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JACQUES VASSAL ( "ROCK & FOLK" )
12 de Mayo del 70
LEONARD COHEN UN CONCIERTO TRIUNFAL Y A PROPOSITO AMBIGUO
Esto había empezado muy mal. El día del Musicorama, por la tarde, me presenté al "ríndete" del Hotel Príncipe de Gales con el fin de asistir a "la conferencia de prensa de mi vida". Ni un alma. "El señor Cohen -me informan-, ha llegado a París a las 2 de la tarde, y está muy ocupado traduciendo al francés algunos extractos de sus canciones, para su mejor presentación esta noche." Delicada atención. La cosa no podía ir mejor: a las 21 h. 15, se producía en la acera del Boulevard de los Capuchinos un memorable atropello: broncas con la policía, caídas, desgarraduras y magulladuras diversas de las que todos fuimos víctimas. Según la opinión de un empleado del control: "Incluso con los Beatles no fue para tanto". Diantre... nuestra dicha hubiera sido completa si tan sólo la noche hubiese sido desdoblada, y la acústica y la organización hubieran estado a la altura del espectáculo. A las 22 h. entran los músicos que acompañan a Cohen: un bajo, un violín, varias guitarras a secas, un órgano, y dos nenas vestidas de largo como voces de coro. El ruido, el calor, el humo, el retraso, y todos muy desconcertados. Una atmósfera un poco de "velatorio", y varias decenas de espectadores sentados sobre el escenario. Y llega Cohen, sobriamente vestido con una especie de traje colonia de tela beige. Discrepa de la presencia de la policía a la entrada. Y nosotros! Una salva de aplausos. Y, de inmediato, el "profeta" empieza a ejercer su inefable magnetismo, con esa voz que se te coge a las tripas, sobre todo cuando ataca a las notas más bajas, y se vela a la mitad. Cohen está vivo! La sala se recoge a los ángeles, bañada en la octava beatitud. La ruta en marcha pasa, por orden, por: "Bird on the wire", "So long, Marianne", "You know who I am", "As I lay dead" (recitado), "Lady Midnight", "One of us cannot be wrong", "Stranger Song", "Joan of Arc", "Tonight will be fine" (en versión muy "country", con un "swing" inesperado). En la segunda parte: "The Partisan" (dedicada a los cuatro estudiantes de la Universidad de Kent, asesinados por la policía), "Sisters of Mercy", una canción judía aparecida de improviso y de la cual ignoro el título, "No diamonds in the mine", "Story of Isaac", "Famoues Blue Raincoat" (en mucho, la belleza suprema de la noche), "Let's sing another song, boys", "Loving you" (recitado), "Hey, that's no way to say goobye", "Suzanne", y como bis, de nuevo "So long, Marianne". Considerando que en presencia del genio en estado puro, es preferible invocar al Buen Dios que a sus santos, he aquí la entrevista que al día siguiente, en compañía de Michel Brillé (de Europa No l), tuvimos la fortuna de acordar con este autor extraordinario, antes de la llegada de otros periodistas. De un extremo a otro, Leonard Cohen se muestra de una honestidad, una paciencia, y una gentileza en todo punto admirables. (La escena tiene lugar en una habitación del ya citado hotel):
Michel Brillé.- Ayer noche, viéndote cantar, te tenía de perfil, y por la manera que movías la boca, los labios, al cantar, eso me hizo pensar en... en Dylan. ¿Es quizá la única semejanza entre tú y él... o crees que hay otras? Leonard Cohen.- Yo nunca he visto a Dylan cantar de perfil ¿sabes? (se ríe). Sólo he estado con él una sola vez; bebimos una copa juntos. Deben de haber muchos puntos encomún entre nosotros, pero no hemos tenido tiempo para explorarlos. Hablamos muy poco rato. Yo me sentía feliz de estar en presencia de un maestro; no un maestro para ti o para mí, sino de un hombre que conoce a fondo su profesión, que se consagra de una manera total a él mismo, como lo puede hacer un masón. M.B.- ¿Continúa siendo para ti un maestro, tras su reciente evolución, hace alrededor de un año? L.C.- Su viaje (journey) siempre me ha interesado. M.B. - ¿Journey o trip? L.C.- ¿Sabes?, resulta más difícil hablar de la obra de otro que de la tuya propia. M.B.- Ayer me preguntaba si sueles utilizar poemas ya escritos anteriormente para convertirlos en canciones. L.C.