31.10.00
UNA LAGRIMA POR UN GRANDE: BETO LEVY
Por Pepe Troncon
Se fue Beto Levy, se fue un grande,
un grande como hombre y como amigo, uno de esos personajes que no nació dirigente sino
que se hizo, por vocación y por amor: ese gran amor por su Sport Boys querido de toda la
vida.
Tenía aun 10 años cuando su padre lo llevó al viejo estadio de José Díaz, aquel de
las tribunas de madera, para espectar un partido entre Sport Boys y Universitario de
Deportes, equipo del que su padre era hincha.
Aquel Boys que un año después sería el primer campeón de la era profesional (con
Valeriano López, don Willy Barbadillo, Rafael Asca, los hermanos Valdivieso y muchos
otros) ganó el partido por 3 a 2, y deslumbró de tal manera al joven Beto que a partir
de ese momento se unió para siempre en un amor inquebrandable por la hermosa y querida
rosada.
Dirigente sin condiciones ni parámetros, amigo leal y
entrañable, y de dotes paternales para muchos jugadores de ayer, hoy y siempre, mantuvo
siempre abiertas las oficinas de su firma Hogar S.A., a la que convirtió en templo rosado
y punto de reunión de todos aquellos que llevamos al Boys en la sangre.
Tras una larga y penosa enfermedad, durante la que
siempre tuvo presente a su querido Sport Boys (como la tarde que se presentó en el
estadio Miguel Grau para ver el debut de los jugadores rosados en la copa Conmebol) Beto
nos dejó para siempre, y, quienes nos sentimos identificados de toda la vida con el Vamos
Boys no podemos dejar de derramar una sentida lágrima por él.
Beto Levy, al igual que el viejo Lemuria, no podía ser simplemente hincha del Boys: El
ERA EL BOYS...
Hasta siempre Beto, descansa en paz.
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