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Cáceres dispone la repatriación de los restos
De la repatriación de
los restos del contralmirante Grau se han ocupado el
historiador Jorge Basadre, el escritor e historiador
Enrique Tovar y también, los directores de la Casa Museo
Grau de Piura don Antonio Rumiche Ayala y doña Isabel
Ramos Seminario.
Tuvieron que pasar
once largos años, cuando ya las pasiones se habían
morigerado un tanto, para que fuera posible la
repatriación de los pocos restos que quedaron del
contralmirante don Miguel Grau. Como se recordará esos
restos sólo eran una pierna y un trozo de mandíbula.
Durante todo ese tiempo, los restos habían estado, bajo
el respeto que se le guardaron en el mausoleo del
general Benjamín Viel uno de cuyos hijos, marino como
Grau, fue concuñado del héroe.
En 1890, era
presidente del Perú, el general Andrés Avelino Cáceres,
el empecinado patriota, héroe de la Breña y era diputado
por Piura don Pablo Seminario, pariente cercano de Grau,
que ya en 1879, cuando era senador, solicitó el ascenso
de Grau.
Pablo Seminario, el 7 de
octubre de 1889, presentó un proyecto
de ley, pidiendo la repatriación de los pocos restos
que existían de Miguel Grau en Chile. En el proyecto se
planteaba la construcción de un gran mausoleo en el
cementerio general y que para atender todos los gastos,
se considerase una partida de 30,000 soles con cargo al
superávit del presupuesto general de la República. El
diario “El Comercio” se ocupó al día siguiente del
pedido, recordando que en ese día se consumó el heroísmo
de Grau. De inmediato los demás diputados piuranos
Nicanor Rodríguez, Genaro Helguero, Félix Manzanares,
Augusto Vegas y José Lama, lo respaldaron y sólo demoró
unos cuantos días la tramitación, pasando al Senado.
Eran senadores, el almirante Montero, amigo querido de
Grau, el coronel Fernando Seminario Echandía y el Dr.
Francisco Eguiguren, todos los cuales lograron que
saliera convertido en ley.
El presidente Cáceres
puso gran empeño en recuperar para la Patria, todos los
restos de los que por ella dieron su vida, en la
infausta guerra del 79
Para conseguir tal
fin, expidió el 3 de junio de 1890 un decreto supremo,
por el cual se disponía el traslado a Lima o la
repatriación de los restos de quienes sucumbieron en
Angamos, Tarapacá, Alto de la Alianza, Arica y
Huamachuco, para ser depositados en la tumba especial
que se había levantado. En el mismo decreto supremo se
disponía el nombramiento de una comisión que viajaría a
Chile en la cañonera “Lima” la que estaría presidida por
el capitán de navío Melitón Carvajal, sobreviviente del
«Huáscar», e integrada por el capitán de fragata Pedro
Gárezon, que fuera el último comandante del glorioso
monitor y el coronel Manuel C. de la Torre combatiente
del Morro de Arica. La cañonera salió el 15 de junio del
Callao.
La ocasión era
propicia, porque se encontraba en Santiago como
representante del Perú y ministro plenipotenciario, don
Carlos Elías que fuera dilecto amigo y compadre de Grau.
El 29 de mayo el canciller del Perú, hizo conocer a
Elías los fervientes deseos del general Cáceres de
conseguir la repatriación de los restos de nuestros
héroes. Demás está decir que nuestro representante en
Chile desarrolló una pronta e intensa labor hasta lograr
el 9 de junio una entrevista con el canciller chileno
don Juan Mackenna, el cual se mostró muy asequible y
predispuesto, lo que fue comunicado por Elías a la
cancillería peruana en Lima
Las conversaciones
sostenidas se formalizaron con dos notas. La primera del
ministro Elías al ministro de Relaciones Exteriores de
Chile, que decía:
Legación del Perú en Chile.- Santiago, 10 de junio de
1890
Excelentísimo Señor
Ministro de
Relaciones Exteriores de Chile
Don Juan E Mackenna
Señor:
Confirmando lo que
tuve la honra de expresar a V.E verbalmente, cúmpleme
manifestarle, que deseando el gobierno del Perú, que los
restos del señor contralmirante don Miguel Grau, del
comandante Espinar y de otros peruanos muertos en Arica,
reposen en el cementerio de Lima, se propone enviar al
crucero “Lima” para conducir tan preciosas cenizas al
Callao.
Confía mi gobierno,
que el de V. E. no tendrá inconveniente para dar a esta
legación, con tal objeto, todas las facilidades
necesarias y que se dignará ordenar a las autoridades de
Arica, que conserven en la iglesia matriz de este
puerto, la urna que contiene las cenizas de los
combatientes peruanos que allí perecieron.
Aprovecho esta
oportunidad, para renovar a V.E. las seguridades de mi
alta consideración.
CARLOS M. ELIAS.
Siete días más tarde
el Señor Mackenna contestaba en la siguiente forma:
Santiago 17 de junio de 1890
Señor
Carlos Elías
Ministro
Plenipotenciario del Perú.
Señor,
He tenido la honra de
recibir la atenta nota de U.S. de fecha 10 del presente
en la que manifiesta que el gobierno del Perú ha
resuelto repatriar los restos del contralmirante Grau,
del comandante Espinar y de otros peruanos muertos en
Arica, enviando al efecto el crucero “Lima” para que los
conduzca al puerto del Callao; y me expresa que no
dudará que el gobierno de Chile, prestará a U.S. todas
las facilidades necesarias a ese objeto.
En contestación, me
es muy grato significar a U.S. que me he dirigido ya por
teléfono a las autoridades de Tacna y Tarapacá a fin de
que contribuyan, en cuanto les sea posible a hacer más
expedita la tarea de los comisionados peruanos, y al
mismo tiempo, anticipo a U.S. que mi gobierno, hará un
deber de allanar todas las dificultades que hubieren de
presentarse para el fiel cumplimiento de ese patriótico
encargo.
Renuevo a U.S. las
seguridades de mi alta consideración
JUAN MACKENNA