- Siempre ha habido una guitarra invisible detrás de toda mi obra, ya sea en la que "ellos" llaman prosa, o en la que llaman poesía, que son distinciones que yo nunca he hecho. A veces los poemas nacen con la música, otras es la música la que nace tras ellos, y a veces las palabras reclaman una música para hacerlo perfecto. M.B.- ¿Piensas que puedes dar más de ti mismo a través de un libro, o bien por medio de un disco? L.C.- En "Beautiful Losers" creo que diítodo lo que tenía en aquellos momentos. Estoy tratando de realizar el don total, a veces lo consigo, otras fracaso, pero siempre es una prueba de carácter. Quiero dominarme a mi mismo. M.B.- ¿Estás a un paso de acercarte seriamente a ese dominio en el momento presente, no? L.C.- Mi opinión sobre este asunto es privada. M.B.- Tengo una última pregunta antes de que mi amigo Jacques me tome el relevo. L.C.- Me gustan tus preguntas. M.B.- ¿Ironizas? L.C.- No, no; yo nunca ironizo. M.B.- Bueno... Esta mañana he leído en un diario una crítica sobre tu recital de ayer noche, que decía algo así: "El señor Cohen es un gran artista (me salto unas líneas), pero para acrecentar su popularidad, no le era necesario hacer referencia a la presencia de la policía en la calle, ni a los cuatro estudiantes de la Universidad de Kent, a propósito de 'The Partisan '......".El que firma esto no parece haberte entendido demasiado bien, pero ¿realmente entablas una relación entre ambas situaciones, el suceso y la canción? L.C.- Lo hago solamente como hombre, no desde un punto de vista político. Es algo que ha conmovido a todo el mundo, en nuestro país y también aquí en Europa (lo puedo constatar por las reacciones de ayer noche de la gente en la sala). Pero de ningún modo lo dije... para hacerme popular. M.B.- No, no, eso está claro. L.C.- Lo que quiero decir es que no dejar pasar un solo instante que pueda aportar una energía creciente a partir de ese suceso. No quiero que se olvide. Jacques Vassal.- Yo quería que nos hablaras del barrio de Westmount, del que eres originario. Por tu frase bastante conocida en "The Favorite Game", donde dices que "la disposición de las casas y los árboles sobre la colina de Westmount, humillan a las clases menos privilegiadas", se tiene la impresión de que te sientes muy amargado a ese respecto... L.C.- En un sentido ¿sabes?, estar sentado en una habitación con fotógrafos y periodistas, es algo que me resulta difícil de conciliar con otros sectores que conozco de la vida de París. Es duro saber que hay gente herida, y es duro hacer coexistir a ambos juntos. M.B.- Ayer vi a gente asistente haciendo el signo de la paz con los dedos. L.C.- Yo no lo vi, pero con toda seguridad sentí la presencia de una atmósfera extremadamente pacífica y, lo que es más importante, creo que una atmósfera semejante lleva consigo un tipo de promesa, y que esa clase de energía puede provocar muchas cosas. J. V.- Las autoridades y la policía griegas, debían de estar al corriente de tus actividades artísticas, ¿te encontraste en alguna ocasión en dificultades con ellas? L.C.- Yo trato de vivir bajo todos los regímenes sin necesidad de disimular nada, aunque cada vez sea más difícil hacerlo. Creo que no hay un solo régimen en el mundo con el que no me sienta molesto, pero ¿sabes?, en "John Wesley Harding", Dylan dice que ese hombre "was never known to make a foolish move" (jamás fue conocido por hacer un movimiento en falso). Lo que quiero decir es que no tengo ninguna intención de que me detengan... existe gente más apta que yo para vivir esas situaciones, que yo no comprendo perfectamente. Yo tengo un sentido de la percepción que debo explorar y esa percepción encuentra su lugar en mis obras y en mi estilo... mi estilo personal. J.V.- ¿Has participado, como lo sugiere un pasaje de tu novela Beautiful Losers, en marchas, mítines o manifestaciones por la independencia de Quebec? L.C.- Estoy muy preocupado por el destino de esa porción del mundo, porque allí pasé mi juventud, y muchos de mis amigos militan activamente en ese movimiento. Tantas cosas están en juego... Yo no puedo explicarlo, porque no tengo la visión política para hacerlo, aunque, de cualquier manera3,creo que la visión política está caduca. Ese movimiento me interesó en una época, en razón de unas nuevas posibilidades que me parecía anunciar, pero después se ha ido estrechando para, al final, limitarse a la política, eso lo ha alejado de sus más elevados potenciales de aportar un cambio profundo a las sensibilidades. J.V.