¿Es así como van a mandar?

Del despelote de La Pelota al Carlotazo

Por Mariana Hernández
marianahz@gmailcom

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Viernes 12 de julio de 2002
Recomendamos a los lectores regresar de tanto en tanto a este texto, pues está siendo renovado a medida que se van produciendo nuevos datos y nuevos razonamientos.
Fotos de
El Nacional.

Vaya por delante que la marcha fue multitudinaria. No voy a caer en el error idiota de la oposición de negar las multitudes chavistas inventando majaderías de débiles mentales como que les pagaron y tal. No. La multitud antichavista fue grande. Las televisoras golpistas no la mostraron tan grande como la del 11 de Abril ni como la concentración chavista del 29 de junio en la Av. Bolívar, pero fue grande, pues. Hay un gentío que no quiere a Hugo Chávez, así como hay otro gentío que sí lo quiere, mayoritario según las encuestadoras de la oposición —Consultores 21 y Datanálisis, que hasta golpista es esta última.

Pero

Ayer se evidenció algo que se venía comentando desde hace ya tiempo: la falta de unidad de la oposición. Ayer se reveló de modo patente hasta para los que no quieren ver el fenómeno, en dos momentos.

  • Primer momento: cuando se agolpó (es un decir) un grupo en la esquina de La Pelota para seguir hacia el palacio presidencial de Miraflores, que quería desbordar a su propio cuerpo armado, la Policía Metropolitana, que le cerraba el paso. Los demás les decían que no, que vámonos, que ya está, y ellos palante y palante como el elefante.

Supongo que fue el mismo grupo de desviados que en el

  • Segundo momento promovió el descarrío de la marcha hacia la Autopista “Francisco Fajardo” hasta la Base Aérea “Francisco de Miranda” situada en el aeropuerto de La Carlota.

Elipse de una ambición de poder

Sí, lector, la ex guerrillera comunista Ángela Zago (en la foto a la izquierda con el índice derecho alzado) es la misma que dijo ha poco, por Radio Caracas Radio en el programa Golpe a Golpe —convulsa como todo ex chavista y como todo ex izquierdista—, que prefería que en Venezuela gobernaran unos invasores yanquis con tal de salir de Chávez, con lo que se despachó desde Gual y España para acá la República entera, bolivariana o no, hasta su incursión guerrillera en los años 60. Con razón aquí no pasó nada, como reza el libro que la exaltó a la fama (Aquí no ha pasado nada). Un día escribe un panegírico del chavismo titulado La rebelión de los ángeles, y meses después está pidiendo una invasión yanqui. Con razón aquí no pasó nada. ¿Qué podía pasar aquí con guerrilleros así?


La valerosísima ex guerrillera Ángela Zago en La Carlota, tomando el Cielo por asalto, pues que se trata de un aeropuerto.

Allí se pudo ver a Ángela Zago, junto con los esbirros frustrados de Primero Justicia, alguno que otro de la CTV y no sé quién más porque tampoco es que me dedico a reconocer gente de esa —allá Roland Carreño—, agitando a una multitud ya de por sí bastante epiléptica ella. Finalmente los comandantes militares de La Carlota los recibieron y declinaron cortesmente lo que por su lado Elías Santana temía: una instigación a los soldados a alzarse en armas, como ya ocurrió el 11 de Abril, esta vez usando un traqueteante “Manifiesto de la rebelión constitucional”. Leonardo Pizani denuncia a “gente [de oposición] que tiene una agenda de guerra”, a quienes llamó a enfrentar decididamente. ¿Habrá un vídeo de los comandantes de la base aérea con los adalides de la oposición? Debe ser entretenido. Mucho más que esos programas de cámara escondida. Y por cierto que no parece factible que ese manifiesto haya sido redactado durante la marcha. Tienen que haberlo tenido listo desde antes, o sea, que la desviación de la marcha era premeditada y alevosa.

