Júpiter está compuesto principalmente de hidrógeno (H) y helio (He). No tiene superficie sólida, únicamente capas de nubes gaseosas. En el centro del planeta está probablemente un núcleo rocoso con más de diez veces la masa del planeta Tierra. Las temperaturas en el núcleo exceden los 25.000ºK. Circundando al núcleo está una mezcla líquida de hidrógeno y helio que se ha comprimido en forma metálica bajo la intensa presión de las capas superiores del planeta. En octubre de 1989 la nave espacial Galileo fue puesta en órbita para un viaje de seis años a Júpiter. Una sonda fue fijada para ser lanzada a la atmósfera joviana en 1995 con el fin de fotografiar porciones de Júpiter por un período de dos años. Cuando es visto a través del telescopio, las nubes más altas de Júpiter aparecen como cinturones oscuros y zonas luminosas que abrazan el planeta y varían del amarillo oscuro al marrón y gris. Lo más probable es que estos colores sean causados por compuestos de amoníaco (NH3) y sulfuro. El rasgo más obvio del planeta es la famosa Gran Mancha Roja de Júpiter. Es una enorme tormenta ciclónica, tan grande como dos planetas del tamaño de la Tierra situados lado a lado, y se ha observado desde la Tierra por más de 300 años. Júpiter gira rápidamente sobre su eje, completando una rotación en menos de 10 horas. A causa de la fuerza centrífuga causada por esta rápida rotación, el diámetro de Júpiter es más grande en el ecuador de lo que es de polo a polo, dándole al planeta la forma de una esfera ligeramente achatada. Júpiter y sus 16 satélites conocidos probablemente se formaron como un Sistema Solar en miniatura, una gran bola gaseosa que giraba rodeada por una nebulosa planetaria que finalmente se desplegó en el planeta y sus satélites (ver Formación y Evolución de los Planetas). Júpiter tiene un estrecho sistema de anillos, descubierto por la nave espacial Voyager 1 en 1979, que está compuesto por diminutas rocas y partículas del polvo.
En 1992 la nave espacial Ulysses voló por Júpiter para estudiar sus campos magnéticos, plasma, polvo y rayos X. Éste halló que el campo magnético del planeta tiene un pulso tan preciso como un reloj que se extiende en medio del planeta. También observó que Ío es volcánicamente menos activo de lo que se pensó previamente.
(1) Aproximado. 1977: Sondas espaciales Voyager Dos sondas espaciales interplanetarias no tripuladas llamadas Voyager fueron lanzadas por los Estados Unidos en 1977. Voyager 1 fue lanzada el 5 de septiembre y Voyager 2 el 20 de agosto. Estas dos sondas han resultado ser de las más exitosas piezas de equipo astronómico lanzadas por los Estados Unidos, y costaron mucho menos que los vuelos tripulados. Voyager 1 llegó al planeta Júpiter en marzo de 1979 y a Saturno en noviembre 1980. Después de estos encuentros, durante los cuales fotografías de los dos planetas y sus satélites fueron transmitidas a la Tierra, Voyager 1 se dirigió fuera del Sistema Solar. Voyager 2, viajando a una lenta velocidad, fue a Júpiter el 9 de julio de 1979, y posteriormente Saturno el 25 de agosto de 1981. También pasó por Urano el 24 de enero de 1986, y Neptuno el 24 de agosto 1989, antes de volar lejos en el profundo espacio. Voyager 2, si sobrevive su vuelo, se espera que continúe operando y que transmita información hasta el año 2020. Los valiosos datos enviados por las sondas espaciales revelaron muchos hechos desconocidos acerca de los lejanos planetas y sus satélites, iniciando una revolución en la astronomía planetaria. Por ejemplo, las sondas revelaron que los planetas más distantes no eran iguales, como se creyó previamente. Se encontró que Saturno tiene muchos miles de "anillejos" en adición a sus bien conocidos anillos. Urano resultó tener diez lunas previamente desconocidas y un poderoso campo magnético. Se descubrieron seis satélites más de Neptuno, rodeado también con un poderoso campo magnético. |