoslavia, lo demás es mero pretexto.
El imperialismo, utilizando la bandera de la OTAN, erigido en juez y gendarme de su proclamado nuevo orden mundial, demuestra una vez más como en Panamá, Irak, Somalia, que no tolera ningún país o gobierno que no se discipline a sus dictados, confirma nuevamente que no acepta más que lacayos. Ésta es la esencia de esta guerra, el problema de la autodeterminación nacional de los albaneses es muy grave y es nuestro deber defender incondicionalmente ese derecho. Pero el problema nacional pasa a un segundo plano cuando lo que está en juego es ni más ni menos que el imperialismo imponga su pax romana, lo que a la larga hará más pesadas las cadenas que pesan contra los pueblos y trabajadores del mundo, incluidos albaneses y serbios. De paso con esta operación el imperialismo justifica así el gasto militar y rentabiliza al máximo el negocio de los productores y mercaderes de armas. Si no se entiende esta clave de la guerra actual en Yugoslavia, no podemos tener una política revolucionaria, antiimperialista y clasista, consecuente.
El infame protocolo de RambouilletEl elemento que detonó la guerra contra Yugoslavia fue la negativa de Milosevic a aceptar el protocolo militar de Rambouillet, con el que se pretende legalizar la ocupación de la OTAN, convirtiendo a Kosovo en su protectorado y al conjunto de Yugoslavia en su rehén. Reproducimos algunas de las más reveladoras disposiciones del citado protocolo:Artículo 8 (...) El personal de la OTAN, sus vehículos, barcos, aviones y equipos deberán disfrutar de un pasaje libre y sin restricción a través de la República Federal Yugoslava y de un acceso sin límites en su espacio aéreo y fluvial. Esto incluye, sin limitaciones el derecho a acampar, maniobrar, concentrarse, y a la utilización de los aires o de las facilidades necesarias para el apoyo, mantenimiento y operaciones. Artículo 10 (...) Las autoridades de la República Federal Yugoslava deberán facilitar, dándoles prioridad y utilizando todos los medios apropiados, todos los movimientos de personas, vehículos, barcos, aviones, equipos o abastecimiento, a través o en el espacio aéreo, los puertos, los aeropuertos y las carreteras. Ningún cargo podrá ser cobrado a la OTAN por la navegación aérea, el aterrizaje y despegue de sus aviones, sean gubernamentales o fletados. Los vehículos, los barcos y los aviones utilizados para el apoyo de la operación no deberán ser sometidos a procesos de obtención de licencias, de registro o de aseguramiento comerciales (Fuente: Lutte de Classe , N° 1609, París, mayo de 1999) [volver] |
Nuestros compañeros del POS no opinan de esa manera y evaden colocarse en relación con este problema central y determinante; tal parece que no tienen claro que desde el 24 de marzo en que la OTAN inicia sus bombardeos masivos, la guerra en Yugoslavia es una guerra imperialista de rapiña y colonización. El título de un artículo sobre el tema publicado en el órgano de prensa del POS sintetiza su posición ambivalente y oportunista. Dicen los compañeros:
(...) ni Milosevic ni la OTAN: todo el apoyo para los kosovares. [1]De tal modo, ponen un signo de igual entre el frente de las potencias imperialistas bajo la égida de la OTAN y Milosevic quien está hoy (querámoslo o no) al frente de una nación (Yugoslavia) que es objeto de una descomunal agresión por parte de la OTAN. El resto del artículo se centra en denunciar la opresión de Milosevic contra los albano-kosovares y defender el derecho a la autodeterminación nacional para estos últimos. Hay en este artículo gran cantidad de epítetos contra el tirano Milosevic, discurso que sintoniza con la leyenda negra que promueve el imperialismo en todos los medios de comunicación para justificar sus criminales bombardeos contra Yugoslavia.
Cualquiera podría preguntarse ¿Si el problema central es la autodeterminación y el apoyo a los albano-kosovares, por qué no estar con la OTAN que enfrenta al Ejército Federal Yugoslavo de Milosevic, quien es precisamente el tirano que oprime al pueblo albano-kosovar? No, nos diría el POS, nosotros estamos por encima del bien y del mal, ni con la OTAN, ni con Milosevic, lo único que nos interesa es defender a los albano-kosovares. A ese nivel de abstracción se puede llegar cómodamente en un escritorio desde San José, pero en Belgrado y Pristina en donde las bombas de la OTAN demuelen palmo a palmo la ciudad, es muy inseguro estar ni con el que lanza las bombas ni con el que las intenta repeler. Realmente los compañeros del POS tienen serios problemas en esta guerra en la que tratan de ponerse en el centro, mientras los misiles imperialistas no lo permiten.
Así lo hizo Trotsky en 1937 colocándose en la trinchera militar de la China atrasada contra la ocupación del Japón imperialista, a pesar de que China era gobernada por el tirano Chiank Kai Shek, y advirtiendo en todo momento que éste no contaba con la más mínima confianza o apoyo político por parte de los revolucionarios. A los sectarios que en esa guerra concreta se negaban a colocarse junto a China contra Japón, argumentando que el régimen chino era burgués reaccionario, Trotsky les respondió:
Chiank Kai Shek es el verdugo de los obreros y campesinos chinos. Pero hoy se ve obligado, contra su voluntad, a luchar contra Japón por lo que resta de la independencia china. Puede que mañana vuelva a traicionar. Es posible. Es probable. Hasta es inevitable. Pero hoy está luchando. Sólo los cobardes totales o canallas pueden negarse a participar en esa lucha [2]El bagaje más elemental del marxismo revolucionario nos enseña a distinguir entre la dirección y la lucha objetiva. Con frecuencia vemos luchas justas de las masas, encabezadas por direcciones burocráticas u oportunistas. Por ejemplo: en la huelga del magisterio en Costa Rica de julio-agosto de 1995 sabíamos de antemano que estaba dirigida por una burocracia corrupta y traidora, la dirigencia encabezada por los Mario Mondol y Juvenal Cascante, pero no dejamos de apoyar la huelga y de participar en ella en primera fila, en la medida en que se trataba de un enfrentamiento de las masas contra el plan de ajuste, contra el gobierno patronal, no dejamos de alertar sobre el peligro de tener al frente una dirección traidora, que a la larga terminó traicionando ese enorme movimiento. Esa naturaleza objetiva de la lucha, pese a su dirección, es lo que determina nuestra política. Los mismos principios metodológicos deben ser aplicados a la guerra de la OTAN contra Yugoslavia.
