IGLESIAS GOTICO-MUDEJARES ARQUITECTURA MUDEJAR-CERVERA ITINERARIO DO REYNO DE ARAGÄO
CASTILLOS DE ARAGÓN ARTE MUDÉJAR ARAGONÉS SANTA TECLA, PATRONA DE CERVERA

IGLESIAS GOTICO MUDEJARES DEL ARCEDIANADO DE CALATAYUD

(José López Landa -Calatayud 1878-1953)

Como parte importantísima de la Diócesis de Tarazona, figura desde el s. XII el

arcedianado que se formó con los pueblos pertenecientes a la llamada Comunidad de

Calatayud, al ser erigida esta por D. Alfonso el Batallador. El papa Julio II lo confirmó

por una bula que iba escrita en el mismo pergamino que el fuero que dio el monarca

(Fuente: España Sagrada, T -L pp. 172). Mas tarde se agregaron otras parroquias, hasta

hoy, que son en número de 78, con dos colegiatas y catorce conventos.

La riqueza y prosperidad de la comarca, con feraces vegas que fecundizan diez ríos, ha

sido causa de que no hayan llegado hasta nosotros muchas de las construcciones

religiosas medievales. No pocas de las más importantes (empezando por las dos

colegiatas) fueron renovadas en pleno Renacimiento, cuando mayor era el ansia por

embellecer y ampliar los edificios destinados al culto. Sólo así puede explicarse que no

quede nada de arte románico (exceptuando una ventana muy tosca de la iglesia de

Bijuesca), aunque era el estilo imperante cuando el Batallador conquistó de la

morisma todas estas tierras. También ha llegado muy poco del s. XIII; pero de fines del

XIV y del XV se conservan ejemplares arquitectónicos muy curiosos, de un estilo

inspirado gótico-mudéjar, que merecen ser conocidos y apreciados por cuantos sientan amor al arte monumental.

" Ya en Arquitectura, su cultísimo director, D. Leopoldo Torres Balbás, pudo hacer

alguna referencia a esas iglesias. A requerimientos de tan buen amigo se deben estas

líneas, que no pueden aspirar a la categoría de estudio definitivo, pero que han sido

trazadas después de repetidas y pacientes observaciones.

Las iglesias que hemos de analizar se encuentran casi todas en las grandes vías naturales

de comunicación de Calatayud con las comarcas limítrofes. Siguiendo la cuenca del

Jiloca, en dirección a Teruel y Valencia, se hallan Maluenda y Morata. A lo largo de la

Cañada que abre la entrada a Castilla, Torralba y Cervera. Más apartada, a trasmano,

hacia el Campo de Cariñena, Tobed. Todas ellas se alzaron con pocos años de

diferencia, y algunas están perfectamente fechadas.

Así, Cervera de la Cañada ostenta muy ufana una curiosísima partida de nacimiento

grabada en relieve -"En el nombre de Dios todopoderoso seyor fue acabada esta

iglesia en ano de mil quatrociento e vint seys. Fueron jurados de aqueste dito ayo don

pascual verdejo donjuan aznar regidores don anton morant don migel morant anton

cuybillo maleo cabero percurador migel frayre condios. Obrada e dificada por

mahoma rami "-

Maluenda también nos da la fecha precisa de la construcción de la iglesia de las santas

Justa y Rufina, en una larga inscripción gótica, en parte borrada.

Documentalmente se conoce cuando comenzó a levantarse la de Torralba de Ribota, por

decreto del obispo D. Pedro Calvillo, expedido en 1367, y para sustituir a la antigua

parroquia destruida en la guerra de los dos Pedros (I de Castilla y el IV de Aragón). y

por la Heráldica se puede llegar al conocimiento aproximado de los años en que se

acababa el santuario, antes muy famoso, de la Virgen de Tobed, timbrado en el último

tramo de su bóveda con las armas del generalísimo Papa Luna.