- Más generalmente, muchos de tus lectores y auditores, bastante preocupados por tu obra, a veces han podido sorprenderse ante tu actitud de no tomar ninguna postura frente a ciertos acontecimientos políticos. Y yo me decía que quizás en "The Old Revolution" esté la explicación... a esta clase de abandono de la lucha. L.C.- Esa es una buena reflexión... si bien no, yo no quería decir que abandonara la lucha. ¿Sabes?, en 1962 fui a la Bahía Cochinos, y... no me siento culpable de mis actividades. En realidad he hecho muchas cosas, como individuo privado, que tengo la intención de hacer públicas. M.B.- En la literatura francesa, hay alguien que se podría decir que se te parece como un verdadero hermano, ese hombre es Camus. L.C.- Para mí es un gran cumplido. J. V.- De todas tus canciones grabadas en disco, curiosamente hay una sola de la que no eres autor, "The Partisan", que es la que mayor xito ha conocido en Francia; ¿puedes hablamos de los orígenes y de la elección de esa canción? L.C.- Me siento muy feliz de conocer esta popularidad. Aprendí esta canción cuando tenía quince años y conocía a mucha gente que comulgaba con esas ideas, muchos años antes de que ese movimiento alcanzara la importancia que tiene hoy día. Yo la aprendí de unos amigos que habían empeñado sus vidas en ese cambio. J. V.- ¿No es una canción de la Resistencia Francesa? L.C.- Sí, exacto. ¿Sabes?, mi "mitología" personal del coraje y la bravura, es la Guerra Civil Española, la Resistencia Francesa y los campos de concentración. Estos son hechos que quizá la generación presente olvida, pero creo que las emociones continúan siendo válidas, y yo quise devolver al aire la energía y las emociones nacidas de ese tipo de experiencias, porque creo que es útil. J. V.- En tus canciones se adivina, y más especialmente en tu voz y tu manera de cantar, una especie de sonrisa irónica escondida tras el micro, y una inmensa amargura. ¿Crees que te falta optimismo? L.C.- Oh, a veces me siento del todo desesperado; incluso llego a considerarme como un acontecimiento cómico en el mercado. (Se ríe.) J. V.- El judaísmo ha tenido una influencia importante en tu obra: ¿de qué manera te sientes unido al pensamiento judío? L.C.- Yo he nacido en Montreal, donde todo el mundo es siempre consciente de sus orígenes raciales. Hay un novelista de allí que escribió algo muy interesante: "En Montreal, cada cual tiene una conciencia de minoría: los ingleses se sienten una minoría porque son uno en Quebec; los franceses se sienten una minoría porque son uno en Canadá; los judíos se sienten una minoría porque son uno por todas partes". Hay, pues, este tipo de arrastre de vivir entre gentes inquietas por su sangre, lo cual me ha hecho extremadamente consciente de mi judaísmo. Más adelante, me fui, cada vez más, familiarizando con la tradición judía, no en su sentido burgués, sino en sus otros aspectos, donde a partir de los escritores, profetas y cantantes, he hallado un alimento. J. V.- También parece haber una gran influencia de la Historia en tus obras, particularmente en Beautiful Losers. L.C.- Sí, es verdad, pero lo que quiero es extirparme esa tiranía de la Historia. J.V.- ¿Tiranía? a ver eso... L.C.- Sí, es una tiranía, pero... todavía forma parte de cosas de las que puedo hablar en el interior de mis obras, cuando me encuentro allí, pero cuando trato de explicarlas una vez fuera, tengo la impresión de ser un turista, un turista bastante malo. J. V.- ¿Cómo reaccionas ante este fenónemo, un poco comparable con el que le pasaba a Dylan hasta hace poco, de que millares de jóvenes delmundo esperen de ti, como de una especie de profeta, secretos revelados, o respuestas a sus problemas más apremiantes? L. C.- Yo no sé si tengo algo que enseñar, pero me he hecho la promesa de decir todo lo que sé. A veces, me veo simplemente como un mal ejemplo; si la enseñanza existe en este sentido, entonces sí, quizás... (Pausa: llegada e instalación de otros periodistas; Cohen se ha sentado en la alfombra, imitado por casi todos. Un minuto de silencio incómodo, pero Cohen alegra a los recién llegados). Pregunta de una periodista.- ¿Puedes tratar de definirte, con tu principal cualidad y tu principal defecto? L.C.