Los cuerpos naturales, relativamente de gran tamaño, que giran en órbitas alrededor del Sol (y alrededor de otras estrellas también) son llamados planetas. El término no incluye cuerpos tan pequeños como cometas, meteoros y asteroides, muchos de los cuales son poco más que pedazos de hielo o roca; sin embargo, algunos científicos consideran a los asteroides como planetas menores.

El Sol gobierna los movimientos orbitales de los planetas mediante su atracción gravitacional y provee a los planetas de luz y calor. En orden creciente, en cuanto a su distancia respecto al Sol, los nueve planetas del Sistema Solar son: Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón.

Tamaño Relativo de los Planetas Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno pueden ser vistos sin un telescopio. Los antiguos griegos los llamaron planetes o "viajeros", porque aparecían moviéndose a través del fondo de estrellas aparentemente fijas. Aunque Urano también a veces es visible sin un telescopio, los antiguos astrónomos eran incapaces de distinguirlo de las estrellas verdaderas. En el cielo, los planetas se distinguen de las estrellas en que no centellean como éstas.

Los planetas pueden ser clasificados en dos grupos según la totalidad de sus características físicas:

Los planetas terrestres, o semejantes a la Tierra, están más cerca del Sol y se componen principalmente de roca y metal. Este grupo incluye a Mercurio, Venus, la Tierra y Marte. Los planetas terrestres son llamados también planetas interiores.

Los planetas jovianos o gigantes son muy grandes en compararación con los planetas terrestres y están muy lejos del Sol. Este grupo incluye a Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Estos planetas se componen principalmente de hidrógeno y helio en forma gaseosa y líquida. Plutón, el planeta más exterior, usualmente es considerado como un planeta ni terrestre ni joviano. Esta compuesto de hielo y roca y es mucho más pequeño que los otros planetas. Los planetas jovianos junto con Plutón constituyen los llamados planetas exteriores.


  Mercurio Venus Tierra Marte Júpiter Saturno Urano Neptuno Plutón
Distancia media al Sol
(millones de Km.)
57,9 108 150 228 778 1.430 2.880 4.500 5.900
Diámetro Ecuatorial
(Km.)
4.878 12.102 12.756 6.786 142.796 120.660 52.400 49.560 2.240
Densidad (Tierra=1) 0,98 0,95 1,00 0,72 0,24 0,13 0,21 0,28 0,36
Masa (Tierra=1) 0,055 0,815 1,00 0,107 317,7 95,15 14,53 17,15 0,002
Gravedad (Tierra=1) 0,38 0,90 1,00 0,38 2,34 1,16 0,79 1,1 0,4
Período de Revolución
(en años terrestres)*
0,241 0,616 1,00 1,881 11,86 29,46 84,01 164,8 248,5
Período de Rotación
(días:horas:min
terrestres)
58:15:36 243:00:14 0:23:56 1:00:38 0:09:50 0:10:14 0:17:18 0:17:29 6:09:17
Ángulo de Inclinación del
Ecuador Sobre la Órbita
-2° 23,5° 22° 22° 98° 29° ?
Ángulo de Órbita
respecto al Plano Orbital
Terrestre
7,00° 3,40° Por
definición

0,00°
1,85° 1,32° 2,49° 0,77° 1,77° 17,1°
Velocidad Orbital
(Km. por segundo)
48,3 35,1 29,8 24,1 13,0 9,7 6,8 5,5 4,7
Número de Satélites
Conocidos
0 0 1 2 16
+ anillos
20
+ anillos
15
+ anillos
8
+ anillos
1
(*) Un año terrestre tiene exactamente 365,24 días.


Formación y Evolución

Aunque el origen del Sistema Solar es incierto, la mayoría de los científicos creen que éste empezó a desarrollarse aproximadamente hace 4.500 millones de años de una gran nube de gas y polvo. La nube empezó a comprimirse y el material dentro de la misma se volvió caliente. La mayor parte de esta masa se fundió hacia el centro de la nube, formando finalmente el Sol. El material restante (menos de 1% del original) formó un disco giratorio, llamado nebulosa solar, alrededor del centro. Los planetas y satélites se desarrollaron de la nebulosa cuando ésta se enfrió.