La corriente histórica de la que provenimos los grupos trotskistas en Costa Rica, tiene una valiosa trayectoria en la aplicación de estos principios. En la guerra de las Malvinas, el partido más importante de la LIT, en ese entonces, el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) argentino, sufrió centenares de muertos, desaparecidos y exiliados, por la siniestra dictadura militar; sin embargo, no dudó un instante en colocarse en el terreno militar argentino contra los piratas ingleses. Muchos oportunistas argumentaron que había que estar del lado de la democrática Inglaterra frente a la Argentina dictatorial, haciendo un largo recuento de los crímenes y horrores de la dictadura. Pero los marxistas revolucionarios, a pesar de que odiamos a la dictadura argentina, en todo momento dijimos que debía ser echada por la movilización de los trabajadores y el pueblo frente al hecho concreto de que la Tatcher imperialista, apoyada por Reagan, quería mantener a sangre y fuego su posesión colonial sobre el enclave de las Islas Malvinas. Nos ubicamos junto a la nación oprimida y semicolonial: Argentina, cuya soberanía nacional estaba siendo mancillada. Es lamentable ver cómo a los compañeros del POS y del MTC también se les ha olvidado de manera tan repentina este principio de hierro del marxismo revolucionario.
En la guerra de Vietnam se desarrolló un gran movimiento antibélico. La consigna más popular en Estados Unidos era: ¡Que los muchachos (soldados) regresen a casa! Sin duda una aspiración y una consigna muy progresiva. Nahuel Moreno, uno de los fundadores de la LIT, polemiza entonces con la dirección del partido trotskista norteamericano Socialist Worker's Party, por limitarse únicamente a suscribir esa consigna. Plantea que nosotros no somos simples pacifistas, somos revolucionarios que tomamos partido militantemente en esa guerra. Por ello, sin dejar de hacer unidad de acción con los pacifistas democráticos, nuestra consigna debía ser más directa y clara: ¡Por el triunfo militar del Viet-Cong!. ¡Por la derrota militar de los Estados Unidos!
Por su parte, los compañeros del POS también plantean el cese inmediato de los bombardeos y desconocen cualquier tipo de autoridad moral de la OTAN para intervenir, pero no se pronuncian categóricamente por la derrota militar de la OTAN. Cabe destacar que critican a la OTAN, por que no es consecuente con la defensa de los albano-kosovares, (leit motiv de la política de los compañeros). Para usar sus palabras, le reprochan a la OTAN concebir el conflicto como
...un ajedrez político que ve en Kosovo no al pueblo desangrado y agonizante, sino el tablero en donde dirimir diferencias y establecer fuerzas y esferas de influencia, y lanza sobre el territorio kosovar la fuerza y la tecnología bélica que aniquiló en horas al poderoso ejército iraquí, eliminando del mapa el heroico protagonismo del Ejército de Liberación de Kosovo, auténtica representación del sentimiento y la determinación de ese pueblo, pero nunca aceptado y menos reconocido por la comunidad europea y los Estados Unidos... [3]
La pleitesía que le rinde tanto el MTC como el POS al ELK es verdaderamente insólita. El lario lógico de esa política no podía ser otro que el siguiente:
Demandar a las naciones del mundo el envío inmediato de todos los recursos necesarios que garanticen al pueblo kosovar su supervivencia y autodefensa [4]Resulta repugnante que se embellezca a la dirección del ELK, cuando ésta aplaude entusiasta los bombardeos de la OTAN, cuando estos heroicos personajes firmaron alborozados los infames acuerdos de Rambouillet, en los que se prostituye la aspiración de independencia del pueblo albano-kosovar, a cambio de una mezquina autonomía bajo protectorado de la OTAN y sus tropas de ocupación. Ni siquiera en su propio nacionalismo son consecuentes: se han prestado a servir de coartada para los bombardeos. ¿Qué mejor pretexto para los criminales de la OTAN que contar con el aval del heroico ELK para plagar de bombas y eventualmente ocupar el territorio de Kosovo?Es decir, según el POS, se le pediría a las naciones del mundo, suponemos que incluidos los carniceros de la OTAN, que den recursos y armas a los kosovares. El MTC es más directo y consecuente en esa línea, culmina la declaración con una consigna con nombres y apellidos: ¡Todo el apoyo al Ejército de Liberación de Kosovo ELK! Armas para los kosovares! [5]
A finales de abril, cuando las bombas destrozaban instalaciones civiles, militares e infraestructura en Kosovo y Serbia, circula el comunicado oficial:
el Ejército de Liberación de Kosovo y el conjunto de nuestra nación fuertemente y sin reservas apoyamos el nuevo curso seguido por Estados Unidos y la Unión Europea por la libertad, la paz y el futuro de la Humanidad [6]Pero además el POS y el MTC en ningún momento se detienen a analizar la naturaleza de la guerrilla del ELK. Al respecto, es preciso destacar lo siguiente:
...el dueño de la 'manija', el que decide políticamente y motoriza el movimiento independentista como su negocio es George Soros, un importante líder de grupos capitalistas internacionales. A través de una fundación que dirige cotidianamente financia gran parte de 'la independización'. Además de todo tipo de inversiones, como equipo militar para la guerrilla, son suyos los tres diarios en albanés y uno en inglés que se editan en Pristina [7]
Por otra parte, resulta muy revelador que en el Grupo de Contacto que presidió las negociaciones de Rambouillet, encabezado por la secretaria de estado norteamericana, participó un personaje muy peculiar: Morton Abramowitz, presidente de la comisión internacional que asesora a George Soros.
No casualmente los miembros de este equipo, que ofician de asesores diplomáticos de la delegación albanesa, son conocidos en el palacio de Rambouillet como 'The Soros boys' (los muchachos de Soros) [8]
...la voluntad manifestada innumeras veces por las masas kosovares, los obreros y campesinos, los estudiantes, es la independencia de Kosovo. Y lo hacen porque hoy la independencia es una cuestión de supervivencia. Ese es el motivo por el cual apoya al Ejército de Liberación de Kosovo [9]Los compañeros correctamente denuncian la farsa de Rambouillet, pero en su afán de capitularle a la nueva moda guerrillera, no expresan una sola crítica al hecho de que el ELK, para el cual piden todo el apoyo y armas necesarias, firmó los infames protocolos de Rambouillet y por tanto aceptó la retaceada autonomía bajo protectorado de la OTAN. Por otra parte, la LIT trata de figurar como ala izquierda del nacionalismo kosovar, al definir como eje de su programa la reivindicación de la independencia de Kosovo.
Los marxistas somos internacionalistas, no somos estrechamente nacionalistas. Apoyamos y somos aliados en determinadas circunstancias de movimientos que luchan por su autodeterminación nacional, en la medida en que representan nacionalidades oprimidas por el imperialismo, las burguesías locales o las burocracias. Promovemos por principio la independencia de las colonias con respecto a los imperios, tal como sucedió en la posguerra en Africa, Asia y el Medio Oriente. Estamos por la liberación nacional de las semicolonias, es decir, de los países capitalistas atrasados formalmente independientes como Argentina o Indonesia; luchamos por su verdadera independencia, por la ruptura de los pactos militares, políticos y económicos que las sojuzgan y las subordinan al imperialismo.
