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Jordi Sierra I Fabra
(Disco Express )
Leonard
Cohen actuó en Barcelona, en el Palau de la Música Catalana,
el sábado 12 de Octubre de 1974. Ante el éxito del recital,
se programó, a toda prisa, un segundo concierto en la matinal del
domingo día 13.
J.S.- Después de la noticia de tu retirada del mundo de la música, ¿ por qué esta gira ahora y la aparición de un nuevo álbum ?. L.C.- En realidad, yo nunca me fui. La noticia de mi abandono fue producto de un periodista sensacionalista que se tomó muy a la ligera, o bajo su propio matiz, una respuesta mía. Hay momentos en los que uno atraviesa una crisis, y el tono con el que cuenta algo puede ser libremente interpretado por cualquiera con un poco de imaginación. En uno de esos buenos o malos momentos de sinceridad, cuando las palabras salen más del corazón que de la mente, debió producierse la noticia. J.S.- ¿ Abundan en ti los momentos de auténtica depresión ? L.C.- Yo no lo llamaría depresión, sino concienciaciones. Uno no puede menos que darse cuenta de que está inmerso en una etapa catastrófica y terrible que afecta a muchos hombres. Cada día mueren cientos de personas sin nombre, mientras que yo estoy cantando y tú está escuchando música. Es un apocalipsis constante, y ello influye en determinadas personas. J.S.- ¿ Te cuesta esfuerzo romper con tu soledad para grabar un disco y salir a la luz pública ? L.C.- Me cuestas desde el primer momento, ante la idea de volver a sumergirme en el desenfreno de viajes, entrevistas, actuaciones. Hoy canto aquí y mañana allí, lo cual implica no poder conocer a las personas, las ciudades en que viven, sus problemas y circunstancias. Ello hace que me sienta extraño, como si no fuera yo, sini tan solo un ser que pasa sin más, al que se le mira, se le escucha y nada más. Pero tambien hago esto para darme a mí mismo unas respuestas concretas en determinados momentos de mi vida. Esta gira, por ejemplo, la acepté como una revisión de mi propia capacidad, un análisis profundo. J.S.- ¿ Que es lo que has deducido hasta ahora en ese análisis ? L.C.- De momento, que quiero hacer una buena música, por respeto a la gente que paga por su entrada, y por respeto a mi mismo. El resto no lo sabré hasta que haya terminado y vuelva a mi retiro. J.S.- ¿ Eres tan triste, en realidad, como tus canciones? ¿ Tan pesimista y, a veces, tan agrio ? L.C.- Mi trabajo es siempre autobiográfico y, preferentemente, objetivo. Es cierto que yo soy como mis canciones, pero yo no me considero triste, así que no creo que mis canciones lo sean. J.S.- En todo caso, ¿ puede hablarse de una melancolía que no es sino la propia palpitación de ese mundo catastrófico del que antes hablabas ? L.C.- Es posible que la seriedad se confunda con muchas cosas, especialmente en el mundo de la música, por donde corren corrientes siempre comerciales. En todo caso, es únicamente una cuestión de matiz. Mi música es un reflejo de mi personalidad, y mi personalidad es un reflejo de lo que me rodea. Para mí, viendo esto como un trabajo, lo fundamental es ser digno. Así, trato a este mundo que me rodea con la suficiente ebntereza y dignidad como para hacerlo llegar, a través de mí, a los demás. Despues, es el estado anímico de cada cual el que debe determinar cómo le afecta todo esto. Uno puede pensar que yo o mis canciones son tristes, debido a que su estado anímico está por encima del sentimiento caótico que nos rodea, porque vive en otro estado, y no quiero decir con ello que ese estado sea más superficial o vulgar, al contrario, es la plataforma forjada por cada individuo, y en ella vive. Pero su poder de asimilación se verá afectado por lo que siente, y por la interpretación que dé a cada cosa. Mis canciones son la vida y los hechos de cada día, y yo soy mis canciones. J.S.- Pero es obvio que, como tú, piensa y siente mucha gente, de lo contrario, nunca hubieras logrado esta gran comunión de ideas, o llamémosle vínculo, entre la gente y tu expresión como poeta y cantante. ¿ es ese un mérito, de algún modo tuyo ? L.C.- Mis canciones han de ser vividas desde dentro. Nadie puede ver nada en ellas, si está al otro lado. El hecho de que venda discos o de que la gente se interese por mí, significa que hay muchas personas dentro de esas canciones. No puede hablarse de méritos, sino de crear unos marcos de identificación en los que la gente se vea involucrada. J.S.- Cuando hablas de la gente, ¿ ves en ella rostros, o es el concepto de masa ? L.C.- La gente es un complejo de héroes cotidianos, y así es como yo lo siento. Hay millones de caras y personalidades, pero en su conjunto forman pueblos. Luego, dentro de cada grupo, surge la escala de valores, que hace de unos, líderes, y otros, sevidores, que hace de unos, celebridades, y de otros, pequeños y grises hombrecillos. Todos son héroes, pero con signo distinto. J.S.- A pesar de ser canadiense, has hecho del Mediterráneo un poco tu casa. ¿ Qué representan para tí, paises como Grecia o España ? L.C.