Cerca del centro el material en el disco, condensado en partículas pequeñas de roca y metal que chocaron y se adhirieron unas a otras, gradualmente se desarrolló en cuerpos más grandes llamados planetesimales. Mientras viajaron alrededor del centro, los grandes planetesimales arrastraron el material más pequeño en sus caminos, un proceso conocido como acreción. Con el tiempo estos cuerpos acrecidos se desarrollaron en los planetas terrestres. Los numerosos cráteres todavía evidentes en las superficies más viejas de algunos planetas se cree que fueron creados durante esta fase, cuando los planetas nacientes chocaron con otros cuerpos.

Más lejos del núcleo del disco, frías temperaturas dejaron no sólo roca y metal sino también hielo y gas por desarrollar. Estos materiales formaron pequeños remolinos en el disco giratorio que se desarrollaron en los planetas jovianos. Cada planeta joven tenía su propia nebulosa relativamente fría, de la cual se formaron sus satélites.

En los planetas y en los satélites acrecidos, sus interiores se desarrollaron calientes y fundidos. En un proceso conocido como diferenciación, los materiales más pesados se hundieron en los centros, generando más calor en el proceso y formando gradualmente núcleos. En el caso de los planetas terrestres, se formaron mantos de roca alrededor de centros ricos en metal y fueron cubiertos por delgadas cortezas superficiales. Elementos ligeros escaparon de los interiores y formaron atmósferas y, en la Tierra, océanos.

Además del calor generado por la acreción y la diferenciación, los planetas y satélites tenían una tercera fuente de calor interior: la degeneración de ciertos elementos radiactivos en su interior. Desde su formación, muchas de las características físicas de los planetas han sido determinadas por la manera en que los cuerpos generaron y perdieron su calor interno. Por ejemplo, la descarga de calor interno explica la actividad volcánica y tectónica que forma las cortezas de los planetas terrestres.

Estos cuerpos tienen superficies sólidas que han preservado un registro de sus historias geológicas. En cuerpos menores tal como la Luna de la Tierra, Mercurio, Marte y los satélites de los planetas exteriores, el escape del calor interior a la superficie es relativamente rápido. Como resultado, la superficie inicialmente sufre rápidos y violentos cambios. Entonces, cuando la mayor parte del calor interior del cuerpo se ha dispersado, las características de la superficie se estabilizan y ésta queda en gran parte tranquila mientras el cuerpo envejece. Los cuerpos más grandes, como la Tierra y Venus, pierden su calor más despacio. De hecho, están todavía sometidos a las fuerzas del volcanismo y tectonismo. La topografía de los cuerpos terrestres que no tienen atmósferas ha sido causada, principalmente, por estas actividades volcánicas y tectónicas, combinadas con la formación de cráteres causados por impactos ocurridos durante la formación del Sistema Solar. Lo mismo se aplica para aquellos cuerpos terrestres que tienen atmósfera, pero su topografía ha sido modificada por la acción del viento y, en algunos casos, del agua.

La evolución de los planetas jovianos no puede ser reconstruida por el análisis de las características de su superficie ya que no tienen superficies sólidas. Estos planetas son tan grandes que mucho de su calor interior está todavía por ser liberado.



Movimientos de los Planetas

Los planetas giran alrededor del Sol en órbitas elípticas, con el Sol en un foco de la elipse. Si se pudiera mirar el Sistema Solar desde arriba (por encima del polo norte de la Tierra), se notaría que los planetas se mueven casi en el mismo plano y en sentido contrario al de las agujas del reloj.

Los verdaderos movimientos orbitales de los planetas fueron en un principio descritos correctamente en el siglo XV por el astrónomo alemán Johannes Kepler. Kepler formuló tres leyes que observó que gobernaban el movimiento planetario:

Primera, las órbitas de los planetas alrededor del Sol no son precisamente circulares sino ligeramente elípticas.

Segunda, las velocidades de los planetas en sus órbitas son tales que una línea imaginaria dibujada de un planeta al Sol alcanza áreas iguales en períodos de tiempo iguales. Como resultado, los planetas se mueven más rápido cuando sus órbitas son más cercanas al Sol y más despacio cuando son más lejanas.