El problema es más complejo frente a las nacionalidades oprimidas al interior de Estados ya constituidos éste no debe ser planteado en abstracto, sino en el marco de la lucha de clases en que se inscribe, tanto en el plano local como internacional. Nuestro eje es el análisis de clase de los movimientos sociales, y no sólo su composición nacional. Para el marxismo revolucionario lo estratégico es la unidad y la lucha de la clase obrera contra el sistema capitalista imperialista, más allá de las diferencias nacionales, de lengua o de credo. Defendemos el principio de autodeterminación nacional en ese marco; la fórmula táctica que corresponde en cada caso siempre debe estar subordinada a nuestra estrategia de unidad de la clase obrera y los oprimidos.
En consecuencia, como internacionalistas proletarios tendemos a rechazar la balcanización de los pueblos oprimidos y semicoloniales, y más bien procuramos a toda costa su unidad en la lucha común contra sus explotadores. Por ejemplo, en nuestro programa en Centroamérica levantamos la necesidad de reunificar la patria centroamericana, bajo la forma de una Federación de Repúblicas Socialistas del Istmo Centroamericano y ésta a la vez como un paso hacia la Federación Socialista de Latinoamérica. Somos conscientes de que para enfrentar al imperialismo y contar con una base mayor para el desarrollo de las fuerzas productivas, debemos superar las fronteras artificiales que nos dividen en pequeños estados, débiles y fragmentados.
A propósito de lo anterior, Nahuel Moreno expresa que:
Esa unidad hay que lograrla cualquiera sea la lengua que hablen los obreros. Esa era la política de Lenin en la Rusia de los zares. Luchaba por el derecho a la autodeterminación nacional, pero supeditaba la lucha por ese derecho a la unidad de todo el proletariado de Rusia, independientemente de la lengua que hablaba, la religión en que creía, o la cultura que tenía [10]
En términos generales esta es la posición marxista frente a la autodeterminación nacional, la cuál no toman en cuenta la LIT y el MTC al suscribir sin más trámite la consigna de independencia de Kosovo. Pero el problema se hace más grave si pasamos al análisis concreto de la situación política en la región. Los compañeros de la LIT y el MTC al levantar el estandarte de la independencia de Kosovo corren un gran riesgo, puesto que no se percatan que el imperialismo, que hoy se pronuncia por la autonomía, mañana puede decidirse por la independencia, si le conviene a sus propósitos coyunturales en la dirección de sojuzgar y desintegrar a la antigua Yugoslavia y para estar en mejores condiciones de ocuparla militarmente.
Para el imperialismo la autonomía o la independencia de Kosovo es una cuestión absolutamente táctica. Basta con ver el proceso reciente de desmembramiento de la antigua Yugoslavia. En un inicio el imperialismo no favoreció la secesión de sus componentes porque temía que eso engendrara mayor inestabilidad y obstrucción de su plan restauracionista, pero luego varió la táctica: en el caso de Eslovenia y Croacia el imperialismo, con sus distintos matices de acuerdo a sus bloques y alianzas regionales, terminó aceptando y estimulando la independencia. En el caso de Bosnia Herzegovina, utilizó a su favor los sangrientos conflictos interétnicos y culturales para imponer, con la ayuda de los cascos azules de la ONU, su sujeción como protectorado. Recordemos que bajo la bendición de la ONU el ejército croata, armado por el imperialismo alemán, del cuál es tributario Tudjman, consumó la limpieza étnica en la franja de Krajina, expulsando de Bosnia a casi 200.000 serbios en su mayoría de origen campesino que perdieron sus tierras, sus viviendas, y para quienes no existió la más mínima compasión de la mal llamada comunidad internacional. En ese momento el imperialismo, supuestamente en aras de la independencia de Bosnia, estimulaba a croatas y musulmanes, contra los serbios. Los dirigentes serbio-bosnios, encabezados por Karadzic, fueron juzgados por crímenes de lesa humanidad por los Tribunales de la Haya y nadie dijo una palabra sobre la suerte dramática de los serbios de Krajina. Una vez más intentamos demostrar que el imperialismo utiliza según su conveniencia a determinada dirección nacionalista, pero su objetivo estratégico es desmembrar, debilitar e imponer su hegemonía en la antigua Yugoslavia y los Balcanes.
El caso del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), que debe ser denunciado como una guerrilla pro imperialista hasta los tuétanos, aún cuando refleje la aspiración justa de autodeterminación nacional del pueblo kosovar, desde el instante en que se suma al frente imperialista de la agresión de la OTAN contra Yugoslavia y le sirve de cobertura.
Finalmente, demandamos al ELK que rompa su sumisión al amo imperialista de la OTAN, que significa en primer lugar romper con los protocolos de Rambouillet, y rechazar a los invasores de la OTAN en suelo kosovar y yugoslavo. Esa es la política revolucionaria, antiimperialista y clasista, que hoy debemos mantener en Yugoslavia.
NOTAS
[1] Solidaridad Socialista, mayo 1999
[2] Trotsky, León. La Segunda Revolución China. Edit. Pluma, 1978, p. 165)
[3] Solidaridad Socialista, mayo 1999
[4] Ibíd
[5] Declaración de la Liga Internacional de los Trabajadores, Sao Paulo, 28 de marzo de 1999
[6] Worker's Power, Inglaterra, 1 de mayo de 1999.
[7] Roldán, Rogelio. Kosovo y los Soros boys, Buenos Aires, 28 abril de 1999
[8] Ibíd
[9] Declaración de la LIT. Op.cit.
[10] Moreno, Nahuel. Actualización del Programa de Transición , Edit. Antídoto, Buenos Aires, 1990.
Felipe Valladares
DESDE mediados de la década de los 70, bajo el síndrome de la derrota en Vietnam y en medio de un ascenso de masas mundial, el imperialismo yanqui comenzó a aplicar lo que los trotskistas denominamos política de reacción democrática, lo cual consiste en aplicar una combinación de la zanahoria y el garrote, privilegiar la negociación y los acuerdos por encima de la represión y golpear sobre el movimiento de masas cuando se pueda, sólo para obligar a la negociación. Así, con la complicidad de las direcciones traidoras, el imperialismo yanqui logró arrancar en la mesa de negociaciones lo que las masas habían ganado con su lucha en las calles.
Ejemplos claros y contundentes fueron la política de derechos humanos impulsada por Carter; los acuerdos de paz con las direcciones guerrilleras, bendecidos por el Papa y avalados por Castro, en América Central que sirvieron para desmontar la revolución centroamericana, pasando por El Salvador y Nicaragua; las salidas democráticas para todos los países latinoamericanos que permitieron desviar y derrotar los ascensos revolucionarios que tiraron abajo las dictaduras; los acuerdos de paz para medio oriente con la dirección traidora de Arafat; el fin del apartheid pactado con Mandela en Sudáfrica etc., etc.