y si estas iglesias presentan ya interés por estar algunas fechadas, aumenta su

curiosidad, en más de un caso, el nombre del alarife que las construyera. Dos de los

maestros moros que trabajaron para los cristianos firmaron gallardamente sus

respectivos edificios. En la iglesia de Santa María de Maluenda, a continuación de un

texto latino del Evangelio, puede leerse, no sin esfuerzo, en caracteres muy revesados: -

era maestro Mufla Adolmalic-.

y en el afiligranado antepecho del coro de Cervera de la Cañada, después de los

nombres de todos los que en 1426 ejercían cargos concejiles, se lee claramente -

Obrada e deficada por Mahoma Rami -, nombre aun no vulgarizado en la historia del

arte aragonés, pero que debe ser pronunciado con respeto, por corrresponder a un

maestro inspiradísimo (Mahoma Rami debió gozar del mayor prestigio. Su nombre

figura unido a la construcción del hermosísimo cimborrio de la Seo de Zaragoza, que

costeó Benedicto XI/l. En un documento del Archivo de la Corona de Aragón -Registo

2248 folio 54- el rey D. Martín pide moros a Zaragoza para las obras de su casa de

Valldaura-Barcelona-, y dice que Mahoma Rami trabajaba en la Seo, de Zaragoza, por

orden del Papa. Mes de octubre de 1404".

Si analizamos ahora, aunque sea someramente, estas iglesias goticomudéjares,

, podremos formar dos grupos de diferente tipo constructivo: uno mas rico, elegante y

complicado, con las de Torralba y la Virgen de Tobed, a las que debe agregarse por su

estructura (aunque se separe en algunos puntos) la de Morata de Jiloca,. y otro segundo,

.; de planta mas sencilla, con Santa María y Santas Justa y Rufina, de Maluenda, y la

parroquia de Cervera, dedicada a la Asunción.

Apréciase desde luego como nota común la sobriedad al exterior, exceptuando la de

Morata, con su fachada en el muro norte, muy amplia y señorial, espléndida (hoy

estropeadísima), en que se encuentran casi todos los elementos decorativos de las torres

de Teruel.

Las cabeceras son planas en el grupo primero, o poligonales, como en las iglesias de

Maluenda, pero en ambos casos sin ningún primor constructivo; nada de ábsides de

complicada traza, con recios contrafuertes muy decorados, con pináculos

resplandecientes de azulejería, como vemos en S. Pedro de Teruel; como ostentaba

hasta su vandálica destrucción la nunca bastante llorada iglesia dominica de S. Pedro

Mártir, de Calatayud.

Resérvanse los primores decorativos para el interior, que en las dos iglesias gemelas de

Torralba y Tobed, singularmente, presenta disposiciones felicísimas en la construcción

y exornación, ésta elegante y prolija, de excelente efecto.

Como todas las que vamos a estudiar, ambas carecen de crucero, y en ellas y en su afin

de Morata, la cabecera, que acaba en un muro recto, está formada por tres capillas al

frente, de arco apuntado y planta cuadrada, que comunican entre sí. Sepáranlas tan solo

ligeros pilares, y la central difiere un poco en sus dimensiones de las laterales. Cúbrelas

una bóveda de crucería sencilla con claves decoradas. Como alcanzan poca altura con

relación al muro del fondo, sobre ellas y en aquél se abre un ventanal (son dos en

Tobed), y encima un rosetoncillo.

También es notable en este grupo el abovedado de las naves. Alternan en ella los tramos

de crucería con otros de cañón apuntado, menos anchos que aquellos, que dan la

impresión de anchas fajas de refuerzo, sin desentonar del conjunto, comunicando a la

nave un aspecto de vigor y robustez. Por su anchura permiten cargar en los contrafuertes

torrecillas de ladrillo que aumentan la resistencia de la bóveda. Esas torrecillas se ven

en Tobed y Torralba (aquí más esbeltas y arrogantes), y están unidas entre sí por

galerías de arcos apuntados de buen efecto. Entre la zona inferior de esos salientes tan

recios dan amplitud a la nave capillas laterales, generalmente con bóveda de cañón

apuntado (por excepción Morata y Cervera tienen bóveda de crucería).

