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las calles


 

Este documento ha sido cedido amablemente por D.Jose Antonio Lavilla

El núcleo de población que hoy comprende Villanueva de Jiloca se formó en la parte alta del pueblo, en la Calle del Castillo. El nombre de esta importante calle se debe a que probablemente existió algún torreón de vigilancia construido para mantener la comunicación visual con Daroca y los puntos fortificados a ambos lados del río Jiloca hasta el castillo de Báguena.

A medida que la población fue creciendo las edificaciones se construyeron hacia el barranco natural que cruza el pueblo y en una fase de crecimiento posterior las casas se construyeron al otro lado del barranco.

La superficie edificada llegó hasta las proximidades de la ribera del río formando un núcleo urbano desparramado pero con una disposición cómoda. La mayoría de las casas tenían un pequeño huerto regado por alguna de las dos acequias que cruzan el pueblo.

Al sur del barranco se reservó un espacio más amplio para construir los edificios públicos: el Ayuntamiento, el horno, la lonja (que además hacía las veces de trinquete y cobertizo), el hospital de pobres y la cárcel.

Se canalizó el agua del manantial de la parte alta del pueblo con tubos de barro cocido ó arcaduces hasta una fuente que data del Siglo XVI construida en estilo Renacentista en el año 1.557 por el cantero cántabro Juan de la Peña por orden del Concejo de Villanueva.

Siguiendo el curso del barranco hacia el norte se construyó la Iglesia. De esta primera edificación poco conocemos porque sólo se conserva un pequeño muro de mampostería y algunas piedras angulares ya que entre finales del siglo XVII principios del siglo XVIII se derribó para ampliar el solar y construir la Iglesia actual.

 

Hasta el año 1901 los nombres de las calles de Villanueva son los siguientes:

Alta del Castillo
Baja del Castillo
Baja
Enmedio
De la Fuente
Calle del Moral
Plaza de la Fuente
Plaza del Moral

 

En el año 1901 sucedió una catástrofe que casi borra Villanueva de Jiloca del mapa y por eso entre 1901 y 1903 el pueblo sufre una transformación forzosa y los nombres de las calles se cambiaron.

El día 19 de agosto del año 1901 una gran tormenta que destruyó cuarenta y ocho casas y otras edificaciones como el horno y la fuente. Causó grandes destrozos en la Iglesia, Ayuntamiento y sus dependencias y por si esto no hubiera sido poco, la crecida de las aguas del río Jiloca se llevó el puente del río dejando Villanueva incomunicada por carretera.

No hubo pérdidas humanas pero se malograron cosechas, enseres y animales domésticos. La moral de los vecinos quedó muy minada y la situación económica sólo acrecentó la desesperación. Hasta tal punto que aquel año no se celebraron las fiestas patronales en honor a San Gil y a la Virgen del Rosario.

El pueblo necesitaba ser reconstruido pero no llegaron ayudas institucionales y el Concejo de Villanueva tuvo que buscarlas en otras entidades.

El párroco D. Agustín Pérez, vecino de Villanueva, dedicó especial atención en llevar a cabo las gestiones para conseguir la financiación necesaria y junto con las autoridades locales pidió ayuda a los vecinos, autoridades eclesiásticas y amigos.

Afortunadamente entre sus amistades se encontraba el periodista, comediógrafo, poeta y político y gran aragonés D. Eusebio Blasco y Soler. Pese a residir en Madrid se enteró de la noticia y no dudó en difundirlo a su vez entre sus amigos de la Villa y Corte y cibseguir las ayudas para el párroco.

Eusebio, en su calidad de periodista, el 12 de Octubre de 1901 publicó un artículo en el Diario de Avisos y el periódico abrió una colecta para enviar una donación a Villanueva. Otras personas también destacaron en la reconstrucción y en agradecimiento la Villa puso a sus calles el nombre de sus benefactores.

Durante la reconstrucción muchos prefirieron no construir sus casas en el lugar arrasado, optando por otros solares que donó el Ayuntamiento en la parte alta del pueblo, facilitando la expansión hacia las eras del pueblo.

Villanueva de Jiloca agradeció también la ayuda de personas particulares, denominando las siguientes calles con sus nombres:

La calle anteriormente conocida como Alta del Castillo se llamó hasta los años de la República Calle del Obispo López de Mendoza, obispo en Barbastro. Su aportación de llegó gracias a la amistad que le unía con Dª Rosario Solsona, esposa de D. Antonio Abad y sobrina de D. Pedro Solsona, notario en Daroca. Ambos eran naturales de Barbastro y residían en Villanueva de Jiloca.