- Me es muy difícil hablar de mí mismo, he hablado tanto de mis obras, que siento hasta vergüenza de hablar aquí ahora. P.P.- ¿Cómo explicas tu éxito de ayer noche, las reacciones de la sala, el ambiente? L.C.- Creo que ahí está uno de los misterios que llegan a veces cuando la gente se reúne, y que ocurra algo extraordinario. Estamos en presencia de un misterio... P.P.- ¿Lees los artículos y las críticas sobre ti? L.C.- No. Para mí, cuando hay crítica, es la crítica la juzgada. P.P.- ¿Cuál es tu concepto de la felicidad? L.C.- Te lo voy a decir. Agnés Varda tiene una bella definición. ¿Conoces la película "La Felicidad"?. Ese tipo de música y esos colores, para mí están muy cerca de... no me siento capacitado para hablar de ello. Pero entiende que no es que busque esquivar tu pregunta, pero debo ser honesto con lo que sé, y sé que cuando hablo de la felicidad, suena a falso. He leído a autores y a maestros que saben devolver, quizás, a las gentes sobre el "camino recto", pero mi papel no es estar entre ellos. J. V.- ¿Te has encontrado con Mikis Theodorakis? L.C.- No, nunca. Yo me siento extremadamente emocionado por su música y sus canciones, como por toda la música griega. Su manera de tocar las cuerdas de la guitarra, o de los bouzoukies... cuando yo vivía allí, me pasaba las noches tocando en las tabernas todo lo que me venía al espíritu. P.P.- ¿Entonces ya no vives en Grecia? L.C.- No, eso es un error que se ha debido colar en alguna biografía. Dejé ese país hace algún tiempo. J. V.- ¿Cuánto tiempo? L.C.- Coincidió con el golpe de Estado... pero no quiero que rápidamente esa salida sea interpretada como un gesto político. Sentí que ese cambio de régimen era la señal exterior de cambios mucho más profundos que afectan a las naciones y a los individuos. P.P.- ¿Dónde vives ahora? L.C.- Vivo en una granja en Tennessee. P.P.- ¿Crees que vives de acuerdo con tus normas? L.C.- Tengo muchas normas ocultas; mi preocupación es eliminarlas. Eso, creo que es mucho más importante para cada uno de nosotros que querer alcanzar modelos ya conocidos. Estamos aquí en una difícil situación; yo estoy aquí porque los media tienen hambre de manchar el papel y de llenar el tiempo de antena, y yo lo comprendo, pero eso es una consecuencia bastante extraña al hecho de que un hombre escriba canciones. J.V.- ¿Qué opinas de la gente que hace canciones políticas,como Phil Ochs, Grateful Dead, o Country Joe & The Fish? L.C.- Hay una guerra, y nadie, en mi opinión, puede escapar de ella; y la gente tiene unas maneras sutiles, y otras menos sutiles, de combatir... J.V.- ¿Qué significa eso? L.C.- No lo sé, hay solamente una especie de conflicto vicioso que nos concierne, de alguna manera, a todos; en un sentido, todos combatimos, en otro, todos colaboramos, y yo no sé quién es el enemigo... J. V.- ¿Aceptarías cantar en Africa del Sur o en España? L.C.- Sí, me gustaría hacerlo. No sé lo que ello "probaría", pero si fuera posible dejar una nota de paz en el aire, valdría la pena hacerlo. Yo sé que en muchas partes del mundo, hay gentes hambrientas por ese tipo de nota; muchas naciones y muchos hombres se han hecho intolerables. Yo mismo, en un sentido, me he hecho intolerable... los regímenes opresores no son más que manifestaciones externas de un trastorno total. J. V.- ¿Quién era Woody Guthrie para ti? L.C.- Si pudiera escribir una canción para decir quién era, creo que la escribiría. Creo que todos nosotros somos más o menos sus hijos. Para mí él era parte de un mundo en el que se encontraban seres como... como Piaf. P.P.- ¿A qué característica de tu obra atribuyes el hecho de que numerosos jóvenes se sientan reconocidos en ella? L.C.- Encuentro muy difícil hablar del efecto de las canciones; es como si quiz átuviera la voz de la autenticidad. Recuerdo un poema español que venía a decir, poco más o menos: "El Canto Verdadero pasa de labio en labio, de corazón en corazón, sin que nada lo pueda enjaular ni detener". Y así es como las canciones han tomado una verdadera importancia en la hora actual, no sólo las mías, pero... vivimos en una gran época para las canciones, y creo que es a causa del eco de otras tantas instituciones si volvemos a las primeras instituciones, que son la Canción o la expresión directa del... !DEL MISTERIO!
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