Los nervios de la crucería, muy sencillos, están compuestos de tres boceles, y apoyan en

ménsulas pequeñas, mezquinas, poco decoradas.

Las claves, muy variadas: de platillo con imágenes y escudos (Torralba); pinjantes con

estalactitas (Tobed, Morata); de arandela muy recortadas y con gran desarrollo las más

recientes (Tobed).

Dan a la nave luz suave, tamizada, unos ventanales apuntados, en que el arte mudéjar

pareció aguzar su fantasía soñadora con la multiplicación de sus afiligranados ornatos

en las caladas celosías. En Tobed, Torralba, y Santa Justa de Maluenda, sobre cada

ventanal se abre un rosetoncillo con entrelazados mudéjares, por lo común. Otros

rosetoncillos de igual traza se abrían a poca altura de las capillas laterales, como

pueden verse al exterior en Torralba y Tobed, y en Cervera hay otro, además en

posición desusada, casi a ras de tierra, a los pies de la nave, bajo el coro.

La decoración pintada que cubre muros y bóveda es muy feliz y de gran entonación, y

merecería por sí sola un estudio detenido.

Con admirable sentido de los recursos pictóricos, imita sobriamente el aparejo de

ladrillo, alternando con fajas de follajes serpenteantes, con profusión de escudos, etc.etc.

Los muros bajo la imposta, por la que suele correr una inscripción gótica, están

decorados de modo más permanente, rehundido s los trazados en el yeso, formando algo

que recuerda los esgrafiados, o bien con escudos, ornatos foliáceos, etc., en verdadero,

pero muy tenue relieve, como en parte de las iglesias de Maluenda. Despliéganse

combinaciones de curvas angreladas, que se entrecruzan caprichosamente un

conjunto rico, pero no sobrecargado, de puro carácter mudéjar.

El grupo integrado por las dos iglesias de Maluenda, y Cervera, difiere del anterior en

la cabecera poligonal y en la bóveda de crucería sencilla en todos sus tramos, sin el

intermedio de esas zonas de cañón apuntado que tan curioso carácter presta a las de

Tobed, Torralba y Morata.

Ahora, ya estudiados los edificios en conjunto, podemos decir algo en particular de cada

uno de ellos.

TORRALBA DE RIBOTA

La iglesia actual nació de los desastres de la guerra. Temiéndose con harto fundamento

nuevas invasiones asoladoras, hubo de dársele aspecto y resistencia de fortificación.

Así, alza su mole reciota de ladrillo, coronada de torrecillas, por encima de las casucas

apiñadas y como acurrucadas a su sombra,  dominando gallarda hasta los mismos restos

de las antiguas construcciones militares: la turris alba que dio su nombre al pueblo.

A los pies, alternando con las bélicas torrecillas elévase solemne la torre de las

campanas, netamente mudéjar, de planta cuadrada, muy exornada, con prolijos ajacaras,

con chapitel igualmente de ladrillo. La primitiva puerta principal, en el eje de la nave,

fue cegada en tiempos más recientes, con la adición de un cuerpo saliente que sirviera

de coro bajo. Aun se ven, labrados en piedra,  lindos motivos de traza ojival, que

acompañan en las enjutas a las armas de la villa. Y esto es todo lo que al exterior,

consigue detener la mirada del arqueólogo.

El interior está decorado con pinturas de gran efecto ornamental, realzadas en parte con

trazos rehundidos, como en Tobed, Maluenda y Cervera. Son muy finas las yeserías de

los ventanales.

Allí se guardan obras artísticas de positivo mérito. Lo más saliente son las tablas del

retablo primitivo del alta mayor (Desmontadas hoy en la sacristía), dedicado a S. Félix,

mártir de Gerona, obra del s. XV. Hay también otros dos retablos menores, de igual

estilo y correspondientes a la misma centuria. Son los de S. Pablo y S. Martín, y este

último está tirmado en la predella:

"bendit, arnaldin depixit m."