La calle Baja del Castillo que desciende hacia la Iglesia, pasó a llamarse calle de Eusebio Blasco y Soler. En un libro publicado recientemente sobre Eusebio Blasco encontramos estas anotaciones de 1902 decía lo siguiente:

 

“Un alcalde de Madrid, muy amigo mío, quiso poner mi nombre a una calle hace dos años. Se lo agradecí mucho, declinando el honor. Pero…hace cuatro o cinco días, recibí una carta de aquel santo varón a quien veneré como a padre de los pobres, cura de Villanueva de Jiloca, modelo de sacerdote, apóstol de la caridad, el cual solo, desde su rincón del pueblo, ha logrado recursos importantes para reedificar el pueblo hundido, y este ilustre o ignorado párroco, agradecido al modesto concurso que le presté para devolver sus viviendas a mis desdichados paisanos, me decía que había logrado, de acuerdo con el señor alcalde, poner mi nombre a una calle del pueblo. ¡Ah sí, eso sí; esa es mi calle! Un pueblecito de quinientos vecinos, una calle en medio y mi humilde nombre en la esquina... eso es para mí más honroso y halagüeño que si el alcalde amigo me diese la Cuesta de los Críos para llamarle calle de don Eusebio Blasco y Soler, autor de comedias, casado y con hijos. Tengo mi calle y estoy muy orgulloso de ello, y ahora voy a ver donde esta en Madrid, que no lo se todavía, la de Don Felipe, que debe ser de mi amigo Felipe Pérez, Felipe Ducazcal y Felipe el Hermoso… ¡Vaya usted a saber dónde andará eso y quién será don Felipillo!”

 

La calle Baja del Castillo discurre hacia la hacia la plaza mayor, se conocerá desde entonces como Diario de Avisos. El diario zaragozano fundado por Calixto Ariño en 1870, tal y como narraba D. Eusebio Blasco, fue el impulsor de una suscripción popular en beneficio de los afectados por la tormenta. Redactores de la talla de Mariano de Cavia y Luís Montestruc (fundador en 1895 de Heraldo de Aragón) participaron en tarea benéfica.

El Diario de Avisos dejó de publicarse en 1911 al ser absorbido por la Sociedad Anónima Heraldo.

La antigua Calle Baja pasó a denominarse Calle de Pascual Abad en recuerdo de D. Pascual Abad Cascajares, Subsecretario de Hacienda y Consejero del Reino, otro hijo Ilustre de Villanueva de Jiloca miembro de la familia Abad.

En esta calle encontramos dos magníficas casas solariegas, la primera es de estilo aragonés del XVII, construida con ladrillo y con el escudo de armas Abad de Bernabé en la fachada principal. Tenemos constancia además de que en este edificio también vivió D. Antonio Marcial López y Quilez, Barón de Lajoyosa.

El segundo edificio fue construido a finales del XIX y al igual que en la primera casa solariega, en él también podemos encontrar magníficas huertas y jardines.

Hasta hace pocos años existía otra casa con un peculiar escudo de armas con los Corporales de Daroca. Esta piedra armera se conserva en una casa situada en la vecina localidad de Used. La antigua casa tenía un mirador de madera que dotaba de un estilo muy peculiar al edificio. Además se podía encontrar la pila del “diezmo” que demostraba la vinculación existente entre este edificio y la parroquia de Villanueva.

La Calle de Enmedio, hoy se llama calle del Arzobispo Soldevila, el Cardenal Arzobispo de Zaragoza asesinado en 1923 en un atentado perpetrado por los anarquistas Torres Escartín y Francisco Ascaso.

En 1904, Monseñor Soldevila hizo una visita pastoral a Villanueva y se presume que aportó ayudas económicas para la reconstrucción del pueblo. Esta calle fue la más castigada por las riadas de la tormenta y en ella podíamos encontrar una de las casas más antiguas del barrio dotada de una espléndida rejería. A esta casa se le denominaba popularmente como la “casa de la fruta”. En el solar que ocupaba esta casa se ha edificado el actual pabellón municipal.

La casa número uno de la calle, de estilo aragonés y con un amplio jardín, nació en 1670 el que fuera, Provincial y Definidor General de su congregación, D. Antonio María Malo de Bernabé.

