Andalucía siempre ha revestido para nosotros los mexicanos la forma de una desconocida nostalgia. En espera de poder hacer en este año un viaje a esa tierra que imaginé primeramente a través de los poemas de García Lorca, los estudios de Maestría me dieron el pretexto para hacer esta investigación que fue para mí un verdadero placer. Espero que para tí resulte lo mismo el conocerla en estas páginas.

A manera de introducción, y antes del índice que te conducirá a las secciones siguientes, te ofrezco este texto anónimo que encontré en Internet, el cual no pude después volver a encontrar. Un afectuoso saludo a su lejano (y andaluz) autor.

Sentir de Andalucía por un andaluz de hoy:


Andalucía comprende una superficie de 87.200 km2. Mayor por tanto que algunos países europeos y similar a Portugal. Andalucía fue delimitada por primera vez por los romanos al crear la Provincia Bética, muy aproximada con la Andalucía actual. Coincidencia no fortuita pues tenía su origen en una estabilidad histórica y geográfica, en una permanente en el tiempo y en el espacio anteriores a la existencia de España.

Pero es sin duda la época árabe la que marcó y dejó más huellas en nuestra comunidad. Desde el año 711 hasta la conquista de Granada y posterior expulsión de los pobladores moriscos, el esplendor de Al-Andalus durante gran parte de ese período no tuvo parangón en el resto del mundo. Nombres como Averroes, Ben Al-Jatib, Maimónides, Abulcasis, etc; nombres que seguían la tradición originada en Séneca y Lucano, son una muestra del mismo. Hasta nuestros días han llegado evidencias de tal esplendor como la Alhambra, Medina Al-Zahra, y la Gran Mezquita de Córdoba.

Numerosas mezquitas, alcázares, puentes y molinos tachonan nuestra tierra y otras zonas de dominación árabe; y en nuestra lengua nacieron y perduran infinidad de palabras, topónimos, ideas, dichos y nombres.

Prohibidas sus tradiciones, lengua y religión, los moriscos fueron expulsados de su país según decreto del año 1609. Conquistada, que no reconquistada, por la fuerza de las armas e integrada en la unión voluntariosa de las coronas de Castilla y Aragón, llegamos a nuestros días. A pesar de varios intentos de industrialización autóctonos a finales del Siglo XIX (siderurgia, textiles, banca, comercio con América, etc.) la historia nos muestra una situación semicolonial. Condenada a ser tierra de emigrantes durante la etapa franquista, Andalucía vio a su gente obligada a trasladarse a otros países y a otras zonas de España favorecidas por los designios de los gobernantes en turno.

La etapa de desarrollo industrial en España, después de la autarquía, fue negada a Andalucía y a otras comunidades. En el momento clave las ayudas, planes de desarrollo, construcción de infraestructura, polos industriales, etc., favorecieron a otras regiones.

Desde luego hubiera sido mejor tener la oportunidad de crear riqueza en nuestra tierra para poder repartirla con otros que demandar solidaridad ahora.














Si encuentras alguna referencia que no funciona, o si quieres hacerme algún comentario, por favor, escríbeme.

Esta página fue armada por Carlos Sandoval, usando "Arachnophilia" de Paul Lutus; mi agradecimiento para ambos.

María Isabel Zerecero Pontones
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