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Y demás/Música

Run DMC, 1987

Buenos/violentos tiempos del rap

Los músicos de color grabaron las canciones más dulces y románticas en medio del prejuicio racial y la lucha de Martin Luther King, algo muy diferente al hip hop y al rap actual, con letras plagadas de violencia, misoginia y odio. ¿Qué ocurrió en el camino?

OCTUBRE, 2006. Una de las cosas que claramente recuerdo cuando los ochenta asomaban su nariz en la historia fue una canción que la radio local transmitía recurrentemente y a la cual anunciaban con el nombre de "El cotorreo". La canción de fondo era "Good Times", de Chic, un tema emblemáticamente disco. Pero en la versión se agregaban tres voces distintas que contaban una larga historia con un ritmo curioso, y hasta divertido. Más tarde me enteré que se trataba de "Rapper's Delight" de The Sugar Hill Gang, grupo surgido en el Bronx.

Al año siguiente llegaron dos experimentos similares. Uno de ellos era también una tonada graciosa llamada "Double Dutch Bus" y otra "The Breaks", de un tal Kurtis Blow. Esta última creaba un ambiente de fiesta, con jolgorio y toda la cosa, además de coincidir con el "Rapper's Delight" en la narración, más que cantar, de estos tres temas, era una modalidad llamada rap, según los flamantes adictos al género.

Eran canciones entretenidas, originales y curiosas. Luego de la debacle disco y mientras llegaban el tecno pop europeo y la marejada de MTV, el rap se adueñó por un rato de los gustos radiofónicos. Una vez que la marejada de los Thomas Dolby, los Thompson Twins y el Michael Jackson comenzó a disminuir, el rap reapareció, esta vez mediante RUN-DMC, quienes resucitaron el viejo tema "Walk This} Way" de Aerosmith y, de paso, a sus intérpretes originales que llevaban buen rato perdidos en una nube de mariguana y sicotrópicos.

Sin embargo durante el lapso en que el rap estuvo fuera de escena hubo quienes cocinaron cosas dentro del género que eran, digamos, menos divertidas. Entre ellos estaban Grand Master Flash quienes con su "White Lines" aludían a lo difícil que era dejar el consumo de cocaína y, meses más tarde, la llegada de quienes cambiaron todo el formato original que el rap tenía hasta ese momento: Public Enemy.

Este fue el punto de rompimiento hacia el rap como mera diversión auditiva para transformarse en vehículo de ideas, algunas de ellas radicales en lo político y en lo sexual. Por supuesto que me parece exagerado el que un crítico haya dicho que lo que hizo Public Enemy con el rap es similar a lo que Dylan hizo con el rock. Hasta donde yo sé, Mr. Dylan nunca ha llamado "bitch" a una mujer en las casi 300 canciones que ha compuesto.

Después de Public Enemy el rap se hizo más violento, más explícito y --algo que la politiquería correcta suele ignorar-- aberrantemente misógino. Ese fue apenas el principio.

* * *

El único rap divertido que hoy escuchamos hoy proviene de Will Smith. El género, aparte de su violencia extrema, como en el caso del llamado gangsta rap, ha llegado incluso a la muerte de intérpretes como Tupac Shakur, es sin duda el más agresivo de todos los que existen en el amplio espectro de la música pop.

Los críticos y los fans coinciden en afirmar que las letras del rap son producto de la vida 

que llevan sus compositores, quienes sólo reflejan la opresión y la pobreza de los ghettos negros de Norteamérica; así, el que un rappero se refiera a las mujeres como "bitches" y a quienes no tengan su color de piel como "modafokaz", se justifica por la vida supuestamente llevaron al crecer.

Sin embargo tal visión tiene más que ver con el romanticismo sociológico que con la realidad: como ocurrió con el punk británico, la mayoría de las figuras del rap nacieron en familias de clase media y es dudoso que hayan guardado todo el rencor y resentimiento de los ghettos como para convertirse en misántropos; ICE-T, Ice Cube, Snoppy Dogg, MC Hammer, NWA, Eminem, 5 Cent, los fallecidos Biggie Smalls y Tupac Shakur... todos ellos provienen de la clase media norteamericana y es poco probable que hayan pasado las infancias violentas que se les atribuyen. Irónicamente, ese tipo de vida es el que han llevado los intérpretes de rap una vez que alcanzaronn la fama.

Profundo contraste

Lo extraño del asunto fue que, cuando la comunidad negra norteamericana la estaba pasando mal, compuso muchas de las melodías más bellas y carentes en lo absoluto de letras misóginas; el soul de Motown y los ritmos de Stax, junto con la división de Atlantic Records, nos brindaron material de enorme calidad.

Ello no indicaba que los cantantes de color se mantuvieran ajenos a lo que ocurría en su entorno; más bien, y para distraer un poco a sus audiencias de las terribles secuelas en las antirracistas iniciadas en los cincuenta, crearon música que pintaba un mundo diferente, y mucho más esperanzador. De hecho el primer disco que abordaba en forma abierta lo que ocurría fue el What's Going On de Marvin Gaye, aparecido en 1971, todo ello sin caer en la agresión fácil y con una calidad musical que sólo el gran Marvin podía alcanzar.

Los sonidos más dulces y originales pertenecieron a la comunidad negra de principios de los setenta. Era cierto que la vida de muchas de estos cantantes de color había sido trágica --Diana Ross caracterizó en 1972 a Billie Halliday-- aunque su música alcanzó altos estándares en calidad interpretativa. Más tarde llegó la música disco (creada también por los incansables músicos de color), más enfocada el hedonismo. Sin embargo la misoginia, la agresión incluso física entre artistas rivales y las letras explícitas siguieron siendo escasas o nulas.

¿Qué pasó, entonces?

Lejos de los vericuetos sociológicos, tengo una teoría: los alcances del rap como género musical son sumamente reducidos. Con abrumadora frecuencia la música de fondo es lo que se llama sampling, esto es, se toman fragmentos de hits ya comprobados y se le agregan voces cuyo ritmo y sonoridad son idénticas. ¿Dónde radica, pues, el atractivo de un estilo tan artísticamente limitado? Claro, en las letras, en el escandalizar a las buenas conciencias y en vender, vender, vender.

Los rapperos mismos lo aceptan y se vanaglorian de ello. Uno de los artistas más populares en el 2004 fue 5 Cent, cuyo disco lleva por título Gettin' Rich or Die Tryin', algo así como "me hago rico o muero intentándolo". Con ese álbum consiguió lo primero, por cierto. Que yo sepa no hubo crítica alguna contra el título de ese material, el cual seguramente sería tachado de "promotor de la codicia" de haber sido usado por cualquier artista blanco, Eminem incluido.

Naturalmente que la "opresión" de la que se dicen objeto los rapperos y la "injusticia social" que denuncian resulta difícil de creer cuando en sus cocheras hay autos Ferraris, USVs y BMWs, vehículos donde por cierto fueron ultimados Biggie Smalls y Tupac Shakur o bien viven en residencias que cuestan millones de dólares que incluso encontrarían ofensivas quienes lucharon en favor de los derechos humanos de los negros en Estados Unidos, desde Harriet Tubman hasta Luther King.

En conclusión, el rap, en especial el gangsta rap y algunas corrientes del hip hop igualmente agresivas son un negocio que acumula cerros de dólares. Qué lástima que, para conseguirlo, los artistas de color ya no hayan recurrido a sus aptitudes musicales, como lo hicieron las generaciones previas.

 

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