También es muy interesante un crucifijo, entre la Virgen y S. Juan, que hoy puede verse

(en malas condiciones por la excesiva altura) delante del ventanal que se abría sobre la

embocadura del altar mayor. Son estupendas tallas góticas -s. XIII- muy solemnes,

muy hieráticas, de impresionante belleza.

TOBED

- La iglesia de la Virgen, que en otro tiempo fue objeto de muy señalado culto,

perteneció, como el pueblo entero, a la opulenta casa religiosa de los canónigos

regulares del Santo Sepulcro, de Calatayud. Esto basta para explicar que, aun

reproduciendo con ligerísimas variantes el tipo de la parroquia de Torralba de Ribota,

se construyera con mayor gallardía y amplitud en sus dimensiones, aunque sin duda fue

alzada con menor celeridad, pues en su ornato (ya que no en sus líneas generales)

pueden advertirse muy bien distintas fases constructivas.

No consta documentalmente la fecha de su edificación; pero fue terminada como se ha

dicho, por la munificencia inagotable del espléndido y famosísimo "papa Luna",

generoso bienhechor de las iglesias de toda esta comarca. Proclaman su generosidad en

este caso las armas pontificias esculpidas en el rico florón que decora la clave del último

tramo de la bóveda.

Mas si esta iglesia puede ser considerada como hermana gemela de la de Torralba,

presenta, según hemos consignado, algunas particularidades que se advierten ya al

exterior.

La imafronte del templo, sencillísima en Torralba, fue aquí decorada minuciosa y

ricamente con labores de ladrillo y cerámica esmaltada. Aun puede verse en pequeña

parte que permite calcular lo que fue aquel espléndido conjunto, enmascarado del modo

más imbécil al construir, no hace muchos años, adosada a este edificio, una vulgar y

ramplona Casa Consistorial.

También es singular la disposición de los vanos en la cabecera: dos ventanales, y sobre

estos, un rosetoncillo. En la exquisita labor de ataurique de aquéllos, se ve la cruz

patriarcal de los canónigos del Santo Sepulcro, que ejercían jurisdicción en el lugar.

Indicando las diferentes etapas de su construcción, presentan carácter distinto los

ventanales y la clave del último tramo de la nave. En ellos desaparece ya todo rastro de

mudejarismo, dejando su lugar al gótico exuberante, pomposo y ya decadente a fuerza

de ostentación y sutileza.

La iglesia de la Virgen de Tobed, que en otros tiempos gozó de gran renombre en la

comarca y fue enriquecida por continuas donaciones de monarcas y magnates, después

de repetidos saqueos y enajenaciones vergonzosas, aún conserva obras de mérito como

recuerdo de su opulento pasado.

Muy afamado a lo largo de los siglos es un cuadro de la Virgen que donó en 1400 el rey

de Aragón D. Martín "el Humano", gran coleccionista de reliquias. Según una piadosa

tradición - muy antigua, pero hoy indefendible - fue pintada esa imagen por S. Lucas.

Es una tabla bizantina, arcáica, pero sin valor artístico extraordinario, que se guarda en

un templete de plata, finísimo y elegante, de estilo plateresco, labrado en 1517.

Otra imagen con leyenda, en esta interesante iglesia, y también de Nuestra Sefiora. es la

de la titular del templo. De talla pequeña y medio oculta por un manto postizo, no

parece anterior al s. XV. De ella se cuenta que sudó copiosamente por la fingida y falaz

conversión de los moros de Granada después de conquistada la ciudad por los Reyes

Católicos.

También es digno de encomio un portapaz gótico esmaltado.

y esto, con alguna tabla de pinturas primitivas, es lo más curioso del santuario de la

Virgen de Tobed, antes muy sonado y favorecido por la piedad aragonesa y hoy, por

completo olvidado, desconocido, arrinconado, sin que los eruditos lo recuerden ni los

fieles lo visiten.

MORATA DE JILOCA

Su fachada mudéjar, riquísima sobre todo encarecimiento, parece prometer grandes

bellezas igualmente en el interior del templo. Penetrando en él es completa y aplastante

la desilusión. No hallamos nada que merezca una mención ni aun derrochando la

indulgencia.

