
Galería
de Arte >>
Desnudos - Indigencia
- Manizales - Monumentos

Por
Jesús Andrés Trejos
|
|
|
|
Pincha
sobre la imagen para ampliarla!
|
En su interior guardan inmensidad de recuerdos y sucesos
que han podido observar en su estadio en nuestra ciudad.
Recuerdos como el del niño que se detiene a verlos
o el del turista que en un viaje de conocimientos se
topa con ellos, y con una mirada de asombro los admiran
diciendo: ¡qué buena pieza!.
Sólo ellos han sentido el rigor del apogeo de
una ciudad que en el afán del día y en
busca de su ideal los ha dejado en el olvido como algo
que fue muy importante pero que después pasó
a convertirse en una pertenencia más.
En sus cuerpos de hierro y bronce se esconde el esfuerzo
del escultor que trabajó día y noche para
darle forma y para sentirse orgulloso de su obra. Sí,
aquellos monumentos como el del aquel pianista que trató
de brindarnos un melodioso concierto, pero que en su
afán de hacerlo todo bien olvidó sus partituras,
y trató de improvisar pero fue abandonado por
aquel público impaciente e incomprensible.
Desde aquel día ha estado allí, esperando
por alguien que le dedique unos momentos y disfrute
de su bella y romántica música; o aquella
ave que con su escaso plumaje y sus ojos profundos encerrados
detrás de un cristal trata de surgir de nuevo
para mostrarnos su coraje y el alba los tomó
por sorpresa dejándolos paralizados ante la vista
artística de algunos y la ignorancia de otros
muchos que prefieren pasar desapercibidos, quizás
por miedo o ser juzgados de morbosos o tal vez porque
su propia morbosidad les impide admirarlos sin sentirse
excitados ante tal osadía; o el de aquel Bolívar
que tomó forma de cóndor, y con sus grandes
alas trató de tomar vuelo hacia el horizonte,
pero que en su intento ha quedado perplejo ante el rigor
y el olvido de aquellos que un día fueron sus
más grandes admiradores, pero que ahora lo han
dejado solo con sus sueños, como ellos hoy hay
muchos más que han sido muy famosos pero que
con el paso del tiempo se les fueron las musas y los
dejaron en una ciudad que en su afán de globalización
se ha convertido en la ciudad de los monumentos olvidados.
|