principal
los indios
los misioneros
los soldados
relatos
personajes
curiosidades
otros sitios
participa


manda un mail

El Río Bravo


mapa del Río Bravo (Grande, Norte) en 1769 por Urrutia


DICEN QUE EL RÍO BRAVO ES CHARCO”: REPRESENTACIONES DEL RÍO BRAVO EN LA HISTORIOGRAFÍA Y LA LÍRICA POPULAR.

por Arturo Lozano, Cristóbal López

  Contrabando machaca
de aquí para allá y de allá ¡para acá!
Cruzando el Bravo charco
hacia los grandes ranchos
¡hacia los grandes ranchos!
de dónde vamos a sacar
para vivir ¡para morir!
somos del mismo rancho ¡la raza!

-Cabrito Vudú-

I. Introducción.

    Este trabajo parte de tres preguntas 1. ¿Cuál fue la representación histórica del Río Bravo, desde la época colonial hasta el presente?, 2. ¿Cómo es concebido y descrito el Río Bravo por nuestros cantautores contemporáneos de corridos? y 3. ¿Qué significados explícitos -e implícitos- tiene el mismo en el imaginario colectivo de la región?

    Para responder a nuestras tres interrogantes vayamos por partes, hablemos de las visiones o connotaciones del río entre los primeros exploradores y colonos de la región.  

II. El Río Bravo. Marco histórico y geográfico.

            El Río Bravo nace en el Río Grande National Forest, en el condado San Juan, Colorado, en Estados Unidos; en sus orígenes es una corriente clara, refrescante y alimentada por la nieve derretida de las montañas, a una altura de 3600 metros sobre el nivel medio del mar. Se origina en la división de la plataforma continental en las montañas San Juan. El río corre a través del estado de Nuevo México hasta El Paso y Ciudad Juárez, en la unión de Chihuahua y Texas. En tal punto y debido al Tratado de Guadalupe Hidalgo (1848), el cual dio término a la Guerra entre Estados Unidos y México, el Río Bravo se convierte en la frontera internacional entre ambos países, hasta desembocar en el Golfo de México.

El Río Bravo ha sido conocido con muchos nombres a través del tiempo, así como en diferentes partes de su curso: los indios Pueblo le llamaron Posoge, que significa “gran río”. La expedición de Hernando de Alvarado le llamó Río de Nuestra Señora en 1540. Fue llamado River of May (Río de Mayo) por tres marineros británicos en 1568; en 1581 la expedición de Agustín Rodríguez le llamó Río de Nuestra Señora de la Concepción y Río Guadalquivir. Para 1598 ya llamaban a su curso bajo Río Bravo, forma como aún lo seguimos llamando en México, así también como Río Bravo del Norte. En 1582, una expedición encabezada por el comerciante Antonio de Espejo viajó por el Río Conchos hasta su desembocadura hasta un río que llamó Río del Norte y Río Turbio.

Se cree que Juan de Oñate fue el primero en llamar al río que nos ocupa Río Grande, cuando en 1598 alcanzó sus bancos cerca del lugar en el que en el futuro se asentaría El Paso. Estos nombre quedaron más tarde consolidados como Río Grande del Norte, que es la denominación que se sigue utilizando en Estados Unidos para llamar al río en cuestión. Fue el Río Bravo al que Fernando del Bosque llamó Río de San Buenaventura del Norte en 1675 y al que el Padre Damián Massanet pudo haber llamado Río Ganapetuán en 1691. El río fue además llamado Río Caudaloso y todavía en un mapa de 1700 aparece como Río del Norte y de Nuevo México.

            El Río Bravo nunca fue explorado como una unidad por ninguna persona o grupo. Se cree que Alvar Núñez Cabeza de Vaca lo cruzó en 1535 o 1536 y Francisco Vázquez de Coronado en 1540. El gobernador español Juan Bautista de Anza lo examinó en 1779, así como Zebulon Montgomery

Pike en 1806 y John Charles Frémont en 1849. Sin embargo, el río no fue correctamente plasmado en los mapas antes del extenso trabajo que las comisiones fronterizas mexicana y americana elaboraran por las necesidades surgidas a raíz del Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848 y nuevamente por la compra Gadsden en 1853-54, en la cual el Mayor William Hemsley Emory por Estados Unidos y José Salazar y Larregui por México fungieron como comisionados de límites.

            Los franceses, en base al desembarco accidental de La Salle sobre la costa texana, hicieron intentos a medias para reclamar que la Louisiana se extendía hasta el Río Bravo. Tal reclamación fue aún mencionada en 1803, en los tiempos de la compra de Louisiana por Estados Unidos y no se renunció definitivamente a ella hasta el Tratado Adam-Onís de 1819, no obstante que por más de dos siglos el Río Bravo había sido reclamado por España, nación que había ejercido un control considerable sobre el río durante la mayor parte de ese tiempo. En 1836 la República de Texas hizo reclamaciones sobre el río, respaldándose en documentos testimoniales con una antigüedad de más de 100 años, donde establecía como sus límites desde la desembocadura hasta el curso alto para así formar los límites suroeste y oeste de la República. Stephen F. Austin en su función de secretario de estado de la República de Texas, enviaba correspondencia a William H. Wharton, quien negociaba en Washington la anexión a Estados Unidos del territorio texano, instruyéndole para prometer a los estadounidenses la frontera suroeste si es que eso ayudaba a la incorporación de Texas en la Unión. Durante la república, pequeños asentamientos se desarrollaron al sur del Río Nueces y el Río Bravo nunca estuvo realmente bajo control texano hasta que el General Zachary Taylor estableció su autoridad al comienzo de la Guerra entre Estados Unidos y México. El Río Bravo fue finalmente reconocido por México como la frontera con Texas en el Tratado de Guadalupe Hidalgo.