A comienzos de los años 80, aprovechando el oxígeno que le dio la burocracia sindical que controlaba los sindicatos y fundamentalmente la burocracia stalinista que gobernaba los estados obreros al traicionar y frenar la movilización revolucionaria, el imperialismo comenzó una contraofensiva en todos los terrenos. Reagan y Thatcher triunfan sobre sus respectivos proletariados, Inglaterra derrota a la Argentina en Malvinas, los yanquis vuelven a instrumentar una ofensiva militar, al principio tímida (Granada, el intento de rescate de los rehenes en Irán) y luego cada vez más contundente (invasión a Panamá). Esta contraofensiva económica, política y militar termina derrotando el ascenso revolucionario cuando logra que empiece el proceso de restauración del capitalismo en los estados obreros burocráticos, a comienzos de los años 90.
A partir de la guerra del golfo el imperialismo dio un paso muy importante en desarrollar las características fascistas en su política internacional, allí provocó un terrible y escarmentador genocidio.
La actual agresión militar a Yugoslavia muestra, un claro cambio en la política imperialista. Ya no usa el garrote en función de lograr la negociación, sino que ahora su política privilegiada es el garrote para aplastar a quienes osen levantarse o contradecir sus dictados. ¿Qué otro significado puede tener el ataque a la residencia de Milosevic que no sea eliminarlo?, y ya se sabe que es bastante difícil negociar con los muertos. La condena del tribunal internacional de la Haya acusándolo por crímenes de lesa humanidad también muestra que las intenciones del imperialismo no son favorecer ni avenirse a las negociaciones, desacreditando de paso las gestiones de los rusos. El error de la OTAN al reventar la embajada de China que propugnaba una salida negociada, país al que ahora el imperialismo acusa de haber robado información nuclear durante años, tiene el objetivo de dejar bien en claro quién es el que manda, y que si hoy el ataque es a Yugoslavia mañana puede ser contra quien contraríe las órdenes imperiales. Seguramente pretenderán avanzar en obligar a los chinos a abrirse a inspecciones de la ONU sobre su arsenal nuclear.
En el mismo sentido va el reciente pronunciamiento en ocasión del cincuentenario de la fundación de la OTAN referido a que la alianza intervendrá en cualquier lugar del mundo que considere necesario, aunque no esté afectado ninguno de sus países miembros. Esto ubica a la OTAN, con el imperialismo yanqui a la cabeza, como claro gendarme mundial al servicio de imponer el dominio de los monopolios imperialistas pese a quien pese, relegando a un segundo plano las negociaciones.
Esta afirmación no significa que haya desaparecido de la política exterior imperialista la reacción democrática. La pregunta hoy es si el imperialismo sigue privilegiando esa política y cuál es la tendencia.
Si, como todo haría prever, el imperialismo aplasta a Yugoslavia mediante la invasión terrestre, la tendencia será a una mayor fascistización de su política exterior. Esto hace más imperiosa la necesidad de luchar por todos los medios para lograr la derrota militar de la OTAN.
Tal como dice Héctor Ergento en Panorama Internacional 8 , revista internacional del CITO:
(...) El otro problema que vemos es el de los regímenes políticos. Si la crisis (económica) se generaliza, inevitablemente la burguesía y el imperialismo van a tender cada vez más a regímenes bonapartistas, totalitarios, fascistoides, porque es una necesidad para los explotadores.La burguesía derrotó el ascenso y empezó a restaurar el capitalismo en el Este, pero ¿por qué vía lo hizo? No fue con una contrarrevolución sangrienta, sino esencialmente con los mecanismos de la democracia burguesa. Y pensar que las cosas podían quedar así traía un problema, que para mí era serio teórica y políticamente: creer que el capitalismo puede triunfar y consolidar ese triunfo por la vía de la democracia burguesa.
Creemos lo contrario, que la contrarrevolución capitalista no se va a quedar parada, va a seguir golpeando para intentar llevar la derrota hasta el fin, porque en el mundo sigue habiendo resistencia y por más que estén en manos de burócratas de la peor calaña- sigue habiendo sindicatos, y el capitalismo, si sigue la crisis económica, va a tratar de terminar de una vez por todas con esos obstáculos. Entre la derrota de la revolución alemana a principios de los años 20 y la culminación de la ofensiva nazi a mediados de los años 30, hubo todo un período de un régimen semiparlamentario-semibonapartista que preparaba el fascismo pero no era el fascismo: la República de Weimar. Creo que estamos viviendo algo parecido a escala mundial, lo cual no quiere decir que un nuevo nazismo vaya a triunfar, sino que debemos tener un programa que nos arme para enfrentar y derrotar una creciente ofensiva física, militar, de la contrarrevolución.
Si este cambio en la política es así, en algún momento va a tener que reflejarse en los regímenes al interior de los diferentes estados nacionales. Esto significa que los regímenes democrático burgueses irán dando paso a regímenes bonapartistas cada vez más totalitarios y represivos y aumentará la ofensiva sobre las organizaciones obreras sindicales y políticas. por tanto, será necesario dotarnos de un programa que nos oriente y ayude a resistir, enfrentar y derrotar junto a la clase obrera esta ofensiva, confiando en que los trabajadores y las masas reaccionarán con furia incontenible cuando el salvajismo de la burguesía se desate hasta sus peores extremos.
Patricio Vallejo
La actual situación mundial sólo puede ser explicada partiendo de la resolución negativa de la revolución política en la ex-URSS y los Estados Obreros del Este de Europa.
En 1980 la lucha de "Solidaridad" en Polonia era la tendencia más probable hacia una revolución política, acaudillada por la clase obrera. De realizarse, no sería una revolución más, pues podía llevar a la resolución de la crisis de la humanidad bajo el capitalismo imperialista: la crisis de su dirección revolucionaria. [1] Polonia confirmaba la tendencia que se había expresado en Berlín Oriental (1953), Hungría y Polonia (1956), Checoslovaquia (1968) y nuevamente Polonia en 1970. En menos de una década este proceso de revolución política se resolvió negativamente produciendo cambios históricos. [2]
La desintegración en 1991 de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas como un punto de inflexión, es clave para entender el proceso de cambios que se reflejan con la clase obrera en cada país, cada organización sindical y cada burocracia. Para los socialistas revolucionarios es imprescindible reconocer y reflexionar sobre estos cambios y sus consecuencias en el proceso mundial, no para "llorar por la leche derramada" sino para producir los cambios correspondientes en su accionar político. Parte importante de este accionar es explicarle pacientemente a la clase obrera en cada país que la pérdida de conquistas centenarias, como la jornada de 8 horas de trabajo o la caída de su nivel de vida en salario y derechos básicos (salud, educación y vivienda), son en gran parte consecuencia de la desaparición de estados que eran conquistas de la clase, tanto como y muchos más que, por ejemplo, derecho a la sindicalización. Explicar además que este cambio repercute en los procesos revolucionarios, puesto que ya no pueden contar con el apoyo de los Estados Obreros, aunque fuera como producto de la necesidad de supervivencia de la burocracia, ni de países independientes, como parte de su enfrentamiento con el imperialismo.