Pero Santana y otros de la Coordinadora Democrática se deslindaron de los radicales golpistas de La Carlota. Nada menos que Alfredo Peña y Rafael Marín se deslindaron también, mira tú. De todos modos Alfredo Peña acordonó la autopista con la Policía Metropolitana para asegurar que los marchistas golpistas llegaran a La Carlota sin novedad, quién sabe con qué plan que tal vez no se les dio y por eso a Peña le convino llamar más tarde a los manifestantes a desalojar la autopista, pues, razonaba Peña, con razón, que el derecho al libre tránsito de los antichavistas no puede ejercerse a costa del derecho al libre tránsito de los viandantes de cualquier signo político que iban por la autopista. ¿Por qué le convino a Peña tener la razón esta vez? Mal pensada que soy. Será por la manipulación que nos hicieron el 11-A (vide ¿Quién los mató?). ¿Será por cosas así que siempre le tuve ojeriza a ese señor, sobre todo cuando era chavista, tan furibundo y tramposo como ahora es antichavista? O que simplemente se dio cuenta de que ya era inútil porque habían fracasado.

Elipse de otra ambición de poder

Habría que narrar el resistible ascenso de Alfredo Peña, que ya anda vociferando de nuevo (lo prefiero así a verlo agazapado sin saber en qué anda), desde cuando

  • Trabajaba en Tribuna Popular, periódico oficial del Partido Comunista de Venezuela, hasta que
  • Miguel Otero Silva lo admitió en El Nacional a ruegos del comunista Guillermo García Ponce, cuando Peña llegó del Uruguay. De allí de salto vertiginoso en salto mortal hasta
  • Director de El Nacional. Nada menos. No es un logro escaso para quien no tiene más mérito que la audacia del pícaro. En realidad Peña no ascendió sino que a eso descendió El Nacional.
  • Periodista de chismes políticos en Venevisión.
  • Chavista enardecido —convulso como Ángela Zago en su respectiva fase chavista. En esos primeros meses del gobierno de Chávez a El Nacional lo llamaban Granma por lo acríticamente chavista que era. Venevisión, el otro patrón de Peña, también era chavista; ambos medios, parece obvio, lo encargaron de aceptar ser
  • Ministro de la Secretaría de la Presidencia de Chávez.
  • Alcalde Metropolitano, electo en el portaviones de Chávez, y dar el salto de talanquera hacia
  • El neoliberalismo, desbocado como es él y como es todo neoliberalismo de este lado de la galaxia.
  • La política reaccionaria de “plomo al hampa” y “cero tolerancia” y
  • El antichavismo encarnizado —convulso como todo ex chavista y como todo ex izquierdista.
  • “Tapado” de los Otero y los Cisneros para Presidente de la República (encargdo o definitivo —eso lo deciden los Otero y los Cisneros, no él, que no es más que lo que llaman popularmente un sigüí).
  • Jefe de la fuerza de choque de la oposición: la Policía Metropolitana, que es actualmente su única actividad visible, mientras llega a Presidente. Digo, es un decir, si llega.

¡Cuántos negocios vislumbraban los Otero y sus jefes los Cisneros con Chávez y que se quedaron por el camino! Con razón andan conspirando, junto con los demás negociantes frustrados. ¡Qué sería de los Otero y los Cisneros si no hubiera gente como Peña, Sergio Dahbar, Orlando Urdaneta, Argenis e Ibsen Martínez! Triste, ¿no? Bueno, a mí me parece triste llevar una vida así, de cargacatres y payasos de poderosos. Vengo de una familia poderosa y sé cuánto mi clase social desprecia a ese tipo de gente, mientras la usa. Por eso digo que debe ser triste llevar esa vida.

Propongo llamarlos golpistas y demócratas. Lo malo es que estos demócratas de la oposición están más cerca de los golpistas que de los demócratas del chavismo o de los simples demócratas independientes.