-Son dos reductos muy puristas en un mundo tecnificado. El folklore de ambos paises es algo que ya no queda en muchas partes, aunque, por lo visto, por lo que sé dsde que he llegado a Barcelona, aquí también están perdiendo en favor del anglosajonismo. Un pais que tiene algo como el flamenco, y en la tradición poetas como Lorca, no puede dejarse influir, ni mucho menos gobernar, por una música fabricada con otra mentalidad, e impuesta por unos intereses meramente comerciales. J.S.- ¿ Es cierto que tienes una hija a la que has llamado Lorca ? L.C.- Sí. J.S.- ¿ Venir a España ha sido un reencuentro, por la gente ? L.C.- No es que haya descubierto todo lo que habñia imaginado, ni que haya visto flotar la imagen o la presencia de lago, si es eso a lo que te refieres. Pero cuando la gente ha contactado con mis canciones, y la he visto feliz, yo sí que me he sentido integrado con el público, y de ahí que haya citado, con toda alegría, a Federico, brindando el éxito del recital a su memoria. J.S.- ¿ Qué ha representado García Lorca en tu vida ? L.C.- Ya lo he dicho en el escenario. Ha sido un hombre de extraordinaria influencia en mi obra política y personal. Lo admiro. A los catorce años me di cuenta de que para definir el término " pureza " y " poesías " estaba Lorca. J.S.- Volviendo a tu mediterranismo, al que antes ya he hecho alusión, ¿ Consideras trascendentes estos conciertos en España ? L.C.- Del todo trascendentes, porque estoy muy influenciado por la cultura mediterránea, porque vivo en el Mediterráneo, y porque España es un pais profundamente medsiterráneo. Tenía evidentes ganas de venir aquí, por condiciones de sentimiento, por Lorca, por conocer al público... J.S.- A través de tu actual gira, y por lo mal que te han tratado las críticas inglesa y americana, ¿ qué conclusiones has sacado de tu momento internacional ? L.C.- Yo no me considero un gran cantante. Sólo toco la guitarra e interpreto mis versos. Hago lo que hago porque tengo necesidad de hacerlo, de expresar lo que sé, y mostrarle a la gente lo que compongo. Es cierto que en esta gira me han dado bastantes palos, en América e Inglaterra preferentemente, pero los palos no me los ha dado el público, sino la crítica, y yo no hago caso de la crítica. La crítica mira las cosas con frialdad, se fija en el sonido, si es bueno o malo, en si tocas bien o mal la guitarra, en si hay gente, y no se dan cuenta a veces del éxito real, porque no buscan en el alma del espectador ni en la del cantante. Yp he visto a la gente aplaudirme de corazón, y eso es lo verdaderamente importante para mí. Y así ha sido hoy también en Barcelona, así que en esta gira, a mi juicio, todo ha ido bien, muy bien. Me siento contento y feliz. J.S.- Hoy has presentado a un grupo completo, un teclista y saxo, un contrabajo y violoncelo, una guitarra y trompeta, y un par de chicas tocando la guitarra y haciendo voces de coro. ¿ Por qué no sales ya al escenario sólo con la guitarra ? L.C.- Porque soy consciente de que actualmente podría llegar a cansar, o que no podría captar la atención del público si saliese solo. Es por ello por lo que me rodeo de buenos músicos y canto con ellos. Se debe evolucionar, sin perder la identidad, por supuesto, y yo no puedo hacer hoy lo mismo que hacía hace ocho años. J.S.- ¿ Por qué tu hieratismo en escena, sin moverte en ningún momento, sin sonreir ni una sola vez, como si no estuvieras ahí, en ese instante ? L.C.- Hay gente que hace canciones comerciales y las canta riendo, contoneándose y llamando la atención, porque es su trabajo. Yo hago canciones serias, y estoy serio en escena porque no podría hacerlo de otra manera. Creo que un torero no sale al ruedo riéndose, sino pensando que se va a jugar la vida con el toro. J.S.- ¿ A qué es debido el saludo militar que has ofrecido al término del concierto, y cada vez que te has despedido ? LC.- Porque yo no me considero un civil, sino un militar, y los militars saludan así. J.S.- ¿ Pero..¿ un militar ?...¿ de qué partido ?, ¿ en que sentido ? L.C.- Eso lo dejo a tu imaginación. Yo soy un soldado. Eso es todo. No quiero hablar de guerras, bandos o partidos. J.S.- Pero, sin embargo, " Lover, lover, lover " está dedicada a tus " hermanos " de la guerra árabe - israelí y, además, tú estuviste allí cantando para ellos. Eso significa tomar partido y, en cierto modo, luchar por él. L.C.- Una cosa es el proceso personal, la sangre, la identificación que puedas sentir por tu raiz y tu origen, y otra es la militancia que yo practico como persona y autor. J.S.- Pero te preocupa la guerra, con lo cual es lógico que se fundan en uno mismo de los dos lados. L.C.- No quiero hablar de la guerra. J.S.- ¿ Te sientes comercializado cuando vendes un millón de copias de tus álbumes ? L.C.- El problema no es ése, ni se produce en el momento de vender un millón de discos, sino que nace antes, cuando aceptas que tus canciones se graben y entren el juego comercial. No me siento culpable ni feliz, pero puede decirse que el sistema usa tanto de mí como yo de él, así que hay que hablar de colaboración. A mí lo que me preocupa es llegar a la gente, y debo someterme a las reglas del juego, porque el sistema es el único medio de que yo pueda hacer lo que deseo.
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