            Dependiendo de la forma en que sea medido, el Río Bravo es el trigésimo segundo río del mundo en cuanto a longitud y el cuarto o quinto más largo de América del Norte. Para 1990 la población a lo largo de sus riveras a ambos lados de la frontera excedía los 5 millones de personas. No obstante su longitud varía según su curso cambia, se ha calculado una longitud desde su nacimiento hasta su desembocadura de poco menos de 3000 kilómetros y, tan sólo en la zona fronteriza, su longitud alcanza aproximadamente 2000 kilómetros. Los principales tributarios del Río Bravo son, por el lado americano, los ríos Pecos, Devils, Chama y Puerco y, por el lado mexicano, los ríos Conchos, Salado y San Juan. Las mayores ciudades y pueblos que se encuentran en sus riveras son, por el lado americano, El Paso, Presidio, Del Río, Eagle Pass, Laredo, Río Grande City, McAllen y Brownsville y, por el lado mexicano, Ciudad Juárez, Ojinaga, Ciudad Acuña, Piedras Negras, Nuevo Laredo, Camargo, Reynosa y Matamoros. Los estados mexicanos que bordean el Río Bravo son Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. En 1980, Ciudad Juárez fue la ciudad más grande sobre el Río Bravo así como sobre la frontera internacional y El Paso fue la segunda ciudad más grande sobre la frontera. Las dos ciudades constituirían una de las mayores áreas metropolitanas del mundo si el Río Bravo no las dividiera.

            La agricultura y la cría de ganado vacuno son las principales ocupaciones a lo largo de Río Bravo, no obstante las maquiladoras están convirtiéndose rápidamente en las mayores receptoras de empleo, especialmente en México. El Río Bravo nunca ha sido navegable con excepción de su desembocadura y, en contadas ocasiones en el pasado, hasta los Laredos; sin embargo, siempre tuvo un caudal aceptable que permitió regar tierras y abastecer de agua potable sin grandes problemas a las comunidades fronterizas. Está situación ha cambiado en los últimos años, llegando al extremo de que en junio de 2001 se registró un desecamiento del cauce de hasta 100 metros antes de su desembocadura, problema que fue resuelto liberando agua de la Presa Falcón; este desecamiento propició una crisis de abastecimiento de agua principalmente en los municipios mexicanos de Reynosa y Matamoros, lo que constituye una señal de alerta sobre el cuidado de este recurso para el futuro próximo.

El valle de Juárez-El Paso, con una longitud de más de 140 kilómetros, es la más antigua área irrigada de la región. En este valle están Ysleta, Socorro y San Elizario, las tres poblaciones más antiguas del estado de Texas.

            El río Bravo causó fricciones entre México y Estados Unidos a la altura de El Paso en la década de 1870, cuando el río penetró ligeramente en la riveras del lado mexicano y gradualmente transfirió tierras a los Estados Unidos. La famosa disputa del Chamizal no fue resuelta hasta 1963, cuando esas tierras fueron devueltas a México a través de un acuerdo internacional que fortaleció las economías de Ciudad Juárez y El Paso. Un evento similar, aunque mucho menos conocido, ocurrió entre las ciudades de Presidio y Ojinaga, resuelto también en favorables términos en 1970.

III. El río en la lírica regional.

En primer lugar aclaremos que el río, en general, es una manifestación por excelencia de fertilidad y por lo tanto de vida; no obstante, como muchos símbolos, su significado puede invertirse y aparecer como metáfora de tragedia y muerte. Tanto a nivel individual como comunitario; así ocurre en canciones como la “Tragedia de Rosita”, donde se habla de una mujer que va a lavar ropa y es violada y muerta por un ranchero:

Debajo de aquel encino
que en ese lugar creció
aquel torvo campesino
de Rosita se burló
luego la echó el remolino
y el río se la llevó.
Luego que el Beulah pasó
nos dejó tormentas de agua,
desbordando el Río Grande,
dejando a muchos sin nada.

(Ramiro Cavazos, “un corrido más al Beulah”, en: Francisco Ramos Aguirre, Historia del corrido en la frontera tamaulipeca (1844-1994, p. 132)

   En otra historia, la de un duelo, acaecido cerca de Monterrey, dos hombres se citan en un aguaje y se dan muerte a balazos. Aquí, el agua no se lleva a los muertos, sino que se da a entender que el flujo del líquido disminuye por causa de los mismos.

A las seis de la tarde cayeron.
al aguaje dos cuerpos sangrando
por rencillas muy viejas murieron
y el aguaje se ha ido secando.

   En otra famosa historia, la de “nomás las mujeres quedan” (corrido de Julián Garza que desencadenó el argumento de una película), se narra un pleito entre familias que poco a poco va despoblando de varones un cañón de la sierra. En este caso la metáfora del río seco refuerza la idea del abandono, olvido y soledad de las mujeres:

Ya ni la milpa florece.
y el campo está abandonado
ni la hierba mala crece
se ha muerto todo el ganado
y el río según parece
también ya se está secando.  

   Otras veces, se invoca al río como testigo de los trabajos y los días de ciertos personajes o comunidad; también, como parte del recuerdo y añoranza del terruño natal; tal es el caso de los siguientes dos co