La nave está pintarrajeada y alteradísima. En lugar de los espléndidos ventanales de las

otras iglesias de este grupo, vulgares y angostas ventanucas dan una luz mortecina.

Cambió se la orientación adicionando a los pies una construcción postiza que sirviese de

cabecera y presbiterio, dejando para coro bajo lo que había sido capilla mayor, después

de estropearla sin piedad. Se tabicó su comunicación con las otras capillas absidales, de

las que la separaban solo pilares de sección octogonal, sobre los que cargaba un arco

apuntado con agujas y cardinas. Quedó igualmente condenada la puerta principal que se

abría en la rica fachada norte.

Pero aun hoy esta hermosa manifestación del arte mudéjar, estropeada y maltrecha por

los continuos ultrajes del tempus edax y del homo edacior, compensa de la raplonería y

penuria del interior. Se despliegan por todo el lienzo de aquella gran pared de ladrillo

las más ricas galas de la ornamentación mudéjar del mejor gusto. Es asombrosa su

semejanza con las famosas torres de Teruel.

Todos los elementos decorativos de aquellas (alicatado s, arquerías con fustes de barro

vidriado, etc.), se encuentran aquí felizmente combinados; pero en estado de

lamentable deterioro.

CERVERA DE LA CAÑADA

En contraposición a lo que ocurre con la iglesia de Morata, aquí el arte se refugió

en el interior, dejando el exterior paupérrimo y desolado. Nada anuncia que

dentro de aquellos muros de aridez y ruindad sumas, vaya a encontrarse una

filigrana como el antepecho del coro, que proyectó y firmó un arquitecto de

pontífices y reyes. El arte ojival, en pleno desarrollo y exuberancia, pero antes de

que degenere con la afectada prolijidad de la decadencia, nos ofrece una acertada

disposición de motivos muy variados de elegancia irreprochable. Es muy feliz la

decoración pictórica, en la que abundan los escudos de Cervera y Aragón.

Alrededor de las claves de la bóveda extensas zonas de fastuoso ornato aparecen

pintadas en los plementos. También son de exquisita belleza las yeserías mudéjares

de las esbeltas ventanas.

La cabecera fue rehecha, muy desviada del eje y con la más ruda impericia,

desentonando rabiosamente ante la obra genial del inspirado Mahoma Rami.

MALUENDA

Como recuerdo glorioso de una prosperidad pretérita, el pueblo de Maluenda conserva

todavía no pocas bellezas arquitectónicas en blasonados caserones y en los edificios

religiosos.

En sus tiempos de pujanza llegó a contar con tres parroquias, una de ellas, S. Miguel, ya

convertida en ruinas. La única que hasta nosotros llegó con tal carácter es la de Santa

María, que tiene hoy como filial a la iglesia dedicada a las santas Justa y Rutina.

Ambas son de la misma época. Ya se ha dicho que la de Santa Justa está fechada en

1413 y la de Santa María lleva la firma de Muça Adolmalic.

Las dos tienen una planta muy semejante (nave única, sin crucero; capillas entre los

contrafuertes, cabecera poligonal).

La de Santa María que hoy ostenta el rango parroquial, es de menores dimensiones, pero

más aparatosa al exterior. Tiene una sola torre mudéjar, de planta cuadrada, de tinas

labores de ladrillo, que termina en flecha de sección octogonal. La portada, bajo un

enorme alero muy interesante, muy rico en escudos pintados, es ojival, de airosas líneas

y acabada ejecución, algo estropeada hoy, a fuerza de remiendos y alteraciones en la

colocación de sus esculturas.

El interior encierra varios retablos góticos (el del altar mayor es barroco), de ellos unos

complementos, en irreprochable conservación, y otros con sus tablas desmontadas y

dispersas por diferentes dependencias de la iglesia. Proceden, en su mayor parte, de la

antigua parroquia de S. Miguel. Todos presentan igual carácter.

Es muy rica y decorada la armadura de madera en que descansa el coro, con alfarjes

minuciosa y diestramente pintados.