Explicaciones todas que son parte importante para la tarea de reorganizar las fuerzas dispersas, para defender lo posible hasta el momento de retomar la ofensiva. Momento que sin duda llegará pues el capitalismo demuestra, día a día, que lejos de resolver los problemas de la humanidad la condena a una miseria creciente, generando lucha de clases y condiciones para el resurgimiento de sus organizaciones.
Por otra parte, el trotskysmo nace en la pelea contra la burocratización de la URSS. Durante más de 50 años dos de sus políticas centrales fueron el "defensismo", defensa de los Estados Obreros contra el imperialismo, junto a la de revolución política, para destruir a la casta burocrática que los oprimía. La resolución negativa de ésta revolución política y sus consecuencias en los procesos del movimiento obrero son hoy el punto de partida inevitable para arribar a la comprensión común de las tareas comunes, que permite una lucha organizada. En palabras de Trotsky, el programa surge del balance:
La cuestión más importante del orden del día del sexto Congreso es la adopción del programa. El carácter de éste puede definir y fijar por mucho tiempo la fisonomía de la Internacional. Lo importante en un programa, no es formular tesis teóricas generales (esto se reduce, en fin de cuentas, a "codificar", es decir, a hacer una exposición condensada de verdades y de generalidades sólida y definitivamente adquiridas), sino sobre todo hacer el balance de la experiencia mundial económica y política del último período, en particular de la lucha revolucionaria de los cinco últimos años, tan ricos en acontecimientos y en errores. De la manera como el programa comprenda y juzgue estos hechos, faltas y divergencias depende también la suerte de la Internacional Comunista durante los años próximos. [3]
Es el balance sobre la derrota del proceso de revolución política de los '80 el que nos permitirá reagrupar las fuerzas dispersas a través de la precisión del programa.
Entre los efectos más importantes de este proceso están:
La caída de la URSS y los Estados Obreros del este europeo como organizaciones de la clase obrera: Los Estados Obreros aunque burocratizados son organizaciones de la clase obrera, tal como lo son los sindicatos a pesar de que caigan en manos de burócratas. Su caída a manos del imperialismo es como la caída de un sindicato a manos de la burguesía y, en este sentido, no dudamos en calificarla como una derrota para el movimiento obrero mundial.
La recuperación del imperialismo yanqui: EE.UU. ha remontado su última crisis económica, lleva ¡8 años! de crecimiento ininterrumpido (justamente desde fines de 1990) y con bajísimos niveles de desempleo (4,3%). Aunque no sea excluyente, [4] pero sin ninguna duda, en la base de esta recuperación está la caída de los Estados Obreros. Según Paul Kennedy, del Centro de Historia Estratégica de la Universidad de Yale, [5] el presupuesto de defensa luego de la caída del muro pasó del 8% del Producto Bruto Interno al 3%. Ese 5% de diferencia en el PBI yanqui, que equivale prácticamente a todo el PBI de Brasil o a casi dos veces el de Argentina, es el que dio la posibilidad para motorizar las inversiones que produjeron la recuperación presente. Nuestra corriente atribuyó [6] el boom económico de posguerra a la traición del stalinismo y no a que hubiera sobrantes capitalistas para repartir. Así como la traición de posguerra produjo ese boom económico, ésta última traición stalinista produjo la recuperación presente de la economía imperial, aunque todavía no podamos decir que se convierta en cualitativa para superar la crisis crónica de la economía mundial. En el terreno militar se ha afianzado y la dinámica [7] es a recuperarse del síndrome de Vietnam: Granada, Malvinas, Panamá, Haití, Yugoslavia, Irak y Somalia han sido atacados y ocupados por ejércitos imperialistas con los yanquis a la cabeza. Políticamente lideran la ofensiva reaccionaria del conjunto del imperialismo por el aumento de la superexplotación contra la clase obrera, apoyándose en organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial.
El fortalecimiento del imperialismo europeo: que logró "tragarse" a la mayoría de los ex Estados Obreros del este, incluyendo la reunificación de Alemania sin grandes convulsiones político-sociales. Retomaron además posiciones perdidas en el resto del mundo luego de la II Guerra Mundial, como en Latinoamérica. Como socios independientes de los yanquis son parte de la ofensiva imperialista por la superexplotación y único competidor de la hegemonía mundial ejercida por Estados Unidos.
Los procesos revolucionarios: Así como la clase utiliza a sus organizaciones existentes como punto de apoyo para la lucha, a pesar de la burocracia, algunos procesos revolucionarios triunfantes lograban el apoyo de los Estados Obreros burocratizados, en especial de la URSS. Cuba y Vietnam son parte de ellos, pero también lo fue Nicaragua, uno de los últimos, donde a pesar de que lograron frenar la expropiación, enviaron armas. Este apoyo para estabilizar regímenes producto de revoluciones existía, a pesar de que lo condicionaban para poder frenar el proceso de revolución permanente, para que no se extendiera la revolución. Esto tiene consecuencias inmediatas para las revoluciones inconscientes, que llamamos "de febrero", que estallan.
Los Estados Obreros existentes: A partir de 1991 la URSS deja de apoyar a Cuba y Vietnam.
Los países independientes: Libia, Nicaragua, Angola, Irak han perdido independencia en relación con el imperialismo. Ejemplo: Khadafy mandaba armas a cualquiera que tirara contra los yanquis, pero ya no.
El aparato stalinista internacional: Nahuel Moreno explicaba [8] ya en 1979 como proceso posible, que los PC's dejan de depender del aparato de Moscú y pasan a depender de cada burguesía nacional, cayendo como aparato internacional. Como su existencia condiciona su conciencia van perdiendo aceleradamente su carácter de clase para ser instrumentos directos de cada burguesía, y a través de ellas del imperialismo.
Este ha sido el proceso producto de la caída de la URSS. Al abandonar la dictadura del proletariado, los PC's adoptaron la "Opción estratégica por la democracia" del Foro de San Pablo y, en la mayoría de los casos, se pasaron a la socialdemocracia perdiendo presencia y peso en el movimiento obrero. Aisladamente podrán seguir siendo dirección burocrática de sectores del movimiento obrero y de masas pero ha sido desarticulado como aparato mundial. Esto explica por ejemplo al Papa ganando la posición de aparato contrarrevolucionario mundial que dejan libre los PC's.