Tampoco dejaron marchar a Miquilena, el neoopositor. ¿Y qué creía y quería él? ¿Que la oposición lo iba a recbir con un whiskicito? Es la soledad del traidor, pues no lo quieren ni el traicionado ni el beneficiario de la traición, que sabe que si traicionó al otro lo puede traicionar a él también. Venir a salir con eso después de viejo. ¿Cómo no se dio cuenta desde un principio? ¿Tanto así ha cambiado Chávez? Yo lo veo igualito. Tanto nadar para venir a ahogarse en la orilla. Años y años de militancia de izquierda para terminar su carrera cuadrándose con un golpe de ultraderecha el 11 de Abril y ahora con una marcha que perseguía el mismo objetivo. Pero eso es tema para otro artículo: los despechados del chavismo (vide “Los ex hombres del Presidente”).

La falta de tantán

Como las canciones, las marchas del gobierno tienen tantán, esto es, un discurso de Chávez al final. La gente siente que ya se acabó y se va para su casa de lo más entusiasmada y con la moral altísima, que para tal fin son esos actos políticos.

Pero la oposición no tiene tantán, porque cada vez que un dirigente de oposición arenga a la multitud, por lo menos doscientos otros se quedan refunfuñando por los rincones. Llámase dirigente de oposición a todo aquel que pretende serlo. Mucho cacique y poco indio. Los gringos tienen una palabra para eso: one-upmanship, que la utiliza hoy por cierto el sitio chavista en inglés Venezuela’s Electronic News. Algo así como ‘autobombo’, como la autoproclamación de Carmona. Me imagino la rabieta que se cogió Rafael Marín, entre muchos, cuando vio a Julio Borges, al esbirro Leopoldo López y a Liliana Hernández, entre otros de Primero Justicia, arengando a las masas enardecidas en La Carlota. La misma que debe haberse cogido Rafael Poleo cuando vio a Carmona en Fuerte Tiuna después de que Carmona le dijo en la madrugada del golpe del 12 de abril de 2002 que se iba a descansar. La corte de los milagros, la noche de los pícaros. Estaban allí vociferando, elegidos por ellos mismos y no por un acuerdo previo. Ese acuerdo previo de la Coordinadora Democrática era precisamente no terminar en un mitin como el 15 de junio en la Av. Bolívar, sino disolverse anticlimáticamente en la Plaza Morelos.
Hay una Mano Peluda de exquisita vocación literaria en el seno de la oposición. Redacta impecables e inmarcesibles decretos, manifiestos y proclamas. Y después nadie sabe quién fue, pues no sólo tiene un portentoso talento literario, sino que es de una humildad de monje medieval. Por eso persiste en permanecer en el anonimato más estricto. Desde ya propongo al dueño (o dueña) de esa Mano Peluda para que sea el Primer Premio Nobel de Literatura de Venezuela, porque tiene una maestría para la ficción y la fabulación como pocas se han visto en la historia de la literatura fantástica. Deja en ridículo a Bradbury y a Tolkien, para no hablar de los mundos fantásticos de Jorge Luis Borges. ¿Será uno de los redactores de la fantasmal Enciclopedia de Tlön y Uqbar? Seguro que en el Papel Literario de El Nacional saben quién es este excelso demiurgo que anda entre nosotros y tal vez incluso marcha y todo.
Pero no, también Ángela Zago estaba declarando a la pata la llana para los medios golpistas, luego de parlamentar con los jefes militares y entregarles un manifiesto insurreccional. Por eso la Coordinadora Democrática decidió que no hubiera discursos finales, no fuera a ser que pasase lo del 15 de junio, cuando no hablaron todos los que consideraban que tenían derecho a tal. Cada orador habló uno o dos minutos y al final Orlando Urdaneta se sacó de la manga un decreto que ahora nadie sabe quién redactó (¿los mismos perínclitos y preclaros jurisconsultos del Resplandeciente Decreto de Carmona? ¿Los mismos del deslumbrante “Manifiesto de la rebelión constitucional”?). Esta vez los esbirros frustrados de Primero Justicia les colearon la parada. Y tan decenticos que se ven. Del agua mansa líbreme Dios, etc.