Tercera, el cuadrado del período de revolución de un planeta alrededor del Sol es proporcional al cubo de la distancia promedio del planeta al Sol.

Además de sus movimientos orbitales, todos los planetas giran alrededor de sus ejes: la mayoría gira de oeste a este, pero Venus, Urano y Plutón giran de este a oeste. Los ejes rotacionales de todos los planetas (excepto Urano y Plutón) son más o menos perpendiculares al plano eclíptico.

Los movimientos de los planetas como se observan desde Tierra, llamados movimientos aparentes, son complicados por la revolución, rotación y eje ligeramente inclinado de la misma Tierra. La Tierra gira de oeste a este, así que las estrellas y los planetas parecen salir por el este cada mañana y ponerse por el oeste cada noche. Observaciones hechas al mismo tiempo cada noche mostrarán que un planeta usualmente aparece en el cielo ligeramente más al este de su posición de la noche previa. De cualquier modo, periódicamente un planeta parecerá cambiar de dirección por varias noches y moverse ligeramente al oeste de su posición previa.

Cuando un cuerpo se mueve opuesto a una dirección establecida, su movimiento es conocido como movimiento retrógrado. La inversión en la dirección de un planeta cuando es visto desde la Tierra es propiamente llamado movimiento aparente retrógrado porque es tan sólo una ilusión que ocurre siempre que la Tierra "da alcance" a un planeta exterior. Por ejemplo, como Saturno requiere 29,46 años terrestres para completar una órbita alrededor del Sol, la Tierra a menudo pasa entre Saturno y el Sol. Cuando esto ocurre, durante el curso de varias noches Saturno parece detener su movimiento hacia el este, invirtiendo su dirección contra el fondo de estrellas, y se mueve en movimiento retrógrado. Con el tiempo, parece detener su movimiento retrógrado y de nuevo se mueve hacia el este.

Mercurio y Venus también tienen movimientos aparentes únicos. Ambos parecen moverse de un lado del Sol al otro. Cuando uno de estos planetas está al este del Sol aparece a los observadores terrestres como una estrella de la tarde, y cuando está al oeste del Sol, como una estrella de la mañana.

Los satélites giran alrededor de los planetas siguiendo las mismas leyes del movimiento orbital de los planetas, y sus planos orbitales casi coinciden con los planos orbitales de los planetas que rodean. La mayoría de los satélites, incluso la Luna de la Tierra, giran alrededor de sus ejes una vez por cada revolución alrededor del planeta. Como resultado, estos satélites siempre le muestran el mismo lado al planeta alrededor del cual orbitan.




Nicolás Copérnico1543: Teoría copernicana de astronomía

Del siglo II al siglo XVI después de Cristo los estudiantes aceptaron la teoría ptolemaica de astronomía. Designada por su autor alejandrino Ptolomeo, la teoría declaró que la Tierra era el centro del universo, y que los otros objetos celestiales, incluso el Sol, giraban en torno a la Tierra.

En 1530 el astrónomo Nicolás Copérnico refutó la teoría ptolemaica en su trabajo "Acerca de las Revoluciones de las Esferas Celestes". Él afirmó que la Tierra gira sobre su eje, y que todos los planetas giran alrededor del Sol. Este modelo es llamado heliocéntrico.

A causa de la oposición de la Iglesia Católica Romana, que apoyó la teoría ptolemaica, Copérnico no publicó su trabajo por lo menos por una década. Entretanto, puso en circulación algunas de sus ideas entre los astrónomos contemporáneos. Según un relato, Copérnico no vio una copia publicada de su libro hasta el día en que murió, el 24 de mayo de 1543.

La teoría del heliocentrismo de Copérnico fue evidenciada como correcta al principio del siglo XVII por otros dos grandes astrónomos: Johannes Kepler descubrió que las órbitas de los planetas alrededor del Sol eran elípticas, y Galileo Galilei apoyó la teoría copernicana con las primeras observaciones telescópicas conocidas. Estos tres hombres ayudaron a la astronomía en particular, y a la ciencia en general, a librarse del estancamiento que había sufrido en Europa durante la Edad Media.




El Sistema Solar

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