Las burocracias socialdemócratas y nacionales: El pleno empleo para Europa junto al estado de bienestar social surgen luego de la II Guerra Mundial como concesión ante el peligro de revoluciones. La correa de transmisión, en oposición pero complementación con los PC's, son las direcciones socialdemócratas, socialcristianas o nacionalistas. Frente a la ofensiva imperialista, la traición de los PC's resta oposición a los otros aparatos, que pasan a ser menos necesarios para la burguesía, se debilitan frente a ella. Contradictoriamente con relación a las bases se fortalecen, pues no hay otras direcciones. Un caso ejemplar a nivel internacional es el de Arafat y la OLP, que traicionaron el programa histórico por la destrucción del estado de Israel pero siguen dirigiendo. Otra refracción notoria de los procesos del este son sindicatos que se convierten en patronales, por ejemplo en Argentina casos como el de Luz y Fuerza, Ferroviarios y un sector del SUPE (petroleros).
Pérdida de conquistas centenarias de la clase obrera: Antes de la caída de los Estados Obreros, la política del imperialismo y la burguesía era la de sindicatos democráticos. Hoy es la destrucción de todos los sindicatos, y sus avances explican por qué pudo ser tan profunda la pérdida de conquistas. En este proceso en curso de desorganización del movimiento obrero el objetivo estratégico del imperialismo es hacer desaparecer a los sindicatos, dejar sólo a los "individuos", "consumidores libres" de la "sociedad civil" libre de "corporaciones que son resabios de totalitarismos".
Los intelectuales: abandonan la revolución para pasarse al humanitarismo pequeñoburgués y el escepticismo. Ya en 1976, de la mano del presidente yanqui James Carter, el imperialismo lanza una campaña ideológica por los derechos humanos para enfrentar las libertades individuales a las libertades como clase, a la democracia burguesa contra la democracia como clase. Miles de intelectuales son ganados para esta ideología en una verdadera retirada del marxismo y, en consecuencia, del leninismo, de la necesidad de construcción del partido revolucionario.
El coro pequeñoburgués se agrupa en torno a aplaudir la caída de los Estados Obreros por la conquista de las libertades democráticas individuales y la "liberación nacional de la cárcel de pueblos", pero ... para ser enclaves del imperialismo. Ocultan eso sí, la pérdida de las libertades como clase y las conquistas económico-sociales y políticas hacia la independencia de clase, que significaban estos Estados Obreros, a pesar de que estaban gobernados por una burocracia. Esta tendencia tiene sus presiones aún en el movimiento trotskista que, ante enormes campañas de prensa, reaccionan como la Cruz Roja y no como partidos para la revolución, privilegiando el "humanitarismo" a la lucha antiimperialista, como se vio en el ataque imperialista para "independizar" a Bosnia de la ex-Yugoslavia, como se ve hoy en la "independización" de Kosovo. Como lógica consecuencia los intelectuales, que siempre son orgánicos de una política, se retiran de la construcción de partidos centralizados, del leninismo, para pasarse al humanitarismo pequeñoburgués.
En la URSS el avance en las libertades individuales para la clase obrera se da en el marco de un retroceso de las libertades como clase, a pesar de que en este terreno se producen avances parciales, como los sindicatos independientes del Estado, que luego son copados por el imperialismo vía la reacción democrática y los aparatos. [9] Fue un proceso regresivo desde que perdió su carácter de clase, un triunfo de la reacción democrática imperialista, porque las justas reivindicaciones democráticas se tornaron regresivas al oponerse a las conquistas como clase. En este sentido es como si en un sindicato el proceso de lucha contra los burócratas se desvía hacia la "libertad individual" entendida como la negociación directa de cada individuo con la patronal que lleva a la destrucción del sindicato.
El avance en la autodeterminación nacional no se da en el marco del mantenimiento de las bases económico-sociales, sino en el del camino de la semicolonización imperialista y el desmembramiento nacional (como en las ex URSS, Yugoslavia y Checoslovaquia), salvo con Alemania. El ingreso de ex-Estados Obreros a la genocida OTAN durante el mismo bombardeo a Yugoslavia es otra muestra del contenido que, en general, tuvo la "autodeterminación".
En relación a la tierra el proceso es completamente regresivo porque la tendencia es hacia unidades económicas más pequeñas y se ha llegado como proceso social extendido a la producción para el autoconsumo.
Ante la ofensiva imperialista el proceso final comienza con Gorbachov, quien ya en 1984 como funcionario de Chernenko abre negociaciones con Thatcher. La burocracia inicia un proceso de reformas del tipo de los militares en Brasil, que Nahuel Moreno llamó "bismarckismo senil": cambios preventivos para evitar el estallido revolucionario, manteniendo lo esencial de las instituciones totalitarias. Es la época de las famosas glasnost (transparencia) y perestroika (reestructuración). [11]
Los cambios para la restauración, que se da definitivamente en 1992, comienzan en lo económico en 1986. Así los burócratas fueron transformando poder en propiedad y preparando el cambio en el carácter de clase del Estado.
La privatización ya estaba instalada como proceso y era el motor económico para diciembre de 1991, que es cuando se producen el desmembramiento de la URSS, la caída del COMECON y el Pacto de Varsovia. En 1992 con Gaidar, ministro de Yeltsin cae el monopolio del comercio exterior. Con el proceso de privatización estabilizado y la caída del monopolio del comercio exterior ya puede decirse que la producción se organiza para la ganancia en el mercado mundial: el Estado deja de ser obrero y pasa a ser burgués. [12] Este cambio es cualitativo porque no fue posible revertirlo ni es posible revertirlo ya sin una revolución social.
Merced a los beneficios del capitalismo, hoy Rusia cuenta con una enorme deuda externa, con planes de ajuste del FMI que provocaron una caída de la producción del 50%, desempleo, salarios que no se pagan durante meses y un aumento de la pobreza y la miseria que hacen que por primera vez los rusos conozcan casos de niños que deben ser hospitalizados por shock de hambre.
Esta categoría nos permite, por ejemplo, explicar la existencia de sectores de la burocracia que transformaron su poder político en propiedad, y hoy lo defienden con fuerzas paramilitares propias, las llamadas "mafias" por la prensa imperial. Estos nuevos burgueses, para acrecentar y consolidar su propiedad, utilizan la violencia para oponerse al poder central -comisionista del imperialismo- pero van conformando sólidos poderes regionales. [13] En Rusia vuelven a confirmarse las características de conformación de toda burguesía. En un país semicolonial la existencia de las llamadas mafias sería combatida violentamente por el imperialismo, a través del poder central. En Rusia no pueden hacerlo.
Por su parte el movimiento obrero no ha sido aplastado y sigue dando luchas de resistencia. Sin embargo estas son luchas parciales que no logran consolidar una dirección a nivel nacional. El proceso de sindicalización antiburocrático, por fuera de los sindicatos "oficiales", se diluyó o fue copado por los aparatos sindicales del imperialismo. Las últimas luchas, como las de mineros o maestros, si bien importantes no han dejado elementos de dirección superadores de esta situación.