De todos modos los de Primero Justicia estaban curándose en salud porque Rafael Marín sacó un volante, que se le quedó frío como el golpe que planificaban al calor de esta marcha del 11-J, en donde se promovía para Presidente, pues ya estaba calentando los motores de una campaña electoral. Así es como piensan tumbar a Chávez, madrugándose unos a otros. Van a hacer un bello gobierno, digo, si con esa ineptitud logran salir de Chávez. Ahora me explico por qué Marín condenaba a los de La Carlota, porque le estaban madrugando su campaña electoral... ¿Será que Marín de verdad piensa ganar? Pícaro contra pícaro. Él conoce a la dirigente de Primero Justicia Liliana Hernández, porque bastante la trató cuando era adeca como él. Además, él sabe cómo los ricos lo desprecian, porque se lo han hecho sentir a las claras. Lo cual explica por qué anda tan apurado.

Por todo eso y más no hay tantán.

Entonces los marchistas se quedan como capilla sin santo, sin final, sin culminación. Por eso buscaron hacer algo, como irse a La Carlota a tirar una parada, a ver qué salía, en donde por cierto de nuevo salió un documento que nadie sabe quién redactó y que irritó a los demócratas de la oposición. Santana decía que no era aceptable que los civiles pidiéramos a los militares que nos resolvieran nuestros problemas. Tiene razón. Aunque sé que lo hace porque temía que lo dejaran fuera del negocio que pensaba que se estaba cocinando en La Carlota, en donde quién sabe qué se estaba fraguando y no se les dio a los golpistas. Porque: ¿sabe algo más Santana que no explicitó en su declaración? No me atrevo a insinuar nada, sólo que como él está más cerca, tal vez sepa algo más que yo. Es sólo una preguntica, pero da cosquillitas, ¿no? Algo sabía también el gobierno, que se trajo a unos paracaidistas de Maracay, para que lo libraran de todo mal, no fuera a ser que algún uniformado se volviera loquito como el 11-A.

Hay que saber ganar


Lo que es igual no es trampa: los chavistas
también fueron desalojados, en su caso,
de Puente Llaguno, al ladito
de Miraflores.
Ante todo esto, ¿qué hace el gobierno? En lugar de argumentar, para impedir la llegada a Miraflores, que en la oposición hay grupos de empecinados que no garantizan el carácter respetuoso de la marcha, como en efecto lo demostraron los apelotonados de la Pelota y los desviados de La Carlota, se sacaron de la manga un decreto inmobiliario nada menos que de Carlos Andrés Pérez, que prohíbe a los extranjeros comprar propiedades cerca de Miraflores y llegarle a cierta distancia en plan de manifestación. El gobierno dice ahora que había una agenda golpista, cosa que, dados los antecedentes de abril y las maniobras de La Carlota, no me atrevo a dudar. Bueno, era cuestión entonces de delatar la conspiración. A menos que no tuvieran certeza de la agenda golpista, lo que extraña, porque la oposición conspira a cielo abierto. O que no fuera prudente delatarla. Qué sabe uno de esos intríngulis de cuerpos de seguridad.

Con ese decreto antidemocrático crearon un campo de fuerza, como en La guerra de las galaxias. Y luego sale Diosdado Cabello diciendo que fueron 160.000 personas nada más. Las cuentas del Gran Capitán, porque me gustaría verlo aplicando los mismos criterios científicos de metros cuadrados a la manifestación enorme y chavista del 29 de junio. Rafael Marín dice que en la Av. Bolívar sólo caben 130.000 personas. En fin. Estoy en tratativas para crear una empresa auditora y certificadora de concentraciones y marchas. Advierto que voy a cobrar carísimo.