La Calle de la Fuente, posiblemente denominada así por la fuente renacentista que había en la plaza, desde hace muchas generaciones es conocida como “la rambla”, ya que forma un barranco natural que atraviesa el pueblo. Después de la riada pasó a denominarse Calle de Eduardo Lozano Diputado por su partido en Daroca entre 1918 y 1921. Suponemos que aportó económicas obtenidas gracisa a sus negocios industriales y bancarios en Daroca.

Al principio de esta calle está la Iglesia Parroquial de Villanueva de Jiloca, edificio de estilo barroco del siglo XVII dedicado a San Gil Abad. También encontramos casas de familias acomodadas con las peculiares entradas con “barbacana”, una defensa de argamasa que protegía las puertas durante las lluvias torrenciales. En las calles adyacentes también encontramos cantoneras para tablones para desviar las riadas.

La Calle del Moral hoy se llama Luis Planter. Sólo sabemos que en 1903 una de las casas fue comprada por la familia de un médico distinguido. En esta calle la mayoría de las casas también tenían huertos, donde durante los años setenta se edificaron solares. Esta calle es una continuación de la Plaza del Moral.

La Plaza de la Fuente, su nombre se debe a la magnífica fuente renacentista construida por el maestro cantero de origen cántabro Juan de la Peña en 1557. La fuente presidió esta plaza hasta su desaparición por causa de la tormenta de 1901.

El nombre actual de esta plaza es Marqués de Montemuzo, donde encontramos el Ayuntamiento y otros edificios municipales. Este Marqués poseía además una casa solariega en Burbáguena y un palacio en Zaragoza.

Lo más representativo de esta plaza pasó a ser la Olma, un magnifico ejemplar de la variedad “olmus campestres” que probablemente fue plantada alrededor de 1814 en honor a la Constitución. Lamentablemente murió a causa de la grafiosis en junio del año 1990.

En esta plaza y bajo este árbol giró la vida del pueblo, hacía las veces de lonja y era el punto de venta de las cosechas de patata, cereza y otras frutas que se cultivaban.

Bajo su sombra además se celebraban los acontecimientos festivos como misas de campaña, bailes y cenas populares, servía de paraguas ante repentinos chaparrones y era el lugar de encuentro de la juventud. Más de una moza vaciaría sus cántaros para volver a llenarlos en la fuente y de esta forma poder pasar más rato con el mozo de sus sueños.

Hasta hace pocos años se conservaba su viejo tronco rodeado de un pequeño zócalo con jardín que también cobija la placa que el ATENEO de Zaragoza colocó en memoria del hijo de este pueblo Arnaldo de Villanueva.

La antaño denominada Plaza del Moral que probablemente recibe su antiguo nombre por albergar un ejemplar de este árbol asiático que era cultivado para la cría del gusano de seda. Esta actividad se desarró en Villanueva desde el siglo XVI hasta el XX.

Esta plaza se denomina actualmente Infanta Isabel, hermana de Alfonso XII y mujer de carácter afable a quien se conocía cariñosamente como “la chata” y muy apreciada por los vecinos de Villanueva. Durante las últimas décadas, hasta la construcción del pabellón municipal, las fiestas patronales se celebraban en esta plaza.

 

Calle del Rosario
Calle Diputación
Obispo de Pamplona
Del Banco
Plaza de San Gil
Plaza del Vicario José Pellicer
Calle 19 de Agosto
Paseo de D. Iñigo Melendo

 

La Calle del Rosario, es la continuación de calle Pascual Abad hacia la ermita delRosario, donde encontramos dos casas dignas de reseñar: la primera tiene una magnifica reja artesanal, la segunda tiene un escudo con las barras de Aragón y en la parte baja un dragón. Fue propiedad de la esposa del barón de la Joyosa, Dª Matea Abad de Bernabé.

Al final de la calle descubrimos el recinto que albergaba el antiguo molino harinero que durante muchos años fue una pieza clave en la vida cotidiana del pueblo. Durante los años veinte fue transformado en central eléctrica pasando a Eléctricas del Pilar. Esta central eléctrica suministró luz a los pueblos de la sierra y campo de Used.

La Calle Diputación nace de la calle Eduardo Lozano en su ascenso hacia las eras de la parte sur del pueblo, donde hallamos algunas casas con huertos anejos y casas salpicando los solares cedidos a los antaño damnificados por la tormenta.

En 1979 con motivo de la inauguración del pavimento fue colocada la placa con el nombre, pero en documentos antiguos ya se mencionaba como Diputación.