Contribuye a esta desorganización una política consciente desde el gobierno central. Por ejemplo no podría sostenerse la situación social con gremios que en las provincias llevan meses sin cobrar su sueldo si no fuera que, por el contrario, sí se les paga puntualmente a quienes trabajan en los centros de poder, como Moscú y San Petersburgo.
Por su característica de país independiente, Rusia se encuentra en un cruce de caminos.
Por un lado presiona el imperialismo, buscando convertirla en semicolonia. La guerra contra Yugoslavia, aliado histórico y actual, es parte de estas presiones tanto como los préstamos del Fondo Monetario Internacional.
Por otra parte, la nueva burguesía que comenzó su acumulación primitiva con el saqueo de los recursos naturales a precio vil encontró un límite [14] que la lleva de crisis en crisis. Internamente se enfrenta no sólo al desafío por reconvertir su sistema productivo al capitalismo sino con el obstáculo aún mayor de aplastar al movimiento obrero y de masas después de 70 años de economía mal planificada pero economía que no se organizaba para la ganancia.
Los elementos centrales de la perspectiva están dados entonces por la ofensiva del imperialismo contra el carácter independiente del país, la respuesta de la nueva burguesía y la capacidad de recuperación del movimiento obrero y de masas.
Las bases político-teóricas del trotskysmo: se confirma, por la negativa, la teoría de la Revolución Permanente contra la caricatura stalinista del "socialismo en un sólo país", fundamentalmente en el sentido de que la revolución socialista sólo puede ser mundial, para no retroceder, y llegar al socialismo.
La derrota del ascenso, que caracterizábamos hasta mediados de los '80, producto de la derrota del proceso de revolución política.
Las revoluciones que estallen ya no contarán con el apoyo de los ex-Estados Obreros.
Que las crisis no lleguen a revoluciones se explica, no sólo por la agudización de la crisis de dirección revolucionaria sino, porque cada vez hay menos partidos centralizados como punto de apoyo de las masas para la toma del poder. Albania, Ecuador en dos oportunidades, Indonesia y en cierta forma el Santiagazo (Argentina), muestran esta característica. La posguerra demostró que son posibles las revoluciones que llegan a la expropiación aunque no tengan al frente un partido revolucionario. Sin embargo no hay posibilidad de tomar el poder y estabilizar sin partidos centralizados, tengan las direcciones que tengan. Sin partidos centralizados reconocidos, la única resolución posible de las crisis políticas es hacia la democracia burguesa. [15] Así como la clase usa el punto de apoyo de la organización sindical para poder salir a la lucha, cuando estallaron crisis las masas se apoyaron en partidos centralizados para hacer revoluciones que estabilizaron un nuevo régimen. El corrimiento de la mayoría de los partidos obreros y los partidos-ejército guerrilleros hacia la socialdemocracia, y el consecuente cambio en el carácter de sus partidos, reducen las posibilidades de que las crisis se transformen en revoluciones que estabilicen regímenes.
La resistencia: Es necesario reconocer las desigualdades que pueden convertirse en rupturas de la situación general: la clase obrera europea occidental no fue derrotada, salvo la inglesa, ni pasaron las privatizaciones como en Latinoamérica; el pleno empleo en EE.UU. sienta bases importantes para que el movimiento obrero se recupere de la derrota de los años de Reagan. Salvo en China no se dieron derrotas contrarrevolucionarias.
En general las luchas que se dan son básicamente económicas y sólo esporádicamente se convierten en lucha de clases. Cuando lo hacen no encuentran partidos centralizados que sirvan de punto de apoyo para estabilizar sus triunfos y avanzar. Cuando decimos esto lo hacemos pensando en las importantes luchas que dieron los europeos, con epicentro en Francia pero también en procesos como los de Ecuador, Albania e Indonesia.
La debilidad de las luchas: Las direcciones socialdemócratas, socialcristianas o nacionalistas y las stalinistas "recicladas", que fueron aliviadas de su enfrentamiento con sindicatos clasistas, se fortalecen frente a las bases porque se independizan más de sus presiones. Todas se juegan por no salir de los marcos de la legalidad burguesa mediante la acción directa, conscientemente aíslan las luchas económicas para que no se conviertan en lucha de clases. Este es un elemento clave que facilita la ofensiva para la superexplotación.
La necesidad del partido leninista: La máxima expresión de la libertades como clase es la de responder a la necesidad de la construcción del partido revolucionario. Este no es centralmente la organización para la lucha, sino la herramienta para la toma del poder y garantía para el desarrollo de la revolución socialista mundial. El centralismo democrático es imprescindible no sólo para la ofensiva, sino para la resistencia y la defensa. La experiencia secular del movimiento obrero y de masas, como en Italia y Alemania, a principios de siglo, frente al surgimiento del fascismo, no ha dado ninguna otra forma superior de organización para el partido revolucionario.
Siguiendo la conquista teórica que significó para nuestra corriente Actualización del Programa de Transición y el desarrollo precedente decimos que la situación actual se caracteriza por:
a) No sólo se frenó el ascenso histórico sino que se retrocede en un proceso reaccionario con resistencia, y
b) Un proceso de retroceso en la organización política y sindical del movimiento obrero y de masas que se suma a la crisis de dirección revolucionaria.
A pesar de que se frenó el ascenso histórico, el hilo rojo que nos permite explicar todos los fenómenos sigue siendo el problema de la dirección. El progreso en las luchas debemos medirlo centralmente por la dirección que dejan, no por sus logros económicos puntuales. El análisis debe basarse en qué tipo de vanguardia deja o no cada lucha significativa. La revolución es un hecho internacional que se plasma a nivel nacional.
¿Cómo se superará esta etapa reaccionaria? Como el proceso mundial es desigual y combinado, el cambio provendrá, como siempre ha ocurrido, por una ruptura nacional y no por un proceso evolutivo, económico o de otro tipo. Debemos centrarnos entonces en un seguimiento de las situaciones nacionales, en especial donde haya partidos centralizados o donde por procesos objetivos se formen vanguardias.
¿Cómo se superará el proceso actual de desorganización del movimiento obrero? La reorganización puede ir de lo sindical a lo político o de lo político a lo sindical. [16] Si bien no hay tendencias claras, por la magnitud del desempleo creemos que son más probables los procesos que partan de lo político: que sindicalmente se reorganice como consecuencia de grandes hechos de la lucha de clases o que surja impulsado por partidos políticos. Los organismos obreros, a pesar de su despegue creciente de la base, son el lugar objetivo de organización de la clase, y por esto es tan importante nuestra política de militar en los sindicatos de masas. Son el único punto de apoyo posible para que las luchas económicas se unifiquen y se conviertan en lucha de clases, políticas, a pesar de sus direcciones. La caída de los Estados Obreros profundizó el problema de la dirección llevándolo no sólo a una profundización de la crisis de dirección revolucionaria sino también a una crisis de direcciones de organizaciones obreras centralizadas, a pesar de que fueran traidoras y contrarrevolucionarias. Nuestra política es la caída de los burócratas a manos de las bases, pero defendemos a esa misma burocracia si la quiere voltear la patronal. Siempre fue mejor tener sindicatos burocratizados a no tenerlos.