La iglesia de las santas Justa y Rutina es muy pobre y desnuda en su aspecto exterior:

dos torrecillas nada garbosas a los pies; una modesta, insignificante portada del s. XVI

que no pasa de la triste categoría de "vulgar pegote".

El interior, en cambio, es un conjunto espléndido. Acertadísima la decoración mural

pintada, y en alguna capilla de muy ligero relieve, prolijas y afiligranadas las yeserías

de los ventanales (de igual modelo que en Tobed) y de los rosetoncillos; elegante la

tracería del antepecho del coro, de arte gótico florido.

El retablo mayor, de gran desarrollo, soberbio, hermosísimo sobre toda ponderación, es

obra del s. XV en sus postrimerías, de pintura firme de dibujo y rica de colorido, con

pasajes del martirio de las santas titulares. Otro retablo pequeño y también gótico, está

dedicado a S. Nicolás. Es de buen pincel, y en él figura el donante con tonsura clerical y

la leyenda " Don Miguel del Rey me fecit".

También merece una mención el esbelto y trabajado púlpito gótico, pero con elementos

decorativos ya renacientes en su escalera. Más puro de estilo es su airoso tornavoz.

Citemos por último el ingreso a la Capilla del Rosario, o de los Temprado: curiosa y

minuciosa portada en que el incipiente plateresco se funde, muy armónicamente, con el

decadente gótico.

Hemos pasado revista únicamente a las iglesias del Arcedianado de Calatayud que

presentan en su fábrica, en acertado y feliz conjunto, ese estilo gótico-mudéjar que

permite agruparlas para su estudio con arreglo a varias notas características comunes

claramente definidas.

No podemos detenemos en aquellos edificios religiosos en los que el arte mudéjar se

limitó a la construcción de las torres (como la muy bella de la parroquia de Ateca, o las

de Santa María y S. Andrés, de Calatayud), o en que una restauración malhadada o una

reconstrucción parcial dio apariencias barrocas a la nave. Ocurrió esto singularmente en

la iglesia de Aniñón después de un gran incendio que respetó la torre y la riquísima

fachada mudéjar, prolijamente exomada en toda su extensa superficie. Y también debe

citarse entre las iglesias neciamente estropeadas por el insensato afán de modernizar los

edificios venerables, la de Belmonte de Calatayud (en que el genial Gracián recibiera

las aguas del bautismo), en la cual no se conserva ya nada de estructura gótica y sólo

muestra de su fábrica primitiva la decoración mudéjar - sobria y severa aquí - en el

ábside y la torre.

Son igualmente escasos los restos que de las construcciones medievales han llegado a

nosotros en una iglesia enriscada de Calatayud, que debió ser primitivamente de no

menor belleza que las que hemos ido examinando.

El santuario de la Virgen de la Peña, que se edificó en el emplazamiento de uno de los

castillos morunos y fue medio arruinado en el asedio de Calatayud por las tropas de

Pedro 1 de Castilla. Se ha reconstruido en parte varias veces. De la fábrica ojival queda

lo que fue capilla mayor y otra absidal (ya fuera de la nave actual), y dos capillas

laterales, algo posteriores, muy esbeltas, con bóvedas de crucería de arcos diagonales

apuntados. Una de ellas está materialmente bordada por labores muy prolijas de

ataurique, de gusto mudéjar o gótico flamígero, que cubren sus muros y los plementos

de las bóvedas.

Nada más se conserva con mérito artístico de lo que fue durante varios siglos Real

Colegiata de la Peña, después convento, hoy iglesia filial de Santa María la Mayor y

donde recibe culto la patrona de la ciudad; una imagen románica, muy linda, poetizada

por las más bellas tradiciones locales.

INICIO PRESENTACIÓN HISTORIA LA IGLESIA DICCIONARIO FIESTAS FORO-CHAT LINKS CURIOSIDADES REPORTAJE
NAVEGA AYUNTAMIENTO GEOGRAFÍA NOTICIAS PERSONAJES FOTOS CORREO EL TIEMPO PASEO VARIOS