En la Calle Obispo de Pamplona, continuación de la calle Alta del Castillo, se tiene constancia de la existencia de una fortaleza. Esta calle también fue creada cuando se trasladaron las casas a una ubicación más elevada que las casas arrasadas por la tormenta de 1901. El resto de edificios son casas de reciente construcción, pajares, solares y eras.

Al final de la misma se encuentran los restos de un antiguo alfar propiedad de José Pellés, magnifico artesano de cuyas manos salieron piezas únicas como las famosas “jarras de engaño”.

La Calle del Banco, continuación de la calle Luis Planter, se edifican algunas de las casas denominadas “Taconas”. Es de suponer que en Daroca operaraba un solo banco, por lo que no creyeron necesario poner el nombre propio de la Entidad.

La Plaza de San Gil es la plaza de la puerta de la Iglesia. Hasta 1901 solamente estaba la Iglesia y el cementerio adosado, pero después de esta fecha se construye la nueva Casa Parroquial, quedando esta plaza nombrada como el Santo titular de la parroquia.

La Plaza del Vicario José Pellicer, es la plaza que queda en el nivel intermedio de la calle Diario de Avisos y el final de la calle Eusebio Blasco.

Antiguamente denominada Baja del Castillo, albergaba el único horno de pan de propiedad privada de Villanueva y los talleres de algunos artesanos: el calderero, el sastre y el alfarero José Pellicer; quien además fue párroco del pueblo. Gracias a su posición de Vicario intentó ayudar al pueblo en aquellos momentos difíciles y por ello le dedicaron la plaza.

La Calle 19 de Agosto es el rincón mas pintoresco del pueblo. Lo forman la parte lateral de la Iglesia y dos casas que en su parte más angosta se unen con tres arquillos de ladrillo con teja con reminiscencias árabes.

El Paseo de D. Iñigo Melendo fue inaugurada en 1906 por el propio D. Iñigo Melendo junto con D. Augusto Ruiz Rañoy, natural de Villanueva y representante de la provincia de Zaragoza en la Asamblea de Diputados.

Es la continuación de la Baja del Castillo y en ella encontramos la actual fragua del municipio. En el siglo pasado hubo otra fragua, por lo que deducimos que durante algún tiempo hubo dos herreros establecidos en Villanueva.

Es la calle más expuesta a inundaciones por estar más baja que la rambla y por estar bordeada por una acequia de riego. Hoy encontramos la acequia cubierta con una reja para evitar accidentes y dotar de mayor anchura a la calle.

No querría dejar este trabajo, sin reseñar otros intentos de cambio de nombre de estas calles de Villanueva de Jiloca. El primero tuvo lugar el 19 de abril de 1931, cuando el Ayuntamiento de la República propuso cambiar el nombre de la Plaza Infanta Isabel durante la celebración del 14 de abril. No llegó a cambiarse ya que hasta fechas recientes seguía el rótulo anterior a la inauguración.

El segundo intento se refleja en un acta del Ayuntamiento con fecha 17 de abril de 1936, se propone de nuevo el cambio de nombre de las siguientes calles:

 

La Calle Pascual Abad se llamará Avenida de la República.

La Calle Arzobispo Soldevila se pasará a llamar Galán y García.

La Plaza Marqués de Montemuzo se llamará Plaza de la República.

La Calle Eduardo Lozano pasará a ser Manuel Azaña.

Calle Obispo de Pamplona será la Calle Joaquín Costa.

La Plaza Infanta Isabel será la Plaza de la Libertad.

Suponemos que estos cambios no llegaron a producirse por el inicio de la Guerra Civil.

 

"El día 24 de junio de 2003, tal y como había sido anunciado, el ayuntamiento sustituyó los antiguos rótulos de las calles. Personalmente había abogado por que se respetaran los letreros originales, que amén del valor sentimental se trataban de cerámicas artesanales, algunas con más de 200 años como la Alta del Castillo, y en el mejor de los casos la mayoría cercanas al siglo de antiguedad".

"En la reunión en la que se comunicó el cambio propuse que al haber sufrido modificaciones prácticamente todas las calles se pusieran los nuevos rótulos al principio de las mismas y se respetaran los ya existentes en el lugar donde estaban, más tarde sugerí que antes de cambiarlos se consultara con personas más preparadas que yo que pudieran aconsejar lo adecuado en este caso, pero al final fueron cambiadas, se recuperaron por iniciativa del albañil algunas de las piezas, otras se rompieron pero algo se conserva, ignoro el destino que piensa darse a lo recuperado".

 


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