Programáticamente es importante además revalorizar los principios del movimiento obrero: independencia de clase, democracia obrera y sindical, politización de lo sindical, solidaridad de clase, internacionalismo proletario, acción directa colectiva y organizada, odio de clase.
En relación a los Estados Obreros debemos retomar los conceptos de "país obrero" y "país independiente", que Nahuel Moreno utilizaba al final de su vida, para defender todo lo obrero e independiente que quedó y reconquistar lo perdido.
Respecto a los procesos internos del movimiento obrero deberíamos reflejar programáticamente los cambios ocurridos distinguiendo a las burocracias que se han convertido en patronales, en un proceso aún minoritario, sin dejar de tener en cuenta la ofensiva imperialista por la destrucción total de la sindicalización.
Estos ejes deberían entonces definir la política de alianzas y diferenciación para la construcción del CITO, como parte de la reconstrucción de la IV Internacional. La tarea central es construir en este proceso la dirección revolucionaria que sólo puede ser internacionalista.
NOTAS
[1] Ver por ejemplo Actualización del Programa de Transición , Nahuel Moreno, Ed. Antídoto, Bs. As. 1990.
[2] La invasión en 1979 y la retirada en 1987 del Ejército Rojo de Afganistán, el embargo imperialista a la URSS, la presión militar del gobierno Reagan llamada "Guerra de las galaxias", la derrota de la clase obrera yanqui e inglesa, el peligro de la revolución política motorizada por los polacos, la desaceleración del crecimiento económico o las peleas interburocráticas; son elementos importantes al analizar el proceso. Sin embargo estas tesis no se centran en explicar el peso que estas causas tuvieron en la derrota de la revolución política, preferimos centrarnos en reconocer sus efectos y consecuencias para ayudar a definir los cambios programáticos y una política.
[3] León Trotsky, Stalin el gran organizador de derrotas - La III Internacional después de Lenin, Ed. Yunque, pág. 79. Las negritas me pertenecen.
[4] La recuperación imperialista como producto de la caída de los Estados Obreros ya estaba prevista por Trotsky, ver por ejemplo "Stalin el gran organizador de derrotas. La III Internacional después de Lenin", Ed. Yunque Buenos Aires, 1974. Otra causa importante en la recuperación yanqui es sin duda la sumisión de Japón, conseguida por Clinton durante su primer mandato.
[5] "Hace diez años el 8% del ingreso nacional de los Estados Unidos iba a defensa; ahora es el 3%. Y esa diferencia se pasó al área de inversión, que estaba un poco abandonada. Así la economía estadounidense compite mejor con la europea o la japonesa que hace una década atrás." Diario Clarín , 15/6/97.
[6] Ver por ejemplo Actualización del Programa de Transición , Nahuel Moreno, Ed. Antídoto, Bs. As. 1990.
[7] Al decir que la dinámica es a recuperarse del síndrome de Vietnam, donde tuvo un importante número de bajas que llevó a la misma población norteamericana a movilizarse y contribuir a su derrota, nos referimos especialmente a la intervención militar directa, su primer paso, sin que esto signifique que superó el temor al envío de tropas. La situación actual es bien diferente a la del gobierno Reagan donde la intervención militar se limitaba al apoyo de guerrillas como los "contras" en Nicaragua o la guerrilla afgana y debía financiarse clandestinamente como lo demostró el caso Irán-Contras. Hoy día los ataques militares son con apoyo del congreso yanqui y a gran escala. Si por síndrome de Vietnam, sólo se entiende el envío de tropas terrestres debe tenerse en cuenta que el imperialismo norteamericano ha intervenido en varios países pero sigue rehuyendo involucrar a sus tropas. Por ejemplo en Somalia al perder unos pocos soldados se retiró. En Yugoslavia ante la discusión sobre la necesidad de una operación terrestre, fue claro que vacilaron en la toma de esta decisión: los yanquis, saben que si pierden varios centenares o decenas de soldados, el pueblo norteamericano se puede movilizar y ocasionarle problemas. En ese sentido restringido el síndrome de Vietnam sólo se superaría si el imperialismo lograra el apoyo de la población, así gane una guerra perdiendo muchos soldados.
[8] Ver "Dictadura Revolucionaria del Proletariado", Darioush Karim (Nahuel Moreno), Editorial Kappa, 1986.
[9] Hacia 1989 surgen por primera vez en 60 años procesos de sindicatos independientes del Estado. Antes de mediados de 1991 los pocos embriones de organización ya estaban en franco retroceso y declinación, ganados por la AFL-CIO o cercados por los sindicatos oficiales por las facilidades de asistencialismo. Ver la explicación de Nahuel Moreno en "Dictadura Revolucionaria del Proletariado".
[10] Esto lo explican así tanto Trotsky (detalladamente, por ejemplo, "En Defensa del Marxismo"), como Nahuel Moreno (detalladamente en "Dictadura revolucionaria del proletariado"). Ver el recuadro llamado "Defensismo y Revolución Política" en esta misma nota
[11] Ver el recuadro "El proceso de privatización" .
[12] Ver en esta misma nota el recuadro "Defensismo y Revolución Política" en esta misma nota.
[13] Un caso arquetípico es el de los Urales. El gobernador de la región comenzó a blanquear la situación "ilegal" de la mafia local, una de las más fuertes del país, que tiene ramificaciones en otras regiones como Omsk. Ver diario Clarín del 20 de febrero de 1999, página 61.
[14] Existen múltiples determinaciones para que el proceso haya encontrado un límite y se desarrolle de crisis en crisis, como el bajo precio internacional de las materias primas o la miseria creciente, pero un límite cualitativo, como siempre, sólo será producto de la lucha de clases.
[15] "Fíjense lo grande que es Lenin por lo del partido centralizado. Hoy día, entre todos los que tomaron el poder, no ha habido un solo partido que no fuera centralizado. Inclusive exageradamente centralizado, burocrático, sin democracia, pero centralizado. En cambio, un partido no centralizado, abierto, no ha tomado el poder en ningún lugar. Para tomar el poder se requirió disciplina." Nahuel Moreno, Escuela de Cuadros - Argentina 1984, pág. 27, Ed. Crux Buenos Aires, 1992. Conceptualmente es muy interesante el desarrollo que hace León Trotsky al comienzo del capítulo "El arte de la insurrección" en su "Historia de la Revolución Rusa", para explicar por qué la burguesía en ocasiones se queda con el poder producto de una revolución.
[16] Es interesante ver el planteo que hace Nahuel Moreno en un material interno llamado Antiidentikit que el MAS de Argentina publicó como folleto en 1992.
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