Eso nos enseña que no sólo hay que saber perder; también hay que saber ganar. Esta semana el gobierno tuvo dos triunfos porque la oposición se reveló a las claras como lo que es: intransigente e incoherente. Intransigente porque ahora resulta que acusa hasta a Jimmy Carter de chavista sólo porque, ¡horror!, ese insensato la invitó a dialogar. ¡Dialogar! ¡Habrase visto! ¿Por quién tomó el tal Carter ese a la oposición? ¿Por demócrata acaso? ¿Qué se ha creído el chavista Carter ese? ¿Quién es ese señor Carter, que se permitió decir que los medios son de oposición y no un ejemplo de imparcialidad de talla internacional? Con razón ya los medios comenzaron a satanizarlo. Lo último que dijeron los medios para embadurnar a Carter es que su gente estaba observando la marcha desde la sede del Ministerio del Interior y Justicia en Carmelitas. Lo vengo diciendo: Carter no sólo es fidelista sino chavista. Es más, el tal Otto Reich ese que anda de lo más amistoso con Chávez me está resultando medio sospechosón. Por algo Chávez lo citó extensamente en su Aló, Presidente el domingo, porque dizque apoya la democracia y Chávez dizque le cree. No se olviden de que Reich es cubano. De repente es un agente de Fidel. No es paranoia, pero de repente hasta el mismísimo Bush es chavista. ¿Por qué dejó que Chávez regresara y no invadió para complacer a Ángela Zago? Bush es chavista, después no me digan que no lo advertí. Fíjense cómo revocó la visa de Carmona Estanga. Incoherente porque ahora no tienen un solo frente sino por lo menos dos. Tal vez más. Si es que no se desbarata en mil grupúsculos. Ahora sabemos que no todos los dirigentes opositores son iguales, pues son unos peores que los otros. Yo que creía que era la izquierda la que se dividía. Leonardo Carvajal andaba ya desde hacía días en desacuerdo con marchar hasta Miraflores. ¿Otro disidente del golpismo? Raro porque él iba a ser el Ministro de Educación de Carmona.

Estamos, pues, ante una oposición insurreccional, por un lado, y una oposición democrática, por el otro. Ambas son radicales y catastrofistas porque no se conforman con menos que salir de Chávez, quien, dado el apoyo decidido que tiene en densos sectores populares, no saldrá del gobierno sino a través de una catástrofe que ojalá no provoque un tendal de cadáveres.

Habrá que ver qué partido toman los medios en este pleito de la oposición. Si toman partido por los golpistas, que es lo más probable, pronto veremos a Marín, a Santana y a Pizani acusados de chavistas, cobardes, corruptos y hasta asesinos, cuando no comunistas y maricones, porque los medios, entre otras cosas, no se andan con medias tintas. O peor aún: silenciados, vetados.

Ayer Calixto Ortega, otro moderado, esta vez del gobierno, decía que había demócratas tanto en el gobierno como en la oposición. Ése es el camino: una convergencia de demócratas de ambos bandos.

Y por último cabe la pregunta: ¿es así como piensa gobernar la oposición si llega a salir de Chávez? ¿Con esa falta de unidad de criterios? ¿Con esa intransigencia delirantemente arrogante que le impide aceptar la mediación hasta de Carter? ¿Con esas picardías urdidas en conciliábulos y restauranes de lujo? ¿No están conspirando descaradamente unos contra otros como ahora hacen contra Chávez y hasta más que contra Chávez? ¿Con la misma nocturnidad? ¿Haciéndose toda clase de maldades como las que se hicieron durante los días de la monarquía de Carmona? Con razón pasaron por la dictadura de opereta del 12 al 13 de abril. Por eso no logran salir de Chávez, porque no saben responder qué es lo que van a hacer con el país, es decir, con todos nosotros, si logran salir de Chávez.

Aunque no necesitan responder lo que van a hacer después de Chávez, pues ya lo sabemos luego de 40 años de gobiernos adecos, copeyanos, sindicaleros y —¡jajá!— empresariales. Y gracias al 12 y